┊𝐢𝐢𝐢. 𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞
🫧๛ 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑
❛𝑩𝒂𝒏̃𝒐, 𝑹𝒊𝒔𝒂𝒔 𝒚 𝑴𝒂𝒈𝒊𝒂❜
Los meses pasaron volando, y Rosalind ya tenía siete meses. Su cabello había crecido lo suficiente como para revelar su herencia materna: un tono pelirrojo brillante que destacaba incluso bajo la luz más tenue. Sus ojos azules, grandes y curiosos, parecían absorber todo a su alrededor, llenando de ternura a cualquiera que la mirara. Lily y James la adoraban, pero las responsabilidades en la Orden del Fénix comenzaban a demandar cada vez más su tiempo. Aquella tarde, con Marlene, Mary y Remus ocupados en misiones importantes, decidieron confiar a Rosalind al cuidado de Sirius, Peter, Regulus y Severus, una decisión que ninguno de los cuatro esperaba.
-¿Nosotros? ¿De verdad? -preguntó Sirius, mirando a James con incredulidad-. ¿A nosotros cuatro?
-Marlene y Mary están infiltradas en un grupo sospechoso y Remus está investigando un escondite para la Orden -explicó Lily, colocando una pequeña bolsa con pañales y juguetes sobre la mesa-. Así que son nuestra mejor opción.
-¿Mejor opción? -bufó Severus, cruzando los brazos. Su mirada se posó brevemente en Rosalind, quien jugueteaba con una pequeña manta en su regazo-. No puedo imaginar nada más caótico.
James suspiró, rascándose la cabeza.
-No lo arruinen. Volveremos en unas horas. Sirius, cuida que no la dejen caer. Regulus, confío en que tengas más sentido común que este grupo. Peter... -vaciló, mirando a Pettigrew, que ya estaba sudando-... solo trata de no entrar en pánico.
Rosalind, ajena al intercambio, estiró una mano hacia Severus, quien estaba más cerca. Para sorpresa de todos, la pequeña agarró un mechón de su cabello con fuerza. Sirius soltó una carcajada
-¡Mira eso! Parece que le gusta tu pelo, Snivellus. Quizá tienes competencia, Regulus.
Regulus cruzó los brazos y rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír.
-Al menos tiene buen gusto.
Lily rió suavemente mientras acomodaba la manta de Rosalind por última vez.
–-Por favor, no causen un desastre. Y Sirius… ni se te ocurra meterla en tus travesuras.
–¿Yo? ¿Travesuras? Jamás.– Sirius puso cara de inocente y señaló a Rosalind, que estaba tranquila en los brazos de Lily.–Aunque, por cómo me mira, creo que ya quiere aprender a colarse en la despensa para robar dulces.
Cuando Lily y James salieron, Sirius se sentó en el sofá con una sonrisa confiada.
-Esto será pan comido. Es solo un bebé. ¿Qué podría salir mal?
Regulus soltó un resoplido mientras se sentaba cerca de su hermano, observando cómo Sirius hacía caras para entretener a Rosalind.
-Deja que te lo diga: todo.
Durante un rato, todo marchó sorprendentemente bien. Rosalind reía con las ocurrencias de Sirius, mientras Regulus y Peter intentaban mantener algo de orden en la sala. Severus, por su parte, permanecía al margen, ajustando la manta de Rosalind o asegurándose de que tuviera sus juguetes a mano.
Regulus incluso había llevado una pequeña snitch de juguete, la cual movía lentamente frente a Rosalind mientras ella intentaba atraparla con sus pequeñas manos.
-Supongo que tiene talento natural para el Quidditch -murmuró con una ligera sonrisa.
-Eso es obvio, siendo hija de James Potter -comentó Sirius con orgullo, aunque al instante añadió en tono burlón-. Aunque con suerte no hereda su estilo imprudente.
Severus, observando desde un rincón, soltó un suspiro.
-Los bebés no necesitan juguetes brillantes que los agiten. Necesitan tranquilidad.
-¿Y tú qué propones? ¿Leerle un libro de pociones? -replicó Sirius, haciendo una mueca exagerada que provocó otra risita de Rosalind.
-No sería peor que verte haciendo el ridículo -respondió Severus con calma, aunque había un leve destello de diversión en su mirada.
Sin embargo, el caos no tardó en llegar. En un momento de descuido, mientras Sirius intentaba convencer a Severus de que jugara con Rosalind, la bebé, gateando con sorprendente rapidez, se escabulló hacia la puerta que alguien había dejado entreabierta. Cuando finalmente Sirius se giró hacia la manta vacía, su rostro perdió todo color.
-¡¿Dónde está Rosalind?! -gritó, saltando del sofá.
Regulus, siempre más observador, señaló hacia el pasillo.
-Creo que acaba de demostrar que es más lista que todos nosotros juntos.
Los cuatro se pusieron de pie al instante, buscando a la bebé por toda la casa. Peter tropezaba con los muebles mientras Severus lanzaba maldiciones bajo su aliento. Finalmente, la encontraron en la cocina, sentada junto a una pila de ollas, con una cuchara de madera en la mano y una gran sonrisa en el rostro.
-Merlín bendito, Rosalind, casi me matas.-Sirius dejó escapar un suspiro de alivio.
Regulus recogió a la niña con delicadeza, observándola mientras ella le tiraba suavemente del cabello
-Definitivamente tiene espíritu aventurero. A este ritmo, será una exploradora intrépida antes de cumplir un año.
-O nos dará un infarto antes de cumplir dos -murmuró Peter, todavía recuperándose del susto.
Un rato después, llegó la hora de alimentar a Rosalind. Sirius, decidido a hacerlo él mismo, tomó el tazón de papilla mientras Severus observaba con evidente escepticismo.
-Es fácil, mira. Solo abres la boca, haces un ruidito de avión y... -Sirius apenas había acercado la cuchara cuando Rosalind, con movimientos rápidos, empujó la papilla directamente hacia su rostro.
-¡Merlín! -gritó Sirius, mientras limpiaba la comida de su cara.
-Creo que a ella no le interesa tu técnica de aviación.- Regulus soltó una carcajada.
Severus, sin poder evitarlo, se acercó y tomó el tazón.
-Déjame intentarlo. Al menos alguien con sentido común puede manejar esto.
Rosalind, sin embargo, pareció encontrar el cabello de Severus mucho más interesante que la comida y, mientras él trataba de alimentarla, agarró otro mechón, tirando con fuerza.
-¡Por las barbas de Merlín! -Severus retrocedió, dejando caer la cuchara, mientras Rosalind reía a carcajadas.
-Tranquilo, Snape -bromeó Sirius-. Al menos ya sabemos que le caes bien.
Después de varios intentos fallidos para que Rosalind comiera, finalmente lograron que aceptara unas cuantas cucharadas de papilla de manzana. Sirius, satisfecho consigo mismo, levantó los brazos como si hubiera ganado un torneo de Quidditch.
-¡Lo logramos, chicos! Somos oficialmente cuidadores expertos.
-Habla por ti -bufó Severus desde la esquina, cruzado de brazos mientras observaba el desastre en la mesa. Había más papilla en las caras, ropa y cabello de los presentes que en la boca de Rosalind-. Esto no tiene nada de experto.
Regulus, que había sido el encargado de sostener a Rosalind durante la "operación comida", sacudió la cabeza mientras limpiaba la papilla de su túnica.
-Diría que fue una victoria a medias. Pero bueno, al menos comió algo.
Peter, con un trapo en mano, intentaba limpiar los restos de comida que ahora decoraban las paredes.
-¿Creen que Lily y James nos maten si ven esto? -preguntó, mirando el desastre con ojos llenos de pánico.
-Por supuesto que no -respondió Sirius, quitándole importancia con un ademán-. Lily estará tan orgullosa de que Rosalind esté feliz y bien alimentada que ni siquiera notará el... pequeño desorden.
-Pequeño, claro -masculló Severus, levantando una ceja al ver cómo Rosalind, ahora entretenida con una cuchara, golpeaba la mesa con entusiasmo, esparciendo aún más papilla por el suelo.
Regulus se tomó un momento para observar el caos que los rodeaba: papilla en las paredes, utensilios tirados, y Rosalind cubierta de manchas pegajosas pero riendo feliz.
—Esto es un completo desastre —comentó Regulus con voz grave.
Sirius pasó un brazo alrededor de su hermano, dándole unas palmadas en la espalda mientras una sonrisa divertida se dibujaba en su rostro.
—Créeme, Reg, si no fuera por Remus, nuestra casa estaría en un caos absoluto —replicó con tono jocoso.
—No quiero ni imaginarlo —murmuró Regulus para sí mismo.
Cuando Rosalind finalmente se cansó y soltó un bostezo, Sirius se acercó con una sonrisa confiada.
-Bien, ahora que la comida está resuelta, ¿quién es el valiente que le da un baño a la pequeña?
El silencio que siguió fue absoluto. Todos se miraron entre sí, esperando que alguien se ofreciera voluntario. Finalmente, los ojos de Peter y Sirius se posaron en Severus y Regulus.
-¿Por qué nosotros? -preguntó Severus, claramente molesto.
-Porque tú eres el más responsable, y Regulus... bueno, porque es el menos probable que se eche atrás -dijo Peter, con una sonrisa traviesa mientras hacía un gesto exagerado con las manos, como si realmente estuviera analizando la situación.
-Y porque sería un espectáculo imperdible verlos intentar bañar a Rosalind -añadió Sirius, conteniendo la risa.
Severus resopló con molestia.
-¿Por qué no lo hacen ustedes dos, Sirius? -respondió Regulus, señalando a su hermano.
-Porque somos demasiado guapos para esto -replicó Sirius, cruzándose de brazos, fingiendo indignación.
Regulus y Severus intercambiaron una mirada, conscientes de que ni Peter ni Sirius tomarían la responsabilidad. Con un suspiro resignado, Regulus levantó a Rosalind con cuidado y la llevó hacia el baño de la mansión, que estaba perfectamente equipado con una bañera grande.
-¿Estás seguro de que sabes lo que estás haciendo? -preguntó Severus mientras seguía a Regulus, con un toque de duda en su voz.
-Claro que sí, es solo un baño. No es como si fuera a hacer un experimento con pociones -respondió Regulus, sonriendo mientras se inclinaba para ajustar el agua en la bañera.
Rosalind, mientras tanto, reía y chapoteaba en sus manos, feliz como siempre. Severus preparó la esponja, y Regulus comenzó a mojar a Rosalind con cuidado, mientras la pequeña disfrutaba de la tibia agua que la rodeaba.
-Esto no puede ser tan difícil -murmuró Severus, intentando relajarse mientras se acercaba con la esponja, solo para que Rosalind, con su pequeña sonrisa, comenzara a salpicar el agua con entusiasmo, empapándolos a ambos.
-¡Por Merlín! -exclamó Severus, mientras Regulus reía y trataba de evitar ser mojado.
-¡Eso es todo lo que te hacía falta, Snape! -Sirius soltó una carcajada desde la puerta, observando cómo Rosalind disfrutaba completamente del momento.
Finalmente, después de unos minutos de risas y caos salpicado de agua, lograron terminar el baño. Severus, ahora empapado, levantó a Rosalind con una expresión que combinaba frustración y diversión.
-Ahí está. Perfectamente hecho, como todo lo que hago -dijo, no sin un tono de arrogancia, mientras Regulus le ofrecía una toalla para secarse.
-Nada mal, Severus. Quizás eres mejor con bebés de lo que pensábamos -Regulus asintió, sorprendido por la habilidad del hombre para manejar la situación.
—¡Jamás imaginé que viviría el suficiente tiempo para ver a mi hermanito y a Snivellus intentando bañar a una bebé! Remus no me creerá cuando le cuente cómo lograron hacerlo sin inundar todo el lugar. Aunque, claro, aún falta ver si sobreviven al momento de secarla —comentó Sirius entre risas, mientras Severus lo miraba con un fulminante destello en los ojos.
Severus recogió a Rosalind y la entregó a Regulus, que la arropó en una toalla con cuidado.
-Si tan solo todos fueran tan cooperativos como tú -murmuró en voz baja mientras Rosalind reía, aparentemente satisfecha.
Sirius se acercó a Rosalind, levantándola en el aire.
-¿Sabes, pequeña? Creo que te diviertes torturándonos. Pero no te preocupes, cuando seas mayor, te enseñaré algunas bromas realmente buenas para que puedas fastidiar a tus padres.
Regulus lo empujó suavemente, tomando a Rosalind de vuelta.
-O podríamos enseñarle cosas útiles, como no confiar en vos para nada.
Sirius fingió estar ofendido, pero antes de que pudiera replicar, Rosalind soltó un bostezo y se acurrucó en el pecho de Regulus, quien no pudo evitar sonreír mientras la mecía suavemente.
Sin embargo, la paz no duró mucho. Mientras los cuatro se relajaban, pensando que lo peor había pasado, Rosalind aprovechó un momento de distracción para gatear rápidamente hacia la puerta trasera, que alguien había olvidado cerrar.
-¡No otra vez! -gritó Peter, señalando hacia el jardín mientras los demás salían corriendo tras ella.
La escena que siguió fue un caos total. Rosalind, riendo con entusiasmo, había llegado al borde de un pequeño acantilado que daba a un río. Severus fue el primero en llegar, deteniéndose en seco al verla tan cerca del borde.
-¡Rosalind, no te muevas! -dijo con un tono firme pero lleno de pánico.
Antes de que pudiera avanzar, Sirius pasó corriendo junto a él y se lanzó hacia la bebé, tomándola en brazos justo a tiempo.
-¡Por Morgana! -dijo Sirius, respirando con dificultad mientras la alejaba del borde-. Esta niña tiene más valentía que sentido común.
Regulus llegó a su lado y miró a Rosalind, quien seguía riendo como si todo fuera un juego.
-Definitivamente es una Potter -dijo, sacudiendo la cabeza.
Cuando finalmente regresaron a la casa, los cuatro estaban agotados. Rosalind, por otro lado, parecía más feliz que nunca. Mientras los cuatro se desplomaban en el sofá, Peter rompió el silencio.
-¿Esto es lo que hacen James y Lily todos los días?
-Creo que merecen un premio -murmuró Severus, apoyando la cabeza en sus manos.
-Sí, pero admito que... vale la pena.-Sirius sonrió cansado mientras observaba a Rosalind dormirse en sus brazos.
-Sí. Vale la pena.-Regulus asintió, mirando a su sobrina con suavidad.
Cuando Lily y James regresaron, encontraron a los cuatro desplomados en el sofá, completamente agotados. Rosalind dormía plácidamente en una manta improvisada en la mesa, rodeada de juguetes y sonajeros.
-¿Todo bien? -preguntó Lily con una sonrisa divertida.
-¿Bien? -bufó Severus, poniéndose de pie con elegancia fingida-. Creo que he envejecido diez años en unas horas.
-Pero lo hiciste muy bien, Snape -bromeó Sirius, dándole una palmada en la espalda-. Quizá deberías considerar cambiar de carrera.
Regulus rodó los ojos y miró a su hermano.
-Si esto es lo que implica ser familia, estoy empezando a reconsiderarlo.
A pesar de las bromas, todos compartieron una sonrisa al darse cuenta de que, de alguna forma, Rosalind había unido a un grupo tan dispar.
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"ℕ𝕠𝕥𝕒 𝕕𝕖 𝔸𝕦𝕥𝕠𝕣𝕒"
"¡Hola! bellas damas o bellos caballeros, quienes adornan mis páginas con su presencia. ¿Quién podría haber adivinado que el pequeño baño de Rosalind se convertiría en una combinación de travesuras y caos? Entre chapoteos, salpicaduras y las dos veces que estuvo a punto de escaparse, creo que Severus y Regulus van a pensárselo dos veces antes de repetir la experiencia. Espero que este capítulo les haya sacado una sonrisa. ¿Qué les gustaría ver en los próximos? Si has disfrutado este capítulo, no olvides dejar tu voto y un comentario. ¡Me encantaría saber lo que piensan!"
"Por cierto, ¡Feliz año nuevo a todos! Aunque estemos un poco tarde, nunca es mal momento para desearles un 2025 lleno de alegría, historias emocionantes y momentos inolvidables."
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