–Por favor ayúdame– siguió insistiendo el omega. El agarre en su pecho se apretaba cada vez más. –Es muy fuerte...

El omega se desvaneció y el lo tomó entre sus brazos, observando aquellas facciones que nunca habían salido de su mente. Era el omega, ¿No le habían dicho que estaba muerto?. Lo acerco a su pecho y entre sueños, lo vio restregarse contra él.

–¡Oye! –escucho un grito, vio a un hombre viejo acercarse, frunció el ceño.

–¿Busca algo?–preguntó emanando feromonas.

–Ese al que estas abrazando. ¿Él? –el hombre se sobresalto al ver al alfa.

–Por casualidad. ¿Usted es el Vicepresidente Min Yoongi?

–Creo que nunca nos conocimos. ¿Quien es usted?

El hombre carraspeo.

–Suministro algunos repuestos a su empresa. Es posible que usted no sepa quiénes somos, es una empresa pequeña.  Es un honor conocerlo. Me gustaría...

Yoongi lo interrumpió.

–No creo que tenga algo que hablar con usted. –Tomó al omega inconsciente alzandolo en modo nupcial– Entonces, me retiro.

El hombre lo observo nervioso. Mientras se alejaba del lugar.

El Alfa no tuvo más opción que llevar al omega hasta su casa.

–Tomó un estimulante que lo obligó a entrar en su ciclo de celo. Es una droga ilegal. –hablo el doctor que había llamado– Primero que nada, use un sedante para ayudarle con el celo. Es difícil cancelar el efecto del estimulante, porque ya lo absorbió. Estoy seguro que estará listo y recuperado dentro de algunas horas. Puede haber dolor de estómago, tal vez pueda darle cosas ligeras, papillas para que no fuerce su cuerpo.

Yoongi asintió y agradeció al médico. Cuando este se fue, se dirigió a la cocina a preparar un poco de comida para el omega pelirosa. Cuando termino fue a ver si ya se encontraba despierto.

Jimin despertó con una sensación incomoda en el cuerpo. Rodo en la cama, se quitó las sábanas de encima y sintió el lubricante bajar por sus muslos. Debido al calor en su bajo vientre llevó sus dedos en su entrada. Se quitó los pantalones y se comenzó a estimular.

Sus dedos se adentaron en la entrada una y otra vez, mientras su otra mano se apretaba contra su miembro también estimulandolo. Los gemidos llenaron la habitación y soltó un gemido de frustración cuando sintió su muñeca algo adolorida y solo siguió con su miembro. El orgasmos aún se sentía muy lejano y ya se estaba volviendo largo.

–¿Por qué no sale nada? Me duele, mi trasero también duele. –se quejo.

Siguió estimulandose hasta que la puerta de la habitación se abrió. Tomó las sábanas para tapar su miembro y observó al alfa que se encontraba recostado en la puerta.

–Lo siento. No quise ver.

El aroma a Chocolate Amargo y Menta llegaron a sus fosas nasales y no pudo detener a su lobo que lo obligo a correr en dirección al Alfa, lo abrazó y escondió su rostro en la curvatura de su cuello.

–Por favor, házmelo –pidio.–Quiero hacerlo contigo, Alfa. Te necesito. Tómame.

El Alfa sintió al omega enredar sus piernas en sus muslos y no tuvo más opción que llevar sus manos en su cintura. En una situación como esta, el sabía que no era correcto dejarse llevar por el omega. Pero, por este omega se dejaría llevar una y mil veces más.

Esos ojos de color violeta lo observaron con anhelo. No tuvo más opción que apoderarse de sus labios iniciando un beso sucio. El pelirosa lo besaba con pasión y paseaba su lengua por toda su cavidad bucal. Cuando menos lo pensó tenía al omega entre sus piernas, paseando su lengua sobre su miembro, aquellos labios lo estaban llevando al cielo.

–Mmm, Detente –pidio.

–No te gusta, Alfa –preguntó el omega. –dijiste que no entrarias, déjame por lo menos chuparlo. Déjame probarte

El Alfa soltó un gruñido cuando sintió los dientes pasearse con suavidad contra el largo de su miembro. Paseo sus manos en los mechones de color rosado y los apretó en un agarre que hicieron al omega gemir. Comenzó un lento vaivén, follando la pequeña boxa del omega, quien sólo abría su boca lo más que podía. Y cuando el alga llegó al orgasmos, se trago toda su esencia.

El Alfa se corrió con abundancia en aquella boca, que no pudo tragarlo completamente. Yoongi soltó un gemido satisfecho al ver al omega abrir su boca, para enseñarle que se había tragado, casi todo, acarició el mentón donde un hilo de semen se veía. Tomó un poco entre sus dedos y lo bajo hasta su cuello dejando su esencia sobre su glándula de olor. Jimin ronroneo extasiado por la acción y sonrió con coquetería.

–Bien. –susurró, empujándolo contra la cama–Ahora puedo hacer algo más. –Subió encima de sus piernas. Alineó el miembro contra su entrada y bajo con lentitud.– Quiero sentirte dentro. Ponlo adentro.

–No–yoongi lo detuvo – De ninguna manera.

Jimin lo observo con los ojos llorosos.

–¿Por qué no puedo?

Yoongi cerró los ojos, no miraría al omega. Esos Malditos ojitos de cachorro y esa dulce voz serian su perdición.

–Sí no me detengo aquí, no creo que pueda controlarme contigo.