epílogo
❝ UN NUEVO CAPÍTULO ❞
SENTÍA UN PEQUEÑO Y RARO SENTIMIENTO, como un pequeño pesar en la zona del pecho. Trate de ignorarlo pero sabía que tenía que ver con la tristeza y un poco de melancolía, es decir, estaba más que emocionada de cerrar definitivamente, o bueno casi, este capítulo de mi vida.
Terminé de guardar los juguetes de Tommy y Martina en la caja, ya que ellos no los usarían más por haber crecido hasta optar la apariencia de unos diez o doce años, ahora ya parecían tener quince y me estaban sacando de quicio ¡Me hicieron llorar! Yo quería disfrutar de su avanzado crecimiento pero ni eso me dejaron hacer, solo crecieron dejándome como una madre que no disfruto de sus hijos.
- Cielo - Sentí las manos de Carlisle rodear mi cintura, puse cinta en la caja sellandola - Los chicos ya nos están esperando abajo
- Ya termine - Me volte y besó mi frente, tomando la caja para darme tiempo
Suspiré poniendo las manos donde antes estaban las de Carlisle. Trataba de no bajar los ánimos, pero no podía evitarlo, probablemente estaría en contacto con René y Charlie por un año o dos como máximo, luego simplemente tendrían que conformarse con mensajes de texto sin fotografías, no sería normal que ellos luciendo de setenta años yo siga pareciendo de veintitantos.
Camine vacilante hasta la puerta, mis pasos eran titubeantes, lentos e inseguros pero a fin de cuentas estaba avanzando. Al estar al pie de la escalera, no pude evitar sentarme en los escalones, temiendo del gran paso que estaba por dar, no podía arrepentirme, pero podía tomarme un tiempo para pensar, para reflexionar.
Recordar era difícil, pero cuando la mente comenzaba a divagar, tanto hasta mi primer encuentro con la manada en cuanto llegué a Forks.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que no vi al enorme lobo gris que se acercaba de manera amenazante hasta que saltó encima de mi.
Grité con fuerza y como reflejo use el manejo de energías logrando que salga la energía roja de mis manos mientras otra envolvía al enorme lobo lanzandolo por los aires hasta chocar con un árbol. El animal aullo de dolor pero volvió a levantarse para venir hasta mi.
- ¡Paul!
Un lobo marrón saltó sobre el para frenarlo mientras Sam Uley le gritó con voz grave, voz de alfa. Una pelea entre los dos lobos se desarrolló hasta que se metieron en el bosque, perdiendose de mi vista.
Sam se giró a mi con una mirada de disculpa, sorpresa y alegría.
- Debí avisar que venía, lo siento. - Me disculpe bajando la mirada apenada.
- No tienes que disculparte, Mel. - Me abrazó en manera de saludo girandome por los aires logrando sacar una risa por mi parte. - ¡Estas aquí!
- Si, vine por Isabella, al parecer salía con un Cullen. - El rodó los ojos y bufó al oir el apellido del clan olímpico.
- Ni los menciones, al menos ya no están aquí.
- Cada vez te pones más serio, Uley. - Bromeó al verlo hablar con voz de alfa inconcientemente.
Antes de que pudiera responder un carraspeo falso nos obligó a voltear. Jared estaba con una sonrisa ladina y los brazos extendidos esperando un abrazo.
- ¡Melanie! - Gritó. Corrí a el dejándome envolver por los musculosos brazos del lobo quien me recibió de igual manera que Sam.
Me bajó con cuidado contagiado de mi risa hasta que cuando gire mi vista pude ver al metamorfo que antes se me había lanzado.
- Lamentó haberte golpeado. - Me disculpe.
- Fue mi culpa, vi tus ojos rojos y pensé que eras un chupasangre. - Se excusó rascándose la nuca nervioso.
- Tranquilo, era de esperarse, pero no son rojos por sangre, son rojos por mi aura. - Me acerqué un poco a el para extender mi mano. - Melanie Higginbotham.
- Paul Lahote. - Aceptó mi mano.
No podía evitar reír al recordar la manera en la que conocí al románticon y cómico Lahote, lleve mi mano a mi boca tratando de ahogar esa rodilla mezclada con un vago sollozo, sintiendo mis mejillas húmedas por las lágrimas saladas que se me habían escapado. Más aún recordar en cuanto condené mi futuro al conocer a Alice, fue por las visiones de la hadita que la conocí a ella y a los Cullen, a los Vulturi.
Iba a abrir la puerta pero estaba claramente abierta, cuando se suponía que Charlie no vendría hasta dentro de una hora. Entre empezando a hacer una bola de energía preparada para atacar.
- ¿Quién está por ahí? - Pregunté esperando a que no sea un amigo de Victoria o algo así
- ¡No ataques! - Pidió una voz cantarina en la sala - Por favor
Caminé aún con la bola de energía hasta llegar al lugar donde provino la voz, viendo la sombra de una joven en la esquina que camino dos pasos a la luz. Donde pude verla mejor.
Tenía el cabello corto, ojos dorados con la piel pálida y miraba asustada la energía en mis manos, estaba vestida a la moda. Trate de recordar de donde me sonaba su rostro hasta que una lámpara se prendió en mi cabeza como si todo encajara.
Alice Cullen.
- ¿Qué haces aquí? - Bajé la mano desapareciendo el aura de mis ojos de igual manera logrando que ella suelte un suspiro a pesar de no necesitarlo y que en su rostro se muestre una sonrisa
- Soy Alice Cullen - Se presentó ignorando mi pregunta. Su sonrisa se aumentó aún más logrando que me recorran escalofríos - Esperaba conocerte de otra manera
Su personalidad tan energética, casi la mate de desconfianza. Tape mi rostro tratando de no llorar con fuerza, pero probablemente estaba dejando mi alma en esas lágrimas que escapaban con ferocidad.
Estuve unos minutos en total silencio, sentada con Alice a mi lado que sonreía peor que el gato de Alicia, diría que mi sufrimiento le causaba gracia si no fuera que lo único que hacía era mirar fijamente la puerta.
Misma que se abrió relevelando al patriarca Cullen.
En los recuerdos de Bella lo podía ver, pero en persona era una cosa totalmente diferente. Su cabello se veía aún más brilloso, sus ojos dorados ambarinos eran de gran intensidad, su piel pálida que parecía ser la cerámica más delicada. Era muy apuesto.
Su aura era de un amarillo con toques celestes, demostraban lo pacífico además de amable que era, sus emociones empezaron a ser de alegría, amor, euforia, cosa que me confundió pero quedé hipnotizada ante su sonrisa.
- Carlisle Cullen - Salude enderezandome un poco - Un gusto, Melanie Higginbotham
- Un placer - Murmuró viéndome fijamente casi embobado
- Los dejaré solos, debo hablar con Bella - Avisó la vidente saliendo de la habitación
El doctor me miraba con una hermosa sonrisa que podría jurar que tenía enamorada a todas las doctoras o enfermeras, inclusive algún compañero de trabajo podría haber dudado de su sexualidad con el. No tenía palabras para explicar la situación.
Conocer a Carlisle fue el detonante para firmar una sentencia con el diablo o Merlín, probablemente la razón por la que los Vulturi se interesaron más en mi hasta el punto de llevarme a Pietro, pero Lucifer... Carlisle se había vuelto uno de los pilares más importantes, tanto que me daba terror lo que provocaba en mi.
- Cielo - Alcé la mirada, hipando accidentalmente, Carlisle me sonrió con ligera tristeza llevando sus manos a mi mejilla para limpiarlas - ¿Estás segura?
- No puedo arrepentirme y aún que pudiese, jamás lo haría - Negué tratando de convencerlo tanto a él como a mí, pero estaba segura de mis palabras
Me ayudó a levantarme, sacudí mi pantalón tratando de no mostrar mi rostro empapado, pero en cuanto volví a levantar la mirada note a mis dos hijos que me observaban con pena, se acercaron hasta rodearme con sus brazos, dándome un fuerte abrazo que respondí.
- Voy a tener otra oportunidad, un nuevo capítulo con ustedes, todos juntos. No hay nada de lo que esté más segura y más feliz de hacer - Susurré contra el cabello de Tommy, Carlisle se acercó a envolvernos en sus fuertes brazos
- ¿Abrazo de familia? - me rei ligeramente cuando escuché a Pietro, este me abrazó igual que mi familia
Pronto sentí a toda la familia Cullen entera protegiéndome con sus cuerpos, rodeando mi cuerpo con sus brazos que me hacía reír ligeramente. Se separaron y limpie totalmente mi rostro con mis muñecas para sonreír sinceramente.
- Vayamos a Alaska - Bese la coronilla de Martina, tomando las manos de mis dos hijos para comenzar a caminar fuera de la casa
En la puerta, con pesar me gire para ver la enorme construcción sin muebles y apagada, sabiendo que tal vez en unas décadas volveríamos a vivir en ella. Les di pequeños apretones a nuestras manos unidas y sentí a mis dos hijos reír animándome a caminar a la camioneta, reí ligeramente con ellos, yendo al vehículo.
- Tal vez deba hacer esto en nuestro lugar - antes de poder subir escuché la voz de Carlisle
Lo mire confusa, pero los pequeños mellizos desaparecieron, teletransportandose junto a Pietro, los Cullen me sonrieron y Carlisle tomó mis dos manos sonriendo con su usual amor.
- Nos conocimos aquí y quiero proponertelo aquí - sentí mis ojos volver a humedecerse, seguramente a este paso estaban rojos, mi nariz colorada y mis labios un poco hinchados, pero Carlisle seguía viéndome como si fuese la cosa más hermosa, me hacía sentir de esa manera - Así que, Melanie Higginbotham, ¿Me darías el honor de dejarme casarme contigo? - mire mi dedo anular, que ya tenía el anillo colocado, lo había puesto sin que me diera cuenta. Solté una pequeña risa
- Claro que sí - Asentí sin poder negarme, estaría loca si hiciese aquello
Y la visión que tuve dónde estaba de blanco yendo al altar donde me esperaba el apuesto Carlisle Cullen se volvió real.
Mire la nieve caer en abundancia, todo estaba tan blanco que lograba marearme un poco. Abrí la puerta, sosteniendola unos minutos, observando con una sonrisa a Tommy y Martina que bajaron después de mi, quedándose a mi lado para que cierre la puerta, Carlisle se colocó a mi lado, entrelazando nuestras manos. Tome la mano de Martina, mi compañero tomó la mano de Tommy.
En la puerta de la gran cabaña estaban los Denali, ellos observaron a nuestros dos hijos con cierto nerviosismo, pero al tener la apariencia de trece años no tuvieron el temor de que sean niños inmortales, pero seguían asustados por la naturaleza de ellos. Pietro y Edward ya les habían aclarado el tema, así que sabían de la verdad.
Kate Denali y Garrett Denali eran compañeros, curioso que se habían conocido gracias a Pietro, Eleazar Denali y Carmen Denali eran igual compañeros, Tanya Denali y Esme Denali Cullen, también eran compañeras y por último, Irina Denali, estaban allí, de pie en la nieve observandonos con cierta inquietud.
Tres rubias despampanantes, una de cabello lacio, la siguiente de cabello ondulado y la última de cabello con rulos perfectos, seguía la única castaña del clan con cabello ondulado y los dos hombres que eran de apariencia bastante diferente.
Pietro se colocó a nuestro lado, igual que el esto de los Cullen y Jacob.
- Ella es Melanie Higginbotham, bruja inmortal, compañera de Carlisle y madre biológica de los niños - Habló Edward - Tommy y Martina
Pietro tomó en brazos a Martina, Carlisle abrazo por los hombros a Tommy, avanzando juntos hasta donde estaban los vampiros, mis hijos hicieron una pequeña muestra de magia.
- Y al parecer, Martina también es compañera de Irina - Alcé las cejas sorprendida viendo a la rubia, ella era la compañera de Laurent que había muerto a manos de la manada, pero al parecer la vida le dió otra oportunidad
- No hay ningún soltero, que suerte - Bromeó Pietro cuando la tensión había bajado
Mire a los presentes, el clan Cullen y Denali juntos conviviendo, dos brujos inmortales, dos pequeños brujos mitad vampiro y un cambia formas de lobo. Nos habíamos vuelto un solo aquelarre bastante extraño y único, pero eran mi aquelarre...
Eran mi familia.
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