En el Gran Comedor de Hogwarts, la comida apareció mágicamente.

—Bueno, chicos, creo que deberían comer—dijo Ron Weasley, siempre hambriento.

—Tu siempre tienes hambre, Ron—bromeó Hermione.

—En casa come así—añadió Rose, sonriendo.

La mesa de la tercera generación bullía con conversaciones. Cassiopeia se acercó a James.

—Hola, James—saludó.

—Hola, Cass. ¿Qué sucede?—preguntó James.

Cassiopeia se sonrojó, nerviosa: —Solo quería preguntarte si puedo comer contigo hoy

James, ajeno a su nerviosismo, sonrió! Alegremente—Claro, Cass. Me alegra tu compañía

Cassiopeia se sentó, feliz, mientras James seguía conversando, sin notar el interés especial de Cassiopeia.

Mientras tanto, Ron se servía comida generosamente, Molly sonreía y Hermione charlaba con Rose y los hijos Granger

La atmósfera era cálida y familiar, llena de risas y conexión.

En el Gran Comedor de Hogwarts, las risas y conversaciones llenaban el ambiente.

—Bueno... ¿estás nervios- por las presentaciones?—pregunto Cassiopeia
sonriendo.

James respondió: —No solo quiero ver la reacción de papá al escuchar el segundo nombre de Abus—Ambos se rieron.

—Oh, Merlin, tienes razón. Tu padre se volverá loco"—añadió la pelirroja.

James asintió: —Sí, lo creo

—Concordamos que tú, Albus,Scorpius y yo deberíamos revelar todo sobre las muertes y eso—dijo Cassiopeia

James asintió, comprendiendo.

De repente, Roxana gritó: —¡Chicos, van a empezar de nuevo las presentaciones!

Ron y Rose, simultáneamente, dijeron: —Pero tengo hambre—sonrojándose por la vergüenza.

En ese momento, un estudiante encapuchado se levantó, captando la atención general.