veinticuatro.
—Niña, ¿Qué te pasa?.— cuestionó el tata preocupado mientras se acercaba a mí, al parecer ya se había levantado a caminar por su habitación
Yo estaba temblando, estaba despeinada y me dolía mucho mi cabeza
—No se preocupe.— intenté que mi voz no temblara pero las lagrimas aún seguían saliendo, era incontrolables
—¿Estás así por tu novio?.— preguntó limpiando mis lagrimas con un pequeño pañuelo —En mis tiempos buscábamos a los patanes que hacían llorar a las señoritas y los ejecutábamos.—
Me negué mientras reía un poco pero aún no dejaba de llorar, todo lo que había pasado con aquel doctor se repetía constantemente, como si lo siguiera viviendo y eso me estaba matando
—Tata, ¿lo puedo abrazar?.— cuestioné buscando un poco de refugio, él solo extendió sus brazos para abrazarme
Me refugie en sus brazos durante algunos minutos y empecé a llorar liberando todo lo que sentía, al principio de mi pasantía sabía que no debía involucrarme con los pacientes pero ahora me había encariñado con mi abuelito y me había enamorado de Rodri.
—Saca todo lo que tengas, aquí estará tu tata para escucharte.— aseguró sin soltarme
Mi trabajo era cuidarlo pero ahora él me estaba conteniendo aunque no supiera lo que estaba pasándome, no sabría que hacer en esta situación si no tuviera a quien abrazar. Después de pocos minutos se alejó y me miró con una sonrisa
—Debes ir al baño para lavarte esa carita y arreglar tu peinado.— sugirió y negué de inmediato
Para ir al baño de esta área tendría que pasar por el consultorio de aquel doctor y si quiera pensarlo me aterraba
—No quiero salir de aquí.— me sinceré, el viejito me miró confundido
—Te puedo prestar mi baño exclusivo.— ofreció amablemente
Él como la mayoría de los pacientes internados tenía su baño en la habitación pero el personal tenía prohibido usarlos
—No le diré a nadie, tomate tu tiempo.—dijo para lograrme convencer así que asentí
Fui hasta el baño y me encerré. Me miré en el espejo solo para lamentar mi horrible aspecto, mi cara y parte de mi cuello se veían rojos por los golpes y el intento de ahorcamiento, mi cabello estaba totalmente despeinado y mis ojos se veían algo hinchados
—¿Qué voy a hacer ahora?.— cuestioné mirándome y soltando un gran suspiro
Empecé a lavar mi cara con agua fría para aliviar la hinchazón de mis ojos y me peiné de nuevo, antes de volver a salir con el tata simplemente respiré profundamente para relajarme, no quería ser una preocupación para él.
Al salir lo vi sentado en su cama con mi celular en sus manos, simplemente me acerqué para ver que hacía, él simplemente parecía estar leyendo un portal de noticias
—No me trajeron mi periódico y necesito saber que pasa hoy.— se justificó —Deberías ponerle contraseña a esto.—
No sabía en que momento lo había tomado, probablemente lo había hecho durante el abrazo, me sentía victima de un asalto
—En mis tiempos encierran a los que roban celulares.— intenté burlarme aunque mi estado de humor no me lo permitía
No se lo quité, aproveché que estaba entretenido para empezar a tomar sus signos y llevar su registro, mi mente estaba tan distraída que me equivoqué en más de una ocasión y eso me frustraba más. Pasó más de 30 minutos y escuché unos golpecitos en la puerta de la habitación así que fui a abrir encontrándome con Rodrigo que de inmediato me abrazó
—¿Qué haces aquí?.— pregunté confundida —Ayer viniste y hoy también, es increíble tenerte en mi trabajo pero no debes distraerme.—
—No seas tan dura con él, yo invité a mi nieto.— escuché que dijo Don Martín
—Me llamó desde tu celular.— contó y me giré a ver mal al tata, probablemente había aprovechado que había ido al baño para llamarlo —Dijo que te veías mal y me preocupé por vos.—
Tomó mi rostro para verlo a detalle y pude ver que frunció el ceño, estaba molesto
—Tu cuello.— dijo mirándome —Tenes marcas rojas, como si te hubieras agarrado con mucha fuerza.—
Lo alejé y caminé para estar junto al tata, necesitaba buscar alguna explicación
—Se fue al almuerzo estando bien y regresó hasta llorando.— contó el tata
Rodrigo se acercó a nosotros y simplemente tomó mi mano, suspiró algo frustrado
—¿El doctor te hizo algo?.— preguntó y yo simplemente bajé la cabeza
Sentía ambas miradas sobre mí, me daba pena contar lo que había sufrido, pensaba que si lo decía había la posibilidad de que no me creyeran o que le restaran importancia.. Rodrigo y el Tata eran increíbles conmigo pero tenía mis inseguridades a flor de piel
—Niña, cuéntanos que te pasa.— escuché ahora al Tata —Podemos ayudarte.—
Los miré, ambos parecían comprensivos así que busqué las fuerzas necesarias
—El doctor me arrastró hasta la bodega de servicio y me maltrató intentando ir más...— me detuve al ver la expresión de Rodrigo —Lejos.— completé
Y sin más simplemente salió de la habitación, miré confundida al Tata, ¿y si se había molestado conmigo por permitir que sucediera?
—¿Qué haces aquí todavía?.— cuestionó sacándome de mis pensamientos —Ve tras de él.—
—En sus tiempos eran los chicos quienes iban detrás de las chicas.— recordé algo que había visto en las películas antiguas
—Y en mis tiempos los hombres que se enteraban que se sobrepasaban con sus mujeres eran capaces de matar al agresor.— dijo y una duda empezaba a crecer dentro de mí
¿Rodrigo no era capaz de golpear a alguien, no? Era un chico bastante pacifico desde que lo había conocido y no me imaginaba que..
—Iré a buscarlo.— avisé y salí corriendo
No habría querido salir de aquí pero ahora me preocupaba bastante donde estaría Rodri. Me detuve al ver a mucha gente parada fuera del consultorio del doctor así que pasé entre todos solo para ver como Rodrigo estaba sobre el doctor golpeandolo
Al verlo ni siquiera lo reconocía, había una furia inexplicable en sus ojos y ahora también tenía unos golpes, al parecer el doctor también se había defendido
—¡Vuelve a tocar a mi novia y lo mato!.— escuché que gritó
Afortunadamente todos estaban en shock, igual que yo, así que ni siquiera se les había ocurrido grabar y por cuestiones de privacidad no habían cámaras dentro de los consultorios.. quizás por eso el doctor había podido hacer tanta porquería y jamás habían aparecido pruebas
Jamás había tenido a alguien que me defendiera pero al verlo golpeandose con aquel señor me di cuenta que quizás no lo merecía, yo no quería simplemente ver como Rodri se convertía en esta versión violenta aunque estaba agradecida por saber que tenía a alguien que defendería mi bienestar sin importar nada
Me acerqué para separarlo del doctor, él al sentir mi tacto se calmó y se levantó para alejarse del señor que estaba en el suelo intentando recuperarse
Abracé a mi novio y pude escuchar un pequeño quejido así que intenté no hacerlo tan fuerte, necesitaba revisar sus heridas para ver que no estuviera realmente herido
Los de seguridad del hospital entraron por fin y se llevaron al doctor, cuando quisieron llevarse a Rodri también tuve que explicarles el intento de agresión que viví... No quería mencionarlo pero tal vez justificaría a Rodri, después de todo simplemente me estaba defendiendo
—Deben acompañarnos ambos.— avisó uno de los guardias —El doctor será enviado a la comisaría pero él puede denunciar la agresión del chico y tendrán más problemas, es mejor que usted también denuncie.—
Miré a Rodri, primero quería limpiar sus heridas
—Dale, iremos.— avisó mi novio sin darme la oportunidad de hablar
El guardia salió del consultorio así que lo seguímos, las miradas de todos estaban sobre nosotros y eso me ponía más nerviosa.
Desde pequeña mi sueño siempre fue convertirme en una buena enfermera que ayudara a las personas, quería salvar vidas y cuidar a todos hasta que estuviera bien.. Me esforcé tanto en la escuela para que me dieran el intercambio y después de unos simples meses todo mi espíritu se veía arruinado.... Jamás pensé que alguien pudiera arruinar mi mayor sueño pero yo.. ya no quería volver al hospital
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