
Capítulo 1 || Flash renacido [EDITADO]
SOY AMANDA.
No era grande, pero tampoco tan pequeño.
El apartamento donde viviría ahora sería el mejor lugar de mi vida, no podía mentir, era algo único; al entrar te encontrabas con la sala, un sillón para tres personas, una mesa pequeña de madera con un florero lleno de tierra.
Al lado izquierdo de la puerta había un mueble con dos cajones, ahí podía colocar mis llaves. Del lado derecho, había una estantería de madera para colgar la única chaqueta con la que había venido a este lugar, probablemente más tarde pueda salir a buscar ropa para mi último año en la universidad.
De ahí se pasa a la pequeña cocina, con su pequeño lava platos, espacio para un refrigerador algo mediano, la pequeña estufa, cajones, gabinetes y todo lo esencial que se necesita en una cocina. El grifo del lavaplatos estaba algo descompuesto, goteaba agua del lugar, pero nada que no fuera normal.
A un lado de la cocina había un pasillo que iba directo a la habitación y al baño; del lado derecho estaba el pequeño baño con regadera y del lado izquierdo, estaba mi habitación con un closet y espacio para una sola cama individual —que no había—.
Al dejar las cosas sobre el sillón de mi sala, pude ver como salía polvo, seguido de esto estornudé sintiendo como mi nariz escurría un poco.
Salí rápido a la tienda, tenía que limpiar un poco mi área de vivienda, aparte, tenía que empezar con mi ahorros para una cama, solo contaba con los ahorros de la universidad y mi comida como los dos meses de renta en adelanto, no creí tener la necesidad de comprar una.
En mi maleta había muy poca ropa, y no tenía donde lavarla, así que también tenía que ahorrar para las máquinas en las lava-solas, aunque siendo honesta no sería demasiado trabajo. Dos fichas bastaban para dos lavadoras y dos secadoras.
Al volver a mí apartamento, limpié primero la habitación, la barrí, agradecía que no tuviera alfombra, sería más sencillo. Después guardé la poca roba que traía en los closet y la maleta de igual forma, de los zapatos sólo tenía unos tenis, unos zapatos sin tacón y otros con tacón. Tenía dos pares de calcetines.
Terminando de limpiar mi habitación, continúe con el baño, había comprado lo necesario para mí aseo personal y del baño, incluyendo la cocina. El aceite para mueble estaba algo caro, por lo que me tenía que conformar con agua y jabón.
Me senté en el sofá al terminar de limpiar sintiendo el sudor correr por mi frente que limpio con el dorso de mi mano. Acomodé todo desde mi pasta dental hasta el frasco con mi ahorros que me permitirían pagar dos meses por adelantado y si me sobraba, podía comprar más comida de lo que había comprado, o la cama en sí.
—¡Entrega especial! — Gritaron fuera de mi habitación, yo me levanté con una sonrisa orgullosa de mi misma tras haber logrado un poco huir de la misma rutina antigua. Caminé a la puerta.
—¡Voy! — Pero en veces deseo que esto no me sucediera mientras estoy consciente.
Al abrir la puerta recibo un golpe en la nariz y mejilla derecha, me mareo en mi lugar, tanto que logro caerme por no poder mantener los pies en su lugar. Escuchaba como susurraban cosas, o tal vez gritaban, pero un dolor en estómago me hizo quedarme sin aire—. Basta...—Susurré apenas audible.
Escuché como golpes secos, eco y no podía enfocar mi vista a la perfección, aquel golpe había noqueado todos mis sentidos. Tanto que no sabía cuánto tiempo había pasado, que cuando abrí mis ojos me encontré con un policía, pude ver la luz resplandeciente de la placa en su cinturón.
Me ayudaron a levantarme, me pusieron en el sofá y no podía entender qué había ocurrido, pero sólo podía pensar en mi cajita de ahorros. Me levanté como pude, busqué debajo del lavabo y mi cajita estaba completamente vacía. En ese momento sólo quería llorar, así que lo hice.
•••
Me quedé sentada en la oficina del capitán de la policía, no me había dado cuenta en qué momento había llegado. Yo sólo podía pensar en mi cajita, todos los ahorros que logré en tres años para poder alejarme de mi familia y venir a continuar los estudios que ya no pude continuar allá, para comprar un pequeño departamento (o rentarlo) para lograr crecer como una persona independiente.
—Señorita, ¿no recuerda nada de lo que sucedió?
—No — Dije a duras palabras, ni siquiera pude verle el rostro a la persona que me golpeó—. Sólo pude escuchar sonidos huecos, como eco o estuviera en el fondo del mar.
—Estabas aturdida, ¿pero no lograste mirarle el rostro al agresor?
—Le repito, no pude — Comenté un poco fastidiada —. Lo que le puedo decir es que estoy segura de que eran más de dos personas, escuchaba como golpeaban mis muebles, lo sabía, y bueno, eso es todo — Me crucé de brazos mirando el suelo, él asintió y después entró un detective, hablaron unos momentos y se fue corriendo de ahí dejándome con el capitán.
—Bien, sólo necesito que me des tus datos por favor —Asentí—. Nombre completo, edad, ocupación, trabajo...
—Amanda Speerling, veinticinco, estudiante de la carrera de educación para ser maestra, no tengo un trabajo aún, vivo sola, soltera— Dije, rápido tal cual me había mencionado.
—Gracias, ya regreso.
Cuando salió de la oficina, yo observé el lugar y después la televisión que estaba encendida en silencio, miré el control en el escritorio y subí volumen, había algo que me llamaba la atención.
Había un samurái y los policías lo estaban rodeando por completo junto a dos super héroes, al parecer en el pie de la noticia venía que era Vibe y un Kid Flash, había leído un poco sobre Flash, pero no lo sé, parecía irreal.
—Tráiganme a Flash, Si no, la ciudad sufrirá.
—Deberías bajar esa espada si no quieres lastimar a alguien, como tú, por ejemplo. Flash no vendrá... Porque estás enfrente de dos hombres realmente peligrosos —Dijo un chico, yo sonreí, así se habla—. ¿Qué piensas que nos vas a hacer con una espada?
Y creo que fue hablar de más porque el samurái con su espada hizo un movimiento clavándola en el suelo logrando que mandara unas ondas y empujara a todos a su alrededor. He de admitir que me sorprendí tanto que me levanté. El capitán volvió a entrar y me hizo sentarme, apagó el televisor y me miró sonriendo.
—Esta ciudad está un poco loca, ¿no es así?
—Acabo de llegar a esta ciudad y lo primero que me encuentro es con un asalto en mi propio hogar, la desaparición de todos mis ahorros y un samurái que amenaza con hacer desaparecer a toda la ciudad en pocas palabras si no le llevan a Flash.
—Sí bueno, lamento que haya sido esa impresión, pero desde que Flash se fue ha habido unos problemas, hemos tenido otros super héroes que no dudo que son bastante brillantes, pero no es lo mismo — Asentí sin muchas ganas, no niego que todo esto me está afectando, tal vez le hubiera hecho caso a mí madre.
Pero yo quería huir.
Al parecer me debían tener en custodia un rato aquí en la CCPD, pero no me importaba, me sentía un tanto segura, pero algo en mí me impedía creer que así lo estaría por un buen rato.
♥♥♥
Tras quedarme todo el día aquí, decidí pedir permiso al jefe para ir a buscar algo de trabajo, necesitaba recuperar ese dinero de alguna manera u otra, no podía permitirme que esto sucediera y al final quedarme completamente en las calles. Necesitaba un trabajo, pero de tanto insistir no me dejaron ir, entonces tuve que escapar.
Salí lo más rápido de la policía para poder irme a comprar, aunque fuera un café con un muffin red vélvet, adoraba esos muffins.
Pasé por un casino donde miré a una chica rubia gritar "¡Ahí va otro auto!", admito que fue algo gracioso, pero triste a su vez. Continué mi camino observando a la gente a mí alrededor, unos sonreían, otros iban de mal humor al teléfono y con maletines a su lado, un chico frente al autobús anotó algo en una tarjeta, el chofer le gritó: "¡La última vez, Dibny!" Yo simplemente reí girando para ver un carrito de café y muffins, agradecí al destino para caminar rápido, no podía permitir que me manden a buscar por una patrulla.
Al pedir el café y el muffin me percaté de algo que había olvidado, solamente contaba con un dólar, no tenía más, lo que había pedido valía más que sólo un billete. Entonces escuché la voz de un chico, alcé la vista y sonreí.
—Yo pago por ella, digamos que tiene algo que entra en mis gustos —Guiñó el ojo, yo sonreí apenada colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Gracias, olvidé que me acaban de robar y no traía conmigo mucho dinero —Sentí mis mejillas un poco coloradas.
—No hay problema, chica hermosa. Dime, ¿tienes novio? — Iba a contestar, pero él me dijo que tenía que irse porque llegaría tarde a su oficina, yo asentí y observé un auto de policía pasar lentamente por todo el lugar, ¡rayos!
Subí al autobús después de la misma chica que había visto hace rato, hablando a los cuatro vientos que por fin la madre de la suerte la había bendecido. Subí después de ella, rápidamente busqué un asiento, pero no había nada con lo que me gustaría sentarme, la chica de la suerte me dio buena espina, pero parecía que no quería hablar con nadie, otra chica de semblante serio me asustó, tal vez ella me podría robar lo último que tenía, había un chico llorando, tal vez él necesitaba espacio y miré al chico que había pagado por mi comida, sonreí y él me sonrió haciéndome un gesto.
—Lo siento, tenía que correr.
—Creo que lo que estas haciendo es huir de la policía, ¿eres una criminal? — Abrí mis ojos algo sorprendida por las palabras que había mencionado, negué de inmediato ante esa acusación.
—No, simplemente quería salir del departamento de policías para poder buscar un poco de comida, me acaban de robar, te mencioné — Él parecía no entenderme—. No me dejaban salir, tenía hambre, es todo.
—No me convences, soy un detective muy preciado y conocido, y estás siendo una mala rehén — Iba a hablar, pero él se me adelantó subiendo la voz—. ¡Alto! ¡Esta chica está huyendo de la policía! ¡Debemos bajarla de inmediato! — El autobús se detuvo, y justo antes de que el chófer viniera hacia aquí, mi café comenzó a flotar, ¿eso era posible?
¿Qué carajos?
Miré al chico y de repente una luz resplandeciente me cegó al instante, sentí como mi corazón se aceleraba, como mis venas palpitaban, como un tipo de electricidad corría por todo mi cuerpo. El chófer algo consternado, parecía no sentirse bien, me dijo que me dejaría en la estación de policía y que me bajara por decisión propia, sino, mandaría llamar a la policía para que me baje, yo asentí.
—No era necesario decir eso, iba a bajarme en la estación.
—No lo creo, las chicas como tú..., no me convencen.
—No buscaba convencerte, idiota.
Había algo en él que jamás olvidaría.
•••
Tras llegar de nuevo a las oficinas, me sentaron en unas bancas mientras bebía de mi café. Tenía mi pierna cruzada y de vez en cuando tomaba un poco de mi muffin, el capitán, el jefe, lo que sea, me dijo que en cinco minutos me entregarían unas hojas y me podría ir.
—La policía estatal lo encontró en la 112, cerca de Ivy City.
—Eso está a 500 kilómetros — Escuché algunas voces y pasos, alcé la vista mirando a un grupo de personas que iban por ahí, yo di mi último trago de café, tiré el vaso e intenté ignorar este tema, pero parecía algo importante.
—Uno de los policías es veterano de Keystone y lo reconoció.
—Sabía que funcionaría, lo sabía — Dijo un chico, lo miré un rato y si soy honesta, me impresionó su cabello, era algo largo y mejor que el mío, imposible.
—Deberían de prepararse — Dijo la detective, yo relamí mis labios encorvándome en mí lugar, quería escuchar un poco más, sabía que no estaba bien, pero quería saber un poco.
Al abrir la puerta, pude observar un poco sobre algunos jeroglíficos, no muy conocidos actualmente, parecía una lengua muerta. Escuché como decían un nombre, lo repitieron dos veces: Barry. En el momento en que quería escuchar más, el capitán me entregó unos papeles, interrumpiéndome y diciendo que podía regresar a casa, me habían dado un tipo de bono para poder gastarlo en comida y lo suficiente para poder pagar el recibo del agua. Alcé la vista tras la voz algo fuerte de alguien.
—¿Oyen las estrellas? Cantan. Riman. Repican. Miden. A cada hora, a cada minuto. Dijiste que la ciudad estaba a salvo, que no había peligro alguno. Pero eso no es cierto, ¿qué pasó realmente esa noche?
—La ciudad está a salvo, tú la salvaste. Nos salvaste.
Mis ojos se toparon con los del chico que había visto hace unos instantes, pero no fue por siempre, fue por tan solo unos segundos, yo fui la primera que apartó la vista yéndose del lugar, no era de mi incumbencia después de haber escuchado algo que realmente no está bien, sólo puedo recordar los ojos marrones del chico, un poco húmedos por su preocupación.
Salí del lugar por la parte trasera de la estación, sentí como un gran sentimiento de furia surgía en mí desde que miré el cheque en mis manos. Tomé aire cerrando unos segundos mis ojos relajándome, podía lograrlo, podía volver a ser yo misma, podía volver a lo que alguna vez perdí.
Caminé por la banqueta, miré un callejón, pero una mancha amarilla me hizo detenerme. Después miré a lo lejos el samurái de la televisión, me escondí detrás de los contenedores de basura mirando la acción, esto parecía algo irreal.
—Me estabas buscando —Dijo el chico del traje rojo, ¿Flash? Imposible. Su voz sonaba distorsionada, su rostro parecía vibrar a una frecuencia bastante alta imposible de poder ver—. Aquí estoy.
Comenzaron a moverse a una velocidad increíble, todo parecía perfecto hasta que lo tumbó al suelo, las palabras del samurái salieron como si nada, me levanté un poco para prestar atención —: Tú no eres Flash.
En eso el chico veloz se levantó dispuesto a atacar, pero lo aventó hacia unas bolsas de basura, de ahí lanzó su espalda logrando atravesarle la pierna. Me asusté. Lo cargó por la parte trasera de su traje, levantándolo desde su espada lanzándolo de nuevo, yo me acerqué un poco escuchando la amenaza del extraño samurái.
—Si no viene el verdadero Flash para el atardecer. La ciudad morirá — Dijo para irse volando, dejando al chico en el suelo. Corrí acercándome al velocista, él al acercarme me miró un poco asustado, podía verlo en sus ojos.
—Oye, tranquilo ¿estás bien?
—Sí, sólo me han perforado la pierna, no puedo moverla, duele demasiado — Mencionó, yo intenté ayudarle a levantarse, sacando de su bolsillo un pequeño artefacto con el que extendió logrando que aparezca una extraña imagen con ondas azuladas que se movían como si fuera agua —. Necesito tu ayuda para poder cruzar por ahí — Asentí, colocó uno de sus brazos detrás de mis hombros y yo lo abracé por la cintura para caminar a esa cosa extraña, al entrar, pasamos directamente hacia un laboratorio.
—¡Wally! — Una chica gritó, dos personas se acercaron, pero me topé con los mismos ojos que había visto antes, en la estación de policía, él pareció reconocerme, porque al ayudar a su amigo a sentarse, se acercó a mí.
—Hola tú — Me dijo.
—Hola — Dije algo bajo sintiendo como mi voz apenas y podía salir, estaba algo impresionada y asustada ante lo que había sucedido; sentí mis mejillas sonrojarse y sonreí.
—¿Quién eres? — Una chica morena de cabello muy lindo, ondulado y corto, me miró con su ceño fruncido —. ¿Y qué haces aquí?
—¡Hey! Ella es la que me ayudó y me trajo aquí — Dijo el chico del traje, tomó los extremos de su máscara y comenzó a quitársela.
—¡Espera! Ella sabrá tu identidad.
—No importa, ella me salvó — Cuando su rostro quedó despejado, sonreí de lado relamiendo mis labios, el chico de ojos cafés y con el cabello mejor que el mío se me acercó un poco más.
—¿Cómo lo encontraste?
—Pasaba por el callejón, es todo.
—No creo que haya sido coincidencia, ¿trabajas para ese samurái?
—¿Qué? ¿Parezco alguien que trabajaría con alguien así? Soy una maestra, no soy una asesina destruye ciudades y piernas de superhéroes — Me crucé de brazos, cuando menos lo pensé, el chico estaba en una silla, cambiado, siendo ayudado por otra chica de cabello largo castaño.
—¿Cuánto falta para que pueda salir? — Alcé una de mis cejas y me acerqué al chico, estaban curándole y colocándole una venda, un policía negó y la morena igual.
—Wally, te atravesó el peroné. Si no fueras un velocista, ya te hubiera amputado la pierna.
—Bien, ¿cuánto tiempo? — Negué, sería imposible.
—Cuatro o cinco horas — Debía admitir, nadie se cura así de rápido.
—Imposible — susurré.
—Créeme, chica, es posible — Dijo el de ojos cafés.
—No tenemos tanto tiempo — Dijo el policía —. Por cierto, ¿quién eres?
—Soy Amanda, me robaron, estaba en la estación de policía.— Dije rápido con una sonrisa mostrando mis dientes por unos segundos.
—Deja nos presento rápido porque tenemos cosas muy importantes que hacer, yo soy Cisco — Dijo el chico al que había visto en la estación, señaló a la morena y el policía— Iris, Joe — Señaló al velocista — Wally — Luego a la chica que curó su pierna— Y ella es Caitlin.
—Mucho gusto.
—No es mutuo — Dijo Iris —. Tenemos otras cosas que hacer, tú no puedes estar aquí — Cisco se posó a mí lado y su reloj extraño comenzó a sonar, lo ignoré, pero él parecía algo confundido e interesado.
—¿Saben qué? Estoy bien — Wally quiso levantarse, pero gruñó de dolor, el policía Joe se acercó a él para tocar su hombro.
—Hijo, hiciste todo lo que pudiste hacer. Debes calmarte.
Iris se fue con Wally ayudándolo junto con Caitlin y Joe llevándolo a una habitación para que pudiera descansar, yo me quedé un poco quieta en mí lugar, después me acerqué a Cisco viendo que hacía algunas cosas en una computadora, tenía los mismos símbolos que había visto en la estación de policía al escuchar el nombre de Barry.
—Hola — Dije, Cisco levantó la vista por unos segundos volviendo a la misma posición de concentración—. ¿Qué son esos signos?
—Son algún tipo de alfabeto, algún tipo de mensaje que nuestro amigo nos esta mandando y no puedo interpretarlo por el momento — Entonces pensé en aquel nombre.
—¿Barry? — Él pareció sorprenderse, me miró con confusión.
—¿Cómo sabes su nombre? — Iba a contestarle, pero él pareció entenderle—. La estación.
—Sí.
—Es nuestro amigo, mí mejor amigo..., le sucedió algo y queremos traerlo a la realidad — Me sentí un poco mal, entendía la pérdida de un buen amigo, así que toqué su hombro por un momento hasta que Caitlin llegó.
—¿Algún resultado? — Caitlin preguntó. Cisco me miró por unos segundos, mirando a su amiga, negando como respuesta.
—Aún no, la computadora me sigue diciendo que son incoherencias.
—Tal vez lo sean — Escuché decirle mientras me hacía a un lado.
—No. Barry intenta mandarnos un mensaje, lo sé. Estuvo en la Fuerza de Velocidad — Captó mi atención y yo la de él por segundos, caminando directo a otro lado, ignorando el hecho de que estuviera ahí, tal vez así se creó Wally, el velocista —. Tal vez sepa las respuestas de la vida, del universo, de todo — Se puso en otra computadora, yo me senté en la silla donde estaba anteriormente.
—¿Crees que las locuras que escribe son su forma de decirnos "42"?
—Sí, exacto— Dijo riendo, en ese momento giré a verlo, se vió muy lindo al sonreír y reír a la vez. Se quedaron en silencio durante unos segundos, hasta que habló de nuevo — ¿Ya dije cuánto te extrañaba? — Ella no dijo absolutamente nada, Cisco bajó la mirada. — Seguiré con esto, a menos que se te ocurra algo.
—No, todo es griego para mí — Dijo Caitlin dándose media vuelta dispuesta a irse, de no haber sido por la reacción de Cisco.
—Santo César — Murmuró emocionado —. Este análisis se basa en un cifrado de sustitución mono alfabético, pero ¿y si fuera poli alfabético? ¿Y si fuera como el griego? Como si los símbolos fueran un alfabeto único.
Me acerqué en cuanto me miró, me puse a su lado observando como la pantalla hacía lo suyo, no entendía nada.
— ¡Excelsior! — Dijo alto alzando sus brazos por lo que sonreí igualmente emocionada por lo que fuera para salvar a su amigo, Iris llegó corriendo, me miró de mala manera, la ignoré.
—¿Qué pasa?
—Descubrió como descifrar el código de Barry.
—¿Sí? ¿Qué dice?
—Un momento, está cargando. Vamos, vamos — Le hablaba a la máquina algo desesperado— Y dice: "Esta casa es lo máximo".
—¿Esta casa es lo máximo? — Interferí.
—No parece algo que diría Barry — Caitlin habló y Iris asintió confirmando a lo que dijo Caitlin.
—No parece — Dijo Cisco, su rostro había cambiado de una manera increíble mostrando decepción en ella, a lo que me sentí mal por él otra vez —. Porque no lo es.
Cisco se fue de ahí, yo no tenía a donde ir, las chicas me miraron, Caitlin sonrió yéndose, pero Iris parecía querer entender por qué eso. Yo salí detrás de Cisco intentando alcanzarlo, caminaba un poco rápido si era honesta.
Aproveché para ponerle atención a todo a mí alrededor, podría saber donde estaba con tan sólo leer las grandes letras en la pared, estaba en Laboratorios Star.
Encontré una puerta mirando a Cisco observando algún tipo de maniquí tapado con una manta, me acerqué con cuidado observando todo con atención, tomando alguno que otro desarmador.
—¿Entonces trabajas con Flash? — Pregunté, Cisco continuaba mirando esa manta enorme, me puse frente de él sentándome en una silla —. Interesante.
—Tú ya deberías estar en tu hogar, ahora sabes más de lo común.
—¿Sí? Bueno, lamento no conocer la salida de este lugar tan grande donde te puedes perder, ¿sabes? Acabo de llegar a la ciudad, no conozco nada — Dije, él me miró con una sonrisa ladina, pero su extraño reloj volvió a pitar —. ¿Qué le ocurre a ese reloj?
— No lo sé, creo que le gustas.
— ¿En serio? — Reí, él giró a verme con una sonrisa tomando asiento en la silla frente de mi.
— Solamente es una alarma, no le tomó importancia — Se encogió de hombros, yo pasé algún mechón de cabello detrás de mi oreja mientras relamía mis labios dirigiendo la mirada al chico frente de mi.
—Lo siento, por interrumpir en sus asuntos — Comenté, pero él negó.
— Ayudaste a uno de los nuestros — Dijo —. Debes entender que todo lo que has visto aquí, no se lo puedes contar a nadie, ¿entiendes? Ahora podrías estar en peligro si alguien se entera que, bueno, conoces a un velocista.
—¿Wally? No digas mentiras, es ingeniero — Dije, él pareció captar mi indirecta y ambos reímos —¿Y qué poder tienes tú? — Él negó.
—No puedo decirte.
—Entiendo, no tienes poderes — Él no dijo nada, entonces miré a la manta —. ¿Qué tienes ahí? No me digas que es Frankenstein.
—Es el traje nuevo de Barry, ahora me cuesta ver esto como algo más que una pérdida de tiempo — Negué, me acerqué y puse mis manos sobre las de él que estaban entrelazadas recargadas en sus piernas.
—No digas eso, debes tener la fe de que en algún momento lo usará.
—¿Sabes? Si hubiera escuchado a mis amigos..., Barry no se estaba comunicando con nosotros. Pero yo creí en él — Acaricié su mano, él me miró —. Lo hice de verdad.
—Eso no tiene nada de malo.
—¿Sabes qué sí lo tiene? Que a veces siento que, si creo en algo con fuerza, lo convertiré en realidad.
—Creo que todos tenemos esos momentos, Cisco, yo también lo pienso en esa manera, pero yo lo hago cuando todo está desparramado — Él me mira —. Cuando me robaron yo quería que todo fuera mentira, que todo estaría ahí, pero los ahorros que logré en tres años se fueron, desaparecieron y he deseado desde ayer que no sea cierto. Tú tienes esperanza de que suceda, yo lo perdí, pero mi esperanza vuelve porque podré lograrlo si vuelvo a trabajar.
—Tú no entiendes, no lo hice para que la ciudad estuviera bien, a salvo, lo hice porque quería que volviera, lo extraño.
—¿Hiciste qué cosa?
—Cree algo para lograr traer a Barry desde donde estaba, pero al hacerlo, volvió, pero no está del todo bien, lo tenemos encerrado y me duele verlo de esa manera — Me levanté, asentí y relamí mis labios.
—¿Sabes qué hago cuando pienso que todo se fue a la basura? — Él se levanta mirándome.
—¿Qué?
—Bailo — La persona frente de mí frunce el ceño mientras yo suelto una risita—. Pero también tengo otra solución, ¿un café?
—Me parece buena idea, quédate aquí, iré por dos cafés ¿Cuál quieres?
—Un capuchino de oreo.
—Lo traeré enseguida.
— Gracias.
Cisco era bastante lindo, creo que podría lograrse algo bien con él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro