cincuenta y uno
El tiempo siguió pasando rápidamente y después de varios meses yo estaba aterrizando en España
—Vos me dijiste que estabas bien para viajar sola.— reclamó Matteo por llamada y reí —No te burles porque realmente me preocupa que recaigas cuando lo veas de nuevo.—
Había estado saliendo con aquel chico durante las últimas semanas, no habíamos formalizado nuestra relación pero durante este tiempo todos los días tenía un ramo de flores junto a mi cama, eso me hacía sentir especial y con eso también me había convencido de que podría encargarme del evento y volver a Italia como si nada hubiera pasado
—No te preocupes demasiado.— pedí con una pequeña sonrisa que él no podía ver —Le diré a Rebecca que te cuide bien mientras no estoy, volveré en 4 días.—
Hoy era viernes 12, la velada seria mañana y yo estaría tomando mi vuelo a Italia el 15 por la tarde, este viaje sería solo por trabajo... o al menos ahora lo veía así
—Los días serán eternos sin vos cerca.— se quejó haciendo un pequeño puchero
—Basta Matteo, comportate como el modelo exclusivo y egoísta que eres.— pedí bromeando y escuché su risa —Tengo que colgar, te llamaré cuando llegue al hotel.—
Mandé un beso y después simplemente terminé la llamada. Cuando iba arrastrando mi maleta por el aeropuerto pude notar que varias personas empezaban a rodearme para pedirme fotos, autografos y todo eso. Maldije internamente por haberme olvidado de contratar seguridad
—Hola.— sonreí a toda la bola de personas que tenía a mi alrededor —Ahora vengo con algo de prisa, pero agradezco rotundamente todo el apoyo que me dan.—
Di mi sonrisa más sincera pero la gente no parecía querer dejarme pasar así que tomé fuerzas para empezar a caminar intentando salir de aquella multitud pero era prácticamente imposible porque me estaban siguiendo mientras me cuestionaban un montón de cosas y me grababan
De repente me detuve en seco al ver como entre todos aparecía Rodrigo, él se acercó y se detuvo estando a mi lado, simplemente sonrió provocando qué sintiera un escalofrío recorrer mi cuerpo con tenerlo tan cerca de nuevo
—Así que nunca dejaremos de encontrarnos ¿verdad?.— exclamó manteniendo su mirada sobre mí. Sus ojos tenían aún ese brillo tierno que me encantaba
—¿Qué haces acá?.— me animé a preguntar
—Guarda las preguntas para después, ahora solo prepárate para las fotos que te sacarán escapando.— susurró cerca de mi oído
Vi que sacó aquellas gafas que se había quedado la última vez que nos vimos y me las puso, yo aún intentaba procesar lo que estaba pasando... ¿Por qué había guardado esto?. Rodrigo me quitó mi maleta y con su mano libre intentó tomar mi mano pero lo solté de inmediato
Me adelanté sabiendo que su idea era huir de toda esta gente, caminé lo más rápido que pude hasta que prácticamente llegué al estacionamiento del aeropuerto, ahí estaríamos solos. Esperé unos minutos hasta que volví a ver a Rodri con mi maleta, me acomodé las gafas en mi cabello
—¿Ya puedes decirme que haces aquí?.— cuestioné cruzándome de brazos
—Me enteré que llegabas hoy y quise venir a verte.— respondió —Pasamos un año sin hablarnos, no podes decirme que no me extrañaste al menos un poco.—
Lo había extrañado tanto que mi cuerpo incluso quemaba con tan solo recordar las hermosas cosas que vivimos, pasé noches enteras llorando por la situación e incluso me exigí demasiado en mi trabajo para olvidarlo...
—Cada uno siguió su camino como si nos convenciéramos de que era lo mejor.— dije sin responder lo que él quería —Supongo que seguiste tu vida así como yo seguí con la mía.—
Le quité mi maleta dispuesta a salir de acá y buscar el auto que probablemente Rebecca había enviado a buscarme, Rodrigo tomó mi brazo para impedir que me fuera
—A pesar de todos mis intentos por olvidarme de vos, seguís ahí, en lo más profundo de mi corazón.— exclamó con algo de duda y después lo pensó un poco —O tal vez solo no intente olvidarte.—
—Sé que soy inolvidable, ya me lo han dicho.— murmuré para no caer en sus lindas palabras, hubo un silencio algo incomodo —Por dios Rodri, necesito irme al hotel para descansar del vuelo y estar lista para mañana, ¿podemos seguir con esta plática después?.—
Él asintió pero aún no me dejaba ir así que lo miré con algo de molestia
—Yo te llevo.— ofreció —Rentamos un auto mientras estábamos acá.—
—No creo que conozcas por donde está el hotel.— me negué, después de todo él tampoco vivía acá
—Una vez te encontré cuando te perdiste en Argentina, busqué por todas las fuentes que conocía y me tomó horas encontrarte.— recordó —No estaría mal que te volvieras a perder pero esta vez conmigo.—
Me quitó de nuevo mi maleta y se la llevó, yo caminé detrás de él resignandome a que me llevara. Lo vi detenerse en un auto donde metió mi maleta en la parte de atrás, después corrió para abrirme la puerta del copiloto, subí y cerró, subió al lugar del conductor y encendió el auto
—¿Querés poner un poco de música?.— cuestionó algo nervioso mientras arrancaba
—Ponla tú.— pedí mirando hacia la ventana
—Voy conduciendo.— dijo como si fuera obvio —Mi celular esta por ahí, sabes la contraseña así que podes poner mi playlist en aleatorio.—
Le hice caso y la música de fondo empezó a sonar, afortunadamente no era algo romántico que pudiera poner esto incomodo
—Te he visto por todos lados.— empezó a hablar —En la televisión, las revistas y anuncios en las calles, me sentí re bien cuando noté lo mucho que estabas triunfando.—
—Fue un buen año para mí.— sonreí un poco —En lo laboral, en lo demás no tanto.—
Pude ver como se tensó un poco y apretó levemente el volante como si pensara que más decir
—También escuché que empezaste a salir con Matteo.— contó y lo miré de reojo, mantenía su vista en el camino —¿Te trata bien?.—
No podía quejarme, Matteo enamorado era como un sol que daba calidez a quienes tenían la suerte de tenerlo cerca... Extrañamente nunca había podido corresponder a sus sentimientos como él quería pero aun así seguía intentándolo
—Es lindo.— me limité a responder
Lo único que se escuchó fue su música, después de algunos minutos en silencio empezó a sonar "Minina", reconocí la melodia así que de inmediato me estiré para apagarla
—Es extraño pensar que en este momento estas junto a mí.— exclamó Rodri al notar mi acción —No quiero ilusionarme pero ¿Vos estás acá por que te enteraste que peleaba?.—
Claramente no tenía otra razón para aceptar la propuesta de ser presentadora, ahora tenía contratos millonarios a comparación de este
—Quería probar que se sentía ser presentadora.— mentí regresando mi vista a la ventana, escuché que se burló —¿Qué?.—
—No podes mentirme.— dijo y noté que el semaforo estaba en rojo, se había detenido a mirarme —Vos no me miras cuando mientes, te había dicho que así detectaba cuando mentías y aun sigues haciéndolo.—
Queria tan solo aparentar qué la _______ que él había conocido ya no existía pero él me demostraba que no había olvidado nada sobre mí, eso solo hacía que mis sentimientos se enredaran más... Quería pensar que solo era la emoción que sentía por volverlo a ver y no otra cosa
—Me puso contento saber que estarías acá.— confesó mientras acariciaba mi mejilla —No sabes lo mucho que te necesité y lo tanto que rogué que el destino nos diera una segunda oportunidad.—
El semaforo se puso en verde y los claxons de los demás autos se hicieron presentes pero por alguna razón nosotros nos miramos fijamente por algunos segundos sin querer movernos... odiaba sentir que con tan solo verlo de nuevo mi corazón se aceleraba más. Juraba que alejándome de él, los sentimientos desaparecerían pero ahora me daba cuenta que nunca fue así, quizás sigo amándolo como el primer día.
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