07
En cada sillón estaban ambos chicos.
Shinichiro se encontraba durmiendo pacíficamente en una posición no tan cómoda para el pequeño sillón, sus piernas sobresalían pero no parecía incómodo por eso. En cambio Umi era la contrario, cabía perfectamente en el espacio reducido por tu tamaño, todo su cabello se había ido hacia delante cubriendo gran parte de su cara que comenzaba a molestarle y despertar por esa misma razón.
Apenas eran las seis de la mañana y el sol no tardaría en salir.
La alarma sonó despertando a ambos jóvenes que brincaron en sus lugares por el ruido. Algo que pusieron la noche anterior para recoger el desastre que habían hecho antes de que la niña se diera cuenta.
El chico apagó la alarma bostezando con cansancio, manteniendo los ojos cerrados mientras rascaba su mejilla.
—Buenos días—murmuro la teñida con pesadez y una pequeña migraña por haber tomado.
—Creo que voy a vomitar...—gruño sosteniendo su cabeza por el mareo.
Habían controlado la cantidad que tomaron de alcohol, pero no fue suficiente para acabar así.
—El baño esta en frente de la habitación de Usagi—comento acomodando su cabello enredado—Si quieres puedes bañarte, hay toallas dobladas en el baño, también puedes agarrar uno de los nuevos cepillos de dientes
—Con permiso—soltó caminando hacia donde dijo y cerro la puerta.
La peli roja inicio a recoger las latas y a tirarlas en una bolsa, levanto los cojines y los sacudió para acomodarlos en su lugar.
Recordaba algunas cosas de las que hablaron ayer, otras simplemente eran incompletas e incoherentes. Masajeo el puente de su nariz recordando que le confeso al chico que era muy guapo y atento, solo esperaba que él no recordará o le daría alta pena ajena de su yo borracha.
Trago una pastilla para la resaca y se apoyo en el mostrador de la cosina.
No paso mucho para que Shinichiro se apareciera a su lado ayudándola a recojer una que otra cosa como lo era sacar la bolsa de la basura.
Umi prefirió guardarse para si misma el comentario de que Shinichiro olía al shampoo de su hermana; lavanda y lechuga.
—¿Algo en especial que quieras desayunar?—le preguntó sacando unos ingredientes del refigerador—Dime si eres alérgico o quisquilloso ha alguna cosa.
—Lo que sea esta bien, no soy alérgico a nada y hasta ahora tampoco e sido quisquilloso con la comida—aclaro bajando un sarten de lo alto del mueble para ponerlo en la estufa.
—Puedes lavarlo antes de utilizarlo, es que podría estar cucarachiento.
Quedó congelado.
¿Cucarachiento era una palabra?
Definitivamente la había escuchado decir eso, no esta loco como para imaginar lo que dijo. El sartén brillaba de lo limpio que estaba, no se veía sucio para necesitar ser lavado, literalmente lo agarro de los trastes limpios.
Esa palabra podría ser fácilmente utilizada como insulto para una persona, si es que era una palabra correcta.
Aún así prefirio no decir nada y lavo el sartén como le dijo que hiciera.
Se acomodaron para comenzar a preparar el desayuno, Shinichiro picaba la fruta mientras Umi preparaba los hot cakes tradicionales.
—¿Mamá? ¿Papá?—la adormilada voz de la menor de la casa se hizo presente. Lágrimas caían de sus ojos al ver visto las espaldas de ambos adultos, despertando cierto sentimiento de tristeza encontrado en esas imágenes del pasado—Umi—la abrazo con fuerza, aferrándose a ella.
—Hey, Usagi-chan, ¿que sucedió, estas bien?—se acercó el más alto preocupado por verla llorar. No sabía por que se veía triste pero definitivamente era algo personal.
—No llores pulga, aquí estoy—le acarició el cabello con delicadeza—Shinichiro-san y yo te preparamos el desayuno, ve con él a limpiar la mesa para comer todos juntos.
—¿Puedo traer al señor bigotes?
—Claro, ve por el y de paso se lo presentas a nuestro invitado para que lo conozca—agarro del brazo al peli negro para extenderlo a la niña que tomó la mano de Shinichiro.
Usagi se llevó al chico a su habitación más emocionada. Ambos entraron al cuarto y la niña solto al mayor para buscar por todos lados lo que buscaba.
De un momento a otro se plantó enfrente de él para mostrarle el mismo conejo que le había dado para que durmiera con ella en la noche.
Tenía unos parches de otra tela diferente al blanco.
—Se llama señor bigotes por que... Pues tiene bigotes—dijo poniendo una cara extrañada—Lo tengo desde antes de que naciera, creo que era de Umi.
—Es un hermoso conejo Usagi-chan, es perfecto para ti—lo curioso es que su nombre también significará conejo—Llevemos al señor bigotes a comer.
—¡Pero tenemos que ponerle su ropa! No puede ir desnudo—corrió trayendo un traje de vestir para el peluche y un sombrero de copa.
Los dos se sentaron en el piso para ponerle el trajesito al conejo, bueno, en realidad Shinichiro lo estaba haciendo. Una vez terminaron fueron al comedor para ser recibidos con una gran cantidad de comida.
—Tardaron mucho—habló la peli roja a los dos, pero desvío su mirada al conejo que cargaba el muchacho—Oh, ya veo por que.
—¡Necesitaba un traje!—bramo Usagi colocándole un pequeño lente redondo al peluche.
—El señor bigotes tiene clase y elegancia—clamó el más alto, sentando primero al conejo en la silla que tenía varias almohadas para que se logrará ver.
—Consideraré cobrarle la renta a ese señor bigotes que vive a gratis en nuestra casa.
—Su dinero es diferente al de nosotros, pero es multimillonario—les menciono sacando varios billetes de dinero falso.
—Dile que nos preste.
—¿Quieres un cheque o al contado?
—Primero desayunamos chicas—interrumpió el peli negro divertido, no sabía que una niña pudiera saber sobre temas de dinero.
Los tres se acomodaron en las sillas para iniciar a comer. Cada quien tenía un plato de diversas frutas y los hot cakes, pero el de Usagi era diferente, los de ella tenían forma de oso.
Era el método para que Usagi se comiera todo y no dejara sobras, de igual manera el licuado tenía crema batida con trocitos de galleta encima.
—Hoy te amo más que ayer Umi-chan—le dijo la niña con felicidad.
—Yo también, pero come con la boca cerrada y deja de ponerle miel.
Tan agradable que era para Shinichiro estar con ellas. El ambiente era hasta cierto punto diferente al que el vive.
—Shinichiro-san, tienes que comer o se va a enfriar.
—No le hagas caso Shini-kun, ella es una amargada—se burló la niña.
—¡Pero si acabas de decirme que me querías!
—Exacto, pero no molestes a Shini-kun.
—¿Le acabas de poner apodo?
—Es bonito y más fácil de pronunciar.
Ambos chicas parecían estar peleando, el más alto se encontraba nervioso por eso, era como ver a sus dos hermanos menores discutir.
—Mientras a él no le moleste...—suspiro rendida la teñida.
—Esta bien, pueden decirme como quieran—respondió el mencionado—Oigan, ¿no quieren salir?
Aun es temprano y tenían el día libre, invitarlas a pasear sería entretenido.
—¡Parque acuático!
—Te dan miedo esos lugares.
—¡Al acuario!—cambio de idea con los brazos en alto emocionada.
Los mayores se miraron, Umi no veía muy conforme pero Shinichiro parecía querer convencerla con una lucha de miradas. Término cediendo ante esa pequeña lucha.
—Bien, iremos—declaró escuchando el chillido de la castaña que se levanto de la silla para correr a su cuarto para arreglarse—¡Usagi ven aquí y levanto tu plato!
—Iré a mi casa para cambiarme de ropa, ¿paso por ustedes?—le preguntó el chico ayudando a Umi a recoger los trastes.
—Genial, entonces te esperamos.
Más oportunidades se presentaban para Shinichiro.
¿Su misión?
Enamorar a Umi Sakurai.
«¿Hasta que nivel de amor era posible llegar? Por que él sentía que ya lo había cruzado desde hace mucho»
¡Gracias por leer y sus hermosos comentarios!
Lamento si hay faltas de ortografía.
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎⛓️
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