
Capítulo 47
SALVANDO A AMANDA PT3.
Miré sin poder creer lo que había dicho, parpadeé y sentía mi corazón latir a mil por hora. Parecía que quedé mucho tiempo en silencio sin alguna respuesta que Ralph me miró preocupado hablando de nuevo.
— No digo que ahora, puede ser en un mes.
— ¿Un mes?
— Oh un año, no hay problema, sin presión — Dijo, pero yo ya sentía esa presión. Tomé su mano entrelazando nuestros dedos; su mano era más grande que la mía que parecía como una casa gigante para mi mano.
— Ralph, sabes que me encantaría casarme contigo— Dije sonriente, él también sonrió solo un poco —, pero por el momento deberíamos enfocarnos en Malcom. ¿Okay?
— Me parece bien— Soltó un suspiro, algo aliviado. Entonces me subí sobre él a horcajadas pasando mis brazos por su cuello acariciando los cabellos de su nuca.
— Te amo, Ralph.
— Te amo, Amanda.
Casémonos, casémonos, casémonos.
Esa palabra se repetía constantemente en mi mente, Ralph quería casarse conmigo y aún no podía decirle que estaba embarazada. Él debió notarlo también ¿no? Mi pequeña panza comienza a notarse un tanto más, tengo muchas náuseas y el antojo de gomitas con papás y nutella en una misma se ha vuelto bastante interesante.
— Amanda — Miré a Iris quien se acercaba a mí con una sonrisa ladina algo nerviosa, se sentó a mi lado y yo le presté toda mi atención—. ¿Estás segura de que esto funcionará?
— Fue su plan, yo creo en ustedes. Confío en ustedes.
— Quiero que sepas que, lamento muchísimo todo lo que pasamos, mis estúpidos celos, todo eso.
— No Iris, está bien. No tienes de qué disculparte.
— Claro que sí, te traté como basura y no lo merecías — Puso su mano en mi hombro —, eres una persona realmente fuerte y muy valiente.
— Tú también lo eres.
Ambas nos miramos por unos segundos para abrazarnos después, al separarnos me di cuenta de que podría florecer una bonita relación de ambas como amigas.
A nuestras espaldas se pudo escuchar un estruendo, como un trueno fuera de los laboratorios, Barry salió disparado llegando a la entrada de los laboratorios por fuera; de un momento a otro escuchamos que nos hablaba.
— Chicos, el cielo parece estar de un color rojizo arenoso, hay relámpagos por todos lados — Barry dijo.
— ¿Vienes por mí?— Dije; de un momento para otro él me tomó del brazo para llevarme directo hacia el exterior, concuerdando a lo que decía —. Vaya...
— Se ve muy lindo...
— Sí — Miré el cielo, bajé mi mirada segundos después para ver a Barry —, pero tengo un mal presentimiento.
— ¡Chicos, salgan de ahí ahora! — Escuchamos ambos por el interfón de nuestro oído, nuestros rostros preocupados giraron al mismo tiempo para ver frente de nosotros, pude sentir una corriente de electricidad y aire frente mi rostro.
— ¡Amanda!
Barry gritó, relenticé el tiempo por un segundo, porque Barry me empujó recibiendo la descarga eléctrica, haciendo sus manos puño y gritando de dolor. Tuve que cubrir mis ojos por la gran cantidad de luz que emitía el choque eléctrico.
Pude escuchar como Iris gritaba por el interfón, una grieta de portal se abrió, de ahí salieron Cisco y Ralph, este último se acercó para levantarme checando que estuviera bien. Cuando la descarga terminó, Barry se fue deslizando al suelo lentamente, yo me acerqué unos centímetros intentando tocar su hombro, pero un pequeño rayo de electricidad me hizo apartarme.
— ¿Barry?— Susurré, él dió un respingo tocando su cabeza, suspiré aliviada al verlo bien—. ¿Estás bien?
— Sí — Le ayudé a levantarse con cuidado y vimos de nuevo hacia donde la descarga había llegado —. ¿Quién era?
— No lo sé, no se vió nada — Murmuré.
— Reverse Flash — Cisco dijo —, lo vimos en la pantalla, apreció y venía demasiado rápido para ser verdad.
— No había nadie frente de mí.
— Sí hay — Una voz apareció detrás de Cisco, en un abrir y cerrar de ojos Eobard Thawne apareció detrás clavando su mano atravesando el pecho de Cisco.
Mis ojos se abrieron a la par, el traje amarillo desapareció y Cisco fue cayendo al suelo, me acerqué rápidamente para colocar su cabeza sobre mis piernas, no podía pasarle, no a él.
— ¡Cisco!— Grité, acaricié sus mejillas y mis lágrimas salieron sin previo aviso—. Oh no, tú no por favor — Susurraba mientras me mecía con él, sus labios se tornaron de un color carmesí brilloso, dejé un beso en su frente.
— A-Amanda — Jadeó, cerrando sus ojos, intentando repirar bien, pero fue imposible —. Lo sien- siento — Dichas esas palabras, soltó su último suspiro. Mierda no.
— ¡Cisco!— Escuché la voz de Frost corriendo hacia mí donde tenía a Cisco en mis brazos con sus ojos cerrados, ella se detuvo —. ¡No! ¡No, no, no!— Gritó a los aires, sus manos lanzaron hielo. Barry se acercó viendo el cuerpo inerte de su mejor amigo.
Toda la habitación era un silencio absoluto, la puerta donde el cuerpo de Cisco estaba fue abierta, Caitlin salió limpiándose su rostro con un pañuelo acompañada de Barry; sabía que ellos eran un trío inseparable. Barry se acercó hacia mí quedando enfrente, acarició mi hombro para alejarse, era mi turno de entrar.
Al cruzar la puerta automáticamente sentí el frío apoderarse de mi cuerpo, cruzando desde las puntas de mis pies hasta las puntas de mi cabello. Abracé mis brazos sobándolos dando calor, me acerqué a su cuerpo que yacía sobre una mesa de aluminio. Toqué desde la esquina mientras caminaba quedando frente de él, cubierto con una sábana desde sus pies hasta la altura de su pecho.
Solté un suspiro que iba de la mano con un sollozo, sorbí mi nariz para levantar la sábana de donde su mano se encontraba, tomándola, sintiéndola fría.
— Cisco... — Dije, pero no había nada más, solo mi voz que se escuchaba como eco—. Cisco — Repetí más fuerte—. Es inevitable saber que todo llega a su fin — Hablé —. Se que me dijiste que no querías herirme, deberías mostrar algo de compasión ¿eh?— Solté una leve risa mientras limpiaba mis mejillas —. Me has herido de nuevo, pero no como la disculpa que me pedías, sino, peor. Cisco, gracias — Me acerqué a su rostro juntando mi frente con la suya, hipando y sintiendo frío en mi espalda —, gracias por todo, gracias por enseñarme lo que es el primer amor. Gracias por enseñarme a luchar por lo que vale la pena. Gracias por enseñarme que siempre llega alguien mejor a tu vida — Dejé un beso en su mejilla acariciando su cabellera, sus cejas..., sus hermosas cejas. Las acaricié por último para separarme, soltar su mano mientras me alejaba y saliendo de la habitación viendo que Kamilla había llegado.
— ¿Tú eres Amanda? — Ella preguntó en cuanto se acercó a mí, yo asentí —. Siempre hablaba de ti — Sentí mi pecho achicarse —, lo hiciste feliz. Lamento que las cosas no hayan salido como lo planeado y..., fuiste su verdadero amor.
— ¿Disculpa?
— ¿Has escuchado el dicho sobre el primer amor, el verdadero amor y el amor de su vida? Pues tu fuiste su verdadero amor.
— Él fue mi primer amor — Susurré, ella sonrió para darme un abrazo, se separó y entró a la habitación donde recién había salido.
Llegué con Ralph quien me abrazó, lloré poquito en su pecho y después tomó mi mano entrelazando nuestros dedos, sonreí para caminar e irnos a casa. En sí, iba a conocer el hogar de Ralph.
Cuando llegamos, su casa se miraba bastante acogedora, acaricié los arbustos de la entrada, sonreí mirando a Ralph quien abría la puerta, al entrar sentí olor a un aromatizante y algo de humo de cigarrillo, le miré alzando una ceja.
— No sabía que fumabas — Dije, para dejar mi chaqueta en el ropero de la entrada, acercarme y subir las mangas de mi blusa viendo los retratos, encontrándome con uno mío —. ¡Ey! Soy yo — Me giré a verlo emocionada.
— Sí — Metió sus manos a sus bolsillos —, la encontré por ahí, bueno..., yo la tomé— Suspiró —. ¿Recuerdas cuando te dejé con Tori en la universidad? Me di la vuelta y desde lejos la tomé.
— Me encanta — Murmuré, me di media vuelta para verlo. Metí mis manos entre el espacio de sus brazos al tener sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, lo acerqué dándole un abrazo y parándome de puntitas para besarlo.
Él continuó el beso de forma lenta y dulce, pero el vago recuerdo de Cisco me hizo separarme para sollozar. Ralph no dijo nada, simplemente me abrazó con cariño haciéndome sentir protegida y sobre todo amada.
— ¿Sabes? Compré algo que se que a ti te hace feliz — Susurró, me separé limpiando mis ojos.
— ¿Qué es?
Él tomó mi mano llevándome a la cocina sacando una enorme caja de las gabetas de encima. Miré como saca muchas gomitas y varios vasos de chamoy.
— Recuerdo la primera vez que llegué y me dijiste que irías a comer gomitas con Cisco, recuerdo muy bien que dijiste gomistas con chamoy — Él sacó un empaqué y abrió el chamoy sirviendo para después dármela que con gusto tomé metiendome una a la boca.
— Que rico — Sonreí para mirarlo atentamente comer una —, no respondiste mi pregunta.
— ¿Cuál?
— Del cigarro.
Hubo un silencio bastante largo, parecía que él pensaba la respuesta mientras masticaba la gomita, como buscando alguna excusa creíble, pero negué cuando él no dijo nada.
— Ralph, tengo que decirte algo — Solté un suspiro, fuerte y pensé en como darle ambas noticias: 1, me voy a México y 2, estoy embarazada—. Bueno, son dos cosas...
No pude hablar porque nuestros celulares sonaron mostrando un código negro, significaba que era el código más peligroso e importante entre el equipo. Entonces Ralph tomó mi mano para abrir una brecha con el aparato que Cisco había creado y brincamos en ella llegando a los laboratorios.
Miré a Barry quién traía su traje, Iris también junto con Nora, no encontraba a mis hijos por ningún lado y tenía demasiado miedo de qué pudiera ser. Al ver hacia donde miraban, divisé a Reverse Flash con Caitlin entre sus brazos, abrí mis labios asustada y con temor a que hiciera lo mismo que con Cisco.
— ¡Eobard!— Grité, acercándome lentamente —. Por favor, no lo hagas — Su rostro dejó de vibrar, mirándome con ojos brillosos, pero una sonrisa apareció, se hizo hacia atrás estirando su mano para después atravesar el pecho de Caitlin —. ¡No!
— ¡Caitlin!— Gritó Barry.
Las lágrimas salieron disparadas sin pensarlo, puse mis manos sobre mis labios ahogando un grito, él se acercó a mí mirando mis ojos por tan solo unos segundos y se fue. El cuerpo de Caitlin fue cayendo, Barry alcanzó a tomarla en sus brazos y él se veía destrozado, pude sentir su dolor.
Giré a ver a Ralph y después sentí náuseas instantáneas, él me abrazó y entendí que esta era la guerra.
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