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Capítulo 17.




Tras la muerte de Izzy, Ralph se ha sentido bastante triste, pero siempre muestra la gran sonrisa que carga con él, puede que pienses al verlo que es una persona que siempre tiene buenos días, pero sé que lo hace para demostrar que es fuerte y es algo de admirar de él. La imagen de él y yo viéndonos fijamente a los ojos invadió mis recuerdos, sonreí inconsciente mirando el número de teléfono de la persona a la que dudaba en si hablarle o simplemente mandarlo al caño. Lancé el teléfono a la pequeña cama que se encontraba en los laboratorios escuchando como Harry entraba a la habitación.

—Tranquila, no todos tienen el privilegio de tener un celular.

—Cisco no me ha contestado en ya casi dos meses, Harry —Le miré, analicé su rostro y pude notar algo extraño. Él sabía algo—. ¿Qué sabes?

—¿Yo? ¿De Ramón? Nada, ¿debería saberlo? Casi no me habla —Fruncí el ceño.

—¿Casi? Eso quiere decir que sí hablas con él, ¿no? Dime, ¿de qué hablan? —Pregunté levantándome de la pequeña cama acercándome a él intentando persuadirlo con mi mirada amenazante para que me diera alguna pista.

—No sé de qué hablas.

—Sí sabes de qué hablo.

—Speerling.

—Wells —Mis brazos se cruzaron frente mi pecho, él me miró serio analizando mi rostro que no cambiaba en lo absoluto.

—Se fue, manda mensajes de que pronto volverá, es todo.

—¿Qué? —Si era honesta, estaba segura de que mi corazón había crujido, que había sido apachurrado, pisoteado por el mismísimo Cisco. No me había mandado ningún mensaje, no había tenido la gentileza de avisar que iba a irse durante un gran tiempo, pero lo que más me preocupaba, era a quién más le había mandado mensaje y por qué a mí no—. ¿A ti nada más?

—Sí, y a Snow, Allen, West... —Entonces él se quedó en silencio. Tragué saliva bajando la mirada y rascando encima de mi ceja derecha, alzo la vista mirando al mayor con un rostro serio y algo arrepentido de haber hablado de más, pero por mí mejor.

Me fui del lugar con la mirada baja pasando de forma lenta por los pasillos acariciando las paredes rasposas, me detengo un momento pegando mi espalda sobre esta, suelto un largo suspiro pensando en si había hecho algo mal, pero sabía que no, él había decidido dejarme, él había decidido no decirme a donde iba, por qué había decidido hacer ese viaje por su cuenta, a menos que..., no, Cisco no me engañaría.

—¿Amanda? —Parpadeé mirando confusa a Ralph a mí lado, no había sentido el momento en que me había sentado en el suelo, él acercó su mano limpiando con su pulgar mis mejillas, estaba llorando, llorando por un hombre al que me importa bastante —. ¿Qué sucede?

—Nada, sabes —Dije restándole importancia—. ¿Cómo estás? —Intenté hacer que cambiara de tema, que milagrosamente funcionó.

—Bueno, ya sabes —Recarga su brazo sobre una pierna doblada mientras la otra la tenía estirada, me mira con su cabeza de lado sonriendo triste—, lo normal, sintiéndome mal porque la primera chica que conocía y no le importaba como era, murió por culpa de un maldito doctor malvado —Se encogió de hombros, sonreí ladinamente para tomar su mano y entrelazar nuestros dedos, su mano era muy grande. La analicé unos segundos terminando de alzar la mirada descubriendo que él me estaba mirando igual—. ¿Cómo estás tú?

—Bien —Contesté rápido, terminando en un silencio cómodo entre ambos. Sentía una tensión, no era incómoda, era realmente buena. Nuestros rostros comenzaron a acercarse lentamente, podía sentir las ganas de mi pecho al querer lograr lo que mi mente tenía pensando, mi otra mano se posó sobre su mejilla acariciándola, sentí su respiración sobre mis mejillas y labios, relamiendo estos últimos—. Ralph...

—Amanda —Ambos susurramos nuestros nombres, estábamos a centímetros de lograr unirnos, pero una alarma nos alertó logrando separar nuestros cuerpos en un santiamén, me levanté lo más rápido que pude a la misma vez que él, nos vimos por segundos y corrimos hacia el córtex.

Nos íbamos a besar.

Ralph y yo.

Iba a besarme con Ralph.

Ralph se iba a besar conmigo.

Íbamos a compartir saliva, Dios.

Al llegar al córtex miré la cara de Barry e Iris algo nerviosas, al parecer tenían algunas noticias que darnos, había sabido que iban hacia una misión, tal vez algo salió mal o no como lo pensaban, pero mi mente no estaba concentrada en lo que decían, aún pensaba en la gran posibilidad que tuve para poder besar a Ralph, pero a la misma vez pensaba en que engañaría a Cisco, pero ¿contaría? Digo, ya no parecíamos pareja.

—¿¡Qué!? ¿Eso es posible? —Caitlin miró la mano de Iris que vibraba a la velocidad que lo hacía antes Barry, al parecer Iris tenía los poderes de Barry mientras él se había quedado completamente seco—. Haré algunas pruebas.

Yo me fui del lugar, no quería molestar, me sentía que sobraba ahí.

Ahora que lo pienso, desde el principio parecían no quererme aquí, Iris siempre me trató mal, literal me daba señales que no pertenecía al equipo. No me importaba, pero si la actitud de mi novio era por eso, ¿habrá sido muy rápido? Pero, yo lo quería muchísimo.

Iba saliendo de los laboratorios para ir a pedir un taxi que me llevara al hospital a ver a Ana, al parecer ya la iban a dar de alta y quería estar ahí para salir a tomar un café, una nieve y convivir más como hermanas intentando alejar los pensamientos por un momento sobre lo que era Malcom y ese problema, pero una mano detuvo la mía en un jalón a medio camino, giré sobre mis talones mirando de quién se trataba, el cual me miraba con una sonrisa algo contagiosa.

—¿Ya te vas?

—Voy a ir a ver a Ana, la dan de alta en unos minutos.

—Puedo llevarte —Ralph ofreció—, después te puedes ir con tu hermana a donde quieras.

—Gracias.

Por una extraña razón, me sentía nerviosa hablando con él sabiendo que casi nos íbamos a besar, rayos, esos pensamientos de nuevo. Moví mi cabeza intentando alejarlos al entrar al auto de Ralph, me encantaba su modelo, los asientos, la radio en particular. El camino fue rápido y silencioso, movía mi pierna un poco y mordía mis uñas. Antes de bajar, él puso su mano sobre mi brazo logrando captar mi atención completamente.

—Lo lamento —Junté mi entrecejo confundida—, sobre que casi nos besamos —Mis mejillas sintieron calor de repente—. Sé que no sería lo correcto, pero quiero que sepas que siempre te veré como mi amiga, ¿sí?

—Entiendo, ningún problema —Le dije, pero había mentido, había un problema y era que, por una extraña razón, me había dolido un poco lo que dijo sobre que éramos sólo amigos, pero no podía hacer nada. Dejé un beso sobre su mejilla a la misma vez que salía del auto e iba directo hacia la entrada del hospital, no sin antes girar y agitar mi mano en despedida.

°°°

—No puede ser— Dijo Ana mirándome realmente sorprendida lamiendo su helado, me encogí de hombro lamiendo la cuchara con un poco de helado de pistacho —. En serio, estoy cada vez más sorprendida contigo.

—No es la gran cosa.

—¡Claro que sí! ¡Que casi te besaste con Ralph! Eso sí que es la gran cosa —Asintió riéndose—. Yo digo que serían una gran pareja.

—Ana, cielos, no lo creo —Negué para seguir comiendo de mi helado, relamí mis labios sintiendo el sabor de este mismo, solté un suspiro y miré hacia el parque—. Cambiando de tema, ¿cómo es posible que tú estés bien en un día tras ser travesada de la costilla?

—No tengo idea tampoco, así que..., ¿te gusta Ralph? Mejor aún, ¿le gustas? —Giré mis ojos ignorándola por completo.

°°°

Ralph chocó conmigo cuando llegaba a los laboratorios después de haber pasado tiempo con mi hermana quien entró después de mí, pero mis ojos se fijaban solamente en él, quien le sonreía sin mostrar mis dientes y él me sonreía a mí.

— Hola.

— Hola.

Le contesté, ambos nos quedamos sin movernos y carraspeé a su vez que rascaba mi ceja, suspiro levemente para después señalar el camino que debía seguir, él asintió y me fui caminando unos pasos, mientras él llamaba mi atención con su mano sobre mi muñeca.

— Amanda — Giré a verlo —, ¿te gustaría ir por helado después? — Sonreí asintiendo.

— Me encantaría.

Ambos nos fuimos en nuestras direcciones, hasta que la alarma sonó, haciendo que tomáramos el mismo camino directo al cortex.

Barry llegó corriendo como una persona normal, lo cual no recordaba que él había perdido su velocidad y ahora Iris la tenía, Caitlin y Harry llega igual a donde estábamos, yo había tocado dos veces mi insignia vistiéndome al instante, Ralph sacó un pequeño minuto que parecía un lindo traje.

— ¿De dónde sacaste eso? — Le pregunté.

— Cisco me lo hizo, ¿genial, no? — Asentí sintiéndome algo triste respecto a que sí le habla a los chicos y no a mí.

—¡Hay un incendio en un edificio! Tenemos que ir...— Barry se quedó en silencio unos momentos —, tienen que ir — corrigió —, fuentes dicen que es DeVoe y Malcom— Me miró, yo asentí y giré mi rostro viendo a Ana bien vestida y dispuesta a matar a Malcom.

— Tranquilo Barry, estaremos bien — Iris habló, Caitlin se iba a quedar ahí con Barry mientras nosotros cuatro íbamos al rescate de cada uno de los civiles atrapados en el edificio.

Al llegar al lugar, tosí levemente al sentir entrar el humo directo a mis pulmones, estaba bastante fuerte y eran en distintas direcciones, Iris se giró a nosotros con un rostro preocupado.

Tenía miedo y era lo más obvio de ahí. No sabía cómo iba a hacer eso, literalmente nunca le había sucedido algo como eso, aunque admitía que me encantaban sus rayos color morado al momento de correr.

— Yo iré a la parte de arriba, de ahí, Ralph debajo de mí y Amanda debajo de Ralph, que sería entre el medio y casi al final, y tú — Miró a Ana —, serás los últimos tres pisos.

Todos asentimos viendo cómo ella corría hasta el último piso y comenzaba a sacar gente igual que Ralph, donde había estirado siendo usado como un tobogán giranta, en mi caso, entre y subí lo más rápido posible por las escaleras que estaba en buen estado, logrando que pudieran bajar sin ningún problema, solo esperaba que mi hermana les ayudara indicándole la salida.

Un gemido y una voz de llanto de niña me hizo preocuparme al no encontrarla, busqué debajo de muebles mirando a la pequeña abrazando una muñeca Barbie. Me iba acercando, cuando un golpe seco en mi pecho me empuja algo lejos haciéndome caer alzando levemente la vista: — corre.

— ¡Amanda! Parece que no aprendes y vienes a que te den una paliza siempre — Esa voz la conocía perfectamente —. Es bueno que te gusten que siempre te encaje algo.

— Qué asco — Murmuré tosiendo un poco, levantándome y mirándole con mis manos hechas puños sintiendo un odio saliendo de mí —. ¿Por qué hiciste esto, Malcom? ¡Había niños! Pero claro, como si te importaran cosa que no.

— Claro que me importan los niños, me importas tú.

— ¿Por qué?

— Porque yo soy tu padre — Me dijo, abrí mis ojos sorprendida sintiendo un odio y un asco incluso a mi propia vida—. ¡Mentira! No me importan los niños.

— ¿Y tienes una hija? — Pregunté, él me miró alzando una ceja algo confundido, pero parecía como si no lo supiera—. ¡Mentira! Los niños te odiarían.

— ¡Oh! Amanda — Me señaló riéndose —. Que buen juego de palabras, inteligente, pero no tanto cuando vienes cada vez a que te mate, y mate, mate y mate — Giré mis ojos —. Pero esta vez sí vas a quedar cien metros bajo tierra.

— ¡Oye Malcom! — Un grito se escuchó detrás de mí, mientras en el auricular que traía, Iris le hablaba a Ralph diciéndome que teníamos compañía —. ¿Por qué no te metes con alguien que es aún mucho mejor que tú?

— ¿Mucho mejor?— Ella había hecho una extraña pose, como si estuviera lista para pelear, él había reído mientras se acercaba a mí —. Sí tu hermana no es para nada buena, ¿por qué lo serías tu?

— Oh bueno, y si dices que tú eres mejor ¿por qué aún no me has podido matar? — El rostro de Malcom se había transformado en una poesía, solté una leve risa, pero él fue demasiado rápido que me levantó sin tocarme, aunque sentía la presión en mi cuello, me sorprendí ante lo que podía hacer.

— Tal vez a ti no, pero ¿qué hay de tu hermana? — Sentía que el aire comenzaba a cortarme, no podía respirar. El típico sonido de ascensor abierto llamó mi atención, tanto que caí al suelo y unos brazos debajo de los míos me jalaron hacia atrás.

— ¿Estás bien?— La voz de Ralph me calmó levemente, me levanté con su ayuda pegando mi espalda a su pecho por algunos segundos.

— Es hora de irnos — Acaricié mi cuello al momento de hablar, Iris estaba ahí peleando con Malcom, impresionante la verdad, al menos hasta que con su magia la lanzó y Ralph la atrapó en los aires.

— ¡Es hora de morir! — Ana gritó, corriendo en dirección a Malcom, yo sentí la impotencia y el miedo crecer entre mi pecho, ella se movía con bastante agilidad al pelear mientras lanzaba golpes y algunas patadas que Malcom esquivó bastante rápido.

— Es hora de morir — Tomó la muñeca de Ana al querer golpearlo, viendo directo a sus ojos —, pero no para mí — Miré sus ojos brillosos, sabía lo que tenía planeado, entonces intenté hacer lento el tiempo para poder llegar a ella, Iris comenzó a correr y al tener el tiempo de esta manera todo lucia en cámara lenta.

— ¡No! — Grité, casi la alcanzaba, pero por arte de magia él me miró mientras yo retrasaba el tiempo, era imposible, entonces ocurrió, el objeto filoso había atravesado a mi hermana directo en el pecho, de nuevo—. ¡Ana!

El miedo y la sangre hervir en mi rostro me decía que había ocurrido otra vez, él se hizo hacia atrás desapareciendo al momento, el tiempo volvió a la normalidad y Iris no pudo alcanzarlo, sí ella tan solo hubiera sido rápida.

Miré a Ana caer al suelo en agonía, me acerqué lentamente porque ya sabía lo que significaba, me hinqué a su lado sintiendo las lágrimas asomarse. La abracé entre mis brazos mientras miraba sus ojos húmedos y algo de sangre salir de sus labios, sentí la necesidad de decirle que todo estaría bien, pero es claro que no.

— A-Amanda — Gimoteó al momento en que tomaba mi mano —. E-eres una buena herma-, — Tragó saliva, se ahogaba en su propia sangre, tanto que la escupió con esperanzas a que todo estuviera bien —, hermana — Terminó la oración.

— Te amo, ¿sí? Te amo — Susurré, ella cerraba sus ojos, quería intentar mantenerlos abiertos pero ya no podía —. Oh Dios, Ana. Está ocurriendo otra vez..., no otra vez — Entonces me estaba derrumbando, las lagrimas salieron y ella alzó su mano acariciando mi mejilla, comenzaba a ponerse fría, temblaba.

— Está bien — Asintió—, está bien, estaré bien.

Yo negué, no podía ocurrir de nuevo y eso es lo que estaba pasando, ella soltó un suspiro, una lágrima cayó de su mejilla y su mano fue llegando al suelo lentamente, ralenticé el tiempo, mirando como sus ojos se fueron apagando tan despacio. Cuando dejaron de brillar, volví a la normalidad llevando mis manos a sus ojos cerrándolos.

— Descansa, Ana.

•••

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[Minuto 2:24]

Alicé mi vestido con mis manos mientras miraba mi reflejo en el espejo, mis ojos estaban algo inflamados tras el reciente llanto, sorbí mi nariz y sonreí tiempo después sin demasiadas ganas.

Cuando menos lo esperé, estaba sosteniéndome del brazo de Ralph caminando sobre el pasto verde recién mojado, podía sentirlo en mis zapatos. Al llegar al ataúd simplemente dejé una flor blanca, mirando este cofre cerrado, ella no le hubiera gustado que lo abriera.

— Vamos.

Ralph me llevó a una silla que se encontraba cercas, me senté y miré la foto de Ana sonriente, quería llorar, gritar, patalear, aventar todo a mi paso. ¡Había perdido a mi hermana de nuevo! Todos los pensamientos fueron negativos, no podía dejar de pensar en que Malcom me las pagaría de nuevo.

— ¿Amanda? — Escuché la voz de Iris, alcé la vista mirándola con despecho, me levanté esperando a que hablara —. Lo lamento.

— No — Dije seca, dura y con odio en mi voz—. Por tu culpa ha muerto, sí tan solo le hubieras dicho que no fuera, si hubieras corrido a salvarla, pero no lo hiciste.

— Amanda, eso no fue mi culpa.

— ¡Lo fue! — Grité, Ralph puso una mano entre nosotras, al parecer quería golpearla o mis poderes tal vez se habían mostrado.

— Amanda, no fue culpa de Iris — Barry la defendió, pues claro, era su novia.

—Vamos — Ralph me volvió a sentar, yo recargué la cabeza en su hombro mirando el ataúd esperando a que salga de ahí y comience a bailar, o decirme que todo había sido un maldito sueño—. ¿Por qué no llamas a tus padres?

— ¿Cómo reaccionarias sí tú hija había muerto hace seis años, volvió a la vida y volvió a morir? — Le pregunté cerrando los ojos en ese momento, sintiéndome cada vez más vacía, en eso, giré mi rostro viéndolo —. No quiero..., no podría perderte a ti — Tomé su mano con fuerza—, por favor, cuídate, no quiero perderte a ti también.

— No lo harás, lo prometo. 

Cada momento y segundo que pasaba, me iba sintiendo cada vez más sola, estaba perdiendo lo bueno en mi vida, ¿cómo puedes vivir después de que todo lo que tenías bueno se está yendo? Yo no podría. ¿Tú podrías? 

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