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• μέρος I


Dimensión Orchis, 454 a.C: “Dionisio sufre por la maldición de Príapos”













«Apolíneo y Dionisíaco» Tallado en filo con adornos de sangre, justo sobre el latido de tu corazón. Corazón que por otro nunca debió latir, merece estar ensangrentado. El dolor es el único sentimiento que no se olvida, tú no lo olvidaras. Siente mi dolor con el filo de un cuchillo, como cuando enterraron sables en mi pecho.

«La reina no se toca» Descendiendo desde la cadera hasta el inicio de la rodilla, la orden que originó el caos, marcara tu piel y tu nueva vida. Como vestigio del camino que nunca debieron escoger. Tu piel resentirá el dolor, y lágrimas de sangre descenderán por las heridas de tu cuerpo.

«Mira con cautela tu reflejo», lo ves, ¿contemplas lo roto que quedas? Con seguridad es una imagen que te gusta. Porque ya estás tan quebrado, que no me quedan maneras para destrozar tu cuerpo.

«Forma un anillo dorado» con el polvo del cielo quemado en el Inframundo, quédate dentro de él, porque naciste en el cielo, pero tu alma pecaminosa siempre perteneció al infierno.

«Haz parte de ti la embriaguez dionisíaca», toma con gula todo el maldito vino y contaminado por el pecado del placer, siente en tu mente a Dionisio, revive por ti, en tu cuerpo, los toques de él.

«Invade lo que debió permanecer impenetrable». En el impetuoso recorrido de todas las escalas anímicas durante las excitaciones narcóticas, la fuerza de la naturaleza se manifiesta en su esfera más alta, vuelve a unir a los individuos y los hace sentir como una sola cosa.

La excedencia, los placeres, la perversidad, son epítomes del mal que destrozó tu vida, quizás no lo sabes, pero se siente bien ayudar a los que te hacen daño.

Llénalo, «llénalo de su vino» y él vendrá resucitado a chupar cada gota de sangre.

Luego sufre, no quiero que sientas, «muere lentamente», quiero ver como desechas tu vida. Hazlo, sé valiente, muere y veremos lo que Dionisio haga con tu cuerpo.

Piedra Dionisia

» Renacer de Dionisio























Tan vacía te sientes, ¿qué ya no deseas vivir más? ¿No tenías en tu vida siquiera a alguien importante que te esperara?— preguntó Taehyung, al cuerpo inerte que permanecía en una esquina de la bañera de madera que había sido llenada con vino en vez de agua. Era una mujer de aproximadamente veinte años, su piel era blanca y se percibía suave al tacto, presumía facciones delicadas y hermosas, y un cabello tan rubio y sedoso como el que, una vez, Taehyung había adorado. — Conozco a alguien que te mataría, solamente por tú poseer el cabello que tienes— comentó con una sonrisa nostálgica, acariciando las hebras de la fémina en un vano intento por recordar la devoción que sintió cuando acarició el cabello de oro de su Jungkook. Dirigió su mirada al cuerpo desnudo, buscando en él la autolesión que le había arrebatado la vida. — Fácil y con pocas probabilidades de fallo, cortaste tus venas— comprobó, tomando la muñeca de la joven.

— Apolíneo y Dionisíaco— la yema de sus dedos delinearon las palabras que al parecer habían sido escritas en la piel con un objeto de extremo agudo. — Afrodita nos nombró de esa manera cuando Apolo nació. Es ofensivo que todos vengan a mí con sus ambiciones lascivas mientras llevan esos nombres en sus pechos — mencionó, sus dedos descansando sobre la palabra que representaba a su hombre. — ¡¡ME HACEN SENTIR COMO UNA BASURA ASQUEROSA!!— sus uñas se enterraron con fuerza en la dermis lastimada, y desgarraron toda la carne buscando eliminar, cualquier rastro de aquellos trazos que mencionar para otros estaba prohibido. — ¡¿Ustedes no saben que me duele?! Quisiera morir de solo pensar que otras manos que no sean las de Jungkook podrían tocar mi cuerpo. ¡¡Las personas como tú me dan asco!!— gritó con furia, enterrando sus dedos hasta los nudillos en la carne ajena, matizando con la sangre de aquella mujer repugnante el ya incluso rojizo vino.

El cuerpo supuestamente falto de vida comenzó a agitarse violentamente, Taehyung se percató que al parecer la mujer no había muerto del todo y simplemente estaba desmayada por la pérdida extrema de sangre. Eso no le detuvo a presionar más en la carne hasta llegar al corazón que latía débilmente, perforándolo con sus uñas y apretándolo hasta que el músculo se deshizo en sus manos.

— ¡¡Muérete!! ¡¡Muérete!!— las esquinas de sus ojos ardían por lágrimas de frustración y cólera, su mandíbula estaba imposiblemente tensa y su ceño fruncido. Sus ojos de esmeraldas se volvieron rojos y adoptaron un aspecto diabólico, cuando detalló una oración escrita con las mismas características que la anterior en el muslo de la joven. — La reina de un rey no se toca...— leyó en voz alta, una sonrisa desquiciada dibujándose en sus labios, y si la fémina hubiera estado viva habría muerto de la impresión al ver el semblante de Dionisio. La muerte y el terror eran epítomes del rostro de Taehyung. — ¡¡Yo soy esa reina!!— expresó en un alarido molesto, golpeando con su puño cerrado el muslo de la joven hasta que sus nudillos se mancharon de sangre.

No le fue suficiente, y tomó su pierna tirando de esta con fuerza hasta que sacó el cuerpo muerto de la bañera, desechándolo sin misericordia al frío suelo, degradándolo a patadas violentas, y sonriendo complacido con cada sonido de los huesos quebrándose. Taehyung estaba totalmente fuera de control, venas negras se marcaban grotescamente en sus manos y en sus ojos, no parecía querer terminar, incluso cuando la mujer estaba ensangrentada y desfigurada completamente.

— ¡¡Muérete!! ¡¡Muérete!!

Lágrimas de impotencia mojaron sus mejillas, terminó arrodillado en el suelo a un lado del cuerpo magullado con una sonrisa complacida, casi de alivio. Finalmente, estaba bien, nadie podría tocarlo.

Pero pronto, su sonrisa se borró, y un grito quemó en su garganta. Un profundo dolor se apropió de todo su cuerpo, debilitándolo y tirándolo al suelo, perdió todas sus fuerzas en un instante. Únicamente temblaba aferrando sus manos a su pecho cuando sintió que no podía respirar, como si sus pulmones estuvieran apagados. Sus huesos dolieron como si hubieran sido golpeados con un martillo buscando calcinarlos y su sangre quemó su carne desde adentro. Sintió la espalda arderle y llevó sus manos con esfuerzo, algo indeciso, al centro de esta, abriendo en grande sus ojos cuando sintió una grave herida, indagó con sus dedos en ella buscando saber la longitud de la lesión, jadeando asustado cuando la sintió desde su nuca hasta su espalda baja, un gemido lastimero escapando de sus labios cuando percibió su columna vertebral. Sangre comenzó a salir a borbotones por sus ojos u oídos, y ni siquiera supo el momento en el que perdió el conocimiento.





— Esa fue la primera vez que maté a alguien, pero no fue en ese momento en el que me di cuenta que la maldición de Zeus era la que hacía estas heridas en mi cuerpo. La segunda ocasión en la que me invocaron, le arranqué una por una todas las extremidades a una persona con mis manos, a un hombre para ser exactos, entonces cuando desperté no tenía mi aparato digestivo, mi tío me dijo que me encontró delirando mientras me retorcía del dolor. Justo como la primera vez había una herida profunda, pero ya los gusanos se habían apropiado del órgano— relató con voz cansada.

» — Mi alma alma arde, está furiosa. ¿Sabes qué se siente?— preguntó a la joven que permanecía en un rincón de la habitación. Misma que negó con rapidez encogiéndose contra la fría pared. Sangre seca sobresalía en sus pálidas mejillas, su dermis estaba cubierta de hematomas y de cortadas profundas. Taehyung podía ver la agonía y el miedo haciendo una tempestad en sus ojos. — ¿Tu asquerosa necesidad te hizo olvidar las posibles consecuencias que tendrías al llamar a un ser sobrenatural?— contempló con una sonrisa ladina la túnica semitransparente de la joven humedecerse, y no tardó en comprender que la fémina había terminado por orinarse encima cuando lo vio acercarse hacia ella. — ¿Dime cariño, por qué vienes a mí? Dalila me dijiste que te llamabas, ¿cierto? Si eres buena prometo recompensarte, seré un poco misericordioso solo por ti— aseguró con falsa conmiseración, mientras acariciaba los cabellos rubios de la mujer con una suavidad que para cualquier persona hubiera resultado tierna, menos para quien las recibía.

— P-Perdóneme por f-avor, mi señor — suplicó la mujer, arrodillándose ante Dionisio. Su cuerpo temblaba nervioso y sus lágrimas tamizadas con sangre caían hasta su mentón. — Soy demasiado j-joven, lamento mi imprudencia, solo tuve c-curiosidad— explicó, un sonrojo cubriendo sus mejillas cuando Dionisio la miró casi con dulzura e inclinándose hacia su rostro, besó su frente. Se sintió salvada y bendecida, como si un rayo de luz hubiera iluminado las esperanzas que ya creía perdida, cuando la más hermosa de las sonrisas se evidenció en el rostro de la divina criatura. — Sabía que usted, mi señor, iba a comprender— suspiró aliviada, cubriendo su rostro con sus manos, agradeciéndole en su mente al todopoderoso por la benevolencia del Dios Dionisio.

» Anhelé tanto esta oportunidad— confesó con un tono de voz eufórico, lucía incluso más entusiasmada que en el primer instante en el que vio al Dios cruzar el portal de Orchis y llevarla consigo.

Taehyung se preguntó como podía ser posible que la mujer parecía haber olvidado, que él había hecho que ella se hiciera mierda con sus propias manos y que, minutos antes, estaba muerta del miedo mientras lo veía acercarse. — Todos me decían que no era posible, que yo estaba loca y que nunca podría lograrlo. Pero usted está aquí, ¡el Dios Dionisio Kim Taehyung, está al frente de mis ojos!— expresó con entusiasmo, observando al de cabellos carmesí con ojos brillosos. — Lo veo con mis propios ojos y siento como si ya no los necesitara, como si ya estos hubieran cumplido su máximo cometido.

La expresión de Taehyung se oscureció.

— Qué dulce eres cariño, no debiste molestarte en hacerme sentir tan halagado— un aura oscura rodeó la córnea de los ojos verdes de Dionisio, el aire pareció extinguirse del ambiente y una sensación perturbadora tensó a la mujer arrodillada en el frío suelo. — No quiero que nada ocasione molestias para ti, eres una joven muy buena, ¿verdad?— la chica iba a agradecer al Dios con una sonrisa y una mirada agradecida, pero el semblante demoníaco del ser dionisíaco la dejó atónita. — Tus ojos, puedo sacarlos para ti, porque te estorban y porque quiero.

— ¿Q-Qué dice?

— Tus ojos, quiero que te los saques con tus propios dedos y me los regales. Pero antes, déjame pensar bien que deberíamos empezar a hacer— dijo, acariciando pensativo su mentón ignorando a la mujer que estaba entrando en una crisis nerviosa — Entre los tres placeres más importantes del ser humano, está el sexo, los alimentos y el sueño. ¿De ellos cuál prefieres?— preguntó, observando los ojos de la fémina brillar, su aroma desprendiendo emoción y lujuria, y Taehyung se preguntaba si ella estaba consciente de que moriría en ese lugar.

— El sexo.

— Eres muy atrevida por lo que veo— aduló acariciando el interior de los muslos desnudos de la joven, consiguiendo que esta gimiera y abriera más sus piernas. — ¿Sabes qué le ocurre a alguien que no deja de sentir placer? Se muere, en cuerpos débiles como los tuyos, lo más seguro que te puede suceder es un infarto, o una hemorragia. ¿Te gustaría sentir un placer interminable?— preguntó con falsa amabilidad, consiguiendo un “por favor” desesperado.

» No tengo mi poder a la perfección, pero puedo hacer algo— aseguró frotando sus manos huesudas, concentrando la energía en estas. — Enthousiázei. Mi poder de excitación infinita hará que sientas placer incluso con el peor dolor. ¡Oh! Ya sé, Helios será perfecto, el bebé de mi tío.

Dionisio se sonrojó mientras aplaudía contento, y Dalila sonrió ante una vista tan dulce para sus ojos.

Éla na paíxeis mazí mou Ílio, mou éleipses— pidió, cerrando sus ojos para concentrarse, jadeando segundos después cuando un cuerpo más grande que el suyo se lanzó sobre él, y tres lenguas ásperas se hicieron de sus mejillas. — Viniste bebé, ¿cómo es que has podido venir tan rápido hasta aquí? Pensé que no sería posible, te presento a Dalila, ¡saluda!— pidió, acariciando como mejor podía las tres cabezas peludas del animal.

Dalila chilló asustada cuando observó a la imponente bestia acercarse hasta ella, tenía los conocimientos suficientes para saber que el animal era Cerberos, o mejor conocido como Helios, la mascota del Dios del Inframundo. Su corazón latió desesperado cuando vio al animal justo al frente de sus pies, saliva corría por sus colmillos afilados cuando abrió sus tres bocas. Cerró los ojos aterrorizada, pero amplia fue su sorpresa cuando sintió una humedad en la planta de sus pies que le hizo carcajear.

— A pesar de su aspecto es muy tierno, ¿verdad?— preguntó Dionisio, a lo cual Dalila asintió con una sonrisa, su rostro tensándose cuando el animal rozó los dientes por su piel. — Helios es muy dulce con sus presas, las hace sentir seguras y después las mata. Dentro de poco se cansará de lamer tu carne y empezará a comerla— comentó viendo los ojos de la joven expandirse con miedo, y mover sus piernas inmovilizadas con terror.

— No, por favor, no.

— Tranquila, disfruta cariño, en lo que Helios se divierte, te contaré una historia.














Monte Olimpo 340 a.C
Un siglo antes de la actualidad.










En su morada, Dionisio se empinó con gula de la botella de su más reciente creación Vinisyus, sentado en su trono, la chica en su regazo temblaba contra su cuerpo mientras se enterraba en rápidas embestidas contra su miembro, el calor y la estrechez de su intimidad era deliciosa, la manera en la que se apretaba a su glande cuando subía por su falo era casi delirante, estaba como quería la puta de Príapos.

Estrelló la botella en cualquier rincón del lugar, clavando sus uñas en las caderas de la mujer, inclinó su pelvis hacia la derecha y penetrándola con fuerza, la hizo gritar y llorar su nombre hasta que esta se desmayó del cansancio. Cinco azotes en su culo la hicieron reaccionar y continuó follándola, disfrutando de sus gemidos de zorra ofrecida y de la vista de la mujer, acariciando su clítoris mientras le metía sin consideración la polla.

No parecía tener suficiente, con cada gemido de sus labios, todas las manos que lo acariciaban, las bocas que lo besaban, cada persona que se folló con rabia, nada era suficiente cuando todo lo que quería hacer era olvidar, olvidarlo.

— No se puede negar que eres el Dios de la fertilidad y del vino, ¿verdad Taehyung?— cuestionó esa voz, logrando que su sangre ardiera en sus venas. — Siempre tienes que ser el máximo inspirador de la locura ritual y del éxtasis.

Jungkook estaba ahí, sonriendo, él sonreía con unos ojos terriblemente opacos, su mirada indiferente parecía haber perdido todo su brillo y su expresión escueta no daba paso a ningún pensamiento.

Observó cauteloso toda acción que realizó, el joven deshizo por completo su vestimenta quedando desnudo, tomó de una de las mesas una de las botellas de vino, empinándose y tomando de ella hasta la mitad de su contendido sin apenas parpadear.

— Pensé que serías generoso e invitarías a tu hermano a este festín— ironizó, acercándose a paso seguro y sensual, a un grupo de mujeres que lo observaban con deseo, su expresión afilada y provocativa, calentándolas en segundos.

Las féminas se sonrojaron y murmuraron excitadas entre ellas, cuando Jungkook les dedicó una mirada lasciva, sosteniendo con una de sus manos su intimidad hacia ellas, mostrando algún tipo de interés sexual que las hizo aproximarse sin dudas hacia él como perras en celo.

— Estoy celoso, tenías a todas estas preciosuras solo para ti, me siento estafado… la avaricia no lleva a ninguna parte, créeme, comparte y luego tendrás tu recompensa por ser un buen hermano— esa sonrisa maliciosa se apropió de esos rojos labios, y Taehyung apretó con fuerzas sus puños.

— Vete, Kim Jungkook— el tono de voz de Taehyung sonó serio y grueso. Jungkook lo observó con unos falsos ojos ofendidos, burlándose implícitamente de su orden, y la esmeralda de sus propios ojos sufrió destellos escarlatas debido a su furia. — Vete, antes de que pierda el control y te saque a rastras de aquí por tus cabellos.

Jungkook ni reaccionó, sus mejillas algo rojas por sus palabras.

— Te gusta tener siempre el control, ¿verdad, hermano?— preguntó, observando directo a los ojos de Dionisio, con su labio inferior atrapado entre sus dientes, y lucía excitado. Tentó su suerte cuando caminó hacia una de las mujeres arrodilladas ante él, y sosteniendo con una mano todo su cabello, metió dos de sus dedos en su boca, observándola blanquear sus ojos. — ¿Quieres chuparme preciosura?— preguntó con voz suave sosteniendo su pene a solo centímetros de los belfos contrarios. — Abre bien esa boca cariño, no queremos lastimarte— la bella mujer hizo lo pedido y justo cuando Jungkook iba a perderse entre sus labios, un molesto Dionisio lo separó con fuerza de la chica, mirándole con rabia.

— ¡Largo todos de aquí! ¡AHORA!— gritó el pelirrojo y todos los presentes, al menos los que podían irse, recogieron sus cosas con rapidez, saliendo desnudos y asustados por la expresión furiosa en el rostro del Dios. — ¿Qué mierda tienes en la cabeza Jungkook? ¿QUÉ CREES QUE HACES?

— No me grites de nuevo Dionisio, porque te juro que no respondo— advirtió mirándole serio, sin pestañear, rayos se formaban en sus ojos.

— ¡¿Que no grite?! NO TIENES EL DERECHO SIQUI-

— Dionisio, has silencio— el aludido enmudeció, y no fue necesario que pasaran los minutos para darse cuenta, cuando su garganta ardió al exigir el habla, se percató de que Jungkook había utilizado La Voz en él. — Odio que me griten. ¿Cuál es el problema? ¿Existe algún problema para que yo no me hubiera follado a alguna de esas damas? En dos semanas tendré mi mayoría de edad, prácticamente ya soy un adulto. Cosa que antes podría entusiasmarme porque consideraba que la adultez era el período más sensato y maduro de todo ser vivo, ahora te veo y me da mucho pesar percatarme de que cada vez eres más estúpido. Habla, antes de que me arrepienta.

— Termina de una vez con lo que sea que estás intentando. No soy tu maldito capricho Kim Jungkook— la voz de Dionisio sonó cinco tonos más gruesa, Apolo se regañó mentalmente al ser tan débil cuando sus rodillas se flexionaron levemente ante su tono de voz.

— ¿Crees que eres un capricho Taehyung? Cada día que pasa me sorprendes más cariño— aseguró acortando la distancia entre su propio cuerpo y la otra deidad. — Diría más una obsesión, ¿sabes? La obsesión es una pasión positiva, aunque todos aseguren lo contrario, pero bueno, hoy no me apetece explicarlo. Dionisio, no te muevas, y está prohibido mentir.

— Jungkook, por favor.

— ¿Por favor?— Apolo ladeó asombrado la cabeza, sus ojos se iluminaron con un brillo demasiado curioso para el gusto de Taehyung. — Suena tan bonito de tus labios. Dime una cosa mi amor, ¿qué estás deseando en este momento? ¿Qué quieres?— cuestionó con algo de malicia, los labios de Taehyung temblaron antes de hablar.

— Que me beses.










— Siempre fue astuto y descarado mi hombre— relató un tono de voz contento.

La mujer chillaba de dolor y a la vez gemía de placer mientras Helios terminaba de arrancarle una de sus piernas, la carne de la otra estaba desgarrada hasta la rodilla, lo único que quedaba era el hueso. Aunque eso solo duró un instante, una boca hambrienta separó el hueso de la rodilla en un parpadeo.

Dalila gritó de una manera fuerte y horrible, sus labios estaban hechos mierda de tanto morderlos, venas rojas cubrían de manera grotesca sus ojos y otras sobresalían en su frente, su cuerpo estaba cubierto por una gruesa capa de sudor. Sufría de constantes temblores, algunos placenteros y otros horrorosos.

— Tus ojos parecen que van a explotar, ¡sácatelos rápido! Será un recuerdo especial— sonrió cuando la chica forzó sus dedos en sus orbes. — Continúo, eso no fue lo único que sucedió ese día.









La rabia aún hacía temblar su sistema, a paso torpe caminó hasta su cuarto encontrando a tres mujeres acostadas en su cama, estas se besaban y se acariciaban entre ellas tan ensimismadas que no se habían percatado de su presencia.

— Que exquisitez— ronroneó con voz grave asustándolas, las jóvenes se separaron con rapidez dispuestas a marcharse del lugar para no incordiar al Dios, pero este las detuvo con una sonrisa. — ¿Les molesta si me les uno?






— Entonces me las follé una por una, quedaron tan moldeadas y abiertas por mi pene, que estuve seguro de que nunca sentirían una polla follarles como la mía. ¡Pero eso no fue lo mejor cariño!— aseguró eufórico, mientras veía a Helios, este estaba muy concentrado en lamer la intimidad de la mujer, ocasionando que esta llorara y se retorciera del miedo.

Dalila se sentía asquerosa al sentir pinchazos de lujuria en su abdomen, centró sus ojos en el cielo oscuro de la dimensión, evitando, de todas las formas posibles, observar hacia la bestia que habían destrozado sus piernas.

— Príapos, fue a mi habitación al otro día a comentarme algo importante y encontró a su mujer feliz entre mis sábanas. Puedes imaginar su gran sorpresa, contemplar a su amada chupando mi pene no debe haber sido agradable, mi visita no estuvo muy contenta, ¿sabes?— Taehyung acarició los cabellos de Dalila, cuando esta se desmayó en el instante en el que su bebé mordió con gula su intimidad. — Príapos estuvo muy dolido, yo me había convertido en un alcohólico y en mi estado de perdición muchas veces no comprendía el daño que hacía.

» Él me condenó a su maldición ese día, Priapismo. Esta solo se activaría si pasaba cien años sin follar. En un principio me pareció ridículo y me burlé de él en su cara, oh y me corrí en la cara de su mujer también para darle más valor a mi burla, pero él solo sonrió y me aseguró que su momento de joderme llegaría— golpeó las mejillas de la mujer consiguiendo que se espabilara. — ¡Y mírame! Estoy perdiendo la cabeza por un dolor que aseguré no sería nada.

— D-Detén esto por favor— suplicó entre sollozos, sangre oscura salía por sus labios y oídos sin parar. — Por favor.

— Tranquila cariño, acabaré con todo tu dolor y sufrimiento— prometió, enterrando sus uñas en el vientre de la joven hasta que su mano entró por completo, pudiendo sentir su sangre y palpar el intestino con la punta de sus dedos. — De paso con tu cuerpo.

La palma de su mano finalmente hizo contacto con una capa más gruesa, aferró sus dedos al órgano del aparato digestivo y forzó su salida por la hendidura que había creado; sin embargo, tuvo que detenerse para expandirla más, puesto que no podía sacar el estómago al estar estrecha la salida.

— Con esto me quedo yo— informó, para ese entonces Dalila estaba sufriendo un infarto. — Helios, tienes comida, ¡procura no dejar sobras y llévale la cabeza a mi tío Hades! ¡¡Los ojos son míos!! Tengo que cambiar mi estómago por uno más sano, ¿cómo debo empezar? Quizás es mejor que tío Afrodita lo haga, ¿verdad Dalila?— pero cuando miró en dirección al lugar donde suponía debía estar la chica, solo encontró una mancha grande de sangre, y únicamente alcanzó a ver a Helios desaparecer por un agujero negro mientras llevaba la cabeza deformada y sangrante en una de sus bocas.

— ¿Yo hice esto?







































— Finalmente despiertas.

Dionisio gruñó del dolor de cabeza que le ocasionó el simple sonido de aquella voz al enunciar. Sus manos se dirigieron inconscientemente hacia su abdomen cuando una pulsada llegó a este en el momento en el que intentó ponerse de pie.

Observó sorprendido una herida inmensa cosida con unas hebras rojas, sus cabellos al parecer, dirigió su mirada confundida a cada rincón del sitio y luego observó desesperado hacia Afrodita. Sus manos temblando cuando encontró todo el suelo a su alrededor manchado con sangre seca, y un olor a muerto que le erizó la piel.

— ¿M-Maté a alguien Afrodita?— preguntó al borde de un ataque de pánico, lágrimas corrían por sus mejillas mientras buscaba con la mirada al menos el cuerpo de su víctima. Afrodita solo lo observó serio, y su silencio fue su temida respuesta. — Y-Yo no q-quería, lo juro, J-Jiminie, tienes que creerme— se arrastró por el suelo hasta su tío aferrándose a su pierna mientras lloraba y gritaba del miedo que él mismo se daba. — T-Tienes que ayudarme, y-yo no puedo, ¡no quiero que me toquen!

Afrodita suspiró, tomando con sus manos las mejillas de Dionisio para obtener su atención.

— No es la primera vez que matas a alguien Kim Taehyung, y cada vez lo haces de la manera más cruel posible. Debes terminar con esto de una vez, estás convirtiéndote en un monstruo. Siempre que la dimensión Orchis se abre pierdes el control, estás perdiendo tu humanidad. Tus ojos incluso cambiaron de color Taehyung, son rojos de manera permanente, estás siendo poseído por la oscuridad.

— Debería dejar que eso suceda de una vez— Dionisio abrió su túnica y mostró su zona inferior a su tío. La vista de su masculinidad erecta y casi deforme hizo que Jimin palideciera.

— Pensé que t-todo era un invento de Príapos, corría el rumor de que su mujer le había sido infiel contigo, y él en venganza te había dado una maldición. Jungkook ese día me había dicho que Zera también estaba allí en tu orgía, pero quise creer que se había equivocado porque Príapos era tu amigo— mencionó sintiéndose decepcionado. — ¿A qué se debe eso Taehyung? ¡Cómo es que tienes esta maldición de mierda y no has dicho nada! ¡¡NO TIENES CONCIENCIA!!— gritó, tirando de sus cabellos nervioso, sus manos temblaban al igual que su labio inferior.

» El priapismo no se cura Taehyung, o al menos los médicos divinos no han encontrado un tratamiento adecuado para esta… esta cosa, el único que existe es la separación del aparato masculino del cuerpo. Maldito Príapos, cómo te pudo mancillar así, ¡pero también es tu culpa por débil y mediocre! Debes acabar con esta abstinencia sexual Dionisio Kim Taehyung, y estoy jodidamente hablando en serio, puedes morir.

» Ya no eres el Dios que se regenera, estás en la condición de semidiós, y si bien puedes sanar más rápido que cualquier ser humano, no puedes escapar tan fácil de enfermedades mortales. No me hagas usar la fuerza sobrenatural, porque si es para salvar tu vida no dudaré en usarla— advirtió, mirando fijamente a Taehyung, su rostro estrujándose en molestia cuando el pelirrojo sonrió amplio. — ¡¿Qué te causa gracia maldito?!

— Me quedan pocos suspiros para morir Jimin, y ¿sabes qué? ¡¡Es lo mejor que me podría pasar en la vida!!— exclamó tirando de las túnicas viejas que cubrían su torso, Afrodita jadeó, cubriendo sus ojos y ahogándose en lágrimas cuando la imagen se reprodujo una y otra vez en su cabeza… Era horrendo y triste. — ¡¡Mírame!! Observa lo que soy, y dime si debería seguir aguantando esto, ¿por qué me dices que debería levantarme si sabes que no puedo más? ¿Sabes cuanto me cuesta respirar? ¡¿Sabías que llevo más de cien años sin dormir y sin comer?! ¡¡Mírame Kim Jimin!!

La imagen de Taehyung causaba horror. En el lado izquierdo de su pecho había una hendidura alargada y profunda, comenzando en sus clavículas y terminando en sus costillas la piel abierta, lucía sucia y asquerosa. Jimin podía ver su corazón incluso desde donde estaba, habían gusanos explorando alrededor de este, incluso perforando el músculo, alas de cucarachas a la vista y telarañas en las venas que se unían al cardiovascular.

Dionisio introdujo su mano en la carne enferma y extrajo el núcleo impulsor de la circulación sin contemplaciones, un olor putrefacto se expandió por todo el lugar incluso más fuerte del que ya estaba, Afrodita observó impactado los dedos de Taehyung mancharse con una sustancia oscura y verdosa, su sangre parecía estar infectada, apestaba a podrido.

Su estómago dio un vuelco, cuando un agujero se formó en el músculo y un arácnido salió por este perdiéndose en un santiamén en la oscuridad, Taehyung apretó el órgano en su mano y humor verde salió de este. Detalló el rostro de su sobrino buscando indicios de sufrimiento, pero no supo como sentirse cuando lo encontró con un semblante quedo, como si estuviese acostumbrado a llevar una vida con dolor, llena de martirio.

— Mi corazón late una vez cada veinte minutos. Todas las células de mi sangre están muertas, y gran parte de mis venas están tupidas— Taehyung acomodó su corazón en su sitio, y expandió sus brazos desnudos y sus piernas en dirección a su tío. Jimin observó atónito finos cuerpos cilíndricos moviéndose con rapidez dentro de la dermis. — Son culebras venenosas, víboras turcas— resumió, no habían emociones en su voz grave. — Las siento comerse mis arterias y succionar mi sangre a cada segundo, es insoportable, y algo doloroso cuando perforan mis pulmones, dejándome por horas sin respirar, la sensación de asfixia es un miedo intolerable del que nunca me pienso acostumbrar.

» Aunque eso no lo es todo, ni siquiera es el principio— aseguró dándole la espalda a Jimin, apretando sus labios en una fina línea cuando lo sintió sollozar con fuerza, de seguro por la vista atroz y espantosa. La parte posterior de su cuerpo estaba cubierta de alacranes. Desde los hombros hasta la cintura, escorpiones negros de doble cola tenían sus aguijones venenosos clavados en su piel, marcas enrojecidas e hinchadas se vislumbraban en la carne anteriormente tersa, las ronchas supuraban un líquido blanquecino de aspecto viscoso y tósigo. — El veneno lleva expandido en mi piel por años, ya lo soporto, no siento los pinchazos. Pero esto solo es posible cuando mi espalda está libre de cualquier superficie, si me recuesto sobre algo un dolor pulsante me atormenta de tal manera en la que mi único deseo es destrozar mi piel con mis propias uñas y arrancarme los ojos.

» Sin embargo, mira en mi espalda baja, allí el veneno no parece tener efecto, tengo una sensación aflictiva allí, me arde demasiado, ¿puedes ver y decirme qué pasa? Era algo muy complicado de explicar, Jimin no tenía valor para decirle que los escorpiones habían usurpado su piel dejándola en carne viva, su sobrino vivía un calvario, siendo que un solo riñón enfermo se asomaba por la herida, Afrodita asumía que el otro había sido comido por los arácnidos.

— ¿De dónde salen estos bichos Taehyung?— preguntó, buscando con la mirada los posibles escondites de las sabandijas. — Orchis es una dimensión mágica de sanción, es imposible que exista vida aparte de la tuya. Me encargo de mantener este lugar lo más limpio y organizado posible, simplemente es absurdo.

— Hay una razón factible, mi cuerpo los produce solos. Fui advertido sobre esta posibilidad por Zeus, después de todo, mi condena es el envilecimiento y la degradación de mi cuerpo. Puede compararse con la existencia de nuestras frutas sagradas. La ambrosía nos proporciona inmunidad contra las enfermedades, en mi caso, el contacto sexual es el que me exonera de todos los padecimientos que pueda sufrir en mi condición de semidiós. Al abstenerme–

— No tienes disposición de anticuerpos que te amparen de futuras dolencias— completó Afrodita, suspirando preocupado a continuación. — Debe existir algo que podamos hacer— dijo convencido, sus dientes se hicieron de sus uñas y su semblante decayó evidentemente. — Se acerca octubre y es el mes en el que más te invocan, en el día de los muertos una energía negativa se expande desde la oscuridad y se mezcla en la luz sin ser percibida ante ojos mortales, nublando el juicio de los que han albergado maldad en su corazón. Sé que puede ser difícil para ti, pero deberías considerar aceptar algún ritual y–

— ¡Cállate!

Taehyung parecía dolido con solo escuchar aquella posibilidad.

— ¿Por qué insistes tanto en hacerme aceptar?— cuestionó, lágrimas caían por sus mejillas cuando observó a su tío, se sentía lastimado por la insistencia de Jimin. — Jungkook es el amor de mi vida, mi devoción es únicamente para él. Nos prometimos respeto el uno al otro. Nadie va a poner un dedo sobre mí, ¡prefiero morir antes!

— Eres tan egoísta. No existe tal cosa como el amor de tu vida, estás siendo injusto contigo mismo al privarte de conocer a otras personas con las que podrías tener una conexión mucho más especial. Solo estás obsesionado con Jungkook, pareces un enfermo.

Taehyung jadeó ofendido.

— Mira quien lo dice— ironizó Dionisio. — Hades y tú, desaparecieron del mundo del otro, Yoongi te abandonó y se alejó de ti, sin avisar, sin dar una explicación o algún mensaje. Y yo sé que tú malditamente lo esperas. Fingir que no te duele, hace que duele el doble, ¿verdad Afrodita? Si la desilusión que sientes duele, sostener la ilusión de que todavía suceda algo que bien sabes es prácticamente imposible, hará que te duela jodidamente más. Eres un imbécil, hablándome de superar y avanzar, cuando no puedo mencionar el nombre de mi tío sin que te tiemblen los labios porque aguantas las ganas de llorar. ¿Tanto duele ser abandonado Afrodita?

Jimin no respondió, y Taehyung apartó la mirada molesto consigo mismo cuando vio su expresión dolida.

— R-regresaré en unos d-días Tae, prometo traer buenas noticias— aseguró secando sus lágrimas, mientras observaba con pena a Dionisio. — C-Cuídate— susurró antes de desaparecer en el aire.

— Joder.


















Próximamente: • μέρος II,
Antiguo Egipto, 454 a.C
Heliópolis: Santuario de Ra
“Anubis no debería subestimar a Afrodita”


























:(

Ocurrió un desastre por mi culpa con el otro capítulo, y estaba tan interesante mierda. Solo miren el título!!! Finalmente iban a salir los dioses egipcios y descubriríamos un secreto pero metí la pata y borré el cap. Lo siento :(

Ah, de todas formas este capítulo estuvo a salvo. Escribir esto fue un reto para mí, entonces estoy satisfecha :)

Apareció otro poder de Dionisio:

Enthousiázei: significa excita, y como vieron su propósito es elevar la excitación a niveles impensables.

Hubieron unas palabras en griego también, cuando Dioniso estaba invocando a Helios. Estas decían: Ven a jugar conmigo Helios, te he extrañado.

Besitos <3

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