𝐂𝐀𝐏²³ ━━━ Fuera y solo
CAPÍTULO VEINTIRE
( FUERA Y SOLO )
──No puedes irte, papá no habla en serio, Lanier ──dijo Janette con la voz quebrada, viendo cómo su hermano guardaba apresuradamente sus cosas en una vieja maleta. Sus manos temblaban, y sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. No podía imaginar su vida sin él. La idea de quedarse sola en aquella casa fría y controladora le desgarraba el alma.
──Estaré bien, Janette ──respondió Lanier, intentando mantener la calma mientras la acariciaba suavemente en la mejilla. Sentía su corazón romperse al ver a su hermana al borde de las lágrimas, pero no podía retractarse ahora. ──Volveré por ti cuando encuentre un lugar en el que estemos a salvo. Lo prometo.
La mirada de Janette, tan vulnerable y llena de dolor, lo atravesaba. Sabía que ella dependía de él, y dejarla atrás se sentía como una traición, pero quedarse sería su ruina. Ambos lo sabían, aunque las palabras no pudieran expresar el vacío que esa despedida estaba creando entre ellos.
──No quiero que te vayas ──susurró ella, aferrándose a su brazo como si eso pudiera detener el inevitable adiós. Su voz apenas era audible, como si decirlo en voz alta hiciera todo más real.
Lanier la miró, conmovido por su súplica. Una lágrima silenciosa escapó de sus ojos mientras la abrazaba con fuerza, sintiendo cómo la tristeza y el miedo los envolvían. Pero sabía que quedarse no era una opción.
──¡Te dije que te fueras! ──rugió su padre, tomando a Lanier bruscamente del brazo y separándolo de Janette, arrojándola contra la cama. La expresión de horror en el rostro de su hermana lo atravesó como un cuchillo, pero no tuvo tiempo para reaccionar.
Sin poder hacer nada, Lanier sintió la fuerza de su padre empujándolo por el pasillo, su maleta golpeando las paredes mientras lo arrastraba hacia abajo por las escaleras. Cada paso era una mezcla de impotencia y furia contenida. Su corazón latía con rabia y miedo, sabiendo que este era el último instante que tendría con Janette en mucho tiempo.
──¡Vete! ──gritó su padre mientras abría la puerta de un tirón, empujando a Lanier hacia el exterior. La maleta fue arrojada a un lado, un símbolo de su expulsión. El frío del aire exterior le cortó la respiración, pero la adrenalina corría por sus venas, obligándolo a mantenerse en pie.
Lanier se giró una última vez, su mirada buscando a su hermana, que permanecía en la cama, con lágrimas en los ojos, incapaz de decir una palabra. La angustia en su pecho se volvió insoportable, y mientras su padre lo empujaba fuera, una parte de él se sentía como si lo estuvieran despojando de su hogar y de su familia.
En ese momento, decidió que no se iría sin pelear. Su voz se alzó por encima del rugido de su padre.
──¡Esto no ha terminado! ──declaró, su determinación brillando en sus ojos, aunque el miedo aún acechaba en su interior.
──Vaya... ──pudo oír tras él.
Al volverse, Lanier se encontró con Andrew, quien lo observaba desde una distancia segura, con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo. La expresión de Andrew era una mezcla de sorpresa y preocupación, su mirada incisiva escudriñando el estado emocional de Lanier.
──¿Qué ha pasado? ──preguntó Andrew, acercándose con cautela. Había un tono de empatía en su voz que resonaba profundamente en Lanier, quien aún luchaba por calmar su agitada respiración.
──Nada que te importe ──respondió Lanier, intentando mantener la compostura, pero la frustración se filtró en su voz, desbordando su intento de indiferencia.
Andrew frunció el ceño, un gesto que siempre había interpretado como una invitación a seguir hablando. Se acercó un poco más, observando a Lanier con una intensidad que lo hacía sentir vulnerable, como si pudiera ver a través de la fachada que intentaba construir.
──No me digas que te están echando de casa por... ──comenzó, su voz cargada de preocupación, pero Lanier no podía soportar que Andrew lo viera así.
──¡No necesito tu lástima, Andrew! ──exclamó, la rabia surgiendo en su pecho como una ola. ──No es solo eso. No entiendes nada de lo que está pasando.
Andrew mantuvo la calma, un contraste con la tormenta de emociones que Lanier sentía dentro. Sus ojos azules parecían buscar respuestas en el rostro de su amigo.
──Intenta explicarlo. ──dijo Andrew, acercándose aún más. ──Te veo en este estado y solo quiero ayudarte.
La sinceridad en la voz de Andrew hizo que Lanier sintiera un tirón en su corazón. La lealtad de su amigo era inquebrantable, y, por un momento, se sintió tentado a abrirse. Pero la imagen de su padre lo empujando hacia afuera lo llenó de una rabia renovada.
──No necesito ayuda de nadie ──murmuró, su voz un susurro, como si estuviera convencido de que su orgullo podría protegerlo de todo.
Andrew dio un paso adelante, sus ojos fijos en los de Lanier.
──No se trata de orgullo. Se trata de sobrevivir. ¿Qué piensas hacer ahora? ¿Te vas a dejar llevar por esto?
La pregunta lo golpeó como un puñetazo en el estómago. Lanier sintió que el aire se le escapaba, y por primera vez, la realidad de su situación lo golpeó con fuerza. No había un plan, no había una salida clara. Solo un mar de incertidumbre.
──No lo sé ──admitió, su voz temblando, dejándose caer en una mezcla de resignación y miedo. ──Solo quiero salir de aquí.
Andrew lo miró fijamente, como si pudiera ver el conflicto dentro de él.
──Entonces, saldremos juntos. No voy a dejarte enfrentar esto solo. ──Su tono era firme, pero había un destello de calidez que hizo que Lanier se sintiera un poco más ligero.
Por un momento, la presión en su pecho se aflojó, y la idea de tener a Andrew a su lado le dio un pequeño resquicio de esperanza en medio de la tormenta. Sin embargo, la realidad de su situación seguía pesando sobre él, como una sombra que se negaba a desvanecerse.
──Basta, Andrew, no hagas como si me apoyaras ──dijo Lanier con un tono cortante, su mirada helada mientras intentaba mantener la distancia. Sabía que Andrew tenía buenas intenciones, pero en ese momento, todo lo que sentía era un abismo entre ellos, un vacío que lo ahogaba.
Andrew se detuvo en seco, sorprendido por la dureza de las palabras de Lanier, pero no retrocedió. En cambio, frunció ligeramente el ceño, buscando las palabras adecuadas para atravesar la muralla que Lanier había levantado.
──No estoy fingiendo, Lanier. Siempre he estado aquí, incluso cuando tú no quieres que lo esté ──respondió Andrew, su voz baja pero firme, como un faro en medio de la tormenta.
Lanier apretó los puños, mirando hacia el suelo. Su pecho subía y bajaba con respiraciones rápidas, la frustración y el dolor atrapados en un nudo en su garganta.
──Basta, Andrew, tú y yo ya no somos amigos desde el maldito día en el que te volviste un loco ──las palabras salieron con más fuerza de la que había previsto, cada sílaba cargada de resentimiento.
Andrew lo miró, visiblemente afectado por las palabras de Lanier, pero aún manteniendo su compostura. Sus ojos brillaban con una mezcla de tristeza y desafío, reflejando el tumulto emocional que ambos llevaban dentro.
──¿De verdad crees que soy yo el loco? ──preguntó Andrew, la voz quebrándose un poco, como si el peso de sus propias decisiones lo aplastara. ──Lo que tuvimos fue algo maravilloso, pero, Lanier, perdón, realmente lo siento por todo lo que te hice pasar. Fui un idiota, un imbécil. No merezco que me perdones...
Lanier levantó la mirada al escuchar esas palabras. Había algo en su tono que lo atravesaba, como si cada disculpa fuera una daga que removía viejas heridas que había intentado cicatrizar.
──¿Crees que con un "lo siento" todo va a desaparecer? ──su voz temblaba, cargada de ira contenida. ──No puedes arreglar lo que rompiste, Andrew. No después de todo lo que pasó.
Andrew asintió, tragando con dificultad. Sabía que no sería fácil, que las palabras no eran suficientes, pero la dureza en los ojos de Lanier lo hacía tambalearse más de lo que había anticipado.
──No intento arreglarlo... ──murmuró Andrew, sus palabras pesando en el aire como una verdad amarga. ──Solo quiero que sepas que nunca fue mi intención lastimarte.
Lanier soltó una risa amarga, avanzando un paso hacia él, acortando la distancia entre sus cuerpos, pero el abismo emocional seguía presente.
──Pero lo hiciste. Y ahora no sé qué hacer con todo esto. Contigo, con... con todo lo que está pasando. ──La voz de Lanier temblaba, las emociones desbordándose en una marea que lo amenazaba con arrastrar.
Andrew lo miró, sus ojos buscando alguna señal de que pudiera llegar a él, pero todo lo que veía era una barrera impenetrable, construida con años de sufrimiento y decepción.
──Lo sé ──dijo Andrew, resignado, como si aceptara que había cruzado un límite.──No tienes que perdonarme, Lanier. Pero, por favor, no me apartes. No ahora, cuando más lo necesitas.
Lanier cerró los ojos un momento, respirando hondo. La frustración, la tristeza y la desesperación lo ahogaban. La presencia de Andrew solo parecía complicar aún más las cosas, como una melodía familiar que no podía dejar de sonar.
──No puedes. No puedes estar aquí, Andrew. No quiero que estés aquí ──alzo la voz como un grito ahogado, el peso de sus palabras cayendo como una sentencia que reverberaba en la habitación vacía.
Andrew lo miró fijamente, su rostro endureciéndose ante el dolor de la negación.
──Si no me dejas quedarme contigo, entonces al menos permíteme ayudarte a sobrevivir a esto. No tienes que cargar con todo solo. Pero si me echas de tu vida ahora, lo entenderé. Solo... piénsalo bien.
La tensión entre ellos creció, como si el aire mismo se hubiera vuelto pesado y difícil de respirar. Lanier lo miró, sintiendo que el silencio se convertía en una forma de tortura, mientras sus emociones chocaban entre sí, creando un caos interno que no sabía cómo gestionar.
──¿De qué serviría pensarlo, Andrew? ──preguntó en un susurro, su voz rompiéndose por primera vez, revelando la fragilidad que había intentado ocultar.──No puedes cambiar lo que ya pasó, y no puedes cambiar lo que siento ahora.
Andrew dio un paso hacia él, pero no se atrevió a acercarse demasiado. Sabía que cualquier movimiento en falso podría romper la frágil línea que aún los mantenía conectados, como un hilo que amenazaba con desgastarse.
──No quiero cambiar lo que sientes ──dijo Andrew con suavidad, sus ojos reflejando una desesperación silenciosa.──Solo quiero estar aquí, contigo, de la manera que tú necesites. No te estoy pidiendo que olvides, ni que perdones, solo que no me cierres la puerta por completo.
Lanier tragó saliva, sus ojos brillando con una mezcla de rabia, tristeza y algo más profundo, algo que había estado intentando ignorar durante tanto tiempo. Una mezcla de confusión y necesidad.
──¿Y qué hay de lo que necesito? ──preguntó en un susurro, el dolor reflejándose en cada palabra.──¿Qué hay de todo lo que quiero, Andrew?
Andrew lo miró, su expresión llena de incertidumbre. No tenía todas las respuestas, pero sabía una cosa con certeza.
──Tienes derecho a querer todo lo que desees. Y si me necesitas lejos, me iré. Pero si me necesitas aquí... ──dejó la frase en el aire, esperando que Lanier tomara la decisión, que se atreviera a abrirse a lo que podría ser una nueva realidad.
Lanier lo pensó, sintiendo la carga de su historia compartida. Quizás lo necesitaba de una forma diferente, no como antes, no en un vínculo dependiente, sino como un compañero, alguien que pudiera brindarle lo que ya no tenía: los libros que ayudarían a Belle, las historias que habían sido su refugio en los momentos más oscuros. La idea de construir una nueva relación con Andrew, basada en la amistad y el apoyo, era tentadora, pero también aterradora.
Ya tenía a Jack, y sentía que era suficiente con aquel chico rubio de bonita sonrisa, cuya luz iluminaba incluso sus días más nublados. Jack representaba todo lo que Andrew no podía ser en ese momento: un bálsamo para sus heridas, alguien que lo entendía sin necesidad de palabras, que lo aceptaba sin cuestionar su pasado.
Andrew no significaba para él lo mismo que antes; ya no lo amaba. Podía sentirlo en lo más profundo de su ser. Esa chispa que antes había ardido con fuerza se había desvanecido, dejando un eco de lo que había sido. Lanier podía recordar cada momento, cada susurro compartido, pero ahora, en su corazón, había una calma que no podía ignorar.
El pelinegro suspiró, sintiendo la tensión liberarse, aunque su mirada permanecía firme. Era tiempo de aceptar lo que siempre había temido: el amor que alguna vez existió entre ellos había quedado en el pasado.
──Bien... no me consideres tu amigo aún, ──dijo, su voz baja pero decidida, mientras dirigía sus ojos hacia Andrew.──Todavía no lo somos.
Andrew parpadeó, su expresión suavizándose, pero no dijo nada, esperando lo que vendría a continuación.
──Solo... ──continuó Lanier, su tono ahora más tranquilo, pero aún con una cautela que hablaba de las cicatrices que cargaba.──Necesito tu ayuda en algo.
Había un pequeño temblor en su voz, una vulnerabilidad que apenas se asomaba a la superficie. No estaba listo para darle todo a Andrew, pero podía empezar por lo esencial. Sabía que ya no buscaba el mismo tipo de conexión, pero quizá, solo quizá, podrían encontrar un camino diferente.
Andrew asintió despacio, su mirada seria pero comprensiva. El eco del pasado aún resonaba entre ellos, pero ambos sabían que lo que fuera a venir sería distinto. Y, de alguna manera, eso estaba bien.
──Por supuesto, lo que necesites ──respondió Andrew, manteniendo el mismo tono de respeto y calma. Su disposición a ayudar no tenía prisa ni exigencias, solo una voluntad de estar presente, como siempre había intentado.
Lanier, con un último suspiro, asintió también. Era el comienzo de una nueva etapa, una que, aunque incierta, ya no estaba cargada de los fantasmas que solían acompañarlos.
Buenasss, les traigo el capítulo veintitrés. Quizás a las 9:30 o 10:30 (hora Chile) de hoy puedan ver otro capítulo más que ya sería el penúltimo 😭
En fin
Les deseo un buen día, una buena noche o una buena tarde, dependiendo de dónde estén. ¡Cuídense mucho, manténganse hidratados y recuerden que los quiero un montón! ❤❤
Nos vemos en el próximo capítulo, y no olviden seguirme en TikTok por si les gustaría ver algunos edits de Lanier y Spoilers de lo que podría avecinarse
TikTok: _itsjosxs
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