Único
No sabía cómo interpretarlo. La única certeza que tenía, es que no dormiría bien esa noche.
En más de una ocasión le había escuchado decir a alguien que el baile representaba la manera más sublime de intimidad. Que la elección de una pareja al momento de danzar no era algo que se tomara al azar. Y que, sin duda, aquello era como una declaración de amor implícita, escondida en cada paso.
Pues bien, ¿cómo podía ignorar entonces el hecho de que Dipper había bailado solo con ella durante toda la noche?
La ilusión siempre nace en el corazón a muy temprana edad, y con Pacífica esto no fue diferente. Pudo notar un cambio de actitud en el chico durante esa velada, no conocía esa faceta de él, tan feliz, tan dispuesta, tan... viva. Y fue aún más sorprendente darse cuenta de lo que el joven provocó en ella misma. Por primera vez en mucho tiempo, Pacífica sonrió de manera sincera, y sintió su propio corazón latir con rapidez. El dinero solo daba una dicha aparente, más en esa fiesta probó lo que era la verdadera felicidad.
Cada roce entre sus manos, verlo reír por sus fallidos pasos... cada instante permanecía grabado en su memoria con una claridad tal, que se asemejaba a una grabación de video. Se preguntaba internamente si aquella disposición del chico se debía a su victoria sobre el fantasma o era por algo diferente. Anhelaba en el fondo que la causa fuera ella, y que su decisión de no bailar con nadie más, ni siquiera con las amigas de su hermana, se debiera a algo más que a la falta de invitados de su edad.
Hizo a un lado sus prejuicios y se permitió deleitarse con cada recuerdo. Su ritmo cardíaco seguía alborotado, sus mejillas encendidas, y en su rostro permanecía una sonrisa. ¿Acaso estaba... enamorada? No sirvió de nada callar a las voces de su cabeza, debía reconocer que aquello era más que una atracción pasajera.
Y aquí es donde llegaba una pregunta que la atormentaba. ¿Él sentiría lo mismo?
Temía una respuesta negativa, pero, a la vez, sostenía una esperanza. La manera en que sus miradas se conectaron fue simplemente idílica. No podía tratarse de un simple baile entre amigo y amiga.
¿Debía interpretarlo como una señal?
Quizás. De todas formas, tenía el resto del verano para averiguarlo.
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