cuarenta y nueve
Dos semanas habían pasado desde el último adiós con Rodrigo. Yo estaba empacando para viajar a Italia, había hecho el casting y había sido una de las seleccionadas
—Jamás pensé que te vería dejando Argentina.— se burló Andrés mientras me ayudaba a empacar, se había tomado el día libre para ayudarme a empacar —Desde que te conocí siempre te visualicé viviendo acá junto a ya sabes quien.—
Su nombre era algo prohibido de mencionar, yo no tenía problema en hablar de él pero la gente a mi al rededor pensaba que estaba deprimida por la situación así que lo evitaban
—A decir verdad yo jamás imaginé todo lo que me pasó hasta ahora.— exclamé cerrando mi última maleta —Es extraño pensar que guardé toda mi vida en estas maletas para ir a trabajar como modelo en otro continente.—
—Guardaste tu vida ahí pero el corazón lo dejas acá ¿no?.— cuestionó, en eso tenía razón.. mi corazón se lo estaba dejando a aquel chico de rulos castaños y energía arrasadora
—A donde iré no necesito tener más sentimientos.— dije y suspiré —Después de todo ahora solo quiero enfocarme en mi carrera.—
—Dejar de enfocarte en Rodrigo Carrera para solo enfocarte en tu carrera es bastante curioso.— se volvió a burlar y le di un ligero golpe —¡Lo mencioné, que pendejo!.— se autoregañó
La alarma de mi celular sonó indicando que el chofer que me llevaría al aeropuerto estaba esperando abajo. Andy solo me miró y me abrazó fuertemente haciendo que riera
—No quiero que te vayas, no tengo más amigos.— exclamó mientras yo seguía riendo
—Tengo que irme, es lo mejor para mí en este momento.— dije como si fuera obvio —Ya sabes, últimamente mis emociones no andan bien.—
Desde que todo lo de mi mudanza había salido a la luz había recibido criticas buenas y criticas malas por esa decisión; las buenas eran de mis fans que se alegraban por mi nuevo logro como modelo y las malas eran la mitad de los fans de Rodrigo que decían que "yo lo había abandonado cuando dejó de serme útil" y la otra mitad de los típicos nacionalistas que decían que "no podía irme cuando había empezado mi carrera en argentina"
Sumado a eso aún me atormentaban con fotos de Rodri con la otra chica, había comentarios diciendo que yo era poca cosa o incluso echándome la culpa por la infidelidad de mi exnovio, "Ella empezó a procurar su trabajo y lo descuidó a él", "Yo también la habría cuerneado por esa mina, está re buena", "Te entiendo Carre",... esos eran pocos de los comentarios que a día de hoy me hacían preguntarme si realmente todo fue por mí
Andrés me soltó por fin y cargó mis maletas, él las llevaría por mí. Salimos del departamento y entramos al elevador y apreté el botón que nos llevaría al primer piso, el corto viaje solo estuvo inundado de aquella músiquita de ascensor, ninguno se animó a decir nada más
Cuando salimos del edificio ahí estaba un auto esperando así que mi amigo ayudó al chofer a subir mis maletas mientras yo tomaba mi celular para llamar a Rebecca, viajaríamos juntas pero no sabía si nos encontraríamos en el aeropuerto o tendríamos que pasar por ella
—Se nos hará tarde.— escuché la voz de Matteo, miré que él estaba en el auto
—¿Qué haces aquí?.— cuestioné guardando mi celular pero él simplemente subió la ventana para no verme así que bufé molesta
Andrés se acercó de nuevo simplemente para despedirse de mí así que lo abracé fuertemente
—Cuando te den vacaciones te invitaré a Italia.— prometí sin soltarlo
—Pero con los gastos pagados ¿no?.— cuestionó y reí mientras asentía —Te voy a extrañar.—
—Y yo a ti.— aseguré soltándolo y simplemente me despedí con una sonrisa para después subir al auto
El chofer arrancó y en la parte de atrás también iba Matteo, eso hacía todo más incómodo para mí
—¿Ahora si me dirás que haces aquí?.— cuestioné rompiendo el silencio
—Rebecca también es mi manager.— recordó —Me consiguió el mismo casting y también me seleccionaron así que no te librarás de mí tan fácil. Mi salida de acá no fue tan pública como la tuya así que no me asombra que no lo sepas.—
¿Tendría que soportar ir con Matteo en esta nueva aventura de mi vida? ¿Por qué no podía quedarse acá?. El viaje fue bastante silencioso, después de casi una hora llegamos al aeropuerto y como lo esperábamos habían bastantes reporteros bloqueando la entrada
—¿Estás lista? Ignoraremos las preguntas, lo importante es llegar a la sala de abordaje, ahí está Rebecca.— exclamó Matteo cuando el auto se detuvo, vi como sacó unas gafas oscuras y se las puso, después sacó otras y me las pasó —Los flashes te pueden lastimar los ojos, además si traes esto es menos probable que salgas mal en las fotos, por tus maletas no te preocupes porque vendrá un empleado del aeropuerto a llevarlas y...—
—Pareciera como si te preocuparas por mí.— murmuré mientras me ponía las gafas
—Supongo que tenes razón en eso, me preocupas.— confirmó sin mirarme —No debe ser fácil ser vos en este momento, estás dejando todo para cumplir un sueño y al mismo tiempo tenes el corazón roto, al menos quiero que estés tranquila cuando vas conmigo.—
—Gracias.— dije con una pequeña sonrisa
Bajamos del auto sintiendo que todos los periodistas empezaban a seguirnos, yo no decía nada pero Matteo les pedía que nos dejaran pasar mientras que con una de sus manos me cubría para que no me empujaran. No entendía por qué los medios de comunicación eran tan chismosos, era su trabajo pero necesitaba un poco de paz
Sentí como aquel chico tomó mi mano y me jaló para correr lejos. Sabía que no debíamos correr dentro de un lugar como este pero parecía que a ninguno de los dos nos importaba, nos detuvimos hasta que llegamos a la sala de espera que estaba junto a la sala de abordaje
—Acá no pueden entrar.— avisó —¿Estás bien?.—
—Si.— sonreí
Alguien tocó mi espalda para llamar mi atención, me giré solo para ver a Rodri con una flor en sus manos, pude ver como su mirada se dirigió a mi mano que aún era sostenida por la de Matteo
—Yo me voy a buscar a Rebecca.— avisó Matteo mientras me soltaba y se alejaba, supuse que para dejarme sola con Rodrigo
Cuando estuvimos solos simplemente se acercó para quitarme las gafas y después me dio aquella flor
—Antes te parecía odioso pero ahora venís feliz tomando su mano.— dijo
—No puedes reclamarme nada y menos ahora.— hablé —Yo también pude haberte hecho lo mismo que tú me hiciste, la diferencia es que yo si pensé en tus sentimientos.—
Quedamos en un silencio bastante incómodo pero en ese instante nada más importaba, ambos nos abrazamos sabiendo que esto era bastante doloroso pero que ya era una decisión tomada.
Cuando amas a alguien es muy complicado querer soltarlo pero en mi caso sabía que era momento irme, necesitaba dejar de pensar en él y más cuando no podía dejar de imaginarme como besaba a otra cuando estaba conmigo... no quería seguirme torturando, quería avanzar
—Sé que prometí dejarte ir pero para mí era imposible no venir a despedirme de vos.— avisó sin soltarme —Tenía que venir a darte las gracias, por enseñarme a vivir cada instante como si fuera el último, por darte la oportunidad de conocer a este pelotudo que siempre buscó ser comprendido por alguien. Gracias por ser vos y levantarme sobre todas las cosas, toda mi vida me pregunté donde estaría mi futura esposa y jamás encontraba la respuesta hasta que te conocí, no sabía dónde estabas pero ahora estamos acá, juntos.—
Nuevamente sentí que quería llorar pero me aguanté, ya estaba harta de llorar siempre que él estaba cerca, debía ser fuerte
—Gracias a ti.— exclamé en medio del abrazo —Porque gracias a ti conocí el cielo aunque después me rompí en pedazos por caer desde tan alto, todo lo que vivimos juntos siempre tendrá un lugar importante dentro de mi alma.—
Nos separamos y Rodri simplemente tomó mis mejillas para dejar un pequeño beso sobre mis labios, eso fue suficiente para hacer que ambos empezáramos a llorar
—No me gustan las despedidas y menos cuando sé que no puedo hacer nada para convencerte de quedarte.— exclamó limpiando mis lagrimas —Así que pensaré que es un viaje de negocios y volverás, ¿podes decirme "nos vemos pronto" cuando te vayas?.—
Asentí entre lágrimas. A pesar de todo no podía ver a Rodri como el chico que rompió mi corazón por serme infiel, lo veía más como el chico que rompía mi corazón porque a pesar de lo lindo que era no podía perdonarlo
—La última vez me hiciste prometer algo, creo que es mi turno.— exclamó y por los altavoces escuché que anunciaban mi vuelo así que era hora de irme —Nunca dejes de ser feliz.—
Eso bastó para terminar de hacerme añicos, debía recordar que ya tenía un contrato firmado así que no podía dudar en irme, debía completar mis compromisos
—No hay error más grande que el que cometo con amarte y dejarte ir ahora es el acto más valiente que puedo hacer.— susurró mirándome directo a los ojos —Si estar cerca de vos te lastima prefiero que nos alejemos y conformarme con el hecho de que seas feliz.—
—Ya debo irme.— murmuré sin poder decir más y simplemente acaricié su mejilla —Nos vemos pronto Rodri.—
Y así sin más me di la vuelta para caminar a la sala de abordaje, mientras daba más pasos lejos de él sentía que mi corazón se quebraba más de lo que ya estaba. Cuando llegué a la sala de abordaje ahí estaba Matteo junto a Rebecca esperándome, al verme llorar se acercaron rápidamente
—¿Y tus gafas?.— cuestionó Matteo quitándose las suyas y poniéndomelas para tapar que estaba llorando
Se las había quedado Rodri pero no lo quería decir, sabía que era algo obvio
—¿Qué te pasa? ¿Por qué tenes una flor?.— cuestionó Rebecca confundida mientras me abrazaba para intentar consolarme —Estás a punto de viajar y hacer explotar tu carrera, debes estar emocionada.—
Yo seguí llorando intentando sacar todo lo que tenía dentro de mí, este sentimiento empezaba a arder
—Ndumui.— escuché a Matteo así que solté a Rebecca para mirarlo —Es una palabra en otra lengua, es cuando sentís que tu corazón se parte en dos y te duele desde el estomago hasta el corazón ahí se dice que está tu alma o algo así.—
Rebecca también lo estaba mirándolo confundida, al parecer ninguna se esperaba que él supiera algo que no fuera lo básico, solía comportarse como si solo tuviera dos neuronas
—Como sea, ya debemos abordar.— indicó Rebecca y ambos asentimos pero yo seguía llorando
Caminamos los metros que nos faltaban hasta subir al avión, mientras tanto no podía parar de pensar en todos los momentos que viví junto a Rodrigo... Ahora quizás entendía que de esta manera nos estaba salvando a ambos.
Quizás debí decirle que lo había conocido en el momento en el que mi vida estaba en su punto más complicado, donde ni siquiera yo me entendía pero él llegó y juntó cada una de mis partes, me enseñó que lo malo no es eterno y que no debo dejar que mis sentimientos me agobien hasta el punto de querer explotar, lo único que le faltó enseñarme fue a vivir sin él, ojalá hubiéramos sabido que solo estaríamos juntos mientras nos sanábamos mutuamente... Rodri no falló al enseñarme como debía cuidarme y amarme pero yo sentía que le había fallado al demostrarle que podría ser la única persona que podía hacerme trizas... no sabía en que momento nuestros caminos pudieran juntarse de nuevo pero esperaba ese momento con ansias, ahora solo pensaba que fue la persona correcta en el momento equivocado.
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