dieciocho (¹|³)
Después de su directo había pasado lo que restaba del día conmigo y después me había llevado a la residencia donde vivía, sin duda me la había pasado increíble.
Al día siguiente llegué al hospital pero antes de ir a la habitación de mi paciente decidí ir a la cafetería a comprar la gelatina del Tata, cuando la tuve me dirigí directo a su habitación
—Buenos días Tata.— saludé con una sonrisa dejando la gelatina en una mesa
—Niña ¿por qué no me visitaste ayer?.— cuestionó molesto
—Era mi día de descanso.— recordé —No me diga que se le olvidó.—
Él solo se cruzó de brazos así que le acerqué la gelatina, su humor cambió totalmente
—Me hicieron quedarme con la enfermera que ni siquiera me habla, es una bruja.— se quejó mientras comía —¿Tu día como fue? Espero que mejor que el mío.—
—Fue el cumpleaños de mi novio.— conté
—¿Y que le diste de regalo?.— preguntó intrigado —Cuando yo era joven recibía muchas cartas de chicas lindas en mis cumpleaños.—
Reí un poco, sin duda quería hacerme creer que era un galán
—Le di un collar que le sirviera de amuleto.— respondí —Pero no sirvió porque se cayó horas después.—
—Entonces tu amuleto estaba defectuoso, debes quitárselo y quemarlo.— aconsejó paranoico
Sabía que por su demencia habría momentos donde diría locuras pero ¿Quemar un collar? ¿Quién hacía eso?
—Lo haré.— mentí para dejarlo tranquilo
Empecé a arreglar su habitación y después revisé sus signos, estaba bastante estable
—Iré por su medicina, no tardo.— avisé para después salir de la habitación
Recorrí el pasillo hasta llegar al consultorio del doctor que atendía al Tata, usualmente él me daba las medicinas que debía suministrarle al paciente. Golpeé la puerta del consultorio pero no escuché respuesta, debía esperar porque la medicina del paciente era la prioridad
Me quedé ahí cinco minutos y volví a golpear la puerta, escuché una respuesta así que por fin entré. Mis ojos se abrieron totalmente cuando vi al doctor besando a una de las enfermeras, de inmediato volví a cerrar
Los hospitales solían ser una gran fuente de chismes para los que trabajábamos en ellos, por eso sabía que el doctor estaba casado y no precisamente con la enfermera que parecía bastante menor que él.
No podía irme sin la medicina así que nuevamente entré e hice un pequeño sonido para interrumpirlos
—Disculpen, vine por la medicina del señor Martín.— exclamé cuando tuve la mirada de ambos sobre mí
La enfermera de inmediato salió no sin antes mirarme mal, yo quedé extrañada
—Entra.— pidió el doctor así que me acerqué al ver como estaba sacando medicinas de su mueble —Sobre lo que viste...—
—No vi nada.— mentí para no sacar el tema, no quería hablar de amoríos laborales con un señor que parecía de más de 40
—Las enfermeras suelen hacer ese tipo de cosas para conseguir un mejor puesto.— contó dándome un vaso con varias pastillas —Y aquí entre nosotros, sé de varios doctores que ya te echaron el ojo, por si te interesa.—
Ya sabía para donde iba esa propuesta, claramente me negaría, el único doctor que parecía decente en esta área me había ofrecido un puesto permanente por mi trabajo y no por otro tipo de cosas
—Solo soy pasante, además ya me ofrecieron un mejor puesto, gracias.— dije dispuesta a irme
—Si cambias de opinión sabes donde buscarme.— dijo mientras reía, que asco —Tendremos los ojos puestos en ti.—
Salí de ahí y fui de nuevo directo a la habitación del Tata, ahí el seguía recostado
—Tome.— le pasé el vaso y fui por agua para dársela también
—Gracias niña.— exclamó mientras se las tomaba una por una
Yo debía revisar que se las tomara pero mi mente estaba totalmente envuelta en aquella propuesta asquerosa, ¿A que se refería con que varios doctores me habían "echado el ojo"?
—¿Me puedes llevar a caminar en el jardín?.— preguntó sacándome de mis pensamientos —El día es lindo.—
—Necesito pedirle autorización a su doctor, hace una semana usted tuvo un episodio del que aun no se recupera totalmente.— recordé
—¿Y que esperas? Ve y pídele permiso.— pidió —Estar encerrado aquí es horrible, en mis tiempos los hospitales no eran tan aburridos.—
—Pero no estamos en sus tiempos.— recordé de nuevo
No quería ir con el doctor y menos después de aquella insinuación, me sentía incómoda y sabía que tenía que tragarme mi inconformidad por el bien de mi paciente
Salí de nuevo de aquella habitación y caminé al consultorio, afortunadamente ahora estaba abierto así que entré
—Disculpe.— llamé su atención y entré
—¿Cambiaste de opinión tan rápido?.— cuestionó levantándose de su escritorio
Negué rápidamente
—Solo vine a pedir autorización para que mi paciente pueda salir a tomar un poco de sol.— aclaré —Tuvo mejorías esta semana y...—
Caminó hasta la puerta y la cerró detrás de mí, eso me puso muy nerviosa
—¿Quién eres para decir que tuvo mejorías?.— cuestionó
—Su enfermera.— respondí nerviosa por la respuesta que acababa de dar
—Eres una pasante.— recordó algo que acababa de decir —Pero podemos cambiar eso si quieres.—
Empezaba a cansarme esta situación, si no lo hubiera visto con la otra enfermera era probable que no se habría animado a estar tan insistente
—Señor, lo respeto profesionalmente pero sin sonar ofensiva usted tiene la edad para ser mi padre, no quisiera que siguiera con este acoso.— exclamé nerviosa
Se acercó aun más y simplemente se detuvo frente a mí
—Linda, ¿sabes como funciona la jerarquía del hospital?.— cuestionó y yo estaba asustada por la cercanía
En ese momento recordé algo que había platicado con Rodrigo..
—Soy solo una pasante extranjera, ellas llevan años en este hospital y conocen a más gente dentro de los directivos.— conté la noche que nos conocimos —Se le llama jerarquía, no sé si sepas que significa.—
Ese día la jerarquía sirvió para justificar el abuso por parte de mis compañeras, ahora serviría para justificar el acoso de mis superiores
—Sé perfectamente que mi puesto es inferior al suyo.— empecé a hablar con mi voz temblorosa —Pero no voy a dejar que eso sea pretexto para..—
—Estas despedida.— habló y fue a sentarse de nuevo dejándome totalmente inmóvil
Yo era solo una pasante en su área, él podía despedirme llamando al director de esta área y claramente lo hacía
Si me despedían del hospital perdería mi campo clínico, eso quería decir que no me graduaría y tendría que irme de regreso a mi país de inmediato
—No puede despedirme por no aceptar sus propuestas.— exclamé rápidamente y él me miró —Además de que me daría asco, tengo novio y jamás podría permitirme algo así, usted debe tener ética profesional y...—
—Salga de mi oficina, pasaré su hoja de despido cuando termine el día, tiene hasta que termine su turno para decirme algo que cambie mi opinion.— exclamó como si todo lo que acababa de decir no tuviera sentido
Sabía que en este momento sería inútil pelear, no había conseguido el permiso para que el tata saliera a caminar pero conseguí que me sacaran del hospital
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