two, PHONE NUMBER
PASABAN DE LAS CUATRO DE LA TARDE CUANDO LA MADRE DE BLUE FINALMENTE TOMÓ LA LLAMADA DEL SEÑOR JUNG. Desafortunadamente, la mujer decidió llevársela con la excusa de que había causado suficientes problemas, pues ella sabía que a la muchacha le agradaba estar allí, así que se negaba a permitir que asistiera a sus últimas clases del día como forma de castigo.
Park Eun-young fue a buscar a su hija dejando en evidencia que se encontraba molesta por lo sucedido, sobre todo porque estaba segura de que la adolescente había causado problemas con un único objetivo: llamar la atención.
Así que, mientras salían del edificio después de que la mujer tuviera una pequeña discusión con el señor Jung ─en la que lo acusó de manera sutil por la conducta de todos los estudiantes─, Blue tuvo que limitarse a tragarse el miedo que sentía.
Ella podía escuchar como su madre maldecía en voz baja y suponía que no era la única puesto que más de un estudiante posó su mirada en ellas con cierta curiosidad, aunque luego la regresaron al cielo que era dónde se encontraba lo que mantenía a la mayoría paralizados en asombro.
Una nube en forma de corazón rodeada de tres círculos.
Blue tenía la certeza de que la razón de ello era el lanzamiento oficial de una aplicación llamada Love Alarm, pues últimamente se había vuelto el tema principal de conversación de la mayoría de sus compañeros de clases.
Excepto el suyo.
Por lo que, segundos después, su atención se encontraba en algo más: un videojuego que había instalado días antes. Sin embargo, su mente no logró idear la forma de pasar el nivel en el que se había estancado la noche anterior ya que el celular vibró entre sus manos, notificándole que tenía un nuevo mensaje que leyó a regañadientes.
Kim Jo-jo.
¿Estás bien?
Hace un minuto.
Blue no pudo evitar buscar con la mirada a la chica Kim, encontrándola entre la multitud de estudiantes unos segundos después. Se hallaba junto a Il-sik y Jang-go ─su novio y su mejor amiga─, quien parecía estar hablándole en vano puesto que la atención de la castaña se encontraba en su celular, esperando una respuesta que no tardó en recibir.
Tú.
Estoy bien. No te preocupes.
Recién.
Blue se negaba a decirle que la invadía la preocupación ya que no eran tan cercanas, además de que Jo-jo parecía tener sus propios problemas. Esperando lucir tranquila levantó la mirada hacia la castaña, sonrió levemente y dio un ligero asentimiento con la cabeza que la chica imitó, aunque no se veía muy convencida.
No le creía.
Afortunadamente, Jang-go llamó la atención de Jo-jo diciéndole algo mientras le enseñaba su celular y, aunque no lograba escucharla desde su posición, Blue se daba una idea de lo que era.
Lamentablemente, estaba en lo correcto.
Jang-go se encontraba enseñándole a Jo-jo el vídeo del incidente que Blue había protagonizado horas atrás: ella faltándole el respeto a uno de los profesores.
El archivo logró viralizarse en gran parte de los grupos del instituto en la última hora, haciendo que
Blue se convirtiera en el centro de atención una vez más por otro acto de rebeldía, uno que se agregaba a la lista de las acciones que la convertían en una "chica mala".
Blue suspiró poniendo su celular en modo avión con el solo objetivo de ignorar todas las notificaciones que estaban llegando repentinamente. Si bien sabía que tendría que verlas en algún momento, prefería hacerlo una vez se encontrara fuera del instituto por lo que optó por abrir un videojuego en un intento de distraerse de la situación tan molesta.
Y se concentró tanto asesinando monstruos fantásticos; creyéndose la heroína que salvaba el día en ese pequeño mundo ficticio, que no se percató de la mirada que la seguía en la vida real.
Algo que, seguramente, iba a ocurrir en más de una ocasión.
─¿POR QUÉ INSULTASTE A UN PROFESOR? ─fue lo único que pudo formular Park Eun-young ni bien Blue cerró la puerta del pequeño auto negro; el cual habían conseguido hacía solo un par de meses gracias al dinero que ella recibía de parte de su tío mensualmente.
La chica pasó saliva ya que repentinamente tenía la garganta seca. Se sintió avergonzada todo el camino hacia la salida del instituto debido a la atención que recibió de los demás estudiantes, pero en ese momento aquella sensación había desaparecido siendo reemplazada por el miedo: "estoy bien, no te preocupes." no era más que una completa mentira porque realmente estaba asustada.
De su propia madre.
─Yo... ─tartamudeó la chica.
─Conoces las reglas ─su progenitora alzó la voz ante su falta de palabras, asustándola aún más─. Vivirás bajo el mismo techo mientras no me molestes y en este momento lo estás haciendo ─le reclamó, levantando la mano derecha con la intención de abofetearla, aunque se conformó con ver a la chica encogerse en su lugar. ─Por tu culpa tuve que salir antes del trabajo. ¿Cómo me pagarás lo que me van a descontar a causa de ello?
Blue quiso replicar ya que no necesitaba trabajar realmente, pues el dinero que les enviaban cada mes su progenitor y tío cubría la mayoría de los gastos de ambas, sin embargo, no podía solo decirle aquello porque lo único que conseguiría sería enfadarla más, y solamente Dios sabía lo aterradora que era Park Eun-young cuando eso sucedía.
»¿Me estás escuchando? ─presionó ella y, de un momento a otro, detuvo el auto.
─Sí. Voy a trabajar horas extras en el restaurante y te daré todo el dinero a ti ─respondió la castaña sin mirarla, suplicando mentalmente que no perdiera los estribos en ese espacio tan pequeño─. Cuando lo consiga todo voy a dártelo ─prometió, esperando que se calmara con eso.
Algo que, para su fortuna, hizo segundos después.
─Muy bien ─suspiró la adulta, seguidamente sonrió: ─Ves que eres inteligente cuando quieres ─comentó, acariciando el cabello de Blue.
La susodicha solo se limitó a guardar silencio mientras su progenitora volvía a poner en marcha el auto. Intentando ignorar los escalofríos que su toque le había provocado, ella dirigió su atención a la ventana rogando mentalmente que el viaje no fuera tan extenso puesto que encontrarse encerrada con la mujer en un lugar tan pequeño la asfixiaba y sabía que ella era consciente de eso.
Y es que Park Eun-young disfrutaba atormentando a la persona que ella decía había convertido su vida en un completo infierno.
─CREÍ QUE NO VENDRÍAS ─comentó Jo-jo, ni bien Blue puso un pie en su lugar de trabajo; el restaurante Charcoal BBQ.
«Yo también lo creí», admitió mentalmente ella, suspirando cansada y es que su madre la había obligado a limpiar casi todo el segundo piso de la casa ni bien atravesó la puerta principal, aunque este ya estaba limpio pero no valía la pena siquiera mencionárselo puesto que era evidente que la mujer ya lo sabía.
Después de eso, Blue tuvo que hacerle un café a su madre porque a ella nunca le salía como "le gustaba" y cuando acabó la amarga bebida se vio obligada a lavar los platos, pues sabía que iba a encontrarlos en el fregadero al regresar del trabajo y no planeaba pasar la noche lavándolos cuando lo único que querría hacer a esa hora sería dormir.
─Es que tuve que hablar con mí mamá por lo que sucedió hoy ─se excusó ante la muchacha que parecía preocupada desde que la vio ingresar al restaurante: ─El señor Cho ya lo sabe, pero gracias por cubrirme ─agregó, regalándole una leve sonrisa antes de alejarse.
Ella corrió al segundo piso porque debía ponerse el delantal antes de empezar a atender a los clientes, quienes no dejaban de llegar al local logrando que las pocas empleadas allí presentes corrieran de un lado a otro tomando los pedidos. Algo que probablemente habrían estado haciendo en la última hora, a excepción de ella puesto que se encontraba en la sala de urgencias del hospital por un par de heridas.
─¿Qué te sucedió? ─preguntó su compañera preocupada puesto que se había percatado de la venda que cubría la mano derecha de Blue, la cual se olvidó de ocultar al tomar una de las libretas en la que debía anotar el pedido de los clientes.
La chica Park no pudo evitar recordar horas atrás cuando se apresuró a salir de su casa, realmente quería llegar a tiempo al restaurante y estaba tan concentrada en ello que derribó uno de los jarrones que se encontraban junto a la puerta principal.
Obviamente tuvo que quedarse a recoger cada uno de los trozos de vidrio y, como no tenía tiempo de buscar la escoba ─tampoco de preguntarle a su madre porque sabía que ella no le daría una respuesta─, se limitó a hacerlo con las manos.
Afortunadamente, logró juntar la mayoría en pocos minutos excepto algunos que habían llegado hasta donde su progenitora descansaba. Si bien Blue temía acercarse a la mujer tuvo que hacerlo, pero se arrepintió en el momento que terminó de juntarlos.
Su progenitora se acercó a ella sin previo aviso y tomó su mano izquierda, en la cual sostenía los trozos de vidrio, y la presionó con la suficiente fuerza para que algunos se incrustaran en la palma de la muchacha.
"Este dolor no se compara a lo que sufro yo desde el día en el que tú naciste", fue lo único que dijo Park Eun-young al ver los ojos de su hija inundados de lágrimas y los labios apretados, en un intento de contener los gemidos de dolor.
─Me sucedió por querer apresurarme ─dijo Blue, encogiendo los hombros en un intento de mostrarse despreocupada, y se marchó.
Ella se dedicó a anotar los pedidos de las personas que ingresaban a Charcoal BBQ mientras Jo-jo le preguntaba cómo se encontraba cada tanto. Blue mentía, por supuesto, queriendo ocultar el hecho de que la herida en su mano ardía y dolía como la mierda cada vez que sujetaba la libreta, aunque debía soportarlo para evitar que algo peor le sucediera.
Honestamente, lo único que anhelaba la chica en ese momento era terminar su turno y abandonar el lugar, pero debía quedarse a limpiar y ordenar todo si quería obtener dinero extra.
Si bien se sentía agobiada por todo lo que había sucedido en ese día, Blue intentaba ser optimista pensando que su día no podría empeorar.
Pero entonces...
─Hola.
Blue frunció las cejas en completa confusión al ver al sonriente muchacho delante suyo, aunque no tardó en reconocerlo como al que había golpeado esa misma mañana.
Hwang Sun-oh.
Inmediatamente, la mente de la muchacha comenzó a buscar los motivos por los cuales el pelinegro iría hasta su lugar de trabajo y no tardó en encontrarlo, pues para Blue era más que evidente que Hwang Sun-oh quería algún tipo de venganza por haberle dejado un moretón en la mandíbula que sería aún más visible en la mañana siguiente.
─Bienvenidos ─dijo la castaña, percatándose del sujeto junto al chico. «¿Él es su papá?... Por favor, que no creen problemas aquí», rogó mentalmente, paseando su mirada entre el par.
Blue no podía evitar preguntarse cómo Hwang Sun-oh había averiguado el lugar dónde trabajaba, entonces apareció la posibilidad de que él la hubiera seguido, aunque la descartó inmediatamente ya que el chico ni siquiera sabía en dónde vivía, tampoco se conocían realmente para que lo hiciera pues apenas y habían hablado esa mañana.
»¿Qué van a ordenar? ─preguntó ella, intentando lucir tranquila. Realmente esperaba que el chico estuviera ahí exclusivamente por la comida, que el encuentro de ambos no fuera más que una simple casualidad, que él no hubiera ido a ese lugar con el simple objetivo de molestarla.
El sujeto que acompañaba a Sun-oh quiso responder, pero éste se lo impidió. Él dejó su celular sobre la orilla de la mesa con la pantalla de marcar a la vista de Blue, quien no tardó en pasear la mirada entre el aparato y su dueño, pues no entendía lo que estaba sucediendo.
─Quiero tu número de celular ─aclaró Sun-oh, percatándose de la confusión de la chica.
Ella lo observó atónita ante su pedido por un par de segundos, aunque inmediatamente después regresó la atención al celular mientras que una pequeña sonrisa aparecía en sus labios. Honestamente, quería carcajearse ya que encontraba gracioso que el muchacho estuviera pidiendo su número de una forma tan casual, sin embargo, su ceño se frunció levemente al recordar lo sucedido esa misma mañana.
¿Acaso el golpe le había afectado?
─Discúlpalo, por favor ─intervino el hombre que acompañaba a Sun-oh. Blue entonces tuvo la ligera sospecha de que él no era su padre, pues sus personalidades parecían ser bastante diferentes hasta ese momento─. Creo que hoy olvidó sus modales en casa.
─No lo hice ─replicó el pelinegro, mirándolo completamente indignado.
─Blue ─la llamó el señor Cho desde el otro lado del restaurante.
La susodicha desvió la atención hacia su jefe casi de inmediato. Éste hizo una leve seña hacia la entrada principal, pues se encontraban ingresando nuevos clientes al local y alguien debía recibirlos.
─¿Blue? ─repitió Sun-oh, desconcertado.
─Disculpe, ¿va a ordenar algo o no? ─la muchacha ignoró por completo al pelinegro ya que dudaba que fuera a ordenar algo, además no podía permitirse perder el tiempo con un solo cliente. ─Como puede ver, estoy muy ocupada.
Afortunadamente, el mayor no tardó demasiado en escoger lo que iba a ordenar así que, después de un par de minutos, Blue ya se encontraba recibiendo a los nuevos clientes con una sonrisa amigable en un intento de compensar su desatención.
Sin embargo, la preocupación que le generaba dejar a un cliente insatisfecho con sus servicios no era nada comparada con la incomodidad que sentía desde que se percató de que alguien seguía cada uno de sus movimientos.
Y es que Hwang Sun-oh no había apartado la mirada de ella en todo el tiempo que estuvo ahí.
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