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O7

POV Mina.

El mundo me producía rechazo. Las sonrisas de las personas, de la gente adulta, de los niños, sus voces, sus caras, sus risas, cómo las odiaba con todo mi alma. Eran como burlas hacia mi miserable ser.

Los odiaba si no eran miserables como yo, si tenían una mejor suerte que la mía y aun así vivían insatisfechos. Los odiaba pero no más que a mí, odiaba este mundo pero no más que al mío. Empero, si los comparaba, el mundo exterior se convertía en lo más hermoso de la creación de "Dios". Dios, ese "hombre celestial" perfecto que supuestamente todo lo había creado y al que le atribuían todo lo bello, bueno y milagroso de la Tierra.

Pero lo malo no. Si sucedía algo malo, no era por él o si lo era, era por castigo, porque nosotros estábamos equivocados.

Yo era algo malo, horroroso, un error malviviente en el fondo de la inmundicia y por eso Dios a pesar de su "bondad" y "piedad" nunca se había sentido compasión de mí.

—¿Te sientes mejor?

Asentí sin soltarme del tan necesitado abrazo. Quería permanecer así por siempre, coserme a lo único que alivianaba el peso sobre mis hombros y desenredaba el nudo en mi garganta.

El suelo era frío pero poco y nada nos importaba, no nos movimos de la azotea de aquel edificio abandonado.

—Te obsequiaré una guitarra. Será un regalo de navidad adelantado.

—No —Solté sin desarmar el abrazo pero mirándolo a los ojos—. No quiero que gastes dinero en mí.

—Por favor.

—No puedo.

—Entonces acepta la mía.

Sacó la guitarra de su estuche y me la ofreció. Pasaron segundos y no obtuvo reacción de mi parte, ambos sabíamos cuánto significaba ese instrumento musical para él e igualmente quería entregármelo para aliviar mi dolor.

—Mina.

—No lo merezco.

—Es verdad, te mereces mucho más. Si me quieres, por favor acéptala.

Por supuesto que lo quería. Era la única persona en este mundo que me entendía a la perfección, la primera persona que había mostrado un real interés en mí, que me escuchó cuando nadie más lo hizo y que me enseñaba cada día a valorarme un poco más.

Mi luz al final del túnel.

—Mina.

Tomé el instrumento con cuidado y la abracé como lo haría una niña a su única muñeca.

—Gracias —Mis ojos ardían.

Estaba tan acostumbrada a ser tratada como basura que sentirse bien de pronto quemaba como ácido en la piel.

—Tú eres especial Mina —Sus brazos me envolvieron protectoramente—. No te dejes vencer por las palabras o acciones de tu padre. Él te trata de ese modo porque sabe que eres mucho mejor que él y que llegarás lejos en la vida, recuérdalo. Además no estás sola, siempre me tendrás a tu lado, siempre estaré para ti.

—Eres un ángel, mi Peter Pan.

—Y tú mi Thinker Mina.

Nos mantuvimos en silencio sin medir el tiempo hasta que, como se veía venir, comenzó a llover y tuvimos que bajar.

Cuando el agua del cielo cesó, nos despedimos en la puerta del teatro.

Como ya estaba oscureciendo, decidí regresar a la casa. Lo único positivo de volver era que mi padre seguramente se había ido al casino y no lo vería en uno o dos días.

Al prender mi teléfono tenía trece llamadas perdidas de Taehyung.
Tal vez así estaba bien, tal vez ignorarlo era mil veces mejor que abrumarlo con mis problemas. Él tenía los suyos y ahora que podía ser feliz no iba a arrastrarlo a mi ruina.

—¡M-Mina!

Me detuve al reconocer esa voz.

Pese a lo poco que alumbraba el viejo poste luz de la calle, pude distinguir a una conocida vecina con los brazos colgando de la rama del árbol frente a mi casa.

—¿Qué haces ahí Chaeyoung?

—No-no p-puedo b-bajar.

Dejé la guitarra entre los arbustos y corrí a ayudarla.

—Te tengo —dije sujetando sus piernas para mantenerla segura—. Suéltate.

Chaeyoung hizo caso y soltó la rama pero le ganó a mi fuerza y terminamos cayendo una sobre la otra en el pasto húmedo.

—Uh... —Su cara se puso muy roja.

—Chaeyoung, ¿puedes...? Es que pesas.

Ella se levantó rápidamente y fue a esconderse detrás del árbol.

—¿Chaeyoung?

—Lo-Lo siento.

Sabía que no vendría por su cuenta, a veces actuaba muy tímidamente, así que fui por ella y la descubrí dándose golpecitos en la cabeza.

—Eres una tonta, Chaeyoung, eres una tonta —Repetía una y otra vez en voz baja.

—Chae...

—¡M-Mina!

—¿Estás bien?

—¡S-sí!

—¿Qué hacías ahí arriba?

—T-te estab-ba e-esperando.

—Puedes pescar un resfriado, mejor...

—¿Has comido?

—Chaeyoung...

—V-ven a casa. Mis p-padres no están y Jeongyeon salió con Momo. Prepararé algo fácil y rico para ti.

—Cha-

—Por favor.

—¿Te has dado cuenta de que ya no tartamudeas tanto como antes? Me alegro mucho por ti.

—E-eso es porque me siento cómoda hablando contigo.

—Creo que es más que eso. Es debido a que estás tomando más confianza en ti misma. Sigue así, te felicito.

—Uhm. Oh, ¡tu frente tiene una herida!

No me dió tiempo a replicar y me jaló consigo.

Por lo general me negaba rotundamente a ir a su casa, no me gustaba dar lástima. No obstante, estaba tan hambrienta que me dejé llevar.









POV Jeongyeon

—¿Algún problema?

—No —Le respondí a mi amiga Momo mientras íbamos a nuestra primera clase—. Creo que no dormí bien.

—Tampoco yo. Mis vecinos tenían la música a todo volumen, imposible dormir con tanto ruido. A propósito, ¿y Chae?

—Supongo que en camino. Ya sabes cómo es, se queda esperando a Mina.

—Cierto, ja, ja...

—¿De qué te ríes?

—De nada. Más bien, no sé, ¿nunca te pusiste a pensar que a lo mejor... le gusta?

—¿Quién?

—¡Mina! ¿Quién más? Ponte a pensar, siempre quiere ir adonde va su banda, no le importa llegar tarde a la escuela y que la regañes con tal de caminar con ella, hace todo lo posible para pasar tiempo a su lado. Cuando habla de Mina se le iluminan los ojos.

—Estás loca. Chaeyoung es solo una fan, eso es todo, a ella no le gusta nadie. Tú y tu imaginación de veras.

—¿Y tú de verdad te crees eso de que se volvió fan de una banda de rock de la noche a la mañana? ¿Qué pasó con su sueño de bailar Crazy con Britney? Si ella te insiste tanto en ver a esa banda, no es por ellos sino por Mina.

—Imposible, ya no sigas. No tiene sentido nada de lo que dices.

—¿Por qué no? Si así fuera no le veo nada de malo, Chae ya tiene edad para enamorarse o al menos para interesarse en alguien.

—Claro que no, es una niña.

—Jeongyeon, solo es dos años menor que tú.

—Eso no le quita lo inmadura —Diooos—. Lo que quiero decir es que... Chae no es así y punto. Vamos a clases de una vez o nos pondrán retardo.

Chaeyoung era mi hermana y la conocía mejor que nadie. Ella era torpe y un poco payasa, sí, pero también tenía una parte muy sensible que debía proteger.

Cuando era pequeña se metían con ella a menudo por su tartamudez y yo siempre la defendía y aún lo hago. Era muy tímida antes de que nos mudáramos tres años atrás por cuestiones laborales de nuestro padre. Sin embargo, eso fue cambiando de a poco hasta llegar a convertirse en... ¿la niña dinosaurio? Bueno, el solo atreverse a hacer aquello era una gran prueba de cuánto había cambiado.

Al llegar al aula tomamos asiento en nuestros respectivos lugares. Pude ver que Nayeon ya estaba aquí, se besaba con su novio Jinyoung en el fondo sentada en su regazo. Nunca supe qué había visto en él. Sin ofender, ese chico no hacía nada por nadie.

Para ser honesta, nunca entendí la necesidad de las parejas de besarse en público y me refiero a los besos de pescado, ugh. ¿Qué buscaba esa gente con sus besos de lengua y sus toqueteos? ¿Que les aplaudan? ¿Ser el centro de atención? ¿Producir "envidia" en el resto? Claro, era eso. Jinyoung y en especial Nayeon solo ansiaban atención por algo verdaderamente estúpido.

Era un acto sin sentido para mí, así como el por qué no podía quitar la vista de ellos. Lo peor fue que Nayeon me descubrió en un momento y se apartó rápidamente de él.

—Jeong, deja de andar de mirona que la profesora ya está aquí.

—¿Qué? Te equivocas, yo no...

¿Tanto tiempo me colgué que hasta Momo se dió cuenta?

Como sea.

Diablos.

Si había algo que detestaba en este mundo, eso eran los trabajos grupales y para mi muy, muy mala suerte tuvimos que hacer equipo y qué mejor idea de la profesora que juntarnos a Momo y a mí con Nayeon y su burro.

—Pvta suerte —Murmuré por lo bajo.

—¿Qué dijiste? Te oímos.

—Genial, no eres sorda.

—No hemos comenzado la actividad y ya quieres pelear.

—Okay, Im. Hagamos el trabajo de una vez, así Momo y yo nos largaremos cuanto antes.

—Bien, cállate.

—Tú no me callas, imbécil —Ni mi padre me mandaba a callar e ¿iba permitir que Jinyoung lo hiciera? Por supuesto que no.

—Si sigues protestando, no pondremos tu nombre en el trabajo.

—Como si tú fueras a hacer algo, no me jodas. Si me molesta hacer grupo con ustedes es precisamente porque sé que tú no harás nada como las otras veces.

—¡Paren! —exclamó la dueña del burro—. Jeongyeon, si continúas quejándote le avisaré a la profesora y te restará puntos.

—Me vale, de hecho lo haré yo misma.

Claro que sí, dejé mi asiento y fui con la profesora a solicitar que me permitiera hacer el trabajo individualmente pero al parecer hoy no era mi día. No me quedó otra que regresar como lu con el grupo.

—¿Tienes algo más que decir? —dijo la insoportable en un tono burlesco y con una sonrisa ladeada.

—Dividamos las consignas, así no tendremos que dirigirnos la palabra.

Su sonrisa se borró. Já.

Al final de la clase entregamos el trabajo y tal y como lo predije Jinyoung no hizo nada, se pasó toda la hora jugando con su teléfono. Nayeon terminó haciendo la parte de ambos.

Como no tenía intención de presenciar cómo el par se besuqueaba otra vez, le dije a Momo que la vería luego y fui a chequear que Chaeyoung hubiera llegado a su clase a tiempo. Empero, al pasar por la enfermería alguien me jaló del brazo al interior.

—¿Ahora qué? —Me solté al ver de quién se trataba.

—Adivina. La profesora me regañó por tu culpa.

—¿En serio? Ja, ja, ja.

—Con que te parece gracioso.

—¡Así es! Dime, ¿te restó puntos? ¿Por eso estás tan cabreada?

—¡Esto no es por los malditos puntos! ¡¿Qué, no te tomas nada en serio?!

—No te hagas la niña buena ahora, eres más falsa que un billete con la cara Jinyoung.

—Ahh... —Rió— Con que es eso. Es por Jinyoung.

—¿Qué cosa?

Fue acercándose lentamente hacia mí con una sonrisa sospechosa. Yo fui retrocediendo hasta tocar la pared.

—Estás celosa.

—¿Celosa? ¿¿¿Yo??? ¡Ja, ja, ja, ja! Qué buen chiste. Descuida, ese imbécil es todo lo opuesto a mi tipo ideal.

—"Ja, ja" No me refiero a él sino... a mí.

—¡Pff, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA! —La alejé un metro con un leve empujón en los hombros— Tú... Ja, ja, ja, ja.

Nayeon se cruzó de brazos sonriendo falsamente.

—No haces más que delatarte.

—Ja, ja, ja... Sorry not sorry, es que es tan gracioso. Ahora sí, escúchame bien Nayeon, tú estás a años luz de gustarme. Es más probable que me guste mi mejor amiga antes que tú.

—¡Pues qué bueno porque tú tampoco me gustas!

—Gracias por el dato. ¿Algo más dientona o ya me puedo ir?

—Púdrete yonyon risa de ogro.

—Cállate.

—Uy, ¿herí tus sentimientos?

—Lo mismo te pregunto. Por lo visto te decepciona saber que no eres mi tipo.

—Ilusa. Mejor me voy con Jinyoung, ya me cansé de ti.

—Adelante.

—Duh.

Era tan estresante pelear con ella, una verdadera pérdida de tiempo a decir verdad.

Pero, ¿por qué siempre tenía que mencionar a su novio en todo? A veces no sabía quién de las dos era la idiota; ella por empezar estas tontas peleas o yo por seguirle la corriente.

Creo que era un empate.








POV Mina

Bajé a la cocina sabiendo que no había nada. Lo poco que contenía la heladera eran botellas de alcohol y la alacena estaba completamente vacía.

Mi estómago rugía como bestia, de una manera que hasta me daba vergüenza ir a la escuela así pero no podía seguir acumulando faltas o no dejarían que pase el año. Era duro pero tenía que calmar a mis tripas de alguna forma. Luego de repensármelo unas tres veces, me atreví a tomar algo del dinero que mi padre escondía debajo de su colchón.

Al salir de casa escuché unos gritos desesperados al unísono de los gruñidos rabiosos de un perro. Fue entonces que vi a Chaeyoung siendo atacada por el perro de la casa de al lado. Era pequeño pero peligroso.

—¡A-Au... A-A-Auxilio! ¡A... A...!

Lo primero que se me ocurrió hacer fue tirar de su pierna aunque eso solo agravó la situación ya que el perro clavó sus dientes aún más en la parte baja de su pierna.

—¡M-Mi-Mina! ¡Ahh!

Terminé jalando de la cola al animal y afortunadamente funcionó, soltó a mi vecina y se alejó de nosotras.

Chaeyoung tardó en reaccionar cuando la llamé, su respiración estaba acelerada y sus ojos bien abiertos por el shock. Luego de ayudarla a levantarse fue como si hubiese vuelto en sí. No tenía heridas profundas por suerte, los dientes del perro no lograron traspasar la tela de sus vaqueros.

—E-Est-toy bi-bien.

—¿Segura?

—S-Sí. No-No sé p-por qué se enojó. Solo le di una galleta.

—Quizás eso lo enloqueció.

—Lo-Lo siento.

—No fue culpa tuya que el perro te atacara. Creo que sería más seguro para ti si fueras con tu hermana...

—Y-Yo estaba espe-perándote para ir a la escuela, p-por eso estaba aquí.

—Chae-

—¿Desayunaste?

—Sí. Ahora será mejor que nos apresuremos.

Ella asintió de nuevo y partimos.

—M-Mina —habló de repente mientras caminábamos una a la par de la otra, a pocos metros de llegar al colegio.

—¿Uhm?

—¿Q-qué... qué harás luego de que t-te gradúes? ¿Ya t-tienes planes?

—Sí.

—Oh.

—¿Y tú? Cuando te des cuenta ya habrán pasado otros dos años.

—Es cierto. Yo... quiero ser veterinaria para curar a los animales. Mamá dice que está bien, Jeong opina que cambiaré de parecer con el tiempo pero yo sé que no.

—Si quieres ser veterinaria, lo serás.

—Gracias. Uhm... —Abrió su mochila y sacó una bolsa de papel— E-Es para ti.

La miré sin comprender.

—Son galletas agridulces. Mamá y yo las horneamos anoche. Guardé unas para ti, q-quería que las probaras.

—Deberías conservarlas para el receso.

—Ya aparté unas para mí.

Esto era tan incómodo. No quería ser grosera con ella pero me disgustaba bastante esta clase de cosas y más cuando eran recurrentes. En momentos como este lo veía más como un acto de caridad que como un gesto de amistad.

—No deberías hacer esto Chaeyoung, por favor ya no lo hagas.

En la puerta del establecimiento me despedí de ella y le sugerí que si le dolía la pierna durante la clase fuera a la enfermería.

En el receso me encontré con los miembros de Outsiders. Era un alivio saber que no sería atacada con preguntas ya que ya había conversado con Taehyung respecto a lo sucedido el sábado, le había contado que mi padre rompió mi guitarra eléctrica y que me encerré en mi cuarto todo el día. No hacía falta añadir nada más.

Él solo necesitaba oír que yo estaba bien.

—Mina, tengo algo que decirte —dijo luego de que Suga y Seulgi se fueran por su lado.

—¿Qué?

—Verás... He hablado con Suga y Seulgi y... Por favor no lo tomes a mal, solo empatizamos con tu situación y si hay algo que nos une como familia, eso es la música. Nosotros... queremos colaborar para que puedas comprarte otra guitarra. Si cada uno pone un poco de sus ahorros-

—Taehyung...

—En el taller mecánico me están pagando bien y-

—¡Para! No te lo conté para que hicieras esto.

—Lo sé pero nuestro deseo de verte bien es más fuerte. Sé muy bien que detestas que se metan en tu vida, incluyéndonos a nosotros, pero piénsalo de esta manera, esto también tiene que ver con la banda, eres nuestra guitarrista principal. Solo déjanos brindarte un poco de ayuda-

—No hace falta.

Resopló.

—Sabía que dirías eso.

—Entonces sabrás también que no cambiaré de postura.

—Al menos acepta una parte.

—De verdad no hace falta.

—¿No?

—Ya tengo otra.

—¿Qué? Pero... ¿De dónde...?

—Lo importante es que podré seguir haciendo música y eso es todo.

—Pero-

—Gracias de todos modos.

No tenía intención de discutir.

—A veces eres como el enigma personificado.

—Ojalá lo fuese.

—Mina, ¿has desayunado?

—¿Ahora tú? ¿Otra vez dirás que me veo demasiado flaca?

—Me preocupo por ti.

—Estoy bien —afirmé sonriendo lo mejor que pude—. Si necesito algo te lo diré, ¿bien? —Él asintió, aunque parecía poco convencido— He comido, ¿contento? Es más, tengo galletas —Aduje enseñándole la bolsa de papel.

—Mina-

—Tal vez no llegue puntual a la hora del ensayo.

—¿Te quedarás? —Asentí— Por cierto, hay un chico nuevo en la escuela, nos hicimos amigos y lo invité al ensayo.

—Okay. Espero que no estés buscándome un reemplazo.

—Claro que no. Si te aviso es porque sé que no te gustan las sorpresas.

—Entonces los veo luego.

—Nos vemos directamente en mi casa. Hoy saldré antes, tengo que llevar a mi abuela al hospital.

Abuela...

Sin duda la señora Kim tenía un corazón de oro y la mejor prueba de ello era Taehyung, el nieto atento y amable que había criado con dedicación. Lamentablemente, por su edad presentaba problemas de salud y requería de cuidados la mayor parte del tiempo, motivo por el cual vivía con una tía aunque quien se encargaba de todos los gastos médicos y de que no le faltara nada era Taehyung, y no, no era nada fácil. Por eso mismo no quería significar una preocupación más en su vida.

Al finalizar la última clase, me dirigí al salón de Música, mi asignatura favorita.

Saqué un pentagrama en blanco de mi mochila e hice un avión de papel. Me gustaba hacer aviones con pentagramas, en mi mente era como transformar la música en un transporte que me llevara a otro lugar lejos de aquí, fuera de la realidad. El viaje que más deseaba, solo de ida.

—Sabía que te encontraría aquí.

Sonreí al encontrarme con la mirada dulce que había estado esperando ver en toda la mañana.

—Creo que soy muy predecible.

—En realidad no sabía que estabas aquí pero lo esperaba. Sé que tu clase favorita es Música, al igual que la mía, y que, de tener una dificultad o si estuvieras con mucha inspiración para escribir una obra de arte, vendrías aquí.

—Pensé que te irías después de clases.

—¿Y dejar que conviertas todas las hojas de tus cuadernos en aviones? No —A veces me sentía tonta por no saber cómo reaccionar ante su presencia. Él se recargó sobre un pupitre y sacó más pentagramas de su carpeta—. ¿Qué tal la guitarra?

—Bien.

—¿Solo bien?

—Es perfecta. Hoy la usaré en el ensayo.

—Genial. Yo ya tengo otra, un amigo me vendió la suya pero no te preocupes, fue a un buen precio. Ya la ajusté a mi medida y la voy a estrenar esta noche con mi banda. Tocaremos en Men and Rock, el dueño nos dijo que la gente sigue preguntando por nosotros.

—Eso es grandioso.

—Sí. Espero que pronto tu banda tenga todas las oportunidades que se merece —Arrojó el avión por el aire—. Sabes, no he almorzado todavía y creo que somos las únicas personas en las instalaciones. ¿Quieres salir? Conozco un restaurante japonés que se inauguró hace una semana.

—No lo sé —respondí desviando la mirada al piso.

—¿Tuviste otro percance con tu padre?

—No. No lo he visto desde el viernes.

—El casino.

Peter sabía de todos mis problemas, yo misma se los había contado. Él era mi caja fuerte de pesares y angustias así como yo la suya, razón por la cual solamente confiaba en él con plenitud. Realmente tenía mucha suerte se tenerlo conmigo.

—¿En qué piensas? ¿En decirme que sí?

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