02
❝ PELEA POR MAMÁ ❞
ERA LA SEXTA NOCHE QUE DORMÍA EN LA CABAÑA, ESTABA SOLA A PESAR DE QUE LA MANADA E INCLUSIVE LOS CULLEN SE OFRECIERON A QUEDARSE. Alice fue la de mayor insistencia aún que no sabía porque se preocupaban tanto de que este sola, la manada está simplemente porque no tenían agrado por Carlisle Cullen, que tampoco sabía porque era que les caía mal. Pero los Cullen estaban extraños.
Un ruido se escuchó a un lado lo que provocó que me levante, aún así no quería abrir los ojos, lo único que hize fue gruñir para darme la vuela, pero otro sonido se escuchó logrando que bufe cansada para girarme mirando al techo.
Abrí los ojos.
No estaba... ¿El techo de mi casa?
Sólo había estrellas donde se suponía debía haber madera, giré mi vista con desconfiaza y lentitud a un lado tratando de que no sea lo que piense, pero al ver a un lado no había nada más que esas raras carpas que ya vi alguna vez, volví a girar mi mirada para ver que estaba en el bosque.
- Augh, otra vez no - Me tape con las mantas tratando de cerrar los ojos para no entrometerme y esperar a que sea lo que sea que suceda pase rápido
Pero para mi mala suerte la cómoda cama desapareció haciéndome sentir el molesto suelo en la espalda, resople frustrada para ponerme de pie, buscando con la mirada algo que sea llamativo. El mismo castaño de piel rojiza venía caminando con una sonrisa, supuse que era Ephraim Black gracias al parecido con Jacob además de que estuve leyendo las leyendas de la tribu Quileute.
- Melanie, hicimos una fogata ¿Vienes?
Por más que quisiera negarme, para volver a mi cama y sentir mi suave manta, mis pies ya estaban caminando por si solos siguiendo al morocho, mi mirada se dirigió a mi cuerpo, admirando como mi traje volvía a ponerse por si sólo.
Cada persona vestía tan sólo con capas tapando sus cuerpos, cabellos largos sueltos al viento y telas cubriendo tan sólo sus partes íntimas. Las carpas no eran grandes, no parecían tener espacio para más de dos personas.
Al llegar a la fogata pude ver a alguien parecido al viejo Quil Aterea, a una mujer parecida a Sue Clearwater y al que parecía ser el padre de Sam Uley. El resto no eran parecidos a personas que yo llegue a conocer. Me senté en un tronco escuchando como ellos empezaban a narrar historias.
- ¡Bruja Escarlata!
Todos nos giramos para ver a una cantidad de personas que parecían ser de ciudad de época, o al menos eso aparentaban, tenían antorchas con enormes palos prendidos fuego que me provocaban terror al ver que sólo me miraban a mi.
- ¡Corre, Melanie, nosotros te cubrimos! - Ephraim me miraba con toda la seguridad del mundo
Antes de que pudiese hacer o pensar algo, mi cuerpo ya estaba sobre la copa de un árbol, lo que me confundió pero reaccione al ver que no era yo, sino mi antigua... ¿alma?... Diré que mi "Pasada Melanie" ella sabía como usar la teletransportacion sin problemas, su magia era más avanzada que la mía.
- Queremos a la bruja, no a ustedes indígenas sin pena alguna - Miraban con desdén su ropa, lo que me provocaba enojo, debían aprender a respetar la cultura ajena
- ¿Qué bruja? Las brujas no existen - Habló por todos que asintieron seguros ante eso, una sonrisa se escapó en mi rostro siendo que ellos eran perros gigantes
- Sabemos que la ocultan, sólo entregenla para llevarla a la hoguera y prometemos que nada les sucederá a ustedes - Recuerdos de mujeres siendo quemadas vinieron a mi mente sin poder evitarlo, los antepasados de las brujas fueron difíciles
- Les pedimos amablemente que se retiren de nuestras tierras - Usó su característica voz de alfa
La discusión siguió unos segundos más, segundos que eran sólo de palabras intercambiados entre ambos patriarcas líderes de los grupos. Pero mi vista se desvió al bosque al sentir un aura poco amigable, manchada de los colores más negativos que me provocaban escalofríos. Me teletransporte de árbol a árbol, ramas y ramas hasta llegar a un lugar donde se podía ver a una gran cantidad de personas.
Eran vampiros con mismas o peores auras que las de los Vulturi, sus ojos colores carmesí, sangrientos en venganza miraban directo a donde estaba la aldea. Estaban yendo en busca de venganza. En busca de los metamorfos.
Corrí de nuevo a la tribu pero al llegar ellos ya estaban allí, atacando a los lobos, aldeanos, los intrusos que querían llevarme a la hoguera, todo estaba en llamas a causa de el fuego que habían llevado, rasguños por los lobos que rompieron tiendas de donde niños salían corriendo... Era una masacre
- ¡Ayúdanos Melanie!
- ¡Te necesitamos!
- ¡Corre, Melanie, ayudalos!
- ¡Melanie!
Desperté de golpe, abriendo los ojos y admirando que donde antes había visto estrellas ahora sólo estaba el techo que a principio tanto desee que esté. Ni me moleste en mirar el espejo al saber que mis ojos estarían brillando. Lo que si me asusto fue ver el rostro preocupado de Alice frente a mi.
- ¡Alice! - Chille llevando una mano a mi pecho mientras respiraba entrecortada - ¡Dios, niña, me vas a dar un ataque al corazón!
- Lo siento - Me dió una pequeña sonrisa apenada - Pero una visión me dijo que ibas a tener una pesadilla o algo así como un recuerdo - Se excusó
Me senté correctamente en la cama para darle espacio, sabía que se quedaría y no me molestaba, ella se recostó a mi lado con una sonrisa pero pude sentir sus emociones así que me gire mirándola curiosa.
- ¿Qué hiciste? - Pregunté frunciendo el ceño
- Mis hermanos están afuera - Suspiré mirando el techo mientras negaba divertida
- Pueden entrar - Murmuré sabiendo que me escuchaban
En menos de un segundo, Rosalie, Jasper, Emmett y Edward estaban frente a mi con rostro preocupado pero miradas de disculpa. La rubia fue la primera en acercarse para inspeccionar mi rostro con cuidado de que no tenga ningún daño.
- Estoy bien, Rose - Retire sus frías manos con delicadeza
- Lamentamos venir, pero estábamos preocupados - Tomó la palabra el único pelinegro
Me causaba gracia sus distintos rasgos, los gemelos Hale eran los únicos rubios, Alice era castaña tirando a negro, Emmett era pelinegro azabache y Edward era cobrizo.
- Esta bien, pero no caben todos en la cama para hacerme compañía - Bromee haciéndolos reír - Pueden quedarse, Emmett tienes videojuegos en mi televisor pero no uses el volumen alto - El asintió emocionado - Jasper, tienes libros en el estante de allí
El rubio sonrió un poco yendo a donde estaban los libros viejos de brujas que conseguí este año, los que tenía que me había dado mi madre, o los que la tribu me ofreció. Emmett me dio un beso en la mejilla antes de desaparecer e irse a la sala, tenía la PlayStation para la manada, así que estaba bien. Jasper también besó mi mejilla antes de ir detrás de su hermano con los libros. Amaba esos pequeños gestos de ambos de niños pequeños.
- Yo iré a jugar con Emmett, así que no te preocupes - el cobrizo se acercó a besar también mi mejilla - Lo lamento, de nuevo
- Tranquilo, Eduardo - El gruñó a lo que lo mire de mala manera - Lo siento
- Ya vete - Rosalie rodó los ojos
- Rose - Me reí, era la más celosa de todos
- ¿Qué? No se porque lo dejas siquiera hablarte, deberías castigarlo por todo lo que hizo - Se recostó a mi derecha mientras Alice seguía a mi izquierda
- No puedo castigarlo, no soy su madre - Nos tape a las tres para poder acomodarnos mejor
- Aún - Escuche a todos los vampiros de la sala por lo que mire a las dos vampiros confusas
No era distraída o imbécil, podía darme cuenta de todas las indirectas sobre la maternidad que me daban los vampiros Cullen, pero prefería ignorarla sabiendo que la manada también estaba celosa ante el cariño y atención que les daba. Para ellos era su mamá cachorra, no querían que fuese madre de otra familia, manada o clan.
- Es injusto que no pueda leer su mente - Maldijo Edward, pero pude escucharlo por el silencio de la cabaña
- ¿A qué se refieren cada vez que me tratan como una madre? - Pregunté aún que sabía la respuesta muy en el fondo
- No está en nuestro deber decirte - Murmuró la pequeña hadita a mi lado tapándose con las mantas hasta la cabeza, evitando ser parte de la conversación
- Ay, por favor, Aro ya se lo dijo ¿No, Edward? - Se quejó la rubia destapando a su hermana
- Si, es cierto - El cobrizo se sentó en el sofá que estaba a un lado de mi cama - Si pudiese leer su mente sería más fácil - Me miró fijamente
- No dejaré que entres a mi mente, Edwin - Me miro indignado pero desvíe la mirada a la puerta donde entraban los dos últimos vampiros, el rubio venía leyendo concentrado - Es sobre Carlisle ¿Cierto?
Compartieron una mirada que me dejó en evidencia todo, sus sentimientos tenían una pequeña parte de vergüenza, felicidad y anhelo. A lo que asentí empezando a recapitular todo. La vez en que me sentí atraída al rubio mediante los recuerdos de Isabella, cuando Aro comentó sobre mi posible lazo, las indirectas de los vampiros, los celos de la manada.
- ¿Soy su...? - Ellos me miraron atentos hasta que simplemente asintieron
- Pero en realidad a él tendría que corresponderle decírtelo - Se sinceró Jasper
- Chicos - Los mire con pena - Yo no voy a estar con Carlisle
Ellos fruncieron el ceño a la misma vez, lo que provocó que los mire con un poco de tristeza, se notó su caída de sentimientos a gran escala, toda su emoción se cayó en picada mientras empezaban a sentir tristeza, confusión y un poco de enojo. Antes de que pudiese decir algo, todos notamos la presencia de los lobos, ellos por el olor, yo por sus auras.
Me asomé por la ventana para ver como dos dd la manada estaban en forma lobuna, supuse que Seth por su color arena y Leah por su color blanco, Paul, Jared y Embry venían caminando con rostros poco amigables. Los mire a los vampiros que si de por si estaban de mal humor, ahora estaban peor.
- Alejense de mamá - Se escuchó a Embry acercándose
- Alejense ustedes, chuchos - Rose abrió la puerta con poco cariño
Caminé hasta la puerta para ver como todos se miraban de manera poco amistosa, enviándose dagas a través de la mirada, su tensión me golpeaba a gran escala pero a ellos poco les importaba al estar en su guerra de miradas.
- Alejense de mamá, tienen una sola advertencia - Gruñó Jared
- Ustedes no lo entienden - Se quejó la pequeña vampiro
- Claro que lo entendemos, pero eso no quita nada, ella es parte de la manada no permitiremos que este cerca de algún chupasangre - Paul empezaba a temblar lo que me preocupaba
- ¿Crees que a nosotros nos gusta que este cerca de perros pulgosos? - Se sumó Edward
- ¡Dios! - Ambos bandos me miraron entre asustados y molestos - ¡Qué rayos les sucede a ustedes! No soy una maldita barbie mamá con la que pueden jugar, no pueden pelear por mi atención ¿A caso tienen cinco años? - Bajaron la cabeza avergonzados - Todos - Los señale viendo como estaban por replicar - ¡Todos fuera de mi casa!
Me miraron dolidos pero se fueron con la cabeza gacha cada uno por su lado, no estaba de humor con todo lo que sucedía para ver como entre ambos bandos se desarrollaba un motivo de pelea que era una idiotez infantil.
- Estoy teniendo mis propios problemas y lo único que hacen es pelear, ¿No pueden agradarse tan sólo unos minutos delante de mi?
Alice y Embry jugaban con sus manos mientras agachaban la mirada, Paul y Emmett se miraban aún así de mala manera mientras el resto sólo miraba a cualquier lado. Seth y Leah se acercaron en forma humana con sonrisas divertidas que borraron cuando los vi de mala manera.
- Perdonalos, Mel, son unos idiotas - Leah me sonrió un poco alejando a la manada
- Perdón - Jasper se disculpó por sus hermanos
- Déjenme dormir, son las cuatro de la madrugada - Me di la vuelta entrando a la casa
Cerré la puerta sin molestarme en mirar detrás, simplemente fui a recostarme en mi cama tratando de ignorar lo que descubrí de Carlisle, mis recuerdos, y la pelea de los chicos.
Necesitaba dormir.
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