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𝗶𝘃. ⊳ 𝗙𝗮𝘂𝗹𝘁 𝗮𝗻𝗱 𝗳𝗶𝗴𝗵𝘁.

❛ 𝒀𝒐 𝒅𝒂𝒓𝒆́ 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒆𝒓𝒂 𝒑𝒐𝒓
𝒔𝒂𝒄𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒑𝒆𝒏𝒖𝒎𝒃𝒓𝒂𝒔 ❜

❝ O4. CULPA Y LUCHA. ❞

I'VE BEEN RUNNING THROUGH THE JUNGLE
I'VE BEEN RUNNING WITH THE WOLVES
TO GET TO YOU, TO GET TO YOU
I'VE BEEN DOWN THE DARKEST ALLEYS
SAW THE DARK SIDE OF THE MOON
TO GET TO YOU, TO GET TO YOU








Y SI ME HUBIERAN preguntado si de haber tenido la oportunidad de nunca haber estado allí ¿habría dicho que lo mejor sería no haber ido? Me sorprende que aún cuando todos mis sentidos me advierten sigo el camino contrario, intentando salvar a otros, pero solamente termino por llevarlos de lo que tanto evitaba. Nunca sentí la culpa o arrepentimiento, nunca tuve ese sentimiento que viene después del miedo y una decisión arriesgada, nunca hasta ese momento, en donde todos se dirigían a sus muertes y yo con ellos, arrastrando a Neteyam en el proceso. Nunca sentí el arrepentimiento porque cada decisión que tomaba solo podía afectarme a mi, si moría solo yo lo haría, si decidía tomar un camino o el otro solo me afectaría a mi, y el pensar en cada posibilidad que hubiera evitado tal escenario solo me hundía más en mi propio oscuro océano.

(…)

—¡Prepárense para abordar y buscar, manténganse alertas!—Fue el primer grito de su padre en cuanto salieron al mundo oscuro.

El grupo E, que era conformado por la mayoría de pasajeros abordo, Na’vis y humanos, todos desplazándose en el difícil ambiente carente de gravedad, llevaban armas, granadas, arcos y flechas. Para ese punto Me’rah, y probablemente Neteyam, que ya lo había perdido de vista al seguirle el paso a su padre, no conocían el plan, pero debía seguir avanzando, mientras intentaba impulsarse como pudiera.

Dirigió su mirada ágil y aguda en busca de su amigo, pero había tanta gente a su alrededor que era imposible reconocerlo, la culpa de haberlo llevado a tan hostil lugar, de no haber podido evitarlo empezaban a consumirle, ¿Había algo que si hubiera sabido lo cambiaría? Probablemente, porque sabía que la culpa tarde o temprano la ahogaría y entonces ya no quedaría nada.

—No te quedes atrás.—De repente la voz de su padre en el comunicador le hizo girar de golpe hacía el frente, notando entonces que ya estaban acercándose a una de las naves enemigas.

Me’rah solo pudo asentir y tragando grueso, a la vez que trataba de calmarse un poco, se acercó a su padre quien al poco tiempo sacó al menos 6 granadas de su traje listas para ser colocadas estratégicamente en zonas de la nave.

La pelinegra estaba confundida, por lo que miró unos segundos al resto del equipo, que se movían con agilidad por la nave enemiga, colocando los explosivos sin ser detectados. Sus ojos encontraron a Awkey junto a Neteyam a varios metros copiando la acción de colocar explosivos.

Él estaba bien, y al rectificarlo pudo respirar tranquila por ahora.

Sonrió levemente y posó de nuevo sus ojos en lo que hacía Norm, pero aún la incertidumbre de lo que estaba por ocurrir seguía presente.

—“Que debo hacer”.—Preguntó la menor a través de señas.

—“Mantente a mi lado, coloca explosivos”.

Fue lo único que respondió el castaño para entregarle un par de granadas y señalarle una esquina en intersección con uno de los motores de la nave.

Avani solo pudo asentir y aceptando los objetos se acercó al lugar indicado para colocarlos en posición.

—Jake ha entrado en el puente enemigo para hablar con la general, debemos marcharnos.—De pronto la voz de su progenitor se oyó por el comunicador, haciendo que se acercase de nuevo a él y viera al resto del equipo empezar a moverse hacia sus posiciones.

Norm solo miró a su hija y apretando su francotirador le indicó con una seña que le siguiera.

En ese mismo instante, sin saberlo, se llevaba a cabo una acalorada conversación entre Neytiri, Jake y aquella general arrogante, pero se estaban quedando sin tiempo y Jake no podría comprar más. Era hora de pasar al siguiente paso.

El equipo entero empezó a desplazarse con velocidad, empezando a dividirse en grupos más pequeños, cada uno con una función diferente ahora que la situación empezaba a ponerse más acalorada.

Awkey guiaba el equipo 'Zapador uno' que seguiría colocando los explosivos en lugares específicos mientras que otro equipo, el 'Zapador dos' cargaba armas de metal listos para atacar, y por último estaba Norm junto a Me’rah llegando a una zona un poco alejada del resto.

—Sostén el arma.—Espetó Norm a su hija mientras se detenían frente a una gran puerta cerrada de la nave enemiga. —Vigila que nadie venga.

La pelinegra solo acomodó su arco cruzado en su pecho y hombro, tomó el arma y quitando el seguro la empuñó, con sus ojos alertas y oídos perceptivos como antenas se giró mientras su padre se aproximaba hacia el puerta.

—Zapador uno.—Escuchó a su padre hablando en el canal con el equipo de Awkey a unos metros.—Estamos en el baúl de energía. Necesito dos minutos más.

Me’rah solo dirigió sus ojos al equipo que cruzó rápidamente y luego los perdió de vista, haciendo que con una de sus manos tocara el comunicador en su cuello, cambiando el canal al de Neteyam rápidamente.

Miró una última vez a su padre asegurándose que estuviera bien y volvió a girarse hacia la dirección por donde los había perdido de vista, lista para hablar.

—¿Neteyam?—Susurró nerviosa de que no respondiera.—Net, ¿me oyes?

Pero la pronta respuesta del chico no llegó, Preocupándola con cada segundo.

—“Estamos terminando…”—Escuchó del otro lado la familiar voz del contrario.

Me’rah solo pudo soltar un corto suspiro de alivio y sin más, sonrió un poco, hasta que un sonido detrás de ella le hiciera girarse hacia su padre quien empezaba a subir por el baúl de energía.

—Mantente en contacto.—Fue lo único que le dijo para luego cerrar la comunicación y acercarse a su padre que tenía problemas para subir.—Papá…

La ojiazul se acercó rápidamente a él científico y tomando la delantera un poco, le extendió su mano libre dispuesta a ayudarlo. Sus orbes grandes solo se dirigían hacía el humano, Mientras Norm que primero vio la mano extendida y luego el rostro de ella logró notar al instante que aquella na'vi frente a él reflejaba singularmente a su madre.

—…Papá, sube.—Reiteró la chica curiosa del repentino silencio de su padre.—¿Ocurre algo?

El rostro del hombre entonces se iluminó con esa sonrisa que le había heredado a su hija, sus ojos miel eran iluminados por las estrellas y a pesar de que estaban en el mundo oscuro, en medio de una guerra y un momento tenso, su rostro irradiaba alegría y orgullo, aún ignorando alrededor por un instante.

—…Vamos.—Susurró el hombre aferrándose finalmente a la gran mano de la na’vi y subiendo con su ayuda a la parte superior del baúl.

—Cuál es el próximo movimiento.—Preguntó la chica permaneciendo junto a su padre y entregándole al tiempo el arma de él.

—Ahora…—Soltó él científico colocando más balas al francotirador y volviendo a acomodarla.—ahora es cuando empieza el show.

Solo eso fue suficiente para hacerle saber a Me’rah todo lo que estaba por venir, el caos, la muerte, la incertidumbre y el miedo respiraban en las nuca de todos, y apenas estaban empezando.

—Equipos Zapadores, reporten su estado.—Espetó Norm por el comunicador en tanto se giraba hacia atrás, encontrando un gran vista de la nave enemiga y los equipos reuniéndose en sus posiciones.

—“Zapador uno, estamos listos”.—Reportó Awkey terminando de acercar todo su equipo en la zona baja de la nave, en donde también estaba Neteyam.

—“Zapador dos, estamos llegando a posición”.—Se escuchó un na’vi a cargo de ese equipo, el equipo artillero, que aún les faltaba un poco para llegar.

La tensión empezaba a sentirse en potencia, cada segundo, cada movimiento, cada instante de silencio solo daba paso a un ambiente tranquilamente extraño. La calma antes de la tormenta.

—Ya casi estamos en posición, Jake, necesitamos un minuto.—Habló Norm vigilando sigiloso, en voz baja en caso de que alguien escuche y su mirada había cambiado a una más seria y calculadora.

Un corto silencio pasó, en donde, sin ellos saberlo, en Pandora, McCosker aniquiló a la encargada de la fábrica, Neytiri y Jake habían sido capturados y Kiri, Tuk y Lo’ak también habían sido encerrados en el Hell’s gate por McCosker.

Pero todo eso no evitó que aún, oculto y sin que nadie lo notara, Sully pudiera comunicarse con su mejor amigo.

—“Norm, ¿me copias?”—Se escuchó su voz en un susurro a través del comunicador, hablando un fluido Na’vi.

Me’rah miró un segundo a su padre nerviosa, pero el hombre estaba decidido, listo para lo que sea y sin miedo.

—Te copio.—Respondió Spellman duro como una roca y sin titubear.

—“Lo que vaya a decir ahora, necesito que lo hagas sin cuestionar, ¿lo entiendes?”

—Entendido.

—“Toma el francotirador. Dispara ahora”.

La mirada de ella se fue hacia su padre, observándolo seria y sin expresión, pero por dentro estaba preocupada por tal propuesta, aún así no había tiempo que perder, y mientras su padre se acomodaba sobre el suelo con velocidad y acomodaba su arma para disparar, la na’vi quitó su arco de su hombro y lista para disparar preparó una flecha.

El silencio tenso y el sonido de las naves con sus rugientes motores solo hacían del ambiente aún más tétricamente tranquilo. Norm puso su rostro sobre el visor de su francotirador y fijando el objetivo: una sala que desde esa posición se lograba ver a Neytiri, Jake y la general junto a su equipo, Spellman se giró un poco, más que listo para tirar del gatillo.

—Dos objetivos en la mira.—Soltó su padre.—Dile a Neytiri que corra su cabeza a la izquierda.

—“¡DISPARA AHORA!”

El grito de Sully por el comunicador fue la señal para que al instante el dedo del científico apretara el gatillo y el sonido de la bala fue lo único que los oídos de Me’rah lograron percibir para luego girarse hacia donde estaba Neytiri y ver que justo en el último segundo se deslizara hacia la izquierda, rozando su rostro con la bala y finalmente impactando con dos militares.

—¡Todos los equipos, ejecuten el plan!—Gritó Norm al ver que había logrado su cometido y su mirada ahora estaba puesta en el resto de Zapadores.

Awkey fue el primero en acatar la orden, presionando el botón de un control remoto y al instante una gran explosión se hizo presente cerca a la sala donde estaban Jake y Neytiri.

El caos había empezado.

De pronto más balas empezaron a pasar a toda velocidad por el lado de Me’rah y su padre, haciéndola girar hacia atrás, encontrando a más na’vis con francotiradores disparando en contra de la nave enemiga.

El sonido de la alarma por la explosión era estrepitosa pero en segundos militares con trajes salían al exterior de la nave listos para luchar, y sin saberlo, ya tenían en la mira a Norm y Me’rah, acercándose lentamente por sus espaldas.

—¡Fuego!—Expresó su padre a Awkey por el comunicador.

Y de nuevo otra explosión en la zona baja de la nave enemiga provocó un estruendoso sonido mientras que el fuego vivo se apoderaba del lugar, iluminando brevemente los orbes oceánicos de Avani.

Hasta que de repente sus oídos se crisparon hacia atrás, detectando el sonido del metal siendo pisado. Alguien se acercaba.

Podía sentirlo, sus agudos sentidos le ayudaban, pero no se giró hasta tener a quien sea que estuviera detrás aún más cerca, sin embargo sus pisadas eran claras para sus orejas, algo que su padre no lograba escuchar.

Un paso, tras otro, lento, sigiloso y sin ningun movimiento en falso, el hombre se acercaba, empuñando aquella daga, sus ojos humanos fervientes de ira y deseo estaban ya con un objetivo claro: Me'rah.

Miraba con cuidado de no ser detectado, sus pasos eran casi como una pluma y su postura denotaba su rigidez, su coraje y valentía. Su corazón palpitaba ardiendo en ira, sus ganas de ir tras aquella Na'vi aumentaba en potencia, pero sabía que debia ser cauteloso.

Me'rah permanecia atenta, sin ariesgarse a ningún movimiento, en silencio pero sus orejas crispadas detectando cada sonido pero lista para atacar.

Entonces el hombre se acercó y justo cuando estaba por lanzar su cuchillo con ferviente ira y deseo fue el instante en que aquella Na'vi finalmente se giró súbitamente golpeándolo con su arco y haciéndolo caer acribillando sus piernas.  Norm se giró rápidamente, logrando disparar a uno de los militares, pero dos más se aproximaron a toda velocidad hacia Me’rah, quien rápidamente tomó uno de ellos por el cuello y girando por el aire gracias a la escasa gravedad, golpeó con sus piernas al otro hombre mientras más explosiones eran provocadas justo detrás de ella en la gran nave.

Tomó rápidamente su flecha y la disparó hacia el hombre restante.

Tras lograr su cometido, Cayó sobre sus rodillas mirando con agilidad a su alrededor que no hubieran más enemigos cerca.

—¡Al suelo!—Gritó Norm apuntando con su francotirador a un último militar que estaba por disparar hacia ella.

En segundos Me’rah sin cuestionar rodó por el suelo y la bala que salió del francotirador pasó directamente hacia el hombre haciéndolo caer fuera de la nave directo a el vacío oscuro e infinito.

Las miradas asustadas de ambos se encontraron y sus respiraciones agitadas también se lograban escuchar mientras se recuperaban el momento.

—¿Estás bien?—Preguntó él hombre bajando el arma.

—…Si…—Soltó ella recuperando el aliento, pero cada vez más se le hacia difícil respirar. Su tiempo estaba llegando a su límite.—..pero no me queda mucho.

La mirada preocupada de su padre se vio interrumpida por otro mensaje de Jake a través del comunicador.

—“¡Norm, no pudimos tomar el control del puente, estamos yendo por el respaldo!”.

Por un momento Spellman se quedó viendo a su hija, intentando buscar alguna forma de ayudarla, pero la única solución era acabar con lo que habían iniciado lo antes posible.

—…Copiado. ¡Todos los equipos a la popa del puente de atraque!

Me’rah miró desde su posición hacia el resto que empezaba a desplazarse hacia la posición indicada. Los militares volvían a salir listos para el combate y los na’vi también, los francotiradores no se movían de sus lugares a excepción de Norm, que llevaría consigo el arma seguido de Me’rah.

—Saldremos de esta.—Le dijo a su hija el científico, dejando sin mucha que decir a la contraria, quien solo asintió con una cara sería y dispuesta a seguir hasta el final.—Debemos llegar a un punto más alto, necesito ver la popa del puente. No te quedes atrás.

Pero Avani sabía que un arco no podría protegerla de todo, no cuando esos hombres tenían todo tipo de armas.

Sus piernas Se reincorporaron  y miró hacia los francotiradores que permanecían a varios metros atrás, pero de nuevo aquel familiar sentimiento de miedo llegó a ella como un balde de agua fría en cuanto presenció como uno de los tiradores había sido herido, por lo que había caído al suelo siendo atravesado por una bala. De pronto un sentimiento de vacío inundó su pecho, llena de miedo.

Sus orbes miraron hacia su padre, dudosa en sí seguir o no, pero no podía dejar a un compañero atrás,  no podía dejarlo a morir. Así que corrió en dirección a el herido y cruzando en su hombro el arco, se acercó a toda velocidad con cuidado de no ser atrapada por una bala, se deslizó por la nave y finalmente llegó,  cayendo sobre sus rodillas para alcanzar al na’vi en el suelo. Sus orbes se giraron hacia la herida y luego a su cabeza.

—Esta bien.—Intentó reconfortar al na’vi sosteniendo su cabeza al na’vi y cubriendo la herida en su pecho que empezaba escurrir sangre.—Está bien…

—¡Sácalo de aquí!—Le Gritó el segundo tirador más cercano, viendo la situación.

Sus orbes azulados eran incapaces de despegarse de aquella ensangrentada herida.

No quedaba mucho tiempo y por un instante se congeló con el miedo y la culpa abarrotados en su pecho, pero sus manos cuando menos lo pensó empezaron a llenarse de escarlata, no había con que cubrir la herida y parar la hemorragia, así que solo pudo tomar la mano del contrario y obligarlo a presionar la herida.

Las balas pasaban cerca de ellos y el sonido de las explosiones los aturdían levemente.

Lo tomó por el brazo y lo sostuvo de la cintura. Abrió su boca para tomar un poco aire y prepararse para cargarlo, pero el na’vi de repente soltó la herida y con esa misma mano ensangrentada le tocó el hombro, débil y apunto de perder su ultimo aliento.

—…Vete…—Susurró el hombre mirándola a los ojos, a esos orbes azules llenos de valentía pero también miedosos de lo que pudiera pasar.—…Toma…

La mano libre de aquel guerrero na’vi se dirigió al arma que antes controlaba y la arrastró hacía la chica.

—…Toma…el arma…

—No, no, no…—Soltó Me’rah preocupada, intentando sostener a su compañero y al mismo tiempo parar el sangrado, aún así sabia que era imposible, que el tiempo para él estaba llegando a su fin y que ella seria lo ultimo iba a ver. —No, te llevaremos a un lugar seguro.

Pero su voz quebradiza y nerviosa no denotaba esa firmeza que hace unos segundos tenía.

—…No…

Pero antes  de que pudiera siquiera intentar algo, levantarlo o sostener la herida, aquella mano ensangrentada del mayor se deslizó lentamente por su traje dejando una marca escarlata hasta finalmente chocar con el suelo, los ojos del hombre perdieron el brillo, la vida, y se cerraron dejando caer su peso completo en los brazos de Me’rah, quien le sostenía con sus delgados brazos.

—…No, no…—Fue lo único que su boca pudo decir, pues el shock le había congelado allí mismo, sus pupilas de pronto se sintieron más pequeñas y los orbes azules se abrían incrédulos.

Se había ido.

—¡Me’rah, debemos movernos!—De pronto el grito de su padre aproximándose se escuchó como un eco lejano. Su mente aún seguía procesando lo que había ocurrido y sus ojos observaban la sangre en sus manos y traje, sin embargo no se atrevía a ver el cuerpo inerte.—¡Que te muevas!

El repentino jalonazo de su padre intentando levantarla del brazo solo le dio tiempo de tomar como un reflejo el francotirador que aquel na’vi le había dejado.

Su cuerpo había dejado de reaccionar, sus huesos se sentían pesados, un nudo en su garganta se formó y su mente aún se negaba a aceptarlo.

El sonido de las balas y explosiones solo eran ecos tan lejanos, los gritos de su padre pidiendo avanzar también y su cabeza seguía estancada en aquel instante en que su mano se deslizó lentamente llena de sangre y dando su último respiro en ese frío metal.

A rastras pudo reincorporarse pero su mente aún seguía en aquel instante en que la vida dejó el cuerpo de él y sus ojos se cerraban lentamente, renunciando a la vida.

—¡No te quedes atrás!—De nuevo escuchó a Norm delante de ella, llevándola sin soltar su mano, corriendo por aquel baúl gigante de energía hacia el puente de atraque.

La pelinegra Intentó mirar alrededor, buscando algo con que borrar el reciente evento pero la imagen venía una y otra vez a su cabeza evitando que se concentrara, y miró de nuevo sus manos sosteniendo el gran arma ensangrentada pero era imposible sacar esa imagen.

Aun así, por encima de todo debía concentrarse, debía estar presente en lo que iba a hacer, no podía permitirse divagar de esa forma, no en un campo de batalla.

Así que sacudió su cabeza dispuesta a sacar esa imagen de su mente, apretó el arma en sus manos y esa mirada perdida y sin rumbo volvió a lo que era antes: Seria y calculadora.

—“Norm, llegamos, ¿Estás en posición?”—Interpeló jake a través del comunicador.

Rápidamente Spellman llegó a una nueva zona acompañado de Me’rah y se acomodó rápidamente, poniendo su ojo sobre el visor del arma.

No conocía muy bien el ambiente hostil, ni conocía hacia donde sería su próxima posición, pero estaba dispuesta a seguir luchando y si tomar un rifle y tirar del gatillo podía evitar más muertes entonces estaba dispuesta a ello.

Así que tomó el arma envuelta en sangre y copió la acción de su padre, tirándose al suelo y acomodando con agilidad el francotirador para disparar, y por último colocó su mirada en el visor, lista para jalar el gatillo.

—…¿Crees que puedes hacerlo?—La voz de su padre calmada llegó a sus oídos. Norm no despegó ni un segundo la mirada del visor, al igual que Me’rah pero aún así había visto a su hija acomodarse a su lado por el rabillo del ojo.

—…Sólo hagámoslo.—Respondió secamente ella fijando la mira: una habitación por la que Neytiri y Jake estaban por atravesar.

—Estamos en posición, Jake.

—“Dispara”.

La orden de Jake fue suficiente para que ambos tomaran un poco de aire antes de disparar, dándole un pequeño flashback a Me’rah de su primera vez cuando Neteyam le enseñó a manejar el arco, sus pulmones se llenaron de aire y finalmente apretó el gatillo lanzando la bala directo a un par de militares.

Rápidamente hizo el cambio de estuche y de nuevo recargó, volviendo a disparar hacía otros dos científicos y un último militar que su padre no alcanzó a disparar.

Las balas hicieron en que los vidrios se rompieran. Las alarmas en la habitación se encendieron y a los pocos segundos Jake junto a Neytiri abrieron camino a Josh, un simpático hombre que estaba por encargarse de la computadora y el manejo de la aquella nave.

—“¡Zapador uno, necesitamos refuerzos!”.—La voz de Awkey llegó a los oídos de Me’rah gracias al comunicador, quien al instante se giró como instinto y dirigió su arma en dirección al equipo de na’vis a unos 50 metros que combatían ya acorralados.

—Neteyam.—Habló rápidamente la chica con el comunicador, teniendo en la mira al chico desde su visor. El mayor que se encontraba rodeado y sin flechas de pronto al escuchar la voz de su compañera se giró hacía su dirección, notándola rápidamente a la distancia.  Aún con su mano llena de sangre ajena que empezaba a secarse tomó el comunicador de su oido y con una voz firme y seca reiteró.—Neteyam, muévete a la izquierda…Ahora.

El chico sin titubear ni refutar en cuanto Me’rah le indicó al instante se movió con agilidad hacia la izquierda evitando la bala que la pelinegra disparó, viendo como impactaba en uno de sus atacantes.

—¡Francotiradores cerca!—Gritó uno de los militares que presenció el disparo.

De repente otra bala lanzada por Norm impactó en otro enemigo y luego, otra tras otra, tras otra, empezando junto a Me’rah una lluvia de disparos hacia varios de los militares matando uno tras otro así dando la ventaja a los na’vi que con velocidad empezaron de nuevo a tomar el control de la zona.

—Debemos cubrir la zona del puente de atraque.—Espetó Norm ahora seguro de que Awkey y su equipo a cargo estarían bien. Con esa mirada calculadora se giró de nuevo a su posición original, atento a su compañero Jake que permanecía junto a Josh.

Pero los ojos orbes de Me’rah aún seguían en el equipo uno, y justo parecía que todo estaría bajo control cuando una nueva horda de militares con trajes espaciales para igualar la estatura de los na’vi se aproximaba por la parte superior de la nave sin ser detectados.

—¡Netey-! —Rápidamente Merah Intentó avisarle por el comunicador pero ya habían llegado a su posición, tomándolos de improviso y logrando matar a varios compañeros.

Se apresuró velozmente a fijar la mira con el visor y recargando con afán dirigió su dedo índice al gatillo disparando de nuevo hacía dos objetivos, pero el repentino sonido hizo que al instante Norm se girara hacia su hija. Me’rah recargó seguidamente en que apretaba del gatillo hasta fijar un nuevo objetivo que se aproximaba con velocidad hacia el jefe de los Olangi, y justo cuando tiró de aquel  botón ensangrentado las balas se habían agotado.

—¡Mierda!—Susurró la pelinegra levantándose de golpe y dejando no solo el arma vacía sino también a su padre, quien apenas notó el momento en que se marchó a toda velocidad cuando estaba ya a unos metros de distancia.

—¡Me’rah, vuelve aquí!—Escuchaba los gritos de su padre pero en ese instante había decidido seguir adelante, había decidido no volver a tener que enfrentar otra muerte como la que había presenciado y si podía evitarlo, entonces lo haría, hasta el final.—¡Me’rah!

Ignorando los gritos de su padre solo pudo empezar a correr con más velocidad e impulsarse como pudiera gracias a la carente gravedad, en el camino logró tomar su arco que había dejado cruzado en su hombro y con las pocas flechas que le quedaban se apresuró a tomar una de ellas y prepararse para disparar.

Se deslizó por debajo los escombros flotantes que había dejado una de las explosiones y cuando estaba acercándose lo suficiente a Awkey saltó entonces impulsándose de sus piernas y justo cuando fijó el objetivo, lanzó la flecha, evitando que el líder fuera herido por la espalda, sin embargo su trabajo aún no había terminado.

Continuó corriendo a toda velocidad, su respiración agitada y sus latidos a flor de piel no era lo único que podía escuchar, pues los gritos de los militares también eran claros a sus oídos.

Sus pies no se detuvieron ni un segundo, Continuó corriendo, impulsándose y esquivando las balas de sus enemigos, en el camino encontrando una pistola no muy grande en el suelo. La recogió sin detenerse y finalmente saltó hacia el campo de batalla pateando de primero uno de los militares y luego acercándose a otro para golpearlo.

—¡Cuidado!—Le Gritó una humana del equipo cerca indicándole que otro par de hombre estaban por atacarla. 

Me’rah se giró rápidamente y tomando impulso se lanzó hacia los dos hombres logrando tumbarlos al suelo y lanzar sus armas lejos. Sus orbes en medio de todo el caos encontraron con facilidad a su compañero que luchaba con dos hombres de la RDA y poco a poco lo acorralaban.

Su respiración empezaba a fallar pero aún así tomó una bocanada de aire y corrió hacia el chico, saltando gracias a la poca gravedad y con la pistola disparó hacia el par de militares matándolos allí mismo.

Cayó sobre sus pies recuperando el equilibrio del gran salto y miró a Neteyam que también dirigía sus orbes dorados a ella un poco confundido.

—Te dije que cuidaras tu trasero.—Bromeó la pelinegra con la respiración agitada y una pequeña sonrisa.

Sin embargo aún quedaban militares con vida y el último de ellos aun con su último aliento tomó un rifle y decidió apuntar hacia la espalda de Avani.

Neteyam se quedó en silencio, a punto de responder, hasta que sus grandes orbes se dirigieron a la inminente amenaza detrás de su compañera, así que tomando su arco apuntó hacia el hombre pero justo antes de que la flecha impactara el rostro del hombre una bala ya lo había hecho.

Había sido Norm.

La agitada Me’rah se giró hacía su agresor y luego a su padre que permanecía  bastante lejos. Sus ojos perplejos se fijaron en su progenitor y sin ninguna palabra simplemente asintió en agradecimiento.

Pero de repente una gigante y estrepitosa explosión en la nave enemiga iluminó el oscuro mundo, el ruido que provocaba asustó a más de uno y la magnitud de la misma solo fue una señal de que Josh había logrado entrar en el sistema de armas de aquella nave exitosamente.

—“Es su hora, chicos”.—Escucharon todos a Jake en el comunicador.—“Salgan todos de aquí, vayan a la nave de Ming”.

—“No vamos a dejarte”.—Fue Norm que empezaba a alzar su arma listo para empezar a marcharse.

—“Háganlo, saquen a mi hijo de aquí”.

Neteyam miró un instante a Me’rah.

—“Neytiri y yo estaremos detrás de ustedes”.

—…”Copiado”.—Hablaron Awkey y Norm cerrando la comunicación.

—¡Ya oyeron todos, muévanse!—Exclamó el líder de los Olangi empezando a movilizar con velocidad su grupo y con ellos a Neteyam y Me’rah.

El numeroso equipo se desplazó a través de la nave enemiga, sabían que pronto llegarían más militares, así que debían apresurarse, Norm en poco tiempo llegó hacia ellos y se unió junto a Avani  en el camino a la nave de la asiática piloto hasta que de pronto un nuevo llamado de Jake hizo que todos prestaran atención al líder.

—“¡Misión abortada, repito, Misión abortada, perdimos a Josh…perdimos a Josh!”.

De pronto esas palabras llenas de miedo dejaron a todos perplejos, el ambiente se había vuelto aún más pesado y con esa última frase había quedado más que claro que probablemente todo el esfuerzo que les había tomado llegar hasta ese punto habría sido en vano.

La mirada asustada de la pelinegra  buscó a Norm, quien le miró con firmeza y sin más, pronunció:

—¡Ya oyeron, todos al punto de extracción!

—¿Qué?—Se interpuso al instante Neteyam.—¡No! ¡No voy a dejar a mis padres allá!

—Nete- —Intentó hablar Awkey.

—No. Hagan lo que quieran, pero yo regresaré.

Sully sin esperar respuesta alguna dio media vuelta y empezó su trayecto a la boca del lobo, sin miedo y firme en su decisión.

—¡Neteyam, vuelve aquí!—Me’rah fue la primera en correr hacia el chico e interponerse en su camino.

—Voy a ir.—Espetó él seriamente.

—…No…—Habló bajo la chica tomando las manos del más alto.—…No lo entiendes. ¡Todos aquí vinieron a morir, Neteyam!— Gritó en voz baja, suplicando de que tal vez el mayor entrara en razón.

Pero no podía culparlo.

—…Cada uno de ellos. Nosotros también. Ir allá, solo, sin armas, es casi un suicidio…

—No me importa.

Frustrada, Me’rah solo pudo gruñir.

—Este chico…—Interrumpió de repente Awkey acercándose.—Este chico nos muestra lo que es un verdadero guerrero.—El líder de los Olangi miró al equipo entero y decidido dijo:—Vamos a volver.

Neteyam simplemente soltó el agarre de Me’rah y empezó a avanzar junto a Awkey, dejando atrás a la pelinegra que, incrédula, cruzó miradas con su padre.

—…Que…—Soltó La ojiazul mirando hacia el resto del equipo que volvía, pero ella se le notaba un poco preocupada no solo por ella, sino por su padre y en especial Neteyam. Sabía que Neytiri y Jake saldrían de ahí, tenían experiencia, pero alguien como su amigo no. Y eso le aterraba.

—Jake, iremos por ti.—Espetó Norm a través del comunicador.

—“Estamos en la sala de cryo número 3”.—Se escuchó a Sully del otro lado.

—Diríjanse al mamparo de popa, nos veremos allí.

—“…Una cosa más…necesitamos cascos”.

Norm solo afirmó y cortó la comunicación, se acercó rápidamente hacia Awkey y cruzó un par de palabras inaudibles para Me’rah, quien observaba desde su lugar. Vio de nuevo a su padre volver a ella y con una medianamente preocupada expresión le dijo:

—Neytiri y Jake necesitan cascos, el grupo y yo entraremos al campo de batalla mientras avanzamos…Necesito que lleves a Neteyam contigo, consigan dos cascos y ocúltense. Me’rah.—La mano del hombre se posó en el hombro de la mas alta.—Si alguien los llega a ver solos ten por seguro que los intentará matar. Se cuidadosa, ¿me oíste? Por ningún motivo dejes que los vean.

—Entendido.—Fue la única respuesta de ella, quien posó su mano en el brazo de su padre con una reconfortante mirada.—Estaremos bien, papá…

—…Confío en ti.—Soltó él más bajo juntando su frente con la de la pelinegra, sin embargo los cascos les dejaban un pequeño espacio.—Es hora.

—Hay que movernos.—Escucharon a awkey quien se asomó con cuidado hacia el despejado lugar en donde les esperaban más militares.

—No mueras.—Espetó Me’rah soltando lentamente al científico, quien poco a poco se alejaba de ella para entrar en el resto del grupo.

—No lo haré.

Una pequeña sonrisa se dibujó en ambos rostros y finalmente Neteyam se acercó a Me’rah.

—…¿Lista?—Preguntó él sereno y calmado, esperando la respuesta de la mas baja sin mucha prisa.

Avani solo le miró y llenando sus pulmones de aire pudo asentir decidida. No había tiempo que perder.

—Todos, es ahora o nunca.—Habló awkey dando la señal para salir.—¡Ahora!

El grito de aquel na’vi fue como una trompeta anunciando el inicio de una nueva guerra, un llamado a todos a empezar a movilizarse. El equipo de pronto se partió en 3, zapadores 1 y 2 y finalmente el último solo eran Me’rah y Neteyam que empezaban a moverse rápidamente por detrás de las estructuras ocultándose de las explosiones y algunos escombros flotantes.

La pelinegra permanecía adelante cada vez más asfixiada y debilitándose por el limite que estaba cruzando al sobreforzar su cuerpo,  sin embargo se mantuvo firme, no se detuvo un segundo y mantenía su arco listo para disparar al igual que su compañero que cuidaba la retaguardia.

Miró de vez en cuando hacia atrás, rectificando que Sully estuviera bien y continuó su camino sigiloso hacia el mamparo y de paso recolectar dos cascos.

Una fuerte explosión de repente hizo que sus oídos se aturdieran lo suficiente para dejarla sorda por un segundo, pero eso no los detuvo.

—¡Debemos llegar antes que el resto del equipo!—Gritó neteyam por el comunicador tomando la delantera, pues ahora el paso de Me’rah cada vez se hacía más lento y el desgaste físico empezaba a cobrar la cuenta.

Su respiración entre cortada y su desorientación prematura alertó al mayor, quien notó casi al segundo lo que ocurría y se acercó a la pelinegra, extendiendo su mano para ayudarle.

—¡Sólo falta un poco!—Exclamó el ojidorado impulsando a la chica hacia adelante, avanzando a través de los escombros que dejaban las explosiones y pasando muy de cerca por el campo de batalla, únicamente dividiéndolos por una barricada de metal semi destruida. Neteyam dejó a Me’rah allí, recostada con cuidado detrás de aquella barricada y asegurándose que estuviese bien, tomó su arco y se preparó para salir a luchar.—Iré por los cascos, quédate aquí, ¿bien?

Los ojos azules de Me’rah que se empezaban a perder y su visión que se volvía más borrosa no le impidieron escuchar  las palabras del chico que fueron claras para ella.

—…No…—Susurró intentando aferrarse al brazo del más alto.—…Iré…—tomó un poco de aire.—…Iré contigo.

—No.—Espetó firmemente.—No irás a ningún lado, solo mira como estás. Ni siquiera puedes moverte.

El ceño de la pelinegra se frunció enojada. Tomó otra bocanada de aire y se reincorporó como pudo hasta quedar de cuclillas recostada sobre el metal.

—…Vete, entonces.

Pero los ojos confundidos de Neteyam se dirigieron a ella, llenos de curiosidad y preocupación.

—¡Que te vayas!...¡Busca…Los cascos!—Exclamó de nuevo débilmente, pero aún así logrando asustar un poco a su compañero quien sin reclamo ni peros decidió tomar su arco, las pocas flechas que le quedaban y salió de detrás de aquella barricada, corriendo a toda velocidad hacia el campo de batalla donde había logrado ver varios cuerpos de donde podría tomar los cascos.

Entonces Avani quedó sola allí, escuchando como ecos las explosiones y gritos de batalla a solo unos metros, estaba agotada, su cabeza daba mil vueltas y sus piernas empezaban a temblar y sus ojos parecían perdidos.

El caos en su cuerpo empezaba a erupcionar como un volcán, entonces sus ojos se toparon con el arco que su padre le había entregado, seguía en sus manos, se aferró a él como nunca y con una de sus temblorosas manos sacó la última flecha que le quedaba en el pequeño estuche en su espalda. Lentamente colocó la flecha sobre el hilo y el madero, acomodó sus dedos en la cola de la flecha y tomó un último respiro cerrando sus ojos para concentrarse y sin más tiempo que perder se giró sobre su propio eje y templó el hilo del arco, preparó la flecha para disparar y apuntó hacia el campo de batalla.

Sus ojos se pasearon desesperadamente por el lugar intentando buscar alguien familiar y entonces encontró a Neteyam un poco alejado del caos y retirando el casco de un cuerpo inerte. La mirada perceptiva y oídos atentos del chico le decían que estaba consciente de su alrededor, pero los ojos azules de Me’rah permanecieron sobre él, lista para soltar la flecha en caso de que fuese necesario si algún enemigo se acercaba a su compañero.

—“¡Tengo un casco!”—De pronto oyó a Sully por el comunicador. —“¡Voy a volver!”

La chica sin embargo se quedó en silencio.

Sus ojos se movieron bruscamente hacia la izquierda de pronto notando un movimiento rápido y ágil: un militar se aproximaba a toda velocidad hacia el campo de batalla. Sus orejas se crisparon atentas al sonido y alerta siguió al hombre con la flecha en su mira. Observó detalladamente hacía donde se dirigía pero una nueva explosión cerca a ella le desconcertó; el sonido inminente hizo que todos sus sentidos se desorientaran y por poco pierde el equilibrio.

El sonido zumbante no le impidio que de nuevo dirigiera sus orbes grandes hacia aquel militar pero ya era tarde.

El hombre saltó por encima de varios na’vis y corrió a toda velocidad hacia Neteyam con una gran daga en sus manos, y Sully que se movilizaba a toda velocidad hacia Me’rah no sabia del hombre, pero Avani ya lo tenía en su mira y justo cuando el hombre dio su último salto hacia el chico fue el instante en que Me’rah soltó su flecha haciéndola viajar tan rápido, cruzando a través del campo de batalla y finalmente impactando en la cabeza del militar, dándole el camino libre a su compañero de llegar lo antes posible.

Presenció entonces el momento en que aquel hombre caía al vacío sin vida y soltó un suspiro, recostando finalmente su cabeza sobre la barricada, soltó su arco y con su último aliento logró ocultarse debajo del metal, esperando a que Neteyam llegara hasta allí.

—“¡La nave de Mingxia está llegando!”—Escuchó a su padre por el comunicador a la vez que el mayor de los sully llegaba a su lado resguardándose con el casco entre sus manos.

—¿Estás bien?—Interpeló Neteyam con la respiración agitada, pero la contraria sólo pudo asentir.—Norm no logró obtener el otro casco, hay que movernos.

La boca de Me’rah ya era incapaz de pronunciar siquiera alguna palabra por lo que solo pudo asentir y con ayuda del chico ponerse de pie de nuevo y continuar avanzando.

Neteyam ahora permanecía a la delantera, con el arco cruzado en sus hombros y pecho sosteniendo uno de los cascos y su mano libre sostenía la mano de Me’rah, guiándola por entre escombros y escondiéndose detrás de las estructuras de la nave enemiga.

—“¡Todo el mundo hágase a un lado!”—La voz repentina de Ming en el canal del comunicador alertó a todos, que veían la gran nave acercándose a toda velocidad lista para lanzar un gran misil.

—“¡Todo el mundo muévase!”—El grito de Awkey por el comunicador hizo que el gran equipo se corriera del trayecto del misil que fue lanzado por Ming justo hacia la estructura donde los dos adolescentes estaban resguardándose.

—¡Al suelo!—Gritó Neteyam empujando a Me’rah hacia el frío metal, cubriendo sus cabezas de la gran explosión en la proa de la estructura. El impacto hizo que todo el metal temblara y poco a poco el fuego empezara a apoderarse de la estructura, amenazando con alcanzarlos a ellos.

Avani fue la primera en alzar la cabeza en cuanto el impacto se detuvo, notando el fuego rápidamente.

—“¡Me’rah, Neteyam, vuelvan con el resto del equipo, ahora!”—Les indicó Norm por el comunicador alterado.

No hicieron falta palabras para que Neteyam se levantara al instante y tomará por el hombro a Me’rah y continuara su camino hacia el resto del equipo, que les esperaban a unos metros, lejos de las estructuras, no obstante el peso de la chica cada vez más caía en los hombros del Sully y sus ojos se apagaban progresivamente.

Quedaba poco, quedaban pocos pasos cuando saltaron del aquella estructura dejando atrás el gran y caótico fuego que por poco los alcanza, y saltaron al vacío, saltaron hacia el resto que los esperaban. Saltaron, ella confiando en él y aferrándose, él solo tenía clara una cosa: sacarla de allí.

Saltaron dejando atrás el caos en el que antes habían estado para llegar con el resto del equipo, para llegar a Norm quien les miraba expectante y nervioso, con sus brazos listos para recibir a su hija y sostenerla.

Y aún con su visión borrosa, cada vez más apagada, logró ver a su padre esperándole allí, con los brazos abiertos y sus ojos llenos de miedo y alivio, de repente para Me’rah solo existía su padre en ese instante y lo único que quería llegar a él, decirle que estaría bien, que estarían bien, que ya todo estaba por acabar, que estaban en la recta final.

Sus brazos se movieron instintivamente, buscando la forma de llegar más rápido a él, pero fue solo con la ayuda de Neteyam que logró hacerlo, quien le empujó hasta el cansancio para lograr llegar a los brazos de su padre, y cuando finalmente lo logró, su cuerpo se pegó al castaño y sus brazos por fin descansaron sobre los hombros de él, el calor de su progenitor de pronto la envolvió con ese profundo abrazo en el que se fundieron en cuanto pudieron. Sus corazones latían al unísono, asustados, preocupados de lo demás que pudiera venir, del futuro, pero ahora más calmados de tener al otro en su espacio, cerca al otro, hallando un respiro en medio del caos en el otro.

—…Papá…—Susurró ella evitando que las lágrimas salieran de sus ojos, aún así limitándose a cerrar sus ojos y sonreír aliviada.

—¡La llevaré a la nave, saquen a Jake y Neytiri de aquí!—De pronto Norm se despegó del abrazo poco a poco y mirando un instante a Neteyam dio la indicación, listo para subir con su hija.

—¡Todos preparados!—Exclamó Awkey empezando a movilizar el grupo con velocidad, llevándose consigo a Neteyam, quien miró una última vez a Me’rah y ella también a él.

La pelinegra de repente retiró el casco de su cabeza y tomando una gran bocanada de aire, tiró el casco en dirección a su amigo, quien lo recibió confundido.

Avani solo sonrió y con un par de señas le indicó a su padre subir a la nave, quien al instante asintió y dejando atrás al grupo y al mayor de los sully empezaron a moverse rápidamente hacia la compuerta gigante del vehículo espacial.

Llegaron y Me’rah fue la primera en tocar el piso firme, soltando el aire que había contenido y cayó al suelo, agotada, temblorosa, dejó caer todo su peso sobre el firme piso dejando sus ojos y cuerpo cansados finalmente descansar. Respiró hondo y con ayuda de su padre logró quitar el traje, dejándola por fin, luego de horas, volver a su forma humana, su cabello rubio volvió junto a sus ojos miel, su estatura disminuyó, la piel delicada y rosada apareció como escamas hasta cubrirla de nuevo y dejando solo esa parte de su abdomen con la piel azulada, como siempre.

—Ya iremos a casa…—Susurró Norm acercándose a la rubia que permanecía en el suelo recomponiéndose, la abrazó por detrás con un tacto gentil y amable, dándole espacio para respirar y al mismo tiempo de poder sentirla.

Y aún cansada, Me’rah solo pudo poner su mano sobre los brazos que le rodeaban el cuello en un abrazo. Su respiración pesada con el tiempo empezó a regularse y el hormigueo y la asfixia se desvanecían.

—“¡Es ahora, vuélenlo!”

El llamado de Jake por el comunicador de repente hizo que Avani se estirara un poco logrando ver hacia afuera como el grupo se aproximaba hacia la ubicación del na’vi y estrepitosamente un misil de la nave en que la rubia se encontraba fue lanzado hacia allá, impactando en el proceso con las compuertas del vehículo enemigo iluminando el oscuro cielo de nuevo, los escombros salieron a volar y en medio de todo el fuego dos cuerpos inertes fueron expulsados con fuerza hacia el exterior.

Eran Neytiri y Jake.

Neteyam, que todo ese tiempo había permanecido junto a Awkey vio el segundo exacto en que la explosión se abrió paso, destruyendo todo en su camino y mientras esperaba el momento para ir por sus padres sus grandes y doradas orbes se iluminaron aún más con un cálido amarillo proveniente del fuego. Se congeló allí por un segundo casi admirando la belleza en medio del caos, la paz durante esa gran tormenta.

Hasta que dos cuerpos salieron expulsados de entre el fuego, sus orejas se crisparon atentas y sus ojos reconocieron al instante que eran sus padres. No esperó un segundo cuando dejó al equipo atrás y con todas sus fuerzas se aproximó sosteniendo ambos cascos. La poca ayuda de sus brazos ocupados lo volvía más lento pero a su lado llegó Awkey quien le impulsó hasta finalmente alcanzar el cuerpo de su madre que seguía inerte, sus ojos se llenaron de miedo y como reflejo colocó uno de los cascos sobre su cabeza, esperando que eso funcionase.

—¡Dame el otro casco!—Le Gritó el líder de los Olangi sosteniendo a Jake entre sus brazos.

Sus ojos se dirigieron al mayor asustado y estaba preocupado de que no funcionara pero aún así lanzó el casco restante y sin tiempo que perder Awkey lo colocó sobre la cabeza de su padre. Ambos esperando respuesta alguna de vida.

—Vamos, mamá…—Susurraba Neteyam sosteniéndola con delicadeza, atento a cualquier movimiento.

Y como un milagro el rostro inerte de su progenitora de pronto se empezó a mover. Estaba viva.

Su padre también había reaccionado y fue suficiente señal para irse de allí. Era hora de irse  a casa.

—¡Al punto de evacuación, ahora!—Gritó Awkey llevando a Jake consigo y Neteyam a su madre rumbo a la nave en que a lo lejos se distinguía esa rubia y dorada melena.

El equipo se movilizó rápidamente, dejando atrás a la nueva horda de militares que intentaba alcanzarlos y con sus últimos alientos llegaron a la gran compuerta abierta de su nave.

Primero llegó Awkey con Jake, Norm corrió a ayudar a subir el cuerpo de su amigo que ya empezaba a reaccionar y luego subió neteyam junto a su madre, varios más del equipo subieron abordo y ayudaron a subir al resto mientras Me’rah que ahora tenia una máscara de oxigeno se acercó no muy rápido a su compañero que terminaba de subir a su madre.

Con la poca gravedad que había, la rubia tuvo que sostenerse de las mallas dentro de la nave que agarraban algunos implementos y extendió su mano a su compañero.

Neteyam le miró confundido, pero aceptó la ayuda, su pequeña sonrisa denotaba no solo alivio de ver mejor a su amiga, sino que por fin era hora de volver a casa.

A su hogar.

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