ㅤ▸ O18
Improvisar
—¿Joven Jungwon? ¿Qué hace fuera de clases? ¿Maestros, ustedes también? ¿Qué pasa?
Oh, Sunghoon. No vayas a arruinarlo.
Junhoon se atraganta con la galleta un poco cuando la nota de pie en el portón, la directora se acerca de inmediato a él.
—Oh, maestro Junhoon. ¿Se encuentra bien? ¿Puedo ayudarle en algo? —cuestiona ella con angustia, el pelimorado sigue tosiendo porque aunque al principio fingía como distracción, ahora de verdad si se atragantaba con la galleta.
Jungwon le hace señas a Sunghoon quien parece no entender ninguna, el alumno le señala la puerta finalmente y el empresario capta la indirecta.
—Maestro Sungwoo, ¿va a decirme qué hacen aquí afuera? —ella le cuestiona girándose para ver al joven pelinegro, Sunghoon maldice por lo bajo. Mierda, estaba a nada de entrar por la maldita puerta para ahorrarse esto.
Sunghoon dirige la mirada a su hermano quien niega eufórico, después la dirige a Jungwon quien le dice claramente que no la cague.
—Eh, sí. Puedo explicarle. —susurra serenamente posando sus manos detrás de la espalda para darle el toque profesional, se acerca a ella con una seriedad que tuvo que cambiar por la sonrisa retrasada de Sungwoo según él. —¡El joven Yang se ha salido sin permiso!
Jungwon abre su boca indignado cuando lo escucha, Junhoon quiere reírse pero en lugar de eso, se lleva otra galleta a la boca para no arruinarlo.
Mientras tanto, la directora mira con cautela a Sunghoon. Por unos segundos, el empresario cree que ha sido descubierto así que decide actuar rápido y se sube las gafas más arriba de la nariz como el gesto tonto de su hermano.
—¡Oh, joven Yang! ¡Se quedará sin receso todo el mes! —le informa ella con molestia caminando de vuelta hacia el interior del instituto, se gira para dedicarle una sonrisa a Junhoon y después se va.
Cuando la directora se marcha, Jungwon frunce su ceño con enfado y se acerca a Sunghoon para pegarle pero la mirada seria de él logra intimidarlo, sabe que está de mal humor por suplantar a su hermano.
—¡Hago esto por los dólares americanos! ¡Lo hago por dinero! —se repite constantemente caminando de vuelta a su salón de clases, lloriquea cuando recuerda que le ha dado las galletas a Junhoon y ahora no le dará nada a su compañero Niki. —¡Esperen! ¿De qué me va a servir el dinero? ¡No podré salir al receso a comprar!
—Shh, el verdadero Sungwoo no lo sabe. Puedes salir sin que te vea la directora, Jungwon. —sugiere Junhoon caminando detrás de ellos,Sunghoon se esconde de manera graciosa entre los contenedores de basura.
—Deberías entrar y decirnos si el idiota se encuentra. —le ordena el empresario aún escondido, Jungwon le echa un vistazo a su salón de clases y puede notar que está vacío.
—Pues al parecer no está pero sería peligroso entrar ahora, en cualquier momento podría volver
—¡Entra y llama a Ddeonu! Dile que lo veré en los baños, Jungwonie.
Junhoon le pide con entusiasmo, el alumno asiente encantado y entra a su salón no sin antes dedicarle una mala mirada a Sunghoon.
—Yah, ¿por qué todos me miran así?
—Causas ese efecto en todos, hermanito gruñón.
—No. —el menciona con una sonrisa irónica en su rostro, puede ver desde lejos como Jungwon desaparece hasta llegar a su salón. Comienza a apresurarse para llegar a los baños, Junhoon lo sigue y guarda las últimas dos galletas en su bolsillo. —Ese es tu puesto, hermano idlota. No hay nadie más irritable que tú.
—¡Ahí están los baños! ¡Dios! ¡Dios! ¿Cómo me veo? ¿Mi cutis está bien? —preguntó el pelimorado alarmado, se alborota el cabello morado con sus manos hasta que logra un aspecto muy despeinado.
—Oh, sí. Luce como si tuvieras un nido en la cabeza, ¿dónde está el ave?
—Esto me pasa por tomarte en cuenta.
Sunghoon se ríe cuando ve a Junhoon apresurarse con enfado hacia los baños, se detiene abruptamente cuando visualiza a Sungwoo saliendo de la sala de maestros.
—Mierda. —susurra observando todo desde la esquina del pasillo, Junhoon es jalado de la chaqueta por un enojado Sungwoo y eso hace que Sunghoon observa a todos lados alarmado, —¿Dónde? ¿Dónde? Carajo, odio esto.
El empresario abre uno de los casilleros y con desagrado se mete con rapidez, cierra la puerta despacio y maldice por milésima vez en el día que existan niños lindos como Sunoo.
—¡Yah! ¡Suéltame, Sungwoo! Mi chaqueta es nueva, ¡es versace! —reclama el menor de los trillizos mientras es jalado por Sungwoo, Junhoon frunce el ceño y abre sus ojos con burla cuando nota a Sunghoon en los casilleros. —Oye, hermanito.
El empresario desde los casilleros se lleva el dedo índice a los labios para pedirle que cierre la boca, por si eso no fuese suficiente. Sunghoon saca su billetera del bolsillo y la señala con burla también, Junhoon realiza un puchero y sigue quejándose de su chaqueta.
—¡No puedes estar aquí, Junhoon! —le dice Sungwoo con regaños mientras ambos se alejan cada vez más, Sunghoon suspira aliviado y sale del casillero con lentitud.
Se escabulle con cuidado por la esquina y camina hacia a los baños para esconderse, abre la puerta con rapidez y la cierra de igual forma.
—Mierda, ya la hemos jodido de nuevo.
Sunghoon se sobresalta cuando la puerta es abierta, traga saliva al notar a la persona y su corazón se acelera terriblemente. Tanto, pero tanto que desea pegarse una cachetada por lo cursi que es.
—¿Sunoo? ¿Q-Qué haces aquí?
¿Acaso acaba de tartamudear?
¡Corten! ¡Corten! Esto no puede estar pasando, genial, ahora en verdad si se parece a su hermano retrasado.
—¿Qué no es obvio? vengo a mear, profesor Sungwoo. ¿O qué? ¿También me va reprobar por venir al sanitario? —menciona el adolescente pelinegro con sarcasmo en su voz.
Sunoo rasca su cuello con un poco de nervios. ¿Acaso Jungwon no había dicho que un chico de cabello morado lo buscaba? Ah, debió saberlo. Claramente era otra broma del castrosito para que el maestro le regañara.
—No soy Sungwoo, soy Sunghoon.
El pelinegro de ojos azules frunce su ceño con molestia y decide que es hora de largarse, antes de poder realizar algún movimiento, Sunghoon lo toma de la mano.
—En serio lo soy, vine con mi hermano Junhoon y queríamos verte. —explica con rapidez, cosa que confunde un poco a Sunoo. Sunghoon quiere pegarse porque según él ahora tartamudea como idiota, aunque es comprensible. Sus nervios lo controlan a pesar de que sólo fue una semana de no ver al castaño. —Bueno, él quería. No es que yo quisiera, vine a apoyar, tú... Sabes.
Sunoo sonríe inevitablemente y sus mejillas se colorean de un rosa intenso, asiente ante las palabras del empresario y traga saliva con lentitud. Está completamente solo con Sunghoon, con el empresario arrogante, con el tipo que casi lo besa.
—Oh, hola, Sunghoon. ¿Cómo está? Wow, lindo peinado, usted luce genial.
Ambos se sonrojan por lo obvios que son, Sunoo le dedica pequeñas miradas al pelinegro y Sunghoon le sonríe inconscientemente sin darse cuenta de que es lo que juró destruir. Un cursi.
—Hola, Sunoo. Tú eres un chiquillo muy Sunoo, ¡d-digo no! Quiero decir, eres un chiquillo muy lindo. Yo... Yo... ¡Diablos!
Y el pelinegro de ojos azules se ríe serenamente, la dulce melodía inundando los oídos de Sunghoon. Y Sunghoon cree que podría escuchar eso para siempre.
Es cuando decide que tiene que actuar, tiene que ser el trillizo que Sunoo quiere. Definitivamente tiene que serlo.
Sunghoon: 1
Sungwoo: 0
Junhoon: 1000
Ah, vaya que sería difícil conseguir su amor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro