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Celos
—¡Oh, madre! Sunghoon ya se tiene que ir a casa, ¿verdad que sí?
Sunghoon dirige su mirada hacia el pelinegro y asiente con nerviosismo, no sabe porque razón pero también se encuentra muy avergonzado de la situación en la que se han metido.
—Eh, sí, disculpen. —expresó observando la hora en su lujoso reloj, la madre de Sunoo coloca una cara triste al saber que va a marcharse tan rápido. —Tengo un par de cosas urgentes que hacer de inmediato o no terminaré.
—No hay problema, muchacho. —contestó Yongho sonriéndole cálidamente antes de brindarle un abrazo, el pelinegro adolescente abre sus ojos con impresión y controla las pequeñas risitas que quieren salir de sus labios al ver los gestos de Sunghoon.
—Papá, ya déjalo.
El azabache le agradece con la mirada una vez que el señor Kim lo suelta, se acerca por primera vez en la historia tímidamente a Sunoo. No tiene idea de cómo despedirse de él si sus padres están presentes y atentos a cualquier movimiento suyo.
—Te veo luego, niño. —le dice revolviendo sus cabellos pelinegro hasta dejarlo totalmente despeinado, se ríe tan bonito que Sunoo siente que quiere oírlo un poco más, sólo un poco. —Por cierto, le diré a mi hermano que tiraste su horrible peluche. Es que no le oculto mentiras, sabes.
El chiquillo de ojos azules alcanza oír lo último muy apenas, sus padres se encuentran desconcertados al no escuchar nada.
—Adiós, Sunghoon. —se despide agitando su mano levemente y el azabache repite la acción sonriéndole enormemente, incluso sus propios padres se despiden eufóricamente de él ocasionando que Sunghoon se meta aterrorizado a su automóvil. —Haha el peluche, espera yo no tiré nada... ¡Sunghoon!
Cuando intenta gritarle groserías, el automóvil arranca dejándolo con la palabra, ¿De verdad este hombre era el CEO estricto y educado que tenía a tantas personas suspirando por él? Definitivamente debieron equivocarse porque era todo lo contrario.
AL SIGUIENTE DIA.
—¿A qué hora va a llegar?
Sunghoon se toca el puente de la nariz con frustración, se echa para atrás sus rizos oscuros.
—¿Cuántas veces tengo que repetirte
todo? Sunoo llega en una hora, Junhoon.
—¿Y por qué él está aquí? Es domingo, ¿no debería estar leyendo libros o en sus exposiciones de nerds? —expresó señalando de mala gana a Sungwoo quien se encontraba en el sofá tranquilamente viendo un programa de la antigua egipcia.
—¿No deberías estar saliendo de la cama con una enorme resaca? —refuta el joven profesor acomodándose sus gafas de manera correcta, Junhoon hace un puchero y le susurra: lerdo.
—Ya dejé eso, considérame como alguien rehabilitado.
—Que buen chiste, deberías llamarte don comedia.
Junhoon camina relajadamente hacia su hermano mayor y le arrebata uno de sus libros, Sungwoo se queja poniéndose de pie para intentar quitárselo.
Sunghoon suspira observando a ambos chicos, se sienta en el otro sofá libre y acomoda su corbata cuando la ve desordenada. El timbre suena dejándolos pálidos a los tres hermanos, todos se quedan quietos sin realizar ningún tipo de movimiento.
—¡Aún no estoy listo! Ddeonu no puede verme así de vagabundo! —gritó Junhoon alterado desapareciendo por las escaleras, lo único que se escuchó fue el portazo de su habitación.
En cambio, Sungwoo toma su libro con calma y vuelve de nuevo a su lugar. Él no tenía porque preocuparse, se veía bien con lo que portaba o al menos eso quería creer
—¿No vas a abrir la puerta? —le cuestiona el joven de gafas a Sunghoon impaciente, él se niega con una expresión de burla adueñándose de su rostro.
—¿Crees que soy la sirvienta o que?
—Pero es el alumno Kim.
—Entonces abre la puerta tú, es tu alumno ¿no?
Sunghoon frunce el ceño con enfado por unos instantes pero cuando se da cuenta de que podrá ver al pequeño pelinegro decide relajarse, acomoda su cabello de la manera típica en la que lo usaba y se subió las gafas un poco. Cuando se dirigió hacia la puerta para abrirla pudo verlo, estaba ahí luciendo tan bonito como siempre.
—Joven Kim, buenos días. ¿Gusta pasar? Sea muy bienvenido. —le dice mientras muestra una sonrisa cálida, su sonrisa decae cuando puede observar a otro chico acompañarlo.
—Profesor Sungwoo, buenos días. Yo... lamento no haberle avisado pero él insistió mucho y no iba a dejarme venir sin traerlo.
Sungwoo niega levemente ocultando su incomodidad, los deja pasar a ambos adolescentes y después cierra la puerta una vez que entran.
—Sunghoon, ya llegó el joven Kim... y su acompañante.
—Ah, que bien. —respondió revisando su celular como si fuera lo más importante del mundo, después de unos segundos apaga su celular y dirige su mirada hacia las nuevas visitas. —¿Acompañante?
—Lo siento, Sunghoon. Pero tenía que traerlo o entonces no me dejarían venir a su casa. —se disculpa con los mofletes tiernamente sonrojados, se siente apenado y aún más cuando el chico que lo acompaña mira a los hermanos extrañado.
—¡Hey, Ddeonu! Pero que bonito bomboncito eres, ¿puedo darte una pequeña mordidita?
Sunoo se sonroja nuevamente al ver bajar a Junhoon por las escaleras, tiene el cabello muy reluciente y peinado, y ni hablar de su ropa haciendo contraste con su lindo cuerpo.
—¿Por qué le hablas de esa forma? —habla por primera vez el acompañante de Sunoo desde el fondo, el pelinegro que está a su lado le advierte con la mirada que no se atreva.
El pelimorado baja completamente las escaleras observando de la cabeza a los pies a aquel chico rubio.
—¿Y este quién es?
—Este a quien ven tus ojos tiene su nombre, me llamo Beomgyu y vengo con Ddeonu. —le responde de la misma forma grosera ganándose una mala mirada por parte del trillizo menor, Sungwoo se acomodó las gafas un poco tenso. Sabe como es de irritante su hermano así que no duda en que en cualquier momento se enojará.
—Compórtate, Beomgyu. —lo regaña Sunoo brindándole un golpe al hombro, el rubio se queja mirándole con un ligero enfado.
—No me interesa tu nombre. ¿Qué eres del bomboncito? ¿Si sabes que soy su futuro esposo? Será el dueño de mis quincenas.
Sunghoon gruñe con molestia callando a su hermano menor, se levanta del sofá con seriedad y se dirige a pasos cortos hacia a ambos adolescentes.
—Sunoo vino a estudiar, ¿de acuerdo? Te sugiero que si vas a comportarte como una distracción entonces vuelvas a tu casa, me desagradan los mocosos que distraen a otros. —expresó empujando su lengua dentro de su mejilla con ímpetu, Sungwoo esta vez no quiere reírse por el gesto, al contrario él también chasquea su lengua no muy contento con la situación.
Beomgyu se ríe en su cara asintiendo una única vez antes de dirigirse al sofá para sentarse sin permiso alguno, Junhoon se sienta a un lado de él empujándolo con su cuerpo un poco hasta dejarlo en la esquina del sofá. Sunoo se sienta a un lado del pelimorado quien suspira exageradamente al verlo, Dios no, que no haga eso ahora.
—¿No necesitas mucho espacio, verdad? Es que yo voy aquí y el bomboncito a un lado de mí, así es el protocolo.
—De hecho no, Sunoo va a sentarse acá para que comience con las clases. —se apresura a contradecir Sungwoo mirándolo a los ojos, Sunghoon niega con la cabeza extendiendo su mano para el chiquillo de ojos azules.
—Uh, está bien. —asiente Sunoo, a punto de darle la mano pero Junhoon está en contra así que de un manotazo quita la mano del mayor.
—Olvidan que yo soy el tutor, hermanitos.
Sungwoo y Sunghoon le dedican una mirada enojo al más joven de los trillizos por presumirles de manera descarada, después ambos se miran con malicia compartiendo la misma cruel idea.
—Entonces como eres el tutor de historia para que Sunoo apruebe, ¿qué tal si empiezas con la clase ahora y nos explicas acerca de la cultura maya esta vez?
Junhoon sólo puede pensar en dos cosas mientras siente las miradas de todos en él.
Malditos sean sus dos hermanos y maldito Beomgyu cara de popó.
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