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・❋・❋・❋ ꢤꢆ ❨ ❛ Я люблю тебя, папочка. ❜ ❩ ୨ৎ

" Die Zeit ist jene schändliche Bedingung, unter der allein alle Liebesvögel fallen können. "

【 Time is that infamous condition under which all creatures are doomed to perish. 】

────────Arthur Schopenhauer.

・・・ꢤꢆ > 𝐓𝐄 𝐀𝐌𝐎, 𝐏𝐀𝐏𝐈. < ୨ৎ 

❝No me importa el precio, sálvala.
Te daré lo que me pidas.❞

❝Es solo una humana
y lo sabes.
El precio es demasiado
alto para...❞

Tomar una vida tan frágil como la suya y extenderla como mero entretenimiento, o por mero vacío a la soledad. Aunque era un terco, no. No iba a cambiar de parecer.

❝No he pedido tu opinión, te lo estoy dando todo. Todo lo que tengo, tuve y tendré es tuyo si me lo ordenas, pero la quiero viva y sana.❞

❝Si así lo deseas...❞

Qué arrogante.

𝐔na sonrisa sarcástica se presentó en ella sin poder evitarlo, riendo silenciosamente al verlo como próxima víctima de su tan estimada, afable y cordial persona.

───────Te he dicho que te suicides, ¿estás sordo? ¿Te tendré que matar yo?

No le gustaba repetir las cosas.
Y esa cosa estaba toda asquerosa como para querer acercarse a matarlo.

Tampoco caras estúpidas cómo esa, como si no supiesen cuáles ni cuántos eran sus pecados.

───────Vamos, rata. Acéptalo.
Nada ni nadie vendrá a salvarte.
De eso me encargué yo.

La muchacha frente a él. La que no podía ver bien por las lágrimas en sus ojos acuosos y pánico en su corazón, le aseguró. Con un bostezo, como si aquello fuese un simple martes por la tarde y un tema trivial como el clima o quien ganó el último partido.

───────Por favor, señorita.

No sabía cuando había empezado a llorar, probablemente lo distrajo el orinarse encima o el pitido largo en sus oídos, que era lo único que lo hacía recordar de dónde estaba colgado.

¡Eww!

Súplicas.

Por favor, tenga piedad. ❞
No sé qué espera de mí. ❞

No sé qué le hice, pero me arrepiento, me arrepiento tanto.

Por favor.

❝ ¡Maldita puta! ❞

Te buscaré y te mataré. ❞

❝ ¿Qué quieres? ¿Dinero? ¿Poder? Puedo dártelo. ❞

───────Qué...poco originales.

Murmura con hastío palpable, casi tan dañino y visible como el veneno de ins cascabel. Pestañea, limpiando su cabeza de esas palabras sin importancia y vuelve a sonreír con genuina felicidades cuando lo ve ahí: frío, con las hormonas del estrés listas para comerse a un elefante y correr diez carreras con tal de alejarse de ella.

Cómo si realmente consiguiese algo así. Como si realmente lo intentase...¡cómo si realmente no se mereciera ésto!

Llevaba días rastreando a esta cosa y comprobando lo que hizo. Habló con las víctimas, recopiló los hechos y finalmente decidió que lo mínimo que merecía era la pena de muerte. Ya los demonios se encargarían de él. Ella solo tenía que enviarlo.

───────Violar a niñas
pequeñas ya no es tan divertido, ¿verdad, bestia?

No se queda para ver lo que pasó con el cuerpo. Le da igual. Pero para ser justos, es simple uso de lógica básica saber lo que le sucede cuando lo deja caer desde tanta distancia. Pobre del que le toque redescubrir al puré de bestia.

Bosteza, se estira y continúa su camino, comiéndose la manzana verde y escuchando el sonido crocante con fascinación, como si se le cantara una nana a un niño pequeño.

A Akira siempre le gustó la comida crocante; le gustaba morder y desgarrar, el sonido que esto significaba y el poder simbólico que esto le proporcionaba.

Sin embargo, sacó un pañuelo blanco y se limpió las comisuras de sus labios. Odiaba con toda su alma ensuciarse con el jugo de alguna fruta; odiaba la asquerosa sensación de humedad sobre sus labios. La molestia de tener que limpiarse para evitar alguna quemadura, las manchas indeseables sobre su perfecto y precioso rostro.

Sencillamente, odiaba las imperfecciones. La suciedad, lo viscoso, lo roto, lo rayado, lo inestético, lo inesperado y lo feo; pero sobre todas las cosas, Akira odiaba no tener el control sobre su propio caos; sobre el caos a secas: las sorpresas, el desorden, la desobediencia. El caos como realidad la estresaba, como concepto era sencillamente próspero, divino, hermoso, fascinante y una fuente de inspiración. Pero el no tenerlo todo como ella realmente lo quería era un dolor de cabeza que se evitaba a toda costa.

Tenía bordadas sus iniciales en un hilo rosado pastel, pequeñas virutas de plata pura como decoración, además de corazones contorneando la "𝐒 " de su apellido, (uno que formaba parte y empezaba a partir del final de la consonante) y otro más pequeño, dándole un toque femenino justo al lado; la silueta de una margarita, (siendo lo único amarillo y que de milagro no la irritaba por ser de tonalidad suave) aprovechando el color blanco del delicado y costoso trapo, acompañando a la solitaria, imponente y recta " 𝐀 ".

Akira Sasaki.
Ese era su nombre.

Así la conocían pocos pero la estimaban muchos.

Más importante:
así la desconocía la mayoría.

Había eliminado a dos hombres más aquella noche, ¿o debería decir tarde? No entendía bien el concepto del tiempo de los humanos, pero una rosa bajo otro nombre seguiría siendo una rosa, ¿verdad?

Ve la hora desde su móvil mientras emprende camino de regreso a la civilización japonesa. No había matado a tantos como querría, estaban de suerte, merecían pasar sus últimas horas siendo azotados y quemados hasta que ella se sintiése un poco mejor.

Ultimamente no tenía tiempo para nada en lo absoluto.

Estaba bastante ocupada investigando que hacía a las enfermedades sin cura, eso mismo, y porqué demonios nadie lo había resuelto aún.

Escribiéndose además, correspondencia con el último de los hijos de Baach y Krone. Quién decía ser
"su prometido".

Tenía que darle esperanzas, avivar el interés y hacerse desear.

Sí, claro que sí, claro que sí.
Porque ella iba a desperdiciar su vida con un imbécil que además era hombre: ¡por supuesto!

Pero nada ni nadie le iba a quitar el lugar de futura reina.
Nadie más qué ella debía ser reina.

Observa su móvil un momento, nuevamente. Casi escucha la risa de su hermano y/o siente su mirada de preocupación al verla por la forma en la que lo tomó, lo apagó y lo volvió a tomar.

Caminando hacia adelante, con un movimiento de dedo, apaga el reproductor de música; conecta sus auriculares a su móvil y el brillo que estaba esperando después de escuchar la estática, aparece junto al nombre

❝ 𝐕𝐢𝐜𝐭𝐨𝐫ᰔᩚ❤ ❞

Una foto de él, (o más bien, sus manos, el anillo de casado y parte de su bata de laboratorio), la ciega momentáneamente.

Nyx también está ahí: de hecho, es el protagonista, acostado y recién despertando, pues esa foto ocurrió cuando lo estaban acariciando para despertarlo.

Pues claro, no le contestaría a otro imbécil. No tenía ánimos para lidiar con nadie más. Aún no hizo lo suficiente, es màs, ni siquiera lo mínimo que esperaba de su propia persona.

───────Papi.

Ella saluda sonriente, volviendo a bostezar, caminando entre el ambiente oscuro, siendo la única guía su móvil y sus propios verdes a varios kilómetros a la redonda. Esto es lo único en lo que realmente no miente, no disimula, no oculta ni se guarda nada. Realmente está feliz de oírle. Incluso si siente que no merece ningún premio por una tarea incompleta.

───────Cariño,
¿cómo estás?

Él le dice. Sasaki escucha con facilidad varios recipientes de vidrio que reconoce como pipetas y varios envases con los que ella misma trabajó hace poco, hace dos años.

Guantes de látex, el rayar de un bolígrafo, una tercera respiración que es demasiado alta y que la está empezando a estresar, pero que se calla súbitamente de golpe.

Se ha quedado un momento en silencio, uno corto, pero al parecer, Vic se había dado cuenta de que escuchaba más que a su voz.

Continúa, rodando los ojos y soltando una pequeña risa burlona.

───────Relativamente bien, Vic. Aunque no tan cómoda como me gustaría, dejé un ensayo a medias por venirme al culo del mundo a matar a un desgraciado. Es exasperante.───────Le suelta, ofendida, elevando los ojos hacía el cielo nocturno y la luna brillante.

Porque no podía revivirlo... porque no podía.

De ser capaz le haría me limpiar sus zapatos con la lengua. Luego le sacaría toda gota de sangre, luego iniciaría con sus jugos gástricos hasta dejarlo completamente seco y lo partiría por la mitad con un hacha.

───────¡Me los ha arruinado! ¡me los ha arruinado! Valen más que su puta vida ¡y la de sus parientes!

Akira escucha una risa y bufa queriendo regañarlo a él también. Por descorazonado y antipático.

Estaba por contarle por todo lo que pasó y lo tedioso que fue tener que escuchar a dos imbéciles monstruos rogar; no sin antes, por supuesto, pasar por todas las etapas que atravesaba un humano al borde de la muerte.

───────Perdona, corazón.
Perdona.

Se excusa, con una sonrisa irónica pero sumamente divertida en el rostro.

Continúa contabilizando... Akira aún no sabe bien qué, por lo que sigue caminando.

──────── ¿realmente no deseas mi ayuda para eso, corazón? porque sabes que solo debes pedirla. ────────Insiste, haciéndose el tonto. Algo que ella reconoce bien, por lo que sonríe un momento y le contesta.

────────No la necesito, Víctor. Si realmente la necesitara te lo diría. ────────Ella le asegura, sin dudar; con el mismo tono de voz dulce y apacible del mayor, que se queda en silencio un momento.

────────Mentirosa, mentirosa, mentirosísima. Se te va a caer la lengua un día de estos. ───────Acusa, del otro lado frente la línea soltando una risa suave y resignada, además de acariciarse el cabello negro.

───────Tú no pides ayuda, señorita. Siempre has pecado de ello.

Akira se sonroja en medio de la oscuridad y niega, agradeciéndole al cielo, a Selene, que era quién la acompañaba en esa noche tan tétrica, el estar sola. Sería la comidilla de Ryu y de su padre si se enteran de esta tontería.

Termina su manzana, aspira aire para encontrar el lugar indicado, saca las semillas del corazón, lo aplasta, hace un agujero relativamente profundo en la tierra y con su zapato, para luego plantar las semillas; conjura agua que nace de la palma de sus manos, se limpia después de haber guardado lo que quedó de la manzana en la tierra y lo riega en abundante cantidad. por último, fuerza a crecer un retoño verde.

────────¿Qué has dicho? ────────Ella pregunta, pues al usar magia se produjo estática y apenas escuchó la voz de su padre.

────────Que no me gusta que estés caminando sin suéter, ¿y si te da gripe? Luego no te cuidas bien y terminas peor. Si en una semana te llamo y tienes gripe, te voy a regañar, señorita.

Ella rueda los ojos.

────────El invierno en Rusia
es peor, no sé de qué te quejas. ────────Se defiende la muchacha albina, se cruza de brazos, como si alguien la viera y él niega como si estuviesen discutiendo frente a frente.

────────Pero tú siempre has sido delicada de salud y lo sabes.

────────¡Estoy bien, Víctor!

────────¡Eso no quita que tengo razón, Akira!

────────¡No soy una niña!

────────¿No? ¿En serio? ¿Tú? ¿La niña de dieciséis? ¿no?

Suelta una risa seca
que ella remeda con la mano y rondado los ojos.

────────Hmp...
Si me enfermo no te lo diré.
¡Y no soy una puta mocosa!
Deja de tratarme como tal.

────────Tú no,
pero tu hermano sí.

Comienza, relamiendo
sus labios en este pequeño juego que él ya ha ganado.

─────── Y claro que lo eres, legal y metafóricamente, jovencita. No me puedes reclamar nada, corazón. No cuando tu corteza prefrontal no está desarrollada totalmente.

────────¿Y? soy más lista que... ¡A él no lo metas, tramposo!

Estaría furiosa pero realmente esta situación nuncs le importó menos. Aún así, discutirla por mero entretemiento era divertido. No tenía ningún argumento y reconocía, (solo que no es voz alta) que Vic tenía toda la razón.

────────Yo también te amo, princesita mía.

Ambos tenían una sonrisa burlona que el otro solamente presentía más no podía probar.

────────Yo más. Pero no necesito tu ayuda, en serio. Estoy bien, papi.

Así que la pequeña lucecita sabía bien qué usar y a quién manipular... Exelente.

────────Si eso dices... Pero recuerda que hay un montón de pelagatos insoportables ahí. Si te dicen algo, los mataré. ───────Bufa, negando con la cabeza.

───────Tampoco me gusta que te relaciones con los Sakamaki, no tienes necesidad, corazón. Menos aún de juntarte y dirigirle la palabra a ese perro ni a su sucio hermano.

Continúa.
Akira sencillamente afirma en señal de apoyo. Aunque escucharlo así de fastidiado es una rareza que se debe contemplar.

Se ríe, más fuerte de lo que le gustaría le contesta, intentando apaciguar el ambiente.

────────Tranquilo, solo me llevo con Kanato, Ayato y Reiji. ───────Dicta, aunque eso no lo hace sentir mejor en lo más mínimo.

───────¿Y eso por qué es algo bueno? ───────Contesta, gruñón. presionando más el material con el que estaba escribiendo.

Sasaki entonces nota, que le afecta más de lo que reconocerá.

───────Nunca estoy cuando Karlheinz está cerca, ¿vale? Aunque sí me ha escrito el asqueroso
mata-esposas ése.

Ninguna respuesta, aunque su respiración, o la falta de esta de manera natural, le contestan.

───────Yo estoy centrada en curar el síndrome de inmunodeficiencia adquirida y otras cosas; voy a matar a cuanto asesino serial pueda y luego me centro en las prácticas de teatro y baile.

───────no me gusta nada esa familia de cerdos se te acerque, cariño. Pero si son tus amigos nada puedo hacer.

─────── Tampoco te quejes, te escribo casi siempre y Ryu y yo acabamos de visitarte, dramático.

────────Aun así. No es lo mismo verlos cada cierto tiempo y solo en épocas festivas. No entiendo qué hacen ahí cuando aquí lo tienen todo y más, amor mío. ¿Quieres algo más? Te lo consigo.

Akira ríe y, con un chasquido de dedos, se tapa con una chaqueta de cuero (falso o Ryu la mataría).

────────lo único que quiero es algo que no puedes hacer por mí, papi. Ya déjalo. Volveremos pronto.

───────Eso no es tu responsabilidad, es la mía y a mí, no me importa.

───────A mí sí. No es posible que esta gente no te escuche.

────────Lo dices como si me pudieran hacer daño, princesita.
Ni a mí ni a tu hermano,
ni a nadie de los míos lo van a tocar.
Tú no te preocupes.
Ven a casa, te pago tu viaje a Roma, a Londres, a donde quieras.

────────Victor. ────────Ella le dice, enternecida y sin poder evitarlo. Aunque sentenciando.

────────Tengo negocios aquí, la capacidad de convencer personas y la política en la sangre. No me iré, tengo cosas que hacer.
Tú también.
Ryu está aquí y está muy emocionado creando su manga.
No lo voy a dejar solo a que se deprima, no te preocupes, papi, estaré bien.
Desiste.

───────...Bien, dejo el tema. Pero prometéme qué...

───────Nos iremos antes de que algo malo pase, papi. Hablas conmigo, por dios.

Hubo un silencio amplio que no supo como aplacar.

───────papi, te amo.

────────Yo más,
cariñito.

────────Pero de verdad, lo digo de verdad. Escúchame.

────────Lo entiendo, pequeña dama. Nunca dudaría de esto.

────────No me llames-...-────────Una fuerte corriente
de aire, invadió el ambiente y lo dejó momentáneamente sordo.
Cuando menos lo esperó,
Akira había cortado la llamada.

𝐕íctor se ató el cabello en un moño, observó su móvil un momento y a su fondo de pantalla (que era una fotografía de sus hijos y él con algún sombrero de ❝ Navidad ❞ como parodia, pues no era esto lo que solían celebrar), además de Akira y Ryu con suéteres gigantes y feos haciendo muecas a la cámara porque su hija había propuesto la idea.

Ryukyu le dijo que era por alguna película con la que ella estaba emocionada, que le seguía la corriente y que él pusiera su mejor cara.

Salió con un cigarrillo en la boca, marcando y observando a uno de sus sujetos de prueba.

────────Voy a salir a comer, te quedarás con uno de mis murciélagos. Avisas si te duele algo.
Suelen ser muy mecánicos y faltos de tacto al hacer las cosas.
Te pagaré más si es necesario.

Dijo esto, encendiendo el fuego y saliendo de la habitación un momento, rascándose las manos con cierto nerviosismo. Se quitó la bata blanca y la tiró al sofá, se acercó al jardín interior y la zona verde que habían construido para que encontrase calma y soltó un suspiro. Todo estaría bien. Todo estaría...

────────Te he dicho que no me gusta que fumes. Es un hábito asqueroso. ────────Hubo una voz femenina detrás suyo, quejándose, pero drenándolo de sus preocupaciones desde antes de abrir la boca.

────────Jebem svojo ljubezen, kakšen strah.
Él la buscó, aliviado, como el pecador arrepentido que era, a su cura.

Ottom rodó los ojos, quería negarle las cosas y ser más dura, pero el desgraciado sabía jugar sus cartas, olía a esa loción encantadora que la derretía más que a nicotina. Le acariciaba la espalda y le daba pequeños besos mientras sus manos callosas le recorrían y erizaban la piel.

────────Te odio tanto a veces. ────────Ella tuvo que reprimir un escalofrío después de sentir cómo iba hacia su oído.

────────Yo cada día te amo más, ¿sabías? Eres preciosa y perfecta, me gustas más que el día en que nos casamos, no sé cómo le haces.

Apenas la tocó, sabía que recorriéndola con sus manos no ayudaría en ese contexto cuando estaba enojada. En su lugar, se abrazó, se hundió casi en ella mientras besaba su cuello y permanecía quieto buscándola.

────────Definitivamente te odio, Sasaki.

Víctor rió y le iba a debatir con una respuesta irónica cuando ella le mordió el labio para besarlo. Odiaba el olor del tabaco, lo odiaba, pero de sus labios no sabía nada mal y entendía por qué la nicotina llegaba a ser adictiva. Pero si fumaba era por el estrés, lo conocía mejor que a sí misma a veces. Y que no se inventase una excusa para evitar que ese par fuese a Japón ya era un milagro. Uno por el que se torturaba.

────────Estarán bien, él y tu mocosa malcriada se pueden cuidar.
Nunca los subestimaste,
no lo hagas ahora.

────────Le quiero romper las piernas por atreverse a respirar el mismo aire nuestro; no es miedo, es coraje.

Víctor se levantó, la tomó de la mano y la enrolló en su cintura.

────────No quiero separarme de ti, Ottom. Te compensaré esto. Sé que he estado ausente últimamente. ¿A dónde quieres ir, mi amor? ¿Italia? ¿París? ¿Ámsterdam?

Ella no dijo mucho, no dijo nada en lo absoluto, pero lo abrazó un momento, intentando calmarlo con energía palpable y violeta que salía de entre sus palmas.

────────Te amo, Víctor.

Ella le dijo, dejando besos en ambas mejillas, siempre sería más baja a su lado, siempre lo había sido, pero es que se sentía tan pequeña a su lado y con un nivel de comodidad que dejaba en evidencia lo ansiosa que era y lo sensible que la llegaba a poner con dos palabras.

Finalmente, lo hizo detenerse cuando llegaron a la sala de estar. Ottom, bajó con cuidado de sus brazos y lo extrañó pero no dijo nada porque recibió un beso.

────────Necesito piedras, aceite, hierba buena, velas y mis libros, también su sangre, haremos runas.

Cuatro pares de ojos que estaban presentes la observaron a ella y a su marido, luego, obedecieron sin más.

────────por supuesto, excelentísima señora.

Hubo un coro de voces y una separación. Ottom apenas los miró pero se aseguró de sonreírles con educación, su prioridad era su esposo que descansaba en el sofá profundamente dormido después de ese beso.

lo arropó, le hizo una runa pinchandose el dedo y notando una capa blanco de energía absorbía sobre su frente.

lo acarició y besó sus labios con cariño.

Necesitaba descansar y aveces no era consiente de ello el muy tonto.

𝐃os años, llevaba dos años y quince días intentando pretenderla de la manera tradicional. Ella no respondía a las cartas que le enviaba religiosamente cada inicio y fin de mes. Devolvía sus regalos al segundo de ser enviados, era gracioso, pero lo molestaba.

Empezaba a ser hartante hasta hiriente si su existencia le llegase a importar.

No iba a permitir que una mocosa así le faltase el respeto, pero es que todavía la quería, por dios qué todavía fantaseaba con la idea de tenerla. Quería su poder, su todo e incluso más; pero estaba molesto con ella, hirviendo de rabia por las cosas que tenía que hacer para ganarsela.

Después de esto la arruinaría, la follaría y la dejaría.

Pero es que ese no era su plan original, no no no, ¿y desperdiciar a una mujer tan bella? Muchisimo menos. Quería divertirse, follarla más de una vez y ver su carita de ilusa enamorada.

Así que, por muy molesto que estuviera, debía pensar fríamente todo.

Esto era ya cuestión de orgullo y ella su premio desechable.

────────Ruki, ¿sabes?
Estoy un tanto consternado.

Le dijo a su muchacho, disfrutando de la frialdad y sin embargo también duda en su mirada azul. Se quedó un momento en silencio, tomando una pequeña pieza del rompecabezas que ambos estaban armando desde hace un par de horas.

Era la imagen ahora distorsionada de la pintura de Fragonard, la de los azares del columpio.

el muchacho de cabello negro lo observó momentáneamente con severidad, preguntándole con la mirada lo que la voz no se atrevía.

Sin embargo, Karlheinz respondió con otra pregunta. Era bastante divertido hacerle esto.

────────¿conoces al clan cuervo?
De Rusia.

Dejó el rompecabezas de lado y se deleitó con el sonido de las agujas del reloj pasando. La respuesta era obvia, pero era entretenido verlo batallar con la idea de no saberlo todo al dedillo ni citar fuentes. La duda le quemaba en la garganta y el orgullo le impedía hablar.

Su mano enguantada (de un blanco muy similar a su piel) fue a parar a la perfecta nariz de él con un toque apenas palpable pero travieso y delicado; la caricia hacia su pómulo derecho fue la más duradera, observó sus ojos azules y contraposionó con los propio escarlata.

────────Hijo mío. Te he dicho que está bien no saberlo todo.

Rió, sé mordió el labio y observó hacía arriba, siendo seguido por la mirada marítima de Ruki.

────────El clan cuervo; Los Sasaki. La cabeza es un viejo conocido mío...
Sus hijos están ahora en Japón,
de hecho. Aunque no sé bien dónde. Hay mucho misticismo a su alrededor.

────────Akira es la hija mayor, la ví crecer durante un tiempo, de hecho, pasaba sus tardes ayudando a Ayato-kun, ¿te acuerdas que te dije que era malo en clase? ella es tan lista como es preciosa, ni te imaginas. Ha visitado a Reiji un par de veces, solo a él, ¿te imaginas esa falta de respeto? Puede entrar a mi hogar las veces que quiera, tiene el nombre de una de mis difuntas esposas. Pero me parece curioso y de mala educación no contestarme las cartas que le envío.

Silencio.

Hehe

No necesitaba disimular
frente a él y eso era tan satisfactorio.

───────Asumo que te haces una idea de su carácter, ja. Te has enojado.

El segundo; Ryukyu. Más prudente. Yo apenas sé cosas de ellos porque los ví crecer, pero aparte de mí, puedes contar con los dedos de una mano quienes saben algo de ellos. Su madre es una bruja, convertida como tú, hijo mío.

Pausa, más que feliz, peñizcando sus mejillas.

───────Es la viva imagen de ellos. La razón por la que son tan hermosos. Es una bruja.

Ruki se exaspera cuando se detiene a tomar té. Esto lo hace queriendo.

───────Les ha enseñado magia. No sé qué tan poderosos sean, pero sí sé, qué de no estar de nuestro lado... puede significar la muerte para muchos. Ya hemos sufrido una desgracia tras otra... como para culminar con el berrinche de una adolescente, ¿no crees?

────────¿Qué me estas proponiendo? ¿qué la manipule?

El vampiro de cabello blanco rió con burla ante la cara estoica del muchacho frente a él.

────────Esa es una palabra muy fuerte. Quiero que la convezcas de escucharme. Eres un muchacho encantador.

Ruki se quedó un momento en silencio, colocando las piezas que completaban el vestido rosa de la mujer en el columpio.

────────Bien, necesito toda la información que sepas, del resto me encargo yo.

────────¿En serio? Ja, te ayudaré en lo que pueda. Pero algo sí te voy a, decir: desconfía de cada cosa que diga y haga.

────────... ¿Seguro que es eso, o es qué quieres dormir con ella?

───────¿hm? ¿Eso afecta en tu desición, querido?

───────no es secreto para nadie que te acuestas con cualquiera.

───────ara~ pero si me caso con ella la tendré controlada, ¿no creés? Yo lo veo como una buena apuesta.

───────Bien.

𝐠𝐥𝐨𝐬𝐚𝐫𝐢𝐨.

" Jebem svojo ljubezen,
kakšen strah."

" Joder mi amor,
qué miedo. "

y variantes.
esloveno.

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