⠀ Cᥲρίtᥙᥣo 𝟐
✈*。 𝐓𝐑𝐔𝐒𝐓 。˚🌌
· 。゚୧ ⋆. 𝗛𝗔𝗥𝗥𝗬. ₊˚.༄
ACTO UNO ━━━ CAPÍTULO DOS,
❝ Ella era la cosa más hermosa y complicada que jamás había visto. Un enredo de cuerdas sedosas. Y todo lo que yo quería de la vida, era sentarme con las piernas cruzadas y desatar sus nudos. ❞
–Atticus
—Potter.
Harry se sobresaltó cuando esta nueva voz apareció detrás de él.
—Yo no lo hice, señor, lo juro... —empezó Harry, por costumbre, teniendo en cuenta que a Snape le encantaba castigarlo por la más mínima cosa. Ron tuvo que reprimir una carcajada; Harry le dio una patada por debajo de la mesa.
—El profesor Dumbledore quiere verte, Potter; en la enfermería —dijo Snape, para sorpresa de Harry; ¿qué querría Dumbledore con él por la tarde en un día de clase? ¿Por qué estaba en la enfermería? Sólo cuando Snape volvió a hablar, Harry se dio cuenta de que no se había movido.
—Ahora.
Con su mochila llena de libros colgada al hombro en casi un instante, Harry se puso en pie rápidamente, saliendo a toda prisa del aula de Pociones, aunque no sin antes compartir una "mirada" con Hermione Granger y Ron Weasley; encogiéndose de hombros ante sus expresiones de duda mientras cerraba la puerta tras él.
—Ah, Harry —se dirigió Dumbledore; estaba sentado en el borde de una cama -de espaldas a Harry, pero con la cabeza girada-. Harry se fijó entonces en una chica de pelo corto y castaño oscuro que miraba por la ventana, arrodillada en la silla; parecía tener la misma edad que él. Su cabellera castaña se giró al instante al oír hablar a Dumbledore.
Disminuyendo su paso, Harry estaba bastante confundido, hasta que se dio cuenta; esa era la chica que rescató en el Lago Negro; ¿cómo era posible que estuviera tan espeso? ¿Qué otra cosa querría Dumbledore en la enfermería? La Segunda Prueba fue hace apenas una semana, y ella ocupaba la mayor parte de sus pensamientos; preguntas sobre preguntas casi todo el tiempo, ¿cómo era posible que lo hubiera olvidado tan facilmente?
La chica, según notó, parecía bastante asustada; ella se volvió hacia Dumbledore y él asintió, su expresión se relajó una vez más. Cuando la chica se volvió hacia la ventana, Dumbledore se levantó y se acercó a Harry, hablando en voz baja pero audible;
—Ahora, Harry, te doy un trabajo que hacer. Adeline, aquí, no ha hablado desde que se despertó hace media hora. Lamento mucho interrumpir tu doble sesión de Pociones, pero...
—Oh, está bien, señor —respondió Harry, bastante aliviado de no tener que hacer el resto de la clase. Dumbledore puso la mano en el hombro del azabache, que miró a la chica con interés por encima del hombro del director.
—Es muy importante que hable. Ahora bien, no es incapaz de hablar; la señora Pomfrey ya la ha puesto a prueba. Tenemos la sensación de que hablará cuando o si confía en ti, pero creemos que simplemente está en estado de shock; no te preocupes si no habla demasiado. Ahora, tu trabajo, es ayudarla a encontrar su voz, pero aún más importante, debes protegerla. Lo haría yo, pero tengo asuntos importantes que atender. Pronto le entregaremos las túnicas escolares y dentro de unos días asistirá a las clases. Será colocada en Gryffindor, considerando que así te será más fácil echarle un ojo.
—¿Señor...? —empezó Harry, pero Dumbledore sonrió con simpatía ante su expresión de confusión.
—Lo diré de forma más sencilla; tu trabajo es proteger a Adeline y hacerte amigo de ella; entonces, ella confiará en ti lo suficiente como para hablar, así podríamos averiguar cómo acabó en el Lago Negro. No obstante, he conseguido una palabra de ella; mansión. Sin embargo, no sé lo que significa, pero tú podrías ser capaz de averiguar un poco más. Confío en que la tratarás correctamente, y confío en que te tomarás esto en serio; debes protegerla —habló Dumbledore, caminando hacia las puertas abiertas de la enfermería, los ojos de Harry seguían mirando a la chica con una pregunta en la cabeza:
¿Cómo?
Cuando se dio la vuelta para preguntar, Dumbledore ya no estaba a la vista, y las puertas de la enfermería se encontraban cerradas. Harry miró a su alrededor; él y la chica eran los únicos en la habitación. Aclarándose la garganta, el chico de pelo azabache se sentó en el extremo de la cama, donde antes se había sentado Dumbledore.
—Em... Hola —saludó torpemente Harry, bastante sorprendido cuando ella se giró en su silla al instante, aún sentada en ella con las piernas cruzadas y ahora de cara a él.
»Eh... Adeline, ¿verdad? Soy Harry —preguntó, y ella asintió, Harry no fue capaz de sostener su mirada; sus ojos grises penetrantes eran bastante intimidantes, aunque curiosos. Harry bajó la mirada torpemente hacia sus manos, y pronto volvió a levantar la vista y le tendió la mano para que la estrechara.
Adeline se limitó a mirarlo de forma interrogativa, su cabeza se inclinó ligeramente hacia un lado.
—Oh... claro... eh, es un apretón de manos, ves... —explicó Harry, inclinándose un poco hacia adelante y tomando suavemente su mano, colocándola en la suya como se haría para un apretón de manos.
—¿Un apretón de manos? —susurró ella, haciendo que Harry abriera los ojos de par en par, sorprendido de que hubiera hablado; Dumbledore dijo que hablaría cuando confiara en él, y sin embargo acaban de conocerse. ¿Ya confía en él? Harry asintió, soltando su mano.
Sin previo aviso, Adeline se levantó y se sentó en la cama, con las piernas cruzadas y justo debajo de la almohada, frente a él; Harry se giró ligeramente para poder mirarla. De repente tuvo una idea. Era bastante cursi, pero pensó que eso aliviaría el incómodo silencio. Aunque para ella no era incómodo, ya que lo observaba con interés, fascinación.
Agarrando un trozo de pergamino en blanco de su mochila, Harry lo colocó sobre su regazo y, tras comprobar que ella podía ver, dobló el pergamino de varias maneras, antes de levantarlo y mostrárselo; era un avión de papel.
Asegurándose de que ella estaba mirando, Harry le agarró la mano con delicadeza y depositó sobre ella el papel, haciendo la mímica de lanzarlo una vez que lo tenía bien agarrado. Le hizo un gesto para que hiciera lo mismo; ella lo hizo, pero seguía agarrando el avión; sin saber que tenía que soltarlo en algún momento. Harry soltó una carcajada.
—No... tienes que soltarlo cuando tu brazo esté por aquí... así... —explicó, mientras ella le entregaba el avión de papel para que pudiera hacer un ejemplo; Adeline observó con total asombro cómo el avión voló por algunas de las camas antes de golpear ligeramente el suelo. Volviéndose para ver su reacción, Harry se rió de nuevo al ver que se quedó con la boca abierta, levantándose rápidamente y recuperando el avión de papel, volvió y le entregó el avión a ella, indicándole que ahora era su turno.
Adeline lanzó el avión de papel como él, aunque con más gracia. Harry vio con asombro cómo el avión de papel no se estrellaba contra el suelo, sino que se mantuvo en el aire, haciendo pequeños bucles, giros y vueltas. Se volvió hacia ella y vio que, de hecho, movía el dedo, controlando el avión de papel en el aire con una ligera sonrisa. Al dejar caer la mano, el avión de papel volvió hacia ellos y aterrizó en su regazo. Ella se lo tendió a Harry para devolvérselo, pero él negó con la cabeza.
—Está bien, quédatelo —le dijo él despreocupadamente, y ella le miró como si la Navidad hubiera llegado antes de tiempo, con los ojos muy abiertos.
—¿De verdad? —preguntó Adeline, entusiasmada.
—De verdad.
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