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Ice Love -. Park Sunghoon

🌨️ One Shot
🌨️ Park SungHoon & Ning Ning
🌨️ Canción recomendada:
My Heart Will Go On - Dimash Cover

Aún me costaba asimilar aquella confesión de amor que recibí hace unas horas. Sentía un cosquilleo en mi vientre, pero el miedo a fallar de nuevo y romper nuestra amistad que duro por más de siete años, era la emoción que lideraba a mi interior.

Estaba sentado en mi cama, observando aquella carta, y el celular que en cualquier momento vibraría. Pues según la carta, recibiría un mensaje a las ocho de la noche, y solo faltaban diez minutos. No estaba nervioso, estaba aterrado. Pero tenía que pensar en algo de inmediato.

Me levanté frustrado, y por primera vez en mucho tiempo, dudé en qué prenda o conjunto usar. La inseguridad de si me viera bien o mal había aparecido, y hasta dudaba si realmente era tan guapo como ella me describía en su declaración.

Con mi poca fe, decidí elegir un conjunto muy ¿simple?, aunque era más uno elegante. Tenía la manía de siempre usar una camisa y zapatos de vestir, sin importar la fecha especial o estación. ¿Pero que podía hacer? Fue aquí donde me puse a pensar sobre el tipo de persona que era yo, y aquellas cosas que me diferenciaba de los demás, siendo sincero todo eso era ajeno a mí, hasta la mañana del día de hoy, donde me di cuenta de varias cosas. Sentía los cambios, aquellos que ocurrían cuando estabas...

Enamorado.

Me tiré una fuerte bofetada en la cara, dolió, pero era muy necesaria para ver si despertaba de aquel sueño fantasioso que siempre quise que fuera realidad.

Y el mensaje llegó.

Me escandalizó tanto que grité. Con un poco de temor, y tratando de recuperar mi valentía, me acerqué hasta la cama y tomé el celular. ¡Qué me sucedía!

"¿Podemos vernos ahora?"

Sentí un horrible cosquilleo en mi estómago, y sentí como éste se expandía por todo mi cuerpo, como una especie de electricidad. Luego de unos tres segundos, recuperé mi estabilidad y respondí lo primero que mi mente ordenó a mis dedos.

"Ahora."

Había vuelto a ser yo, quería hacer las cosas bien, así que lo intentaría. Si las cosas no resultaban como pretendíamos, seguiría siendo su amigo, y esperaba que ella también. Aunque de seguro recibiría su ley de hielo por más de una semana, pero no importaba. Yo la quería tanto, y jamás la lastimaría, no después de todo a lo que se enfrentó.

Guardé el celular en mi bolsillo, al igual que la carta que recibí. Era tan tierna.

Aseguré mi departamento y con un último suspiro, me dirigí hacia el centro de Patinaje sobre hielo, donde la conocí por primera vez.


Había llegado.

Estaba demasiado emocionado e intranquilo por lo que diría. Había practicado unas cuantas frases mientras caminaba, pero poco a poco las olvidaba todas. Ahora resulta que mi inteligencia también se esfumó. Que gran suerte tenía como principiante del amor.

Las luces estaban apagadas, y el poco brillo que emanaba la luna, me permitía sentir esa emoción como de película, y una de terror para variar.

"¿Teníamos que vernos aquí?", me pregunté con temor.

Era valiente, pero créeme, este lugar parecía un escenario donde posiblemente sea asesinado por un tipo con máscara, y nadie sepa de mí nunca más. Y no quería terminar así.

Seguí por los pasillos y podía observar la pista de patinaje. Los nervios incontrolables aparecieron por inercia, y al dar mi último paso, ya estaba dentro de la pista. Mi hábitat.

Todas las luces se encendieron al instante, y aunque admito que me asusté un poco, cambié mi horrible semblante a uno maravillado, debido a la bonita figura que tenía frente a mis ojos.

Era Ning Ning.

Ella se acercó con lentitud, sabía que estaba tímida, lo notaba en sus mejillas coloreadas. Decidí ser el primero en cerrar esa cercanía y la abracé. Me sentía tan completo con ella, y recién lo había notado.

Podía sentir su cuerpo temblar. Sabía que no había sido fácil para ella volver a enamorarse después de que Lee Heeseung dañará su corazón y dignidad de una forma que nadie imagina. Aunque ya le había dado su merecido, mi pequeña amiga había sufrido mucho. Estuve por perderla en más de una ocasión, pero ahora... Me alegraba mucho saber que seré yo, quien le devuelva aquella felicidad que tanto merece.

-Sunghoon...

Susurró ella. Seguíamos en la misma posición, y no pretendía separarme. Uno, porque quería estar cerca de ella, y dos, porque no quería que viera mis mejillas sonrojadas. Me sentí muy feliz.

-¿Sí? -fue lo único que dije.

-¿Leíste mi c-carta?

Sentí como mi corazón gozaba emocionado al recordar todas las palabras que había en aquel papel rosado con mariposas. Traté de tranquilizarme, y respondí lo siguiente:

-Si, leí todo.

Ella se removió un poco y nos separamos. Aún sujetaba sus manos, no permitiría que escapara, no cuando tenía tanto que decir.

-Te pareció ridículo, ¿verdad? -aquello me pareció sumamente extraño. Quería responder, pero volvió a hablar-. No hace falta que respondas. Es obvio que, si dos mejores amigos lleguen a gustarse, sería demasiado raro. -Separó sus manos.

Me sentía decepcionado por un momento, pero sabía que, si alguien podía cambiar su manera de ver las cosas, era yo.

Volví a acercarme a ella. Coloqué su hermoso rostro en mis manos y la miré con toda la ternura que podía expresar. Aquel brillo en sus ojos, eran lágrimas que sabía que estaban por explotar y manchar aquellas suaves mejillas de ardilla que tenía, y que adoraba apretar.

Decidí guardar silencio por unos minutos más, y cuando vi que su cuerpo se relajaba ante mí tacto, hablé, liberando aquello que realmente sentía. Olvidé todo lo que había practicado minutos antes, ahora solo era yo y mi corazón. Ella y mi corazón.

-Siento algo nuevo dentro de mí... -suspiré-, algo ardiente, increíble, mágico y romántico. Los sentimientos de amor que tengo en mi corazón por ti corren más profundo que cualquier océano o mar. Solo desearía que pudieras saber cuánto significas para mí -sentí mis ojos picar, pero debía mantenerme fuerte-. En esta pista de hielo, fue el primer lugar donde te conocí, y aunque no tuvimos un buen inicio -reí levemente-, supe de inmediato que eras tú, quien me haría completamente feliz. -Acaricié su mejilla -. Yo leí tu confesión de amor, pero es momento de que escuches el mío.

Había logrado expresarme con facilidad durante esta primera parte, pero ahora, se venía lo más complicado para mí.

-Esta es mi declaración de amor hacia ti -profundicé mi mirada-. No hay suficientes palabras en este mundo para describir lo enamorado que estoy. Verás, tengo a esta increíble, hermosa, maravillosa, amorosa y dulce mujer en mi vida a la que amo y amaré con todo mi corazón -sonreí-. Y nada me haría más feliz que formar parte de tu vida, y de tu corazón.

Noté como algunas lágrimas caían por su frágil rostro. Aquella percepción fue demasiado melancólica para mí, y no pude contenerme.

-Quiero formar una relación de vida contigo, así como lo es el patinaje para nosotros. Quiero ser como el hielo en tu vida, y congelar todos los momentos felices para guardarlos en un baúl tan sincero como tu corazón. No quiero ser solamente tu novio, quiero ser tu felicidad completa.

No bastó decir nada más, ella se lanzó sobre mí, apretando mi cuerpo con la fuerza que tenía. Por mi parte dejé toda mi fortaleza de lado y me derrumbé ante ella. Era la primera vez que amaba, y si la pista de patinaje se ponía celosa, no me importaba, debería de aprender a compartir.

Dejé un cálido beso en su cabeza, y seguimos en la misma posición. Me sentía feliz, todo el temor de antes había desaparecido, y lo único que sentía ahora, era amor.

Pequeñas muestras de nieve caían en la fría tarde del 24 de diciembre. Todos se encontraban corriendo de aquí para allá con los preparativos para celebrar la nochebuena.

Y nosotros no éramos la excepción.

-¡Vamos Hoonie! ¡Las puertas cerrarán pronto! -gritaba mi hermosa novia mientras corríamos hacia ese lugar que tanto anhelaba.

Había pasado seis meses desde que oficializamos nuestra relación. Fue un boom para algunos medios, debido a que era un patinador muy conocido en el país. Aunque al principio me incomodaba toda esa "fama" que pretendían ofrecerme, yo solo quería disfrutar de dos cosas: mi relación y el patinaje artístico.

La prensa se había encargado de difundir aquella noticia por todo el país, e incluso por medios extranjeros. Tuvo un impacto positivo, porque recibí muchos mensajes lindos de mis fans, y también ella recibió los suyos. Me sentía tranquilo porque aceptaban nuestra relación, y mis padres no eran la excepción. Ellos estaban demasiados felices, porque consideraban a Ning como una hija. Y sabían que ella haría un buen trabajo conmigo.

Pero también hubo una parte negativa, con un menor porcentaje, pero no dejaban de incomodar a mi novia. Hice tantas conferencias de prensas para aclarar que nuestra relación no era un negocio, y para descartar todo comentario que decía que ella estaba conmigo sólo por mi buen nivel socioeconómico y mi posición como deportista. Era demasiado doloroso ver como Ning lloraba por las noches en cada videollamada que teníamos, sabía que trataba de mantenerse fuerte, y me moría de ganas de estar con ella en esos momentos. Pero la distancia no me lo permitió.

Tuvimos un momento difícil, y más aún cuando escuché que susurró aquella frase que no quería volver a escuchar: "Deberíamos terminar". No me importó la competencia que tenía esa noche en Tokio, y tomé el primer vuelo disponible rumbo a Corea. No dejaría que se sintiera de esa forma, ni mucho menos que se enfrente a todos esos problemas, sola.

Me encargué de asegurarle que siempre estaría con ella, y si tenía que viajar, lo haría con ella. Volví a recordarle la promesa que hice cuando le declaré mis sentimientos, sería aquella capa de hielo que la protegería de todo peligro y dolor. Y así lo hice por estos meses, hasta ahora.

Ver su hermosa sonrisa llena de emoción, era suficiente para sentirme feliz. Era la mujer más preciosa del mundo, y nadie podía decir lo contrario.

Llegamos a una cafetería que ya conocía, pero aún seguía sin entender que hacíamos allí. Ella ingresó al lugar con una risa traviesa, y no pudo evitar contagiarme.

Había algunos clientes en sus mesas, nada fuera de lo común. Seguí los pasos de Ning, y llegamos a la segunda sala de la cafetería. Mis puños se formaron de inmediato al ver a esa persona parada frente a nosotros. No tenía idea de lo que Ning pretendía, pero no soportaba ver a Lee Heeseung ni por un segundo. Lo detestaba.

Estuve a punto de dar la vuelta y salir de allí, pero las manos de mi novia me detuvieron. La miré confundido, y dolido por alguna razón. Quizá había sido un tonto todo este tiempo...

-Hoonie, por favor, déjame explicarte -decía ella con una mirada muy dulce, imposible de ignorar.

Miré al susodicho con un semblante nada amable y él solo me saludó con la mano en el aire, esperando alguna otra acción de mi parte. Abracé a Ning de los hombros y caminé hacia Heeseung.

-¿Podemos sentarnos? -sugirió.

Accedí con la cabeza y antes de sentarme, me encargué de que Ning se sentará junto a mí, mirando con una evidente amenaza al pelinegro de enfrente. Él sólo río.

-¿Qué es lo que tienes que decir? -me atreví a preguntar.

Él me miró.

-Quiero disculparme.

"Si como no", pensé.

El gran daño que le había causado a Ning Ning hace más de un año era irreparable, por más que traté y traté de ayudarla, aquella mancha en su dignidad seguía allí, imposible de borrar. Tal vez ella ya lo estaba superando, con ayuda profesional claro, pero para mí el recuerdo seguía muy latente, así que no podía creer en ninguna de las palabras que él decía.

-No te creemos. -Dije sin mostrar una mueca.

Sentí como Ning apretaba mi mano, tal vez estaba un poco enojada conmigo, por mi actitud, pero no podía hacer nada, no podía dejar que unas simples palabras terminen con todo lo que mi novia había pasado.

-Voy a casarme.

Me sorprendí un poco, pero mis sospechas de que posiblemente este fingiendo eran altas. No me deje convencer con su actitud o palabrería, y estaba dispuesto a salir de ese lugar. Me levanté, esperando que Ning hiciera lo mismo, pero sólo sujetó mi brazo, rogándome con la mirada que le diera una oportunidad.

Volví a sentarme con un poco de molestia por lo débil que era ante ella. Fue allí donde me di cuenta de que lo que Heeseung decía era cierto, traía consigo un par de anillos dentro de una caja roja aterciopelada. Sentí como mis emociones y pensamientos peleaban por salir primero. Y al ver el silencio en el que estábamos, supuse que esperaban que dijera algo.

Miré a Ning, y como siempre, ella tenía razón, no era momento de rencores.

-Ella sabe toda la verdad. Sabe el tipo de persona que fui contigo Ning Ning, y a pesar de eso, aún está conmigo, con la única condición de que tenía que pedirte perdón, y así poder cerrar ese pasado que tanto te atormentó. Lo siento. -se arrodilló ante ella.

Ning se separó de mi mano y ayudó a Heeseung a levantarse, era imposible no sentir estos celos al verlos cerca, pero confiaba en ella. Seguí cada movimiento por parte de él, y al ver las lágrimas en sus ojos, una parte de mi se conmovió.

-Yo la amo, y aunque quisiera seguir mi vida, no podría, no hasta arrepentirme del horrible trato que recibiste por mí, sé que no es momento de recordar, pero sí de alguna forma pudiera ayudarte, sería pidiéndote mis más sinceras disculpas.

Me sentía confundido, más de lo que ya estaba. Pero sabía de algún modo, que esto no me incumbe del todo, así que era Ning Ning quien tendría la última palabra, y yo estaría con ella para apoyarla.

-Heeseung... -el mencionado la vio-, desde lo sucedido hace más de un año, me ha sido imposible seguir mi vida con normalidad, pero no quiero hablar más sobre eso. Ahora me encuentro bien, y creo que es hora de liberarme de lo único que me ata a ese pasado.

Sentí su cuerpo temblar por un momento, pasé mi mano sobre sus hombros, para transmitirle estabilidad. Estaba muy ansioso por su respuesta.

-Te perdono Heeseung. Creo que ahora que sabes lo que es realmente el amor, no volverás a cometer errores, y no quiero ser yo quien arruine la felicidad de una hermosa mujer como lo es ella. -Soltó un suspiro.

Vi como Heeseung sonreía luego de escuchar lo que dijo Ning. Supongo que realmente estaba arrepentido, pero a pesar de mis dudas, estaba muy agradecido por la iniciativa y el valor que tuvo para venir y hablar con nosotros, sobre todo porque está situación, ayudaría muchísimo a que Ning Ning, pudiera de sentirse libre por completo. Y eso era lo único que me preocupaba.

-Gracias, es lo único que puedo decir ahora -dijo Heeseung con otra sonrisa y lágrimas en los ojos-, realmente espero que ustedes sean muy felices y sobretodo tu Ning Ning.

-Espero lo mismo de ti y tu novia, Heeseung. Les deseamos prosperidad en su compromiso. ¿Verdad Sunghoon? -me miró.

-Así es, también espero que a partir de este momento procuremos no volver a vernos -sentí un codazo por parte de Ning-, olvídalo.

-No se preocupen, creo que tanto ustedes como yo, estaremos muy ocupados con nuestros propios asuntos -me tendió la mano-. Feliz Navidad.

Dudé un momento en corresponder, pero ante la mirada asesina de Ning, no tenía más opción que aceptar.

-Feliz Navidad Heeseung.

Los tres tomamos nuestras pertenencias, y salimos de aquella cafetería, a la cual desearía no volver a entrar, creo que era suficiente con los recuerdos que me traería a partir de este momento.

Caminamos hasta la avenida principal, y con una despedida, Heeseung se fue por un rumbo distinto al nuestro, me sentía feliz por eso. Recibí otro golpe y esta vez no dudé en quejarme, pero preferí la venganza. Y una muy dulce.

Rodeé el cuerpo de Ning Ning, mientras la atraía hacia mí en un cálido abrazo. La temperatura de la noche se hacía cada vez más fría, y la nieve que caía no ayudaba a poder conservar nuestro calor. Dejé un par de besos en su cabeza, mientras solo le repetía la gran persona que era. No quería entrar al tema de hace unos minutos, así que decidí olvidarlo. Por mi bien.

Caminamos por unos metros más, hasta que ella habló.

-Sunghoon -me llamó, más respondí con un audible murmullo-, ¿algún día nos casaremos?

Sentí mi corazón latir más fuerte de lo normal, no esperaba aquella proposición tan de repente. El tema del compromiso no me asustaba, pero si se tenía que conversar en otro momento.

-¿Quieres ser mi esposa? -pregunté de repente.

-¿Me lo estás proponiendo ahora? -preguntó con diversión.

-Digamos que sí, pero aún no tengo los anillos -hablé con sinceridad.

-Que gracioso -dijo ella con un tono más serio, creo que alguien comenzaba a molestarse.

-¿Estás molesta? -pregunté deteniendo mis pasos. Pero ella no respondía-, ¿Ning Ning, estás molesta, cariño? -insistí, y tampoco recibía respuesta.

Ella se inclinó hacia el suelo y se quedó sentada, ignorándome por completo. Creo que ahora si me pasé de la raya.

Pensé en alguna solución o idea para corregir mi error. Pero no sabía cómo.

-¿Ning? -la llamé con un tono más suave y sensible.

Me acerqué a ella con lentitud, y al estar a su altura, solo sentí como una bola de nieve me golpeaba el pecho, eso dolió.

-Te mereces eso y mucho más por ser un tonto. -volvió a lanzarme otra bola. Eso dolía, ¡ayuda!

-Pero mi amor... ¡Ah! -sentí otro golpe-, yo no quise bromear así ¡ah! -traté de acercarme a ella-, yo si quiero casarme contigo.

Ella se detuvo, dejando caer la bola de nieve que tenía en sus manos al suelo. Aproveché ese instante para acercarme por completo a ella y recostarla en la nieve, esta vez si no escaparía.

Sus mejillas y labios estaban muy rojos, y aunque sus ojos me pedían una explicación o gritaban que la liberara, yo no quise. Tuve que quitarme los guantes para acariciar su rostro, era tan bella. Vi cada facción que hacía, estaba muy enamorado de esta mujer.

Y pensar que algún día fue mi mejor amiga.

Posicioné mis manos a los costados de ella, y la vi con mayor profundidad. La inocencia de sus ojos era lo que más me encantaba, la dulzura de su nariz, y no se cuanto más aguantaría por dejar un beso en aquellos delgados labios que seguramente buscaban calor. Ella estaba quieta, no decía nada, y así estaba bien por ahora.

Me acerqué lentamente hacia su rostro, y antes de hacer lo que tanto deseaba, le susurré un "te amo", para asegurarle que mi amor por ella jamás terminaría.

Un beso lento y cálido, se apoderó de nosotros. Sentir aquella sensación de cosquilleo en mi vientre cada vez que tocaba sus labios, era maravilloso. Me sentía tan tímido y feliz con tan solo esa acción, que me alegraba saber que era ella, quien me provocaba todo esto.

Me separé lentamente, y la vi, tenía los ojos cerrados, sabía que ella también disfrutaba de este momento. Comencé a dispersar mis labios por toda su carita, dejando más besos por esos lares que amaba sentir. Ella solo reía, muy tiernamente, provocando que mi corazón saltará con regocijo por tal sonido.

-Eres muy hermosa -me atreví a decirle. Era la verdad.

Dejé un beso rápido en sus labios y me levanté, ayudándola a hacer lo mismo.

-Feliz Navidad Ning Ning -la abracé.

-Feliz Navidad Hoonie -dijo ella.

Fue el momento perfecto. Los fuegos artificiales se apoderaron de los cielos, comenzando así un día nuevo, un día de Navidad.

Era muy feliz, demasiado diría yo, y tenía tanto que agradecerle a la vida por esto. Tenía el patinaje, que era mi pasión, y la tenía ella, que era el amor de mi vida.

Esto era el amor, un amor helado y hermoso.


La competencia de los juegos de invierno Beijing habían empezado, y no podía estar más nervioso.

Tenía al amor de mi vida conmigo en esta fecha especial, y que mejor que ella para hacer lo que tanto nos apasiona esta noche.

Patinaje Artístico.

Estábamos concentrados en nuestra rutina, donde pretendemos entregar todo de nosotros, y enseñarle al mundo, lo que él verdadero amor puede hacer.

Ning Ning se veía muy hermosa con su vestuario, el cual combinaba a la perfección con el mío, hasta en esos detalles sabíamos que teníamos al destino de nuestro lado. Y eso me encanta.

Faltaba más de 30 minutos para nuestra presentación, así que aún teníamos un poco de tiempo para liberar la tensión.

Nuestros entrenadores estaban muy satisfechos con el trabajo que hemos estado haciendo durante más de un año de entrenamiento. Aunque en alguna ocasión tuvimos varios inconvenientes, ninguno fue tan fuerte como la verdadera pasión que teníamos para este momento.

Estaba sentado frente de ella, viéndola como practicaba algunos movimientos con las manos, se veía tan bonita concentrada.

No imaginaba lo que tenía preparado para ella.

Observé la caja dorada que tenía en mi maletín, hoy era el día.

Sabía el largo tiempo que tuvimos que esperar, sacrificamos varios de nuestros momentos juntos para este proyecto, pero no pude dejar de lado la emoción que tenía de que por fin nos casaríamos.

Hoy se lo propondría, no en este preciso momento, claro, pero será en aquella pista de hielo. Y espero que todo resulte como lo tengo planeado.

Al costado de la pequeña caja con los anillos, estaba la carta, y eso era la parte negativa de todo esto. Algo que nadie debería saberlo.

Luego del primer semestre de práctica en Seúl, comencé a sentir un gran dolor en el parte inferior derecho de mi cabeza. Creí que solo era un efecto de todo el estrés que había acumulado por la competencia, pero ante las constantes punzadas y desmayos que tuve cuando no estaba con Ning Ning, sabía que había algo más.

Me hice varias pruebas para obtener un resultado favorable, quería todas las observaciones posibles. Pero jamás espere enterarme de aquella noticia.

Tenía un Aneurisma Cerebral.

Ese día fue el peor de todos.

Me encerré en mi habitación por dos días, con la excusa de que necesitaba concentración, y a pesar de las constantes insistencias de Ning Ning por verme, tuve que asimilar que jamás había escuchado aquella noticia, para poder verla a los ojos y decirle que todo estaba bien.

Me costó, y me sigue costando ocultarle aquello. Ha pasado más de seis meses desde que me enteré, y aún no he juntado todo el valor necesario para decírselo. La enfermedad estaba muy avanzada, y no había cura. Nadie lo sabía, ni mis padres, ni mis amigos, ni los entrenadores, solo yo.

Al ver esta carta ahora, todas las emociones volvieron a juntarse, no quería llorar y preocupar a mi equipo, ni a ella, esta fecha era muy especial para todos, así que tenía que ser fuerte, solo faltaba poco.

Según el último análisis que me hice hace una semana, ya no podía hacer nada más, el tratamiento no funcionaba, y aquel Aneurisma muy pronto acabaría con mi vida.

Sólo me quedaba algunos días de vida. Y este día, era el último.

Me encargué de dejar todo en orden, desde una vida cómoda y feliz para Ning Ning, hasta una vida sin necesidades para mis padres. Después de todo, no podría llevar ninguna riqueza conmigo, así que otros la necesitarían.

Había preparado una gran sorpresa en mi casa, para la bienvenida de todas las personas que seguramente esperaban por nuestro triunfo. Pero el lugar en el que más libere mi dolor fue en mi habitación, aquel lugar que se convirtió en un nido de recuerdos y amor al lado de Ning Ning, solo quedaría para ella.

Estaba destrozado, me dolía dejarla de este modo, ella no merecía lo que estaba por suceder.

15 minutos.

No faltaba mucho para que nuestro turno llegara. Guardé la carta que le entregarían a Ning Ning, y saqué el par de anillos de la caja, comenzando a si mi último plan de amor.

Cerré mi mano en un puño, para que nadie descubriera lo que ocultaba, y junto a la hermosa sonrisa que tenía mi novia, caminamos hacia el lugar de los equipos, para esperar por nuestro turno.

No estaba nervioso, solo esperaba que todo saliera como lo tenía planeado. Sentir la mano de Ning Ning era mi felicidad completa, y el soporte que necesité durante todo este tiempo.

Llegamos a las tribunas y nos sentamos, mientras veíamos la rutina que había preparado el equipo de Japón, un rival muy fuerte.

8 minutos.

El tiempo avanzaba con gran rapidez, y el miedo de no poder cumplir mi objetivo, no me permitía concentrarme. Las voces del público, jueces, y nuestros entrenadores, se iban alejando más y más, y sólo sentía mi pulso elevarse.

Sentí la mirada de Ning Ning, y pude volver a la realidad.

-¿Estás bien? -me preguntó con una evidente preocupación.

-Si, son solo nervios cariño. -Fue lo único que pude liberar.

-Lo haremos bien, no te preocupes. -Dejó un beso en mi mejilla, y se recostó sobre mí hombro.

3 minutos.

El momento cada vez estaba más cerca, tenía miedo, quería salir corriendo de este lugar, pero también quería cumplir el sueño del que siempre me había hablado Ning Ning, y no estaría dispuesto a decepcionarla por nada del mundo.

-Y esa fue la presentación del equipo de Japón, aplausos por favor -dijo una voz en los parlantes-. Ahora, es el momento de la presentación del equipo de Corea Del Sur.

Llegó el momento, toda la audiencia que estaba en este lugar comenzaron a aplaudir, escuchaba los gritos por parte de las fans y compatriotas de nuestro país, y el ánimo por consiguiente de nuestros entrenadores. Me levanté de mi lugar, y junto a Ning Ning, caminamos hasta el lugar donde sería nuestra entrada.

Era ahora o nunca.

Mientras caminaba detrás de ella, puse uno de los anillos que tenía en mi dedo anular izquierdo, y procuré guardar el otro hasta el final de nuestra rutina.

Nos encontrábamos en la puerta de ingreso hacia la pista de hielo. Esperamos a que nombraran nuestros nombres y en unos tres segundos, ingresamos.

Hicimos una bienvenida formal y elegante, antes de empezar nuestra rutina. Sentí mi sangre hervir más y más, pero ya no había vuelta atrás.

Nos posicionamos en el centro de la pista, y la vi. Ella tenía una sonrisa, llena de emoción, sentimiento, y vida. Tal vez después de esta presentación, ella decida no volver a pisar este lugar, pero me encargué de que eso no sucederá en la carta que escribí. No solo le explicaba los motivos de mi partida, o los sentimientos que sentía por ella, también me atreví a grabar un video que de seguro necesitaría ver, porque lo que menos quería era que viviera siendo infeliz, y aunque tenía la certeza de que yo sería el único culpable, ella no merecía ahogarse en un mundo sin color. Ella no necesitaba eso.

-Te amo -susurró.

-Te amo -respondí con toda la sinceridad del mundo.

En ese momento, el tema de Heart will goes on de Titanic comenzó a invadir nuestros oídos, iniciando nuestra rutina.

Comenzamos por unos pasos simples, para encontrar nuestra unión y sincronización a pesar de que ya la teníamos. En los primeros 20 segundos, logramos hacer un par de piruetas en el aire muy bien ejecutadas, lo estábamos haciendo muy bien.

Sentir la vibra que Ning Ning me transmitía era única, nuestros pasos y movimientos se mantenían al compás en todo momento, y la canción era perfecta para este escenario.

Con cada pirueta o truco que hacíamos, recuerdos de nuestros momentos de entrenamientos llegaba a mi mente, convirtiéndose en el punto principal de que mi corazón se quebrara. Traté de concentrarme para no equivocarnos, y con una triple pirueta más, logramos llegar al clímax de la rutina, esto era perfecto.

La canción ya había llegado a casi dos minutos, y hasta el momento toda nuestra rutina había sido impecable. Continuamos haciendo algunas figuras en el espacio, mientras más recuerdos invadía mi mente.

Cuando nos preparamos para una cargada sumamente peligrosa, dejé de lado las punzadas que llegaron a mi cabeza, y me concentré en que ella brillara. La sonrisa que tenía era demasiado hermosa, y verla iluminada por los reflectores de luz, hicieron que me enamore una vez más de ella.

Faltaba poco para nuestro final, y las emociones que tenía llegaron al límite.

No pude controlar mis lágrimas, y aunque escuché la pregunta de Ning Ning, preferí no responder y solo le dediqué una sonrisa. Llegamos a los últimos 20 segundos.

Hicimos una pirueta más en el aire, y nos separamos, podía ver la hermosa actuación y dedicación que ella brindaba, sin embargo, lo que yo sentía en este momento, era más real de lo que parecía.

Volvimos a acercarnos, y con una última cargada, bajé el cuerpo de Ning con lentitud, al compás de la música que también llegaba a su fin, cuando vio mi rostro lleno de sufrimiento, hizo que las lágrimas que ella tenía incrementaran.

Y cuando la vi a los ojos, tomé su rostro con delicadeza, y dejé un suave y último beso en sus labios.

Terminando así nuestra rutina.

Me sentía horrible, no sabía cómo describir todas estas sensaciones y emociones. Los aplausos que nos daban eran indicios de que lo habíamos hecho muy bien, pero sabía que esto no terminaba aquí, o, mejor dicho, sí.

Me separé de Ning y comencé con mi pequeña sorpresa.

Saqué el anillo que había guardado para ella, y en frente de todas las personas, los medios, y el lugar que amábamos, me arrodillé ante la mujer más perfecta de esta tierra.

Pude ver su rostro llena de emoción y sorpresa.

Ignoré el dolor en mi cabeza, y pronuncié aquellas palabras que con tanto anhelo habíamos esperado, ambos:

-Mi hermosa Ning Ning, sé que no esperabas esto ¿verdad? -comencé-, pero no podía esperar más.

Pude sentir como todos guardaron silencio para este momento, y estaba muy agradecido por ello.

-Sé que siempre soñaste con este momento, y aunque me dijiste que querías casarte con tal actor cuando apenas eras una niña, hoy puedo prometerte que soy mejor que ese actor -ella rio-, y también, prometo amarte y hacer de tus días los más felices y únicos, aunque tú te mereces más que eso.

Sentí como una punzada con mayor profundidad, nublaba mis ojos, y lo único que conseguía ver en este momento, eran siluetas borrosas, incluyendo la de Ning Ning. Tenía que apresurarme.

-Le pregunto a la mejor y adorable mujer del mundo, Ning Yizhuo... -incliné el anillo hacia ella-, ¿aceptas casarte conmigo y formar parte de una nueva aventura juntos? -sentí mis mejillas húmedas, las lágrimas habían vuelto.

Como si la vida me ayudara un poco, puse ver con claridad el rostro de mi novia, quien también tenía lágrimas en los ojos, esperaba su respuesta, estaba ansioso, y el dolor en mi cabeza había llegado a su límite.

-¡Acepto! -gritó ella con muy emocionada y conmovida.

Me levanté y la abrace, quería sentir su calor por última vez, y también quería trasmitirle lo poco que me quedaba de energía para que su luz nunca se apague.

Un mar de aplausos llegó de repente. Vi a mi equipo y entrenadores y les sonreí. Me separé de Ning Ning, y dejé un beso con delicadeza en sus labios.

Ya no podía seguir.

Me separé de ella y tal como lo pensé, un líquido rojo descendía de mi nariz, manchando gran parte de mi atuendo, aunque eso era lo menos que me importaba ahora.

Vi el rostro de Ning Ning borroso, y sentí como caí al suelo de rodillas, mis piernas dejaron de funcionar. Lo único que podía mantenerme eran los brazos de ella, que me sostenían, mientras de seguro esperaba una explicación de mi parte.

Volví a verla con claridad, y sólo pude acariciar su rostro, manchándolo con la sangre que había en mis dedos, me puse triste al verla así, estaba enojado conmigo mismo por no ser más fuerte, ella no merecía esto.

-¡¿Sunghoon, que sucede?! -preguntó con desesperación.

-Perdóname, lo siento tanto b-bonita -mi voz se quebró, al ver como ella comenzaba a llorar y tomaba mi cuerpo con fuerza.

-No, ¡no puedes hacerme esto!

Ver sus ojos y labios tiritar por la situación me carcomía, no quería que esto terminara aquí, pero no podía hacer nada. Sentí mi pecho inflarse, no entendía que pasaba, mis brazos cayeron sin fuerza, y aunque quise hablar, mi voz se escuchaba muy lejana.

Vi a varias personas rodear mi espacio privado con Ning Ning y aunque quería que me ayuden, ella necesitaba más ayuda que yo.

-¡Sunghoon!

Escuché su voz, era tan única y linda.

Sentí mi cuerpo demasiado frío. Quería calor, pero mi cerebro estaba hirviendo, el dolor y la presión de este, nublaron mi visión por completo.

Y poco a poco, cerré los ojos.

Mi vida había llegado a su fin.

Tres años después.

-¡Mamá! ¡Mamá! -reconocía esa voz, era mi hijo-. ¿Podemos ir a la pista de patinaje? -decía con mucha emoción.

-Por supuesto mi amor, solo esperamos a alguien más y vamos, ¿sí?

-¡Oki!

Vi como él esperaba sentado en la vereda de la casa.

¿Por qué tanto se demora?, dije con desesperación.

Pero en un segundo, él ya estaba aquí.

-¡Sungwoo! -lo llamó-. Pequeño, ven aquí.

-¡Tío Sunoo!

Vi como Sunoo cargaba a mi pequeño hijo, sabía que día era hoy, así que no pude evitar verlos con preocupación y un poco de tristeza.

-¿Cómo estás? ¿Ya comiste?

-¡Si!

Ver la relación que ellos dos tenían, provocaba en mí una sensación de querer ser yo quien estaba allí, sentir y abrazar a mi hijo y sentirla a ella.

-¿Iremos a la pista? -preguntó Sunoo, acercándose a ella.

Sólo asintió. Sabía lo difícil que era todo esto.

Subieron a la camioneta, y arrancaron rumbo a ese lugar, el lugar favorito de mi pequeño Sungwoo.

Seguí el auto con cuidado y cuando pude ingresar me senté cerca de ella. Podía ver como hacía un gran esfuerzo para sonreír y hablar con nuestro hijo, pero la conocía tan bien, y sabía que aún seguía sufriendo.

Llegaron a la pista de patinaje y los seguí en silencio. Varios recuerdos aparecieron, y no podía ocultar la felicidad en mi pecho.

Ver a mi hijo en la pista y la calidad con la que patinaba, no hizo más que enorgullecerme. Sin duda había heredado nuestro talento.

Busqué a Ning Ning y la hallé sentada en las tribunas, mientras veía con una sonrisa a Sungwoo. Seguía tan hermosa como siempre.

Me acerqué más a ella y me senté a su costado. Observé su rostro con mucha atención y no podía dejar de enamorarme como la primera vez. Pero de un momento a otro esa sonrisa se desvaneció y como si fuese una luz se iba apagando más y más, no podía permitir eso. Sin pedir su permiso, junté mis labios con su mejilla y me separé lentamente.

Vi su rostro de confusión y sorpresa, buscó por todos lados que era lo que la había tocado, pero no lo halló. Tocó su mejilla y una lágrima se deslizó por su suave piel. Se quedó en silencio por un momento, hasta que habló.

-¿Eres tú Sunghoon?

Me acerqué nuevamente a ella y susurré:

-Claro que sí, cariño.

Rodeé su cuerpo y sabía que ella podía sentir mi calor. Más lágrimas cayeron por sus mejillas, pero la sonrisa que tenía me aseguraba que jamás me olvidaría.

Y yo jamás la dejaría.

Ambos nos amamos, y si teníamos que vivir de este modo, lo haríamos.

Y seguiremos congelando más momentos de amor.

FIN.

Muchas gracias por leer esta hermosa y primera historia con la que inauguro este libro, espero que les haya gustado mucho.

Abriré una pregunta: ¿Qué idol es gustaría que sea el protagonista de la siguiente historia?

Leeré sus comentario uwu.

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夢│生│活│日

🍃✨


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