Capítulo 31
Tres semanas después.
Me separé levemente de los labios de aquel chico castaño con una sonrisa contagiosa, pasé mi pulgar limpiando mi labio inferior para luego morderlo y verlo.
— ¿Nos veremos después? — Preguntó aquel, pero me di media vuelta saliendo de la habitación del lugar, sonreí para mis adentros porque eso nunca iba a suceder. Un rubio castaño se posó frente de mí, tomó mi cintura y se acercó a mi cuello dejando un suave beso.
— Las chicas como tú me atraen, ¿quieres ir a un cuarto?
No me podía resistir, tenía músculos realmente fornidos, así que pasé mi lengua por su mejilla, susurrando después que aceptaba hacer lo que él quisiera.
No duramos muchos, pero tampoco poco. Fue un gran trabajo de dos en ese momento, me metí a darme un baño colocando el seguro para que no entrara, escuché que quería entrar pero no lo hizo. No iba dos veces al mismo lugar..., y no, Cisco no cuenta.
— ¡Hey! — Escuché un grito cuando salí del baño, miré a Orlin, conocido mejor como Cigarra—. Creí que ibas a buscar a nuestro metahumano y no acostarte con diez tipos.
— Doce— Corregí —. Pero no te molestes, ahí está sentado en la barra tomando algo de cerveza — Había música a grandes sonidos, tenía prácticamente que gritarle en el oído—; me le acerqué y me dijo que obtuvo sus poderes gracias al acelerador de partículas.
— Excelente, eso es mucho poder que quitar.
Sonreí ampliamente preparándome para atacar a todo el bar, pero flash llegó primero al lado de el Hombre Alongado. Giré mis ojos molesta y fastidiada, se veía que hablaban entre ellos, estaba lista para atacar, pero los ojos del más alto ahí me miró, hipnotizándome por unos segundos bastantes largos, o será que yo los hacía largos.
Mi corazón latió a gran velocidad, tanto que la podía escuchar simplemente en mis oídos, él caminaba directo a mí, pero a tan solo unos pasos se detuvo, no me movía y me quedé con mi rostro neutral, él hacía unas muecas raras, de dolor, hasta que sentí su mano sobre la mía, él se había estirado para tocar mi mano. Solté una risa ahogada para mí, mordí mi labio inferior sintiendo mis mejillas algo acaloradas, él seguía haciendo muecas, la gente lo pisaba, hasta que sentí la respiración de Cigarra detrás mío, su mano soltó la mía de repente en un movimiento muy rápido, le había quitado sus poderes.
— Vete de aquí — Moví mis labios intentando hacerle entender que no quería que muriera, él negó; giré en mi lugar mirando a Cigarra—. Se ha ido.
— De aquí lo estoy viendo — Susurraba haciendo que su voz se escuchara áspera tras lo que traía puesto, como una máscara de oxígeno —. ¿Acaso me estás traicionando?
— Yo no...
No pude terminar la frase porque me empujó dándome un golpe demasiado fuerte en mi pecho lanzándome hasta el otro lado de la barra quebrando las botellas, sentía los pequeños pedazos de vidrio en mi cuerpo. Me levanté quejándome, viendo una mano frente de mí demostrándome ayuda.
— Déjame ayudarte.
— Deberías irte de aquí, Ralph — Le dije, agradeciéndole por su ayuda —. No tengo ningún interés de verte morir.
— Raro, porque has visto morir a otra gente.
— Pero no he matado a nadie — Sonaba como desesperada en que me creyera —. Te lo prometo, ¿ok? Créeme por favor—. Él lucía serio, pero asintió.
— Yo no he dudado de ti, pero Iris sí.
— No me importa nada de lo que esa tipa diga— Constesté de mala gana, cambiando de tema inmediatamente—. Ralph por favor vete...
Dije, pero entré en tiempo flash cuando sentí la presencia de Barry ahí mismo, caminé a donde estaba dejando hablar solo a Ralph, mordí mi labio inferior bajando la vista unos momentos, él lucía molesto.
— Barry.
— Amanda, ¿veniste a lastimar a más personas?— Fue muy triste ver cómo Barry decía aquellas palabras que seguramente pensaba de mí, pero tenía razón en cierto.
— Debes irte — Dije firme de mi decisión —, el metahumano ya salió — Lo señalé volviendo a él—. Debes irte porque tú eres el que puede morir aquí mismo y ahora por tu falta de poder si Cigarra activa su daga la cual no tardaría en llegar.
— Amanda...
— Por favor, ¡corre! Y llévate a Ralph — Él no parecía muy complacido con mi decisión, pero él sabía que yo tenía cierta razón con sus poderes, Cigarra lo hace débil, literalmente le arranca los poderes.
Cuando él se va por Ralph, vuelvo al tiempo normal viendo que él había desaparecido, pero un ardor demasiado fuerte en mi abdomen me hizo abrir los labios sin sacar una palabra, simplemente del dolor; miré hacia abajo viendo la daga de Cigarra clavada en mí, alce la vista jadeante con mis ojos húmedos viéndolo.
— Me has traicionado— Murmuró acercándose, yo no me podía mover con miedo de que me degollara —. Pero yo te he dicho que te iba a matar— Yo sonreí a su dirección, de mis labios salía el sabor metálico.
— ¿Recuerdas lo que dije?— Comenzaba a faltarme el aire, sentí como succionaba como una sanguijuela—. Que. Así. Sea.
Él se dio media vuelta alejándose de mí, estirando su mano sintiendo como sacaba desde mis entrañas aquella daga, el suelo vibró y un estruendo sonó, quien menos me esperaba se encontraba a mi lado, mirándome con ojos preocupados de que muriera antes de que él mismo me matara.
— No te gusta vivir ¿cierto? Has muerto dos veces — Él me dijo, yo escupí sangre cayendo al suelo, él me sostuvo dejándome sobre el piso, todo a mi alrededor se había paralizado —. Oh niña, en serio que no entiendes.
— Se que no eres de los que entregan mensajes — Dije en agonía—, pero dile a Ralph que, q-que— Me atragantaba con mi propia sangre —, que sí estaba lista para salir..., salir con él — Suspiré esas palabras, él negó.
— Se lo tendrás que decir tú misma.
Entonces solo sentí como me iba quedando sin aire, tranquis y ya había dejado de doler. Solo se que cerré mis ojos.
Y los volví a abrir.
Tragué lo maximo de aire posible, toqué mi abdomen y no tenía ningún rastro de herida, Malcom seguía ahí mirándome con una sonrisa ladina. Me levantó, me señaló hacia atrás, todo seguía sin moverse, la única diferencia es que Ralph y Barry estaba ahí mirando hacia donde yo estaba algunos segundos atrás. Yo miré a Malcom.
— ¿Por qué me salvas?
— Porque es mi deber matarte con mis propias manos — Me guiñó un ojo antes de que volviera a sentirse un pequeño temblor, miró hacia enfrente de muy Cigarra estaba preparado para atacar de nuevo a la persona detrás de mí lo cual, era seguro que fueran los chicos, entonces fui rápida para estirar mis manos hacia él y activar mi poder saliendo del momento flash, o Malcom esta vez.
— ¡Agh! ¿Pero cómo? — Giré a ver a los chicos sonriendo ladinamente, ambos se acercaron y tomaron la Daga que había vuelto a lanzar mientras yo aventaba por los aires a Cigarra.
— Tenemos que irnos.
Ralph tomó mi mano entrelazando nuestros dedos por unos momentos para jalarme e irnos corriendo los tres juntos, faltaba mencionar que fuera del bar había una feria ¿o no? Una feria que viene a la ciudad cinco veces al año para divertir a cada civil.
Entramos a esta misma, el chico metahumano había entrado en algún juego y todo para poder despistar a los chicos. Cuando sentíamos que no teníamos algún peligro, nos detuvimos donde ambos me miraron, pero Ralph me tomó de los hombros jalándome a su pecho dándome un fuerte abrazo; cerré mis ojos disfrutándolo por unos segundos soltando un leve suspiro.
— ¿Cómo sabía Malcom que estabas ahí? — Barry preguntó, yo sentía un poco de pena verlo, pero me hice la fuerte para poder encararlo.
— No tengo ninguna idea — Ralph me soltó del abrazo a la misma vez que contestaba la pregunta del velocista —. Dijo que simplemente su deber es matarme y no otra persona.
— Increíble — Nos quedamos en silencio, pero él sonrió abrazándome de igual forma. Después se separó y vimos todo a nuestro alrededor —. Creo que tendremos que separarnos para poder localizar a nuestro metahumano.
— Bien, yo iré con Amanda — Ralph se ofreció, lo sentí detrás de mí y no pude evitar sonreír, Barry asintió y nosotros nos fuimos por un lado. No hablamos mucho, pero podía sentir su mano rozar la mía —. ¿Quieres un churro?
— No tengo apetito — Le dije amablemente —, muchas gracias de todas maneras. ¿Tú quieres uno?
— Sí — Dijo rápido —, pero después de atrapar a nuestro metahumano que está entrando a la nave — Confundida miré el juego, ni loca entraría.
— No voy a entrar a esa máquina del infierno.
— No, te equivocas.., es la máquina de la nave espacial.
— Hablo de que no quiero entrar — El juego se constaba en que entrabas dentro de un disco gigante, estaba todo oscuro y cuando comenzaba el juego, daba vueltas, todos se colocan en las paredes que tienen agarraderas y se comienza a iluminar y a girar rápido.
— ¿Le tienes miedo a ese juego?
— Mala experiencia.
— No te preocupes, solo entraremos a atraparlo y después salimos, ¿te parece bien?— Me giré a verlo directamente a los ojos, asentí con mis labios juntos sintiendo realmente bonito en mi corazón ante esas palabras, Ralph es un amor de persona.
Corrimos ambos hasta donde se encontraba aquel juego, subimos rápido las escaleras sin importarnos que las demás personas quisieran entrar, cuando lo hicimos buscamos entre toda la pared por el chico, pero había desaparecido, giré mi rostro hacia la puerta e iba saliendo, así como a su misma vez cerraban el juego.
Oh, mierda.
— Ralph...— Mi corazón comenzó a latir a gran velocidad, Ralph me jaló directo a la pared entre las varillas, el maldito juego comenzó a dar vueltas, yo comencé a sentirme nerviosa. Todo iba un poco más rápido, pero en ese momento sentí la mano de Ralph entre la mía, entrelazando nuestros dedos que yo correspondí con mucho gusto.
Mis dedos apretaron su mano con algo de fuerza, cerré mis ojos pidiendo para que el juego terminara de una vez por todas, pero escuché que Ralph me hablaba, no podía abrir los ojos porque todo volvería a ese maldito día.
— Amanda, mírame — Él insistió, yo giré mi cabeza abriendo mis ojos viendo los de él, intento acercarse un poco, diría que nuestros rostros estarían a centímetros de no ser por la varilla entre ambos, él estiró su otra mano acariciando mi mejilla—. Aquí estoy contigo, nada va a pasarte. ¿Okay? Shh, aquí estoy — Es como si estuviera hablando con alguien que tiene pesadillas, o en un robo.
—Okay.
— Okay— Repitió. Estúpidamente pensé en el libro de "Bajo La Misma Estrella", pero todo se borró porque, este era un momento especial con él.
Todo dejó de hacer vueltas en ese momento, solo éramos él y yo en el mundo, solo nosotros. Sentí como su pulgar acariciaba mi mano provocándome la piel de gallina en un buen modo, solté un respiro sintiendo una brisa de aire aparte de los giros; habían abierto la puerta.
— ¡Pueden irse!
Solté todo el aire contenido en mi cavidad torácica, me separé despacio de la pared, nuestras manos se separaron sintiendo un aire helado en mi mano. Salimos del juego, no podíamos encontrar al chico, pero Barry llegó a nosotros con el chico esposado con las "meta-esposas". Miré a Ralph sonriendo y soltando otro suspiro.
— Tenían un trabajo y prefirieron subir al juego.
Miré al chico que sonreía feliz por su plan, pero lo bueno de esto fue mi momento especial con Ralph, nuestras manos entrelazadas y un solo deseo en mi mente: besarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro