
v. home sweet home
v. hogar dulce hogar
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Draco miro con completo odio (y miedo) a Aurora, la chica sacudió su muñeca algo adolorida y el primogénito Malfoy salió corriendo mientras cubre su rostro y soltaba pequeños sollozos.
La chica se giró sobre sus talones para ver a los gemelos y Lee, quienes están un poco sorprendidos debido a su reacción.
—¿Estuvo bien? ¿O tenía que haber sido más en la cara? —preguntó acariciando su mano.
—Más que increíble —respondieron los gemelos.
—Aunque, si le hubieras dado más en la cara hubiera estado mejor —agregó Lee.
—Lo tomaré en cuenta para la próxima —dijo soltando una risita nerviosa, para volver a tomar asiento al lado de George—. Espero que no tenga que pasar por una próxima... porque nadie se mete con mi familia —miro a los gemelos y Fred fingió limpiar una lágrima.
—No tenías que...
—¡Claro que tenía! —dijo con voz aguda y sin dejar de acariciar su mano con la que golpeo a Draco—. Me tiene harta —suspiró cerrando sus ojos y apretando un poco su puño.
—Dame tu mano —pidió George con dulzura.
El gemelo número dos tomó con cuidado y cariño el puño de la chica, acarició lentamente y le deposito un beso entre los nudillos. Lee y Fred tuvieron que retener las ganas de ponerse a gritar tras aquel acto.
—Gracias, Rory —dicho esto, le dio un tierno beso en la frente.
Impresionados es la manera en la que se encuentran Fred y Lee.
—De nada —musitó Aurora con una pequeña sonrisa sin poder ocultar su sonrojo, porque aparte su cabello había tomado un color violeta.
Oh el color violeta significa tantas cosas para ella y George.
—Oye Lee —habló Fred dándole un codazo—, eh... vamos a buscar a Angelina —improviso—. Necesito molestarla para poder seguir viviendo...
—Sí, claro, ¡vamos! —dijo parándose de un brinco—. De pasada le ponemos la tarántula a su lado —debajo del asiento sacó una caja de cristal donde se encuentra una tarántula, George y Aurora los miraron ligeramente confundidos.
—Eso fue raro —murmuró Aurora acomodándose para ver de frente a George.
—Es que son raros —recordó George con una sonrisa.
—Cierto —carraspeó.
—¿Cómo te la pasaste con nosotros? —preguntó con una pequeña sonrisa.
—¡La única semana feliz de mis vacaciones! —dijo abriendo sus brazos, haciendo que George soltará una risilla.
—Eso también lo supuse —respondió abriendo una rana de chocolate.
—Georgie, la verdad no sé qué haría sin ustedes —soltó un suspiró dramático, George tuvo que contenerse una risa.
A Aurora le encanta exagerar las cosas y eso le parece adorable.
—Sin nosotros estarías ya comprometida con Malfoy —Aurora soltó un apenas audible «ugh».
—Muchas gracias...
—¿Por qué?
—Por ser mí amigo, duh —respondió obvia.
George ladeo una sonrisa, estiró su mano para acariciar la de Aurora—. Oh linda, siempre seremos amigos —aseguró sonriendo.
Pero ambos piensan y sienten lo mismo: quieren ser más que amigos.
La metamorfomaga sin poder evitarlo soltó un bostezo y parpadeo varias veces, con Ginny dormir no existe porque tiene tantas energías como para hablar o jugar toda la noche.
—¿Tienes sueño? —preguntó acariciando su mano.
—Un poco —respondió en voz baja.
—Ven aquí...
George palmeo sus piernas, Aurora no pensó dos veces para aceptar aquella propuesta y se acostó en las piernas de George para admirar sus hermosos ojos color avellana. La mano izquierda de George comenzó a acariciar con cariño el cabello multicolor de la joven quien tiene una pequeña sonrisa.
—Nunca me cansaré de agradecerles —susurró tomando la mano de George.
—¿Porque lo dices?
—Porque tú, y Fred fueron los primeros en hablarme cuando me eligieron para Gryffindor.
—Fue inevitable no hablarte después de ver como cambiabas tu color de cabello —recordó con una sonrisa George—. Aparte, no lo sé, cuando te vi sentí algo que... —pero George no terminó porque se lamentó al decir eso.
—¿Qué? —preguntó curiosa y algo esperanzada.
—Hum... no lo sé —musitó—, es solo que ibas... sola y... tenías esa sonrisa traviesa que te hacía ver linda —llevó su mano a su nuca un poco nervioso—. Digo, todavía te hacer ver linda —agregó rápidamente, haciendo que Aurora soltará una risita—, o sea, tenía doce años y estaba todo tonto...
—Sigues un poquito tonto —murmuró Aurora haciendo que George soltará una risa alzando sus hombros.
—Bueno sí, pero... —se quedó pensando unos segundos—. Mira no sé, cuando te vi algo me dijo que tenía que hablarte y que... que no sé —balbuceó ligeramente sonrojado.
—Pues, cuando te vi, pensé que estaba viendo doble ya que tú y Fred tenían la misma pose —George comenzó a reír por eso y empezó a juguetear con el cabello de la chica—, hasta que noté la diferencia.
—¿Cuál era? —curioseo.
—Fred era solo una pizca más alto que tú —dijo con una pequeña sonrisa—. Aparte, Fred tenía una mirada de pura travesura y maldad —recordó con una sonrisa—. En cambio... tú tenías esa mirada tierna y... alegre —musitó—, algo que no pude vivir y... me gusto... me gusta —dijo con voz apenas audible.
—Pero lo estás viviendo ¿no? —susurró.
—Claro que lo estoy viviendo —lentamente Aurora se sentó para ver a George—. Gracias a ustedes —susurró sonriendo—. Gracias a Fred por corromperme y... a ti por ser siempre tan... lindo y atento conmigo —musitó con una pequeña sonrisa.
—¿Soy lindo y atento? —Aurora asintió apretando sus labios, George ladeo una sonrisa y sin evitarlo acarició el cabello de Aurora, el cual se encuentra con diversas tonalidades de azul—. ¿Sabes? Yo...
—¿Sí?
—Te quiero —susurró.
—También te quiero —respondió con una ligera sonrisa.
Verse a los ojos es de las mejores sensaciones que puede existir, porque mientras George ve a la mirada de Aurora, puede encontrarse con aquellos hermosos ojos azules que siempre trata de esconder para no recordar de quien es hija.
Pero ahí, disfrutando de combinar esos colores, se olvida de hasta su apellido.
Sus rostros se acercaron lentamente, sin siquiera notarlo, por puro impulso, dejándose llevar por la amorosa atmósfera que hay dentro del vagón.
Son unos cortos centímetros los que deciden el destino de sus labios.
Y cerrando sus ojos al mismo tiempo, juntaron de sus labios para unirlos en un tierno y lento beso.
Un beso de emociones, sentimientos, amor, quizá confusión y bastante sorpresa.
Aurora se abrazó del cuello de George para comenzar a juguetear con el cabello del chico, mientras que las manos de George se encuentran con delicadeza sobre las mejillas de la joven, sin poder creer que por fin después de tantos años soñando está besando a Aurora.
Su amor quedó más claro que el agua con este solo beso, si ellos ya lo sabían entonces que el mundo entero también lo descubra (aunque todos lo saben ya en realidad).
Y aunque sus labios se unen a la perfección, moviéndose con calma y sin tener prisa alguna, una voz les hizo sobresaltar.
—¿Por qué rayos no son novios si ustedes dos se aman más de lo que Ron ama la comida?
Aurora relamió su labio bastante sonrojada al ver a la pequeña Weasley con sus manos en la cadera y mirada burlona.
—Oh Ginny...
—Nosotros...
—Solo estábamos es...
—Probándose —respondió por ellos de manera burlona—. ¿Ya tengo cuñada? Por qué me hace falta una. Eso de que mis hermanos sean unos solterones de primera no está nada cool y dudo que Fred tenga alguna oportunidad con Herms —dijo divertida.
—Sí Herms te escucha decir eso te va a pegar —dijo una segunda voz.
—Harry, Ginny, ¿qué los trae por aquí? —curioseo George.
—Buscamos a la señora del carrito —respondieron ambos al mismo tiempo.
—¿Herms y Ron siguen en el vagón de prefectos? —indagó Aurora.
—Sí, ¿qué tú no deberías estar ahí? —musitó confundido Harry.
—Nah, solo me hicieron prefecta porque creyeron que hizo me haría mantener las reglas, pero no señor, Aurora es difícil de controlar —dijo haciendo que tantos los hermanos Weasley cómo Harry rieran.
—Pero, ¿sigues siendo prefecta? —curioseo Harry.
—Eventualmente —respondió alzando los hombros.
—Que aburrido —resopló Ginny.
—¡Ay no! —exclamaron dos voces.
—¿Llegamos tarde? —curioseo Lee asomándose.
—¿Se besaron? —preguntó esta vez Fred mirando a Ginny y a Harry.
Ginny fue quien asintió frenéticamente con su cabeza.
—Págame —exigió Fred a Lee quien gruñendo saco unas monedas.
—¿Qué? —susurró Aurora.
—¿Apostaron a que nos besaríamos? —indagó George en voz baja bastante sonrojado.
—Claramente —respondió Fred—. Eres mi gemelo, te conozco muy bien —Aurora carraspeó mirando a George quien mordió su labio ligeramente nervioso.
—Bien, nosotros seguiremos en busca de la señora del carrito o Neville quedara traumado con tantas cosas que le diga Luna —Ginny ondeó su mano y Harry alzó su cabeza en forma de despedida.
—20 galeones a que Harry y Ginny terminan siendo esposos —apostó George con Fred.
—¡Cómo crees! Es nuestra hermanita... ¡pero apuesto! —Fred chocó su mano con la de su gemelo quien tiene una sonrisa triunfante.
—¿Y qué tal estuvo el beso? —preguntó burlón Lee.
—Averígualo —George paro la trompa haciendo que Fred se carcajeara.
Lo que quedaba del camino ni Lee y mucho menos Fred olvidaron que sus amigos se habían besado, a cada segundo lo mencionaban en la conversación haciendo que George y Aurora se avergonzaran aún más.
Hasta que por fin llegaron a Hogwarts.
—Por fin —suspiraron los gemelos caminando en dirección a los gemelos.
—Hogar dulce hogar —canturreo Aurora, de un brinco subió a la carroza y se acomodó para quedar frente a George.
—Escuché al director Dumbledore que los alumnos de sexto y séptimo compartiremos clase de defensa contra las artes oscuras —dijo con emoción Fred.
—¿Hablas en serio? —preguntó Aurora con los ojos bien abiertos.
—Espera, ¿cuándo lo escuchaste? —indagó Lee.
—Oh en el verano... fue a visitar a... papá... bueno, le ayudo —se corrigió rápidamente—. Y ajá, eso, yo estaba espiando, en realidad estaba probando una oreja extensible y escuche claramente cómo dijo que por cosas relacionadas con el plan estudiantil de este año compartiríamos clases en defensa...
—¡Que emocionante! —chillo Aurora dando un brinco sin poder evitarlo.
—¿No escuchaste quien será nuestro profesor?
—Mientras no sea Snape...
—¿Que acaso siempre tendremos un nuevo maestro de defensa?
—Al parecer —respondió Lee alzando los hombros.
—Bueno es divertido —admitió Fred.
—¿Divertido? ¡Todos terminan en tragedia! —exclamó Aurora—. Primero Quirrell, que murió por Voldemort —recordó alzando un dedo para comenzar a enumerar—. Después Lockhart que terminó afectado por su propio encantamiento de la memoria; el profesor Lupin que es un hombre lobo y uno de los mejores profesores (más joven y guapo) que hemos tenido; luego estuvo Ojoloco, que era Barty Crouch Jr. —soltó un suspiró bajando su mano—. ¿Que acaso nunca habrá un año normal en Hogwarts?
—No creo que eso llegue a pasar nunca —admitió Lee.
—Sí ¿recuerdan que en nuestro primer año estaba el problema de las bóvedas malditas? —comentó George.
—Oh cierto y luego llegó Harry y Voldemort quiere aparecerse a fin de cada año —resopló Aurora ignorando el estremecimiento de los chicos al decir el nombre del mago oscuro.
—Hogwarts nunca cambies —suspiró Lee viendo el castillo que cada vez luce más cercano.
—Oigan... me entro una duda —murmuró Fred achinando sus ojos y mirando al frente de la carroza—. Estoy en mi último año y sigo sin saber que mueve las carrozas.
Hubo un minuto de silencio donde todos miraron al frente.
—Está encantada —respondió George alzando los hombros, pero Aurora soltó una risita—, ¿qué es tan gracioso, Rory?
—Los carruajes se mueven por los Thestrals —los tres chicos se miraron entre si—. Ya saben esos animales que parecen caballos con cuerpos esqueléticos.
—Sabemos que son —respondieron los gemelos.
—¿Cómo los ves?
—Con los ojos —respondió la pregunta de Lee ganándose un zape—, mi cerebro idiota —se quejó tambaleando su cabeza—. Pues, los puedo ver...
—Entonces...
—Sí, vi morir a mi abuela —dijo con una mueca.
Los tres soltaron un 'ohh' a coro.
—¿Cómo son? —las miradas de todos se posaron en Lee quien alzó los hombros—. ¿Qué? Nunca he visto a uno...
—Bueno Lee, como lo mencione anteriormente son como caballos esqueléticos —hablo Aurora—, de color negro, con ojos blancos. Muchas personas los evitan porque son raros. En Hogwarts hay una manada, hay veces que voy ahí y les doy alimento, también una chica llamada Luna Lovegood va ahí, eh hablado con ella un par de veces, es muy tierna.
—¿Luna Lovegood? A ella no le dicen lun...
—Si lunática, pero no me gusta ese apodo —murmuró.
—Me gusta el apodo de lunática —dijo Fred que compartió una mirada con George, Aurora rodó los ojos sabiendo que sus amigos están pensando en el famoso mapa del merodeador.
—Bueno, te llamaré lunático de ahora en adelante —dijo burlona Aurora.
Antes de que el carruaje se detuviera por completo George se paró y con un gracioso estilo de caminar dio un brinco para bajar de la carroza que ya iba muy lento hasta detenerse.
—Señorita —hizo una inclinación mientras estira su brazo en dirección a Aurora que soltó una risa apenada.
—Que caballeroso —musitó.
—¿Qué a mí no me vas a ayudar? —preguntó Fred ofendido mientras George lo deja con su mano estirada.
—Pues no —respondió obvio George y un tanto divertido.
—¡Oh claro! Vete con Aurora, sí, este gemelo no se agüita. Abandóname —dramatizo Fred.
—¡Vámonos gemelo número uno! —le apoyó Lee—. Nos ha cambiado —dijo fingiendo indignación.
—¡Oh déjense de payasada y caminen ya! —exclamó Aurora al ver como se rehusaban a moverse—. ¡No tenemos todo el día! ¡Muevanse niños! —ordenó.
—No hemos ni pisado el castillo y ya nos regañan...
—Así es la vida, hermano.
Caminaron entre brincos y tropezones al castillo, Aurora saludando y encontrándose con sus amigas y compañeras como Katie Bell, Angelina Johnson y Alicia Spinnet.
Al llegar al Gran Comedor procuraron tomar asiento juntos. Como cada año Fred tomó asiento al lado de George y frente a ellos quedaron Lee y Aurora. Les fue imposible no dedicarse una sonrisa ladeada.
Ninguno de los dos podía dejar de pensar en aquel beso tan repentino y tierno que se habían dado en el vagón.
—Este será nuestro último año juntos —dijo suspirando Aurora—. ¡Tenemos que pasarla al máximo!
—Definitivamente —hablo Fred asintiendo repetidas veces con su cabeza, mientras que George ladeo una mueca de tan solo pensar que dentro de un año no vería a Aurora todos los días como lo llevaba haciendo por los últimos años—, vamos a hacer las mejores bromas del mundo —aseguró.
—Y aparte venderán sus productos —recordó Lee.
—Y nos ayudarán, ¿cierto? —preguntó Fred.
—Obvio que sí, gran idiota —respondió Aurora con una enorme sonrisa.
—Genial, hasta idiota me llaman —dijo indignado, haciendo que Lee comenzará a reír—. Ah, pero George —hizo sonar su garganta—, vamos dame un besito, muak, muak —hizo sonidos de beso parando los labios.
—Eres un envidioso, ya cállate —resopló Aurora cruzándose de brazos mientras sus mejillas toman un intenso color carmesí, justo como las de George.
—¿Envidia de qué? —preguntó burlesco.
George no aguanto más y le dio un fuerte golpe al brazo de su hermano.
—¡Hey! ¡Este es el brazo con el que bateo! —lloriqueo sobándolo mientras Lee golpea con su puño la mesa y suelta lágrimas de la risa.
Las grandes puertas del Gran Comedor se abrieron y eso bastó para que todos dejar de hablar para poder poner atención a la selección de nuevo inicio.
yo no sé qué pensaba la ciara de 15 años haciendo que estos babosos se besen en el capítulo cinco.
me sigue gustando mucho más esta versión que la anterior, no entiendo por que tarde tanto en editar ):
pd: dios mio acabo de ver los otros capítulos y omg no se como los voy a editar, esta todo mal, mal, maaaal ):
pd2: este capítulo va dedicado para ti bb eimmymagana2
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