-¿Qué? -Dije luego de salir de mi estupor.

El me miró con ojitos brillosos. Bebé mío. Retorciendo sus dedos se sentó frente a mí.

-Hay... Un chico. Es lindo, me gusta.

Se calló, en ningún momento levantó la mirada.

-Okay... ¿Y qué pasa con este chico? -le insistí para que sepa que lo escuchaba.

-Él... -suspiró. Se notaba que estaba nervioso y avergonzado - Él se me confesó.

-Ajá... -no quería opinar, quería que me explicara qué era lo que él pensaba o sentía.

Estaba encorvado con la cabeza gacha. Las mangas de su remera de rayas negras y blancas se arremangaron ligeramente cuando el levantó ambas manos dejando los codos apoyados en la mesa para refregar su cara.

Frustrado, era la palabra que venía a mí mente.

-Pero yo me quedé mudo, y él lo tomó como un rechazo. Y la verdad es que no sé si fue un rechazo -comenzó a hacer pucheros a la vez que fruncía su ceño -. Digo, me gusta y yo le gusto a él pero... -Tomó aire. Me di cuenta de que estaba confundido.

-¿Pero...?

-Pasa que... -dijo, ahora mirándome -No quiero. Tener. Novio.

Afirmó muy seguro.

Es un bebé.

Sonreí.

-Y eso está bien. ¿Cuál es el problema?

Se acomodó mejor en la silla y tomó uno de las galletas del tazón que estaba en la mesa.

-Mis amigos me dicen que debo aceptar sus sentimientos -dijo ya un poco más relajado. Mordió la galleta y comenzó a hablar con la boca llena -. Y los acepto pero, no quiero tener pareja. No. Quiero. ¿Entiendes? -me miró esperando mi reacción. Sólo asentí en silencio -. Y me pone mal pensar que tal vez estoy siendo una mala persona ¡O peor! ¡Una persona rara!

Se paró y comenzó a a gesticular con sus manos. Era un dramático de primera.

-Siempre escucho a mis amigos hablar de quienes le gustan y desean poder ser correspondidos para que puedan salir y ser novios. Es lo normal ¿no? Te gusta alguien, a ese alguien también le gustas y ¡Pum! Son pareja -hablaba ruidosamente. Al parecer olvidó que había más personas en la casa, o simplemente ya no le importaba -. Entonces yo me pregunto ¿Con qué necesidad? -realizó esa pregunta de manera ruidosa. Al parecer le alteraba el tema -¿Se gustan? Bien. ¿Y después qué sigue? Formalizar. ¿Para qué? ¿No somos muy jóvenes para eso? Tengo quince, ¿por qué demonios saldría con alguien de esa manera?

-No sientes lo suficiente.

Trinity apareció de la nada, callando a Jay. Al parecer escuchó el discurso de este, al igual que todos en la casa.
En la pantalla de la sala se podía ver el videojuego pausado y en el sillón, a Soph y Dilan mirando con sincera curiosidad a nuestra dirección.

-¿Qué? ¿No siento lo suficiente? -dijo Jay mostrando una mirada confundida.

-Es lo obvio, mi corazón -Triny tomó asiento lentamente, la panza de embarazo no era tan grande pero ella siempre andaba con cuidado.

-Sí -le dije -. Verás. Como dijiste, él te gusta.

-Es que me gusta, pero no quiero...

-Es por eso. Porque sólo te gusta -lo interrumpí -. Este muchacho, sólo te atrae físicamente, no despierta otro sentimiento más que el de atracción.

Él me miraba con ojos brillosos empapados de curiosidad y atención.

-Cuando ames o estés enamorado de alguien, verás que desearás salir con esa persona, querrás saber qué hace, cómo está, cómo piensa, querrás qué le pasen cosas lindas, odiarás cuando alguien se le acerque cariñosamente y, obviamente, sentirás que quieres acercarte a ella de manera cariñosa. Y ahí, es donde nace el deseo de ser pareja -Trinity hablaba de manera calmada.

-Exacto -retomé la idea -. Porque no querrás que esté con nadie más que contigo, vas a querer que esa persona te quiera de la manera en que tú la quieres y bueno... Vas a querer salir con ella como pareja -él nos miraba serio, como procesando lo que acaba de oír -. Sólo sé que lo sabrás cuando lo sientas.

°°°

Mientras prepaba la cena, que consistía en filets de pollo a la plancha acompañados de arroz blanco con ajo y perejil picado en trozos en él. Triny, que estaba sentada en la isla de la cocina descansando sus pies hinchados y de un muy buen humor, charlaba conmigo.

-Al final no era mal de amores, más bien confusión de sentimientos -dijo.

Luego de la conversación con Jay, los niños habían retomado lo que estaban haciendo. Ahora los tres estaban entretenidos en la sala con un juego de carreras de motos.

-Jamás lo hubiera pensado -Dije -. Es que... Los adolescentes de hoy, y bueno de casi todas las generaciones, desean estar de novio y esas cosas. Es como si estuvieran apresurados, como si fuera una competencia

-Lo sé, creo que es por encajar. ¡Qué va! Yo también me sentía presionada cuando era una adolescente. Quería saber qué se sentía estar de novia, pero sólo porque veía a todos en pareja, no porque lo deseaba o necesitaba. Y ahora, a esta edad, también me siento un poco presionada ¿sabes?

Ella miraba como pasaba la cuchilla afilada en la pechuga de pollo creando filetes de aquella carne blanca.

-La gente "se mete", "opina", "critica", se cree que tiene el derecho de hablar de la vida del otro - dijo, renegando -. Ahora que seré madre, tengo aún más gente alrededor diciéndome qué hacer, cómo comportarme y peor aún, me dicen qué no debo hacer -hizo énfasis en el "no" -. Mierda. Voy a ser madre, no voy a sufrir una metamorfosis ¡por el amor de Dios! ¿Qué importa si soy una mimada con locura no diagnósticada? Cuando Ricky salga también lo convertiré en un mimado y le diré que haga y sea lo que se le antoje, siempre y cuando no cruce la línea de la buena persona y los buenos modales. ¡Al diablo esa mujer que me dijo que las madres no deben decir groserías! Ricky no está afuera aún, y si lo estuviera no las diría frente a él. ¡Por favor! ¡Que soy loca!, sí lo acepto, ¡pero no soy una insensata!

A decir verdad Triny siempre fue de espíritu alegre y curioso, pero fue como una mamá para mi esposa. Tres años mayor que Debi, Trinity Park era autoproclamada su hermana mayor, cuidaba de ella, la ayudaba con sus tareas, se metían en problemas juntas y cuando Debi tuvo edad para irse de aquel orfanato que fue su hogar, lo hicieron juntas con la promesa y la ilusión de nunca abandonarse ni mucho menos dejarse caer, y si lo hacían sería juntas para volver a levantarse.

-Es una mierda y todos lo sufrimos. Siempre hay alguien diciéndote lo que deberías hacer o cómo deberías ser. Lo que me enoja es que lo acepten con la excusa de que eso es normal y que siempre va a pasar -expresé, mirándola. El embarazo la tiene susceptible y sé que se debe sentir mal al recibir ese tipo de comentarios -. Escucha -dejé a un lado el cuchillo para apoyar mis manos en el mármol -, primero, tú eres perfecta así como eres; segundo, nadie nace sabiendo cómo ser padre; y tercero - le sonreí con cariño -, lo harás bien.

Ella sonrió y secó unas traviesas lágrimas que espaban rodando por sus mejillas.

-Gracias. Es sólo que... siempre viene a mi cabeza el miedo de no saber qué hacer siendo madre si nunca tuve una.

-Aprenderás. Eres una excelente persona, eres inteligente, te preocupas por todos, tienes una manera preciosa de ver las cosas, te llevas bien con los niños y además, eres una mandona. Creo que ya eres una mamá pato protectora.

Ella soltó una carcajada y yo volví a la tarea de filetear la pechuga.

-Espero que pronto encuentres de nuevo el amor, porque mereces tener a alguien de nuevo. Quiero volver a ver a ese Jeremías con lucecitas en los ojos.

Me paralicé.

-No -esperé con seriedad.

-Sabes que está bien si sucede en algún momento. Debora hubiese querido que te enamores de nuevo y entregues tu cora...

-Por favor, no lo digas-la interrumpí -. Nunca pasará. Mi corazón murió el día en que Debi salió por esa puerta camino al hospital.

Triny estiró su mano para tocar la mía, haciendo que me dé cuenta de la fuerza con la que apretaba el cuchillo.

-Eres joven, eres guapo, eres inteligente y un gran partido. Y todos pueden ver eso. No lo olvides -dio una palmadita en el dorso de mi mano y volvió a su posición -. No insistiré más. Pero ten consciencia de que si el amor llega, no puedes cerrarle la puerta en la cara.

"El amor arrasa" dijo Debi una vez.

Estábamos sentados en el césped de nuestro jardín compartiendo unos sandwiches cuando le pregunté por qué había aceptado una cita conmigo si yo le caía tan mal.

-No soportaba tu forma de ser, y siempre creaba muros alrededor de mí para que choques con ellos y te fueras por donde llegaste. Pero ahí estabas cada día con una rosa en la mano en la entrada de nuestra universidad, tan firme como roca- sonrió mirándome con tanto cariño -. El amor arrasa, tú arrasaste con todos mis muros. Y sólo puedo decir gracias a la vida por haber tenido la suerte de haberte golpeado sin querer aquella tarde en la que nos conocimos. ¿Quién diría que el nerd de anteojos grandes ahora es el padre de mis hijos?

Después de aquellas palabras la besé con tanto amor que respirar no era una necesidad si podía quedar prendado en aquellos labios para siempre.

_________________

𝓑𝓵𝓾𝓮