
Capítulo 13
Mis pies tocaban las hojas debajo de mí, mis dedos se movían intentando sentir la tierra húmeda, relamí mis labios mirando hacia enfrente buscando respuestas de que hacía ahí. Escuché pasos a mi alrededor, después alguno que otro grito, un jadeo. Después sentí pánico, dolor en el pecho, la sensación de muerte y culpa, me sentí incapaz, adolorida, triste y como un hoyo crecía dentro de mí tal como el día en que Ana murió. Me detuve mirando hacia un lugar y miré la sombra de alguien, una mujer, cabellos largos y despeinados.
—Me prometiste estar conmigo para siempre.
—¿Perdón?
—Amanda, es tu culpa que me hayan matado.
—¿Ana? —Sentí las ganas infinitas de llorar y correr a abrazarla. Cuando ella se acercó más a mí, mi rostro de felicidad se trastornó en uno horrorizado, miré su rostro manchado de sangre y las 3 heridas de bala en su pecho.
—Tú me hiciste eso.
Al abrir mis ojos, me percaté que seguía en los laboratorios sin ningún ruido, todo estaba tan callado provocándome tranquilidad y a la vez un poco de temor de saber o pensar en que no habría nadie y podrían venir por mí. Me levanté con cuidado de la camilla sintiendo un leve dolor al costado de mi abdomen, alcé un poco mi blusa mirando como la herida casi dejaba de notarse. Salí de la habitación y mi corazón comenzó a palpitar de manera irregular. Sentía que algo me faltaba.
—¡Hey! —Escuché un grito haciéndome pegar un leve brinco y girar para mirar a Ralph —. ¿Cómo te sientes?
—Mejor.
—Eso es bueno, porque se nos acaba de ocurrir algo bastante genial.
—¿A qué te refieres? —Pregunté mientras prestaba atención a lo que tenía en sus manos, me acerqué robándole una fritura, él me mira con sus ojos entrecerrados, como si estuviera amenazándome.
—Podemos sacar a Barry de prisión, pero no podremos hacerlo solos. Necesitaremos todas las fuerzas posibles, lo más fuerte y que pueda contra todo el mundo con una sola "explosión" — Sus cejas se alzaron y bajaron, negué para darme media vuelta y sentarme una silla giratoria.
—No. ¡Estás demente! Tú y la persona que lo haya pedido, claro.
—Amanda, tú eres la única que puede sacarlo.
—No lo veo muy necesario.
—¿Qué? —Sus ojos se trasformaron un poco en sorpresa—. ¿No quieres ayudar a Barry?
—Por si no te diste cuenta, él fue el que dijo que no quería salir sin pruebas, así que mejor busquemos pistas.
—¡Todas son incriminatorias! No hay nada que nos haga mostrar que es inocente.
—Seguiremos buscando — Le mencioné con una sonrisa triste, después sentí una punzada en mi cabeza que me decía que algo faltaba, que una mitad de mí, una parte había desaparecido —. ¿Has visto a Cisco?
—Sí, se fue hace rato, no me dijo a donde iba.
—Oh.
—Tal vez fue a buscar pistas.
—Así como deberíamos de hacerlo nosotros.
—Cierto.
Ralph besó mi frente retirándose de inmediato, tomé mi celular para comenzar a marcarle a Cisco, que extrañamente me mandó a buzón. Algo confundida, decidí mandarle un mensaje que tampoco contestó. Traté de ignorarlo, tal vez esté ocupado y no pueda contestar. Miré el nombre de otra persona de la cual necesitaba toda la ayuda posible, sonreí mandándole un mensaje de texto que al terminar decidí ir al lugar de nuestro encuentro.
Mis brazos se alzaron al mirar a la chica corriendo a mí, la abracé con todas las fuerzas posibles que tenía, relamí mis labios sintiendo algo de tranquilidad, la herida ya no me dolía.
—¡Amanda! Dios, siento que no te veo desde hace mucho tiempo, en serio — Ella tenía una gigante sonrisa, que a mí me ponía feliz también.
—Lo sé, pero lo importante es que tenemos salud, sí.
—No te veo desde Cisco, ¿todo bien con él? — Asentí caminando juntas mientras nos sentábamos en una banca del parque frente a la escuela, de aquí podías ver las antenas de los laboratorios y la estación de policía.
—Excelente, lo quiero demasiado, lo aprendí a querer en tan poco tiempo —Sonreí y relamí mis labios—. ¿y Alex?
—Por ahí debe andar — Dijo con su semblante serio y algo triste, puse una mano sobre su hombro mirándole confundida—. Tuvimos una discusión algo estúpida y bueno, no hemos hablado desde hace casi una semana.
—¿Qué? No, no puedes hacer eso —Le murmuré colocándome frente de ella sentada en forma de indio—. Las peleas dan a entender que, mientras no sean tóxicas verdad, son buenas. Miran todos los diferentes puntos, las ideas, pero al final, créeme, al final ambas harán una elección a una idea donde incluya ambos puntos.
—Parece que tienes mucha experiencia.
—No es eso, simplemente de que, si algún día Cisco y yo tenemos una pelea, haría lo posible para poder llegar a un acuerdo donde ambos puntos puedan hacerse notar —Sonreí.
—Pero dime, ¿y si ella no te llama durante no sé, tiempo y tú llamas, no contesta nunca y después llega y te dice que te ama, pero a otros amigos sí les mandaba mensajes qué harías? — Lo llegué a pensar un poco rascando mi brazo, pero la voz de Cisco diciéndome que no lo hiciera apareció.
—Creo que lo perdonaría con todo mi corazón, pero si nunca me dijo que se fue, si me dejó y no dio explicaciones, estaría rota y en lo personal no podría con eso, creo que sí terminaría.
—Yo le dije eso, pero ella empezó a reclamar y decir que no estaba en su derecho decirme a donde iba —Se encogió de hombros—. Entonces me di media vuelta y me fui a mi casa.
—Fácil, ¿no? —Solté una leve risa.
—Aunque eso no justifica que la extrañe mucho, sonará estúpido para mucha gente, pero yo la sigo amando con todo mi corazón, lo que hizo me partió el corazón, porque ni un mensaje de que estaba bien, no me había avisado a donde iría y es demasiado triste — Pude notar una pequeña lágrima asomarse, me acerqué y la abracé con fuerzas.
—Creo que deberías ir a hablar con ella.
—Pero si un día hago algo estúpido o algo ocurre, creo que tú deberías recordarle que la amo.
—¿Por qué yo? —Dije feliz.
—Ella es un poco insegura con las personas que quiere, a cada rato está preguntando si la amo o si la quiero, así que, deberías recordárselo siempre —Asintió, pero algo me hizo comenzar a sentir una extraña ansiedad, me recordaba algo—. Espero seguir siendo tu mejor amiga de aquí hasta mis últimos días, por si necesitas dar la mala noticia, prepárate —Entonces, el pánico creció, ella se levantó y yo también sonriéndonos mutuamente.
—¿Nos veremos luego?
—Nos vere-... —Entonces un ardor en mi hombro me hizo jadear, pero las pequeñas gotas como de agua en mi rostro me hicieron quedar en shock, parpadeé algo consternada, miré mi hombro y sangre comenzaba a salir de este, entonces vagos y rápidos recuerdos aparecieron en mi mente sobre Ana, mi habilidad en este momento no me ayudaba en lo absoluto, alcé la mirada, todo en cámara lenta y los ojos de la que se había convertido en mi mejor amiga perdían su brillo en largos segundos para mí, entonces cayó sobre mis brazos deslizándose terminando en el suelo, sus labios entreabiertos, ojos a la par sin ningún brillo, mirando hacia enfrente, hacia la nada, gritos y más gritos, el líquido rojo que corría por su rostro desde su frente me hacía pensar que esa agua roja era la que estaba en algunas partes de mi rostro, ¿lluvia ácida? No sabía que era roja.
—Oye Tori, ¿sí nos veremos después? —Le dije, no sabía lo que sentía, lo que sí sabía era que algo mojado caía por mis mejillas, tenía la boca seca y estaba hincada frente a Tori, el cuerpo de Tori —. ¿Estás bien? ¿Por qué no me dices nada? —Entonces comencé a reír, no de felicidad, de nervios. — ¿Tori? Tori..., no es gracioso, no, no es... —Intenté pasar saliva, mi garganta ardió por el intento. Alcé la vista mirando algo brillante a lo lejos, parpadeé, me ardían los ojos.
—¿Amanda? —Escuché una voz, giré viendo a Ralph, él me miraba como asustado o procurando que esté bien.
—Me arde el hombro, ¿sabes por qué Tori no contesta? — Río levemente—. Se está haciendo la muerta, ¿ves? ¡Se está haciendo la muerta! —Reí con fuerzas, pero no me sentía feliz, me sentía rota.
—Amanda, está llegando la policía.
—¿Está haciéndose la muerta?
—Estás en shock — Entonces mi cuerpo giró a ver de nuevo el de ella, solamente la diferencia es que ella tenía un hoyo en su frente y no tenía vida, mientras que yo sí.
—¿Qué dices? Estábamos hablando, ella está bien, tal vez sólo está dormida —Coloqué mi mano en su mejilla, limpié el agua roja, ¿Jamaica? Delicioso. ¡ALTO! Eso no es delicioso. Volví a parpadear, mis manos temblaban, las miré, rojas vivo, unas manos estaban en mi hombro, la policía había llegado.
—Tenemos que irnos.
—Ralph...
—Amanda.
—Tori, ella estaba bien, hablábamos sobre Alex..., o Dios mío, Alex —Sentí la falta de aire comenzando a hiperventilar —. Alex, Alex..., tengo que decirle a Alex que, que..., Tori la ama —Lo miré directo a los ojos.
—No es necesario, yo iré.
—No, no, no..., ella me lo pidió a mí —Mi voz era tan calmada, pero a la vez la desesperación me comía por completo—. Necesito decirle a Alex que Tori la ama, fueron sus últimas palabras.
—Amanda, no es necesario decirle ya.
—Tengo, tengo qué ir.
—No, no tienes, Amanda — Él tomó mis mejillas mirándome directo a los ojos—. Puedes ir más tarde, cuando te calmes.
—Tori ama a Alexa, yo tengo que ir a decirle, porque ella está..., ella está... —Giré de nuevo mirando su cuerpo que era revisado por algunas personas, también tomaban fotos, sus ojos seguían abiertos, ella quiere descansar—. ¡HEY! ¡Déjenla! —Me separé del agarre de Ralph acercándome a mí amiga, hincándome—. Está durmiendo, sí, sí..., le cerraré los ojos para que descanse.
Eso hice, después me acerqué besando su mejilla, entonces estallé, mi respiración agitada, no podía respirar, lágrimas estallaron en el momento en que susurré las últimas palabras:
—Lo prometo, prometo decirle a Alexa que la amas.
°°°
Até mi cabello húmedo en un chongo despeinado sin muchas ganas, me miré a mí misma enfrente del espejo intentando sonreír, aunque fuera un poco, me era imposible, ahora mismo no podía hacer eso. Ajusté mi vestido negro alaciándolo con mis manos, salí del baño y Ralph estaba de pie en mi sala de estar, me acerqué y lo miré con mis ojos tristes, lo abracé sintiendo lágrimas caer por mis mejillas, no eran muchas, pero necesitaba relajarme.
Su mano tomó la mía en soporto vital, miré mi celular y no había nada que me hiciera sonreír; marqué su número de nuevo esperando a que esta vez diera señales de vida, pero nada.
—Hola Cisco, soy yo de nuevo — Comencé carraspeando un poco—. Sería muy gentil si por favor me retornaras las llamadas, mataron a Tori, sí, un disparo en su cabeza frente en mis ojos, no me molestaría que me mandaras un mensaje, necesito a mí novio.
Colgué el teléfono, suspiré pesadamente y junto con Ralph partimos directo al funeral de Tori.
Llegué a la universidad, la gente se miraba tan feliz, podía observar con lentitud como sonreían, reían, gritaban de felicidad, hasta que la miré. Me acerqué a ella, mis manos estaban temblorosas, pero ya no contenían sangre, mi ropa tampoco, mi hombro no me importó, sólo Alexa quien hablaba por teléfono.
—Hola Tori, soy yo de nuevo, lo lamento tanto, lo he pensado y tienes razón, actúe mal, pero era porque tenía una sorpresa para ti. Tiene que ver con una vida juntas, solas, tú y yo, sí— Ella dijo, yo escuchaba desde lejos porque simplemente me concentraba en ella —. Quería pedirte que vivieras conmigo, sé que literalmente lo hacemos, pero esta vez, era para siempre, hasta que la muerte nos separe —Mientras ella hablaba, miré como tenía algo brillante en su mano libre, pude divisarlo, un anillo—. Te amo, espero tu llamada —Ella colgó y giró, mirándome, su rostro cambió en segundos, acercándose a mí. — ¡Amanda! ¿No? Hola.
—Alex...
—¿Has visto a Tori? A que no sabes qué — Dijo feliz, al menos comenzó—. Le pediré matrimonio, pero por algo tonto que hice no ha contestado, en serio me urge hablar con ella.
—Alex —Dije de nuevo, parecía que no me escuchaba.
—En fin, sé que no justifica nada, pero tuve que ir a visitar a un familiar y no podía hablar con ella, pero ahora sí, en serio ¿no la has visto?
—Alex, hay algo que debo decirte —Entonces su rostro feliz, se puso serio.
Cuando llegamos a la funeraria, había bastante gente ahí. Conocía los funerales de México, hay café, en algunos otros no, pero necesitaba un café, ayudaba. Presioné con fuerza la mano de Ralph al sentir que iba a desmayarme al ver al fondo de la capilla el ataúd con la tapa abierta, tragué saliva, sentí la respiración de Ralph en mi oído sintiendo un cosquilleo.
—No debes ir si no te sientes lista.
Asentí, miré una cafetera a lo lejos y me acerqué a donde estaba, me serví uno colocándole demasiada azúcar después, me lo tomé despacio mirando un punto medio en la habitación, sentía como mi corazón latía con demasiada fuerza. Las palabras de ella aún me resuenan en mi cabeza, ella y yo estábamos bien, no estaba enferma, estaba bien, no estaba involucrada en nada, lo sabría, ella era buena persona, una buena alma y se la arrebataron.
—¿Disculpa? —Giré mi rostro mirando a una señora, la imagen de Tori apareció en mi cabeza por un segundo demasiado rápido, como un flash. La analicé, tenía los mismos ojos que ella, solamente que algo hinchados y rojos al llorar—. ¿Eres Amanda?
—¿Quién pregunta? —No quería escucharme molesta, pero todo me molestaba, le quitaron la vida a una chica feliz, Ralph seguía a mí lado que ni me percaté que puso su mano en mi hombro—. Lo siento.
—Me llamo Nora, soy mamá de Tori — Su sonrisa triste, ¿sonrisa? ¿Por qué sonreía? Ella sonrió mucho y se acercó a mí abrazándome, no sabía que hacer, pero mi memoria muscular me hizo abrazarla también—. Ella me hablaba muchísimo de ti.
—Yo...
—Tranquila —Se separó, a lo lejos miré a Alex, pero volví a ella—. No tienes por qué decir algo, es entendible.
—Lo lamento mucho, yo estaba ahí, no la salvé.
—No, cariño —Tomó mis manos, estaban temblando de nuevo, ¿Cuándo puse mi café en la barra donde había café? —. Las cosas ocurren por algo, ¿sí? Solo quería decirte que me alegra muchísimo que mi hija encontrara una increíble amiga como tú, la llenabas de felicidad, le faltaba esa felicidad de una verdadera amiga, Alex era su novia, pero tú, ella en poquito tiempo sintió química, ella... —Se detuvo por un instante—. Ella te consideraba en una hermana que nunca tuvo, creo que me habló sobre tu hermana que había fallecido de bebé y que te hubiera encantado conocerla, pues ella, ella ya te consideraba una.
—Nora, no sabría que decirle en serio, yo..., ella era fascinante, una amiga que no encontraría en ningún lado.
—Ten —Me tendió un sobre—. No es dinero, espero —Dijo sonriente y algo triste—, es una carta que mi hija te escribió, ella siempre adoraba escribir cartas, nunca le dijo a nadie, tiene una para cada persona importante que conoce y se queda en su vida— Continuó —. No tenía muchos amigos, pero cuando los tenía, hacía esto — La tomé y miré mi nombre en el sobre—. Estaba en su escritorio, está incompleta, la estaba escribiendo.
—Señora, no sé... —Sentí mi pecho arder un poco, mi garganta picar y mis ojos arder igual.
—Por favor, quédatela.
Entonces se fue, miré a Ralph y él sonreía triste, miré la entrada a la capilla para poder verla, entonces me coloqué en medio, en cuento entré sentí la tristeza, dolor, pérdida, felicidad..., demasiados sentimientos, odiaba sentirme así por eso. Cuando menos me lo esperé estaba a tan solo unos pasos de verla, pero Alex estaba ahí, giró un poco mirándome con un pañuelo en la mano, pude ver que no tenía cristal puesto, me acerqué a su lado, ella sorbía su nariz tras el llanto.
—Ella y yo hablamos sobre una boda enorme —Me dijo, yo le presté atención —. Me dijo que, si nos íbamos a casar, que te quería de madrina y que le prepararías una increíble fiesta donde pondrías a tu novio Cisco de stripper —Solté una leve risa, ella también, por fin sonreía —, donde lanzaría el ramo y tú seguirías con la boda.
—No perdió el tiempo, ¿eh? — Asintió.
—Ella sí se quería casar conmigo, en un futuro y se supone que hoy sería el futuro, le pediría matrimonio.
Sacó el anillo de su bolsa del pantalón, tomó la mano de Tori, ni siquiera la había visto, le había puesto más atención a Alex, pero cuando miré el anillo en su mano, la observé. Traía un hermoso vestido amarillo, le quedaba perfecto, sus manos sobre su abdomen, fui subiendo, su pecho ya no subía ni bajaba, no respiraba, llegué a su cuello tenía un bonito collar, después su rostro, el maquillaje había cubierto por completo la salida de la bala que ni parecía que había algo ahí, solamente una marca de nacimiento. Sus ojos pintados de amarillo, labial, tenía una leve sonrisa. Acerqué mi mano a donde ella estaba, toco su hombro y siento la presión salir, las lágrimas caen, mi otra mano fue tomada por Alex, la miré.
—Gracias— Dijo—. Gracias por habérmelo dicho.
Los ojos de Alex esperaban a que hablara, a que dijera algo, pero no podía, no había nada que saliera de mí. Ella tomó mi mano y sonrió, pero su rostro ya estaba triste, preparado.
—Dilo —Fueron sus palabras.
—Tori —No sabía que palabra usar, no sabía cual utilizar, una fuerte sería de golpe como muerta, una más educada ella se lo merecía como falleció, pero si fuera yo, no podría contenerlo—, ella murió — Dije, las lágrimas no tardaron en salir de los ojos de Alex, parecía que iba a desmayarse, entonces la sostuve y la abracé acariciando su espalda.
—¿Qué? ¿Qué pasó?
—No quiero...
—¿La mataron? —Ahí la palabra fuerte, sólo pude afirmar con un sonido de mi garganta, ella no parecía desmoronada, o tal vez no quería demostrarlo y se quería hacer fuerte. Se separó de mí y me miró —. Gracias.
—¿Qué?
—Gracias por habérmelo dicho.
5 horas después, jueves 17 de junio, un día después de la muerte de Tori, cinco horas después de su funeral.
—Gracias por acompañarme.
—Te avisaré si se algo de Cisco.
Ralph se retiró, asentí y me senté en una silla giratoria del córtex, miré el sobre que tenía en mis manos admirándolo un poco, sonreí al leer mi nombre con su caligrafía preciosa, su letra era grande, entendible, lucía perfecta. Cuando la abrí sentí un extraño pánico correr por mi cuerpo.
Di un vistazo rápido y una palabra me atrapó, entonces no supe qué sentir en ese momento. Llegó Ralph de nuevo y me miró confundido.
—¿Qué pasa?
—La carta dice que Ana está viva.
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