𝗶𝗶. ⊳ 𝗘𝘆𝘄𝗮 𝘄𝗶𝗹𝗹 𝗽𝗿𝗼𝘃𝗶𝗱𝗲.
❛ 𝒀𝒐 𝒅𝒂𝒓𝒆́ 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒆𝒓𝒂 𝒑𝒐𝒓
𝒔𝒂𝒄𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒑𝒆𝒏𝒖𝒎𝒃𝒓𝒂𝒔 ❜
❝ O2. EYWA PROVEERÁ. ❞
❛ AND ANOTHER ONE BITES THE DUST
OH, WHY CAN I NOT CONQUER LOVE?
AND I MIGHT'VE THOUGHT THAT WE WERE ONE
WANTED TO FIGHT THIS WAR WITHOUT WEAPONS ❜
EL PROBLEMA CON LA GENTE DEL CIELO, como suele decir mamá Neytiri es que tenemos la cabeza en las nubes, así como Papá e incluso Jake. Los na'vi dicen "nosotros ponemos el corazón en esto" pero esa es otras de las cosas que tampoco entiendo, ahora que la felicidad poco a poco se desvanece con el tiempo Jake parece estar más preocupado. Sé que también sabe que pronto llegarán de nuevo, supongo...
(...)
Ahora, con una reunión del círculo de mayores, donde pertenecen los más sabios del clan incluida Mo'at, todos se preparaban para finalmente la inclusión oficial de Lo'ak como parte del clan al pasar el inkimaya y ahora con un nuevo arbol como hogar todos estaban presentes allí, en el árbol de espíritus con los ojos sobre el círculo de mayores que cantaban a Eywa mientras el clan entero permanecía de pie, esperando la llegada de la familia Sully.
Me'rah, por otro lado estaba junto a su padre, quien la rodeaba con su brazo y por la que la rubia repetía los cánticos intentando poder sentir a Eywa sabía que no tenía caso.
La luminicencia que daba el árbol era casi irreal, pero aún así se sentía lejana a ella, atrapada, estancada en una pared invisible que le alejaba de todo lo que intentaba alcanzar.
La esperanza es lo último que se pierde o eso dicen los humanos, pero para Avani ya ni siquiera había, como si su condena fuera escrita desde el tiempo de las primeras canciones.
Entonces finalmente Jake apareció al frente junto a Neytiri y el resto de sus hijos, incluido Spider quedaron entre la multitud, no muy lejos de Me'rah.
Lo'ak se giró brevemente hacia la rubia y ella alzando su ceja sonrió provocando que el menor soltara una corta risa y girara sus ojos ahora centrando su atención al frente.
Una de las mujeres se levantó y extendiendo su mano dijo con una calmada pero fuerte voz:—Él círculo de mayores ha dado su veredicto. la noticia será compartida con el pueblo.
Mo'at entonces dejó de cantar poco a poco y abriendo lentamente los ojos, extendió sus manos invitando a Neytiri pasar al frente.
—Este hermano mayor nos ha elegido, así como nosotros a él, este arbol ahora es un nuevo hogar.—Dijo pacíficamente acercándose a su hija, primero refiriéndose al nuevo hogar y luego posando sus orbes grandes y amarillos sobre Kiri y Spider.—Las señales de Eywa nos dicen que bendice está unión, hija mía...
(...)
Ahora con la euforia a flor de piel por un nuevo hogar para el clan entero, la celebración era mayor, los ikran volaban libres por el nuevo árbol que era su hogar y los na'vi festejaban ese regalo de Eywa, pues luego de varios años finalmente tenían algo a que llamar hogar, algo a que aferrarse.
—Vengan, niños, vamos a dar las gracias como una familia.—Escuchó a Neytiri acomodándose en un círculo junto a Jake, La pequeña Tuk, Kiri, Lo’ak, Neteyam y por último Spider.
Me'rah también estaba tomada de la mano con los pequeños niños que consideraba como hermanos y que ellos consideraban a su padre como él de ellos, y a diferencia de la familia Sully, Los Spellman eran un grupo bastante grande.
Aunque todos esos pequeños no llevaban el apellido de su padre, Norm ahora se había convertido en lo que Grace alguna vez fue para ellos.
La rubia, cambiando su piel humana por la delicada Piel azulada para realizar el agradecimiento, extendió su mano para tomar la mano de una pequeña na'vi que llevaba por nombre Hie'tya, le sonrió amenamente y miró a su padre de igual forma.
Pero tal como lo esperaba, Neytiri estaba teniendo problemas con la presencia de Spider, así que su atención estaba en los Sully, un poco preocupada por Spider que estaba por dejar el círculo hasta que Kiri lo tomó con la mano.
Parecía que todo estaba bien y bajo control por la pequeña Kiri, y asegurándose de ello, finalmente Me'rah posó su atención en su círculo para empezar el agradecimiento junto los pequeños na'vis y varios jóvenes que ahora eran sus hermanos.
Ahora, que el gran hermano, o también llamado su nuevo árbol hogar de todos estaba aceptándolos, era hora del clan aceptarlo a él, tal como dijo Mo'at, así que cada círculo familiar se reunía y decía cada uno una frase en na'vi sobre qué agradecía.
Las pequeñas semillas del árbol de espíritus revoloteaban por el lugar, posándose sobre algunos chicos y también en la flora que los rodeaba.
Incluso el anuncio de nuevos miembros humanos al Clan se festejaba, por lo que en cuanto el agradecimiento Finalizó, varios hombres con taparrabos pasaron al frente junto a la familia de Jake para la presentación.
Se veían un poco pequeños en comparación.
—Estás son, ciertamente, grandiosas noticias.—Siguió el líder del clan con su discurso.—Pero cuando la gente del cielo regrese seremos sus objetivos...Pondremos en gran peligro nuestro gran hermano viviendo aquí.
—Nos has advertido de eso por años, Jakesully, pero ellos no vendrán, Eywa los ha echado.—Habló uno de los más fuertes guerreros.— todo está en tu cabeza.
—Pent'iyaru, escúchame- —Intentó decir el líder.
—No es el momento.—Interrumpió pacíficamente Neytiri murmurando con empatia hacía su esposo, quien resopló resignado.
Oh, claro que él sabía lo mismo que Me’rah, definitivamente no iban a quedarse en su planeta. La RDA era la RDA.
—Vengan, todos, vamos a cantar.—Le siguió Mo'at tomando de la mano a Me'rah, que se acercó sin reproche y tomando de nuevo sus manos con el resto del clan, continuaron los cánticos armoniosos que eran acompañados con pequeños tambores.
(...)
Ahora, instalados en su nuevo hogar, todos estaban desempacando un par de cosas; luego de ayudar a su padre y numerosos hermanos, finalmente le quedó un poco de tiempo libre, así que luego de dejar a todos dormidos bajo el cuidado del Dr. Max y su padre, Me'rah se dirigió hacia donde se quedarían los sully.
Sin embargo cuando estaba llegando a la tienda vio Salir a Jake junto a neytiri, seguramente iban de camino a una de sus citas donde dejaban a todos en cama y Neteyam era el único que permanecía despierto.
—Quedas a cargo hasta que volvamos.—Escuchó a Jake hablarle al mayor de sus hijos.
—No dejes que Tuk esté despierta tan tarde.—Siguió Neytiri finalmente alejándose con su esposo.
Me'rah, sonriente, ingresó a la tienda que tenía una pequeña fogata en el centro y justo en frente estaba un aburrido Neteyam, a un par de metros estaba Tuk junto a Lo'ak y extrañamente no estaba Kiri ni spider, seguramente estaban en los viejos laboratorios, como siempre.
Entró en silencio pero fue notada por la pequeña Tuk, que dirigió rápidamente su mirada dorada a la rubia que era un poco mas pequeña en estatura.
—¡Me'rah!—Le Saludó sonriente desde su lugar.
—Hey, Tuk.—Respondió sonriente mientras sus otros hermanos la notaban.—¿Cómo estás? ¿No deberías estar dormida?
La niña hizo un puchero.
—Neteyam y Lo'ak dijeron que podía estar despierta media hora más.
—Entonces aprovecha tus 30 minutos sabiamente, Tuk tuk.—La menor solo asintió eufórica y continuó jugando junto a Lo'ak, que parecía un poco aburrido fingiendo beber el té.
La rubia soltó una risa y tomó asiento junto al mayor de los hermanos, mirando hacia el fuego frente a ellos que los iluminaba suavemente de un naranja vivo.
—Otra de sus citas, ¿Eh?—Habló ella rodeando sus rodillas con sus brazos.
—Es como la tercera esta semana.—Espetó Neteyam un poco molesto, se veía cansado y las ojeras se empezaban a notar un poco.
—Deberías tomar una pequeña siesta, "Poderoso guerrero".—Bromeó ella con su apodo ganándose un leve codazo por parte del azulado más alto.
—Que hay de Norm y tus hermanos.
—Todos ya están dormidos, Max y papá los cuidan...
—...Tienes la oportunidad de dormir más temprano y decides venir a seguir despierta aquí, mala elección, Me'rah. —Bromeó el mayor con una sonrisa cansada.
—Es divertido, ver a Lo'ak tomar el té y a ti luchando por tener los ojos abiertos.
—Ja Ja ja, que divertido.
Me'rah solo soltó una risa nasal y observó al cielo estrellado, teñido de azul y algunas aves cruzándolo.
—¿Recuerdas cuando Lo'ak cayó por el acantilado?—De repente recordó la rubia sonriente.—Lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
Las leves risas provocaron que Lo'ak le mirara un poco divertido.
—¡Supéralo, fue hace meses!—Exclamó el menor haciendo reír de igual forma a sus dos hermanos.
Entonces los ojos miel de la rubia dejaron de enfocar el cielo para fijarse en Lo'ak:—¡Tu banshee literalmente rompió la soga!—Siguió relatando ella divertida mientras Neteyam le observaba atento.—¡Y luego caíste!
—¡Es mentira!—Refutaba Lo'ak soltando risas.—¡La segunda vez logré volarlo! ¡Además tu ikran también te golpeó!
—¡Yo estaba volando hacia la izquierda así...!—Empezó a explicar la rubia con sus manos.—¡Y tú de repente apareciste a mi costado!
—¡Nah, bro!—Exclamó Lo'ak levantándose de su lugar para acercarse a Me'rah y con movimientos de sus manos simulaba un ikran volando.—Yo giré hacia la derecha y luego...—Intentó seguir pero un bostezo le Interrumpió.
—Es hora de ir a la cama.—De repente apareció Kiri, llegando de su travesía con Spider.
—¡No, estoy escuchando!—Exclamó Tuk con un puchero.
—Tu también, Tuk, es hora de dormir.
Sin más, Kiri tomó a Lo'ak y a la menor de todos, llevándolos a dormir ignorando los gritos divertidos entre Me'rah y Lo'ak.
—¡La próxima vez yo ganaré, ya verás!—Espetó él caminando de espaldas sonriente mientras la rubia solo podía reír intentando refutar.
Finalmente las risas fueron cesando poco a poco mientras Lo'ak se alejaba cada vez más junto a sus dos hermanas dejando a su espalda de nuevo a la pequeña Humana que al lado de Neteyam se veía aún más diminuta.
El fuego poco a poco se apagaba y las estrellas junto al gigante planeta que adornaba irrealmente el cielo empezaba a iluminar el bosque y con él, también llegó el silencio y las voces del resto del clan que aún seguían despiertos cada uno en sus cosas.
Entonces la rubia se puso de pie y soltando un largo suspiro se dirigió a la salida, no sin antes girarse hacia él mayor de los hermanos.
—¿Te quedarás ahí?—Preguntó sonriente, y sin esperar una respuesta solo indicó con su cabeza para que el mayor le siguiera.
Pero Neteyam estaba un poco confundido, así que sin saber que tramaba esa enigmática e inleible pequeña rubia solo la seguía con su mirada, curioso por lo que sea que tenía en mente, y justo cuando pensaba que solo se iría sin más, entonces le invitó a ir con ella.
Sabía perfectamente que Me'rah no solía abrir su espacio personal y sabía que el clan tampoco se detenía a verla, así que tenía que pasar al frente para que la notasen, también había visto su esfuerzo y conocía sus disgustos, así como ella los de él, sin embargo aún no podía imaginar que hubiera pasado si tal vez no se conocieran.
Me'rah solo sonreía, viendo un poco pasmado el mayor, como si estuviera debatiendo sobre si ir o no, por lo que no dudó en alentarlo con un movimiento de su cabeza y dejándolo atrás empezó a caminar por las frondosas y anchas ramas de su nuevo hogar, iluminadas de tenues tonos púrpura y azules.
Rascando su cabeza, tal vez arrepintiéndose de lo que iba a hacer, Neteyam esbozó una pequeña sonrisa y rápidamente siguió a la rubia, notándola rápidamente subiendo por las ramas escuchando sus suaves risas y de vez en cuando mirando hacia atrás, asegurándose que la estuviera siguiendo.
Y entonces los dos se encontraban corriendo, a través de las ramas y hojas de su nuevo hogar, esquivando uno que otro na'vi que pasaba por su lado hasta llegar en donde posaban los ikrans, atentos a sus movimientos y a la vez con desdén en sus ojos.
Eso no le importó a Me'rah, que cruzó a través de ellos sin su imborrable sonrisa y encontrando fácilmente a Alaska, miró de nuevo hacia atrás, viendo un Neteyam un poco confundido, y sin más, se acercó a su banshee cambiando de forma y sujetándose de su montura para subir en su lomo.
—¡Que crees que haces!—Fue lo único que pudo escuchar de Neteyam antes de emprender vuelo divertida, dejándolo atrás.
Miró por un momento la gran vista, y de nuevo sus orbes azules se dirigieron al mayor mientras su cabello oscuro se meneaba con el viento. Vio como Sully solo sonreía y corría hacia su propio Ikran con la intención de alcanzarla.
No pasaron más que segundos cuando el Banshee del chico emprendió vuelo y rápidamente alcanzó a la, ahora, Me'rah na'vi pelinegra que intentaba volar aún más rápido para no ser alcanzada.
—¿Inicias una carrera sin siquiera avisar?—Preguntaba un poco indignado el más alto pero aún así soltando risas.
Las palabras de repente se estancaron en la garganta de ella y sólo pudo reírse echando la cabeza hacia atrás, abriendo sus brazos para abrazar la brisa, sentirla en su ser, en su piel, dejándose llevar en sus alas.
Sully solo miraba a la chica, entendiéndola en el silencio y disfrutando de la alegría de ella, justo como el primer día que finalmente logró pasar la prueba.
Ella era fuerte y jamás lograba descifrar lo que tenia en su mente, o lo que planeaba, pero curiosamente, estaba dispuesto a seguirla incluso a través del fuego.
Me'rah entonces tomó un poco de aire, llenando sus pulmones, hallando paz en la brisa, y finalmente bajó sus brazos para sostener la montura y mirar hacia el chico con una pequeña sonrisa.
No quería hablar, porque si lo hacía, entonces aquella paz se esfumaría y el silencio se acabaría, por lo que con una corta seña de sus manos le indicó a Neteyam que la siguiera, algo que él no entendió, porque Jake jamás aprendió el lenguaje de señas de los na'vi por mucho que Norm le explicara.
Soltó una risa, divertida de la expresión confundida de su amigo, y de nuevo, inclinó su cabeza hacia un costado y de nuevo Alaska giró hacía la izquierda, pasando por un par de rocas flotantes y luego esquivando otra gran roca que albergaba una montaña, el ikran giró hacía arriba esquivando una lianas y descendió en picada girando a la derecha, pasando de cerca una gran montaña y finalmente volver a planear.
Justo debajo se encontraba el viejo conteiner donde Jake había matado a un coronel, por lo que Neteyam curioso se fijó en ese lugar hasta perderlo de vista, notando que Me'rah había tomado ese atajo desconocido para él hacia allá.
Aún, sin decir nada, se empeñó a seguir a la pelinegra que le llevaba quien sabe a donde.
Entonces, Me'rah, que apenas había encontrado ese lugar hace unos días, se dirigió a un gran hoyo en una gran montaña flotante, ingresando al instante en una cueva luminiscente, que desprendía pequeñas partículas púrpura y del piso crecían hermosos árboles del mismo color.
Sonriente, se giró para ver la reacción de su compañero ante aquel lugar, y el verlo completamente fascinado, con la mas genuina sonrisa y sus ojos dorados iluminados de tal manera simplemente le emocionó.
Rápidamente se acercó al suelo y dejó que Alaska descendiera para finalmente bajar del banshee adentrándose en el lugar, mientras Neteyam también dejaba a su ikran para alcanzarla.
Me'rah solo sonreía, eufórica y sintiendo la alegría por sus poros; volvió a su forma humana y fue en ese momento en que finalmente se detuvo, admirando los grandes árboles encima de ella.
Neteyam asegurándose de que la chica ya no correría más, tomó un poco de aire y entonces sus orbes se fijaron en ella, a unos metros admirando su alrededor. Caminó en silencio y también paseaba su mirada por el lugar lleno de color hasta llegar junto a su lado.
—...Lindo, ¿no lo crees?—Preguntó con su serena voz la rubia pasando las yemas de sus dedos por los árboles.
—Cómo encontraste este lugar...—Susurró maravillado el más alto.
—Estabas cazando con Jake cuando decidí explorar.. Pero no importa, no ahora.—Fue lo único que dijo para luego tomar asiento en el sedoso césped que era iluminado de igual forma rosa.
Bajo la mirada de su mejor amigo se recostó en el suelo y puso sus manos sobre su abdomen, admirando la vista de allí, y como si no lo esperara, vio al chico copiando su acción y acomodándose a su lado.
Él sabía que las preguntas tal vez no tenían espacio ahí, para Me'rah la felicidad a veces no se basaba en música alegre y gente bailando, también estaba en el silencio, pero su única duda estaba por salir de su boca en contra de su voluntad, y aunque pudiera simplemente morder su lengua y callar, la duda de si ya había llevado a alguien allí le rondaba como una pequeña piedra en un zapato.
—...¿Alguien sabe de este lugar?
No esperaba una respuesta, porque tal vez solo sería un largo silencio, pero se giró hacía ella con la esperanza de al menos recibir un 'si' o 'no', pero fue un largo silencio lo que recibió. Suspiró un poco resignado, pero aún admirando el perfil de la pequeña Humana, hasta que sus labios se abrieron lentamente para pronunciar algo.
—...Sólo lo conoces tú y yo.—Le dijo sonriente aquella rubia girándose para ver esos dorados ojos.
—Bien.
Eso fue lo único que dijo con esa genuina y un poco tonta sonrisa volviendo a admirar su alrededor, como si no pudiera creerlo.
Sin saberlo, ese fue el último momento en que tuvimos paz, en que pensábamos que podíamos avanzar, crecer, madurar en paz, pero una nueva estrella se asomaba en el cielo, una más brillante, una como en las que papá había llegado aquí y entonces la era de gran tristeza volvía verdaderamente, como un cáncer.
Si tan solo hubiera un poco más de tiempo.
(...)
La mañana había llegado, radiante y con suficiente fuerza para dejar que los rayos luminosos lograran entrar entre las piedras que formaban la cueva oculta de aquella montaña, los orificios diminutos que irrumpían en la oscuridad que no dejaba reconocer si era de día o de noche chocaban en el rostro de la rubia y su piel rosada.
Poco a poco, fastidiada por la luz abrió los ojos, cubriendo débilmente su rostro con su mano, sin embargo el silencio le inquietó al instante, haciendo que se levantara de inmediato, en busca de su amigo un poco preocupada, y aunque le costó un poco notarlo, el chico estaba acostado sobre la hierba rosa luminiscente, en paz, relajado, disfrutando de un largo sueño.
Me'rah entonces lo observó un poco aliviada, se acercó a él y se arrodilló con delicadeza con una sonrisa divertida, tal vez maquinando alguna forma graciosa de despertarlo.
Corrió con cuidado la trenza que conservaba el pequeño accesorio que le había dado y la posicionó detrás de su oreja, despejando el rostro de él. Lo miró unos segundos nitando sus oestañas, cortss pero lindas o sus pequeñas oecas blancas sobre su nariz y mejillas, tambien notó la pequeña cicatriz que trnia debajo de la oreja elque obtuvo en una cazeri y luego volvió a sus ojos, cerrados pero vibrantes. El silencio y la kuz que proporcionaba el lugar le calmaba y ver que al chico tambien, le daba paz eb su interior, paz que no era la unica que sentia.
Pero de pronto Neteyam abrió los ojos súbitamente haciendo que la rubia soltara un corto grito y se alejara de él con un pequeño salto.
El más alto se sentó en su lugar y miró confundido a la chica que tenía la mano en su pecho, controlando sus latidos debido al susto repentino.
—Qué.—Dijo él confundido.
—¡Te despiertas como un psicópata!—Alegó ella levantándose del suelo.
Pero Neteyam decidió no prestarle atención y también se reincorporó, un poco desubicado.
—¿Sigue siendo de noche?
—No lo creo. Debimos volver hacer mucho tiempo.
Eso fue suficiente para preocupar al mayor, que empezó a caminar a paso largo rumbo hacia los Ikran que se habían quedado allí hace tiempo, tomó su cola con apuro y la unió con el animal formando el vínculo y subiendo a su lomo, miró a Me'rah.
—Apresúrate.
La rubia solo asintió, intentando seguirle el paso, debido a que había quedado atrás gracias a sus piernas más cortas, sin embargo se acercó rápidamente hacia Alaska, que agachó su cuello en cuanto la chica se aproximó y finalmente subió a su lomo, casi al segundo emprendiendo vuelo fuera de la cueva por una distinta salida.
—Tenemos que llegar antes de que papá lo note.—Vio a Neteyam siguiéndola por los aires un poco ansioso.
Me'rah sin mucho que decir volvió a asentir en su dirección y rápidamente giró con su banshee hacia la izquierda, rodeando un par de montañas intentando ir lo más rápido posible, que por el radiante cielo despejado era fácil deducir que habían pasado largas horas allí adentro.
Giró su rostro al cielo un poco preocupada, sin embargo un par de estrellas resplandecientes y llamativas hicieron que frunciera el ceño confundida, y aunque no quisiera pensar que sabía lo que eran…
habían llegado. Otra vez.
(...)
Luego de tomar un par de atajos, ambos ikran llegaron a la entrada del nuevo árbol hogar, encontrando un alboroto poco común a esas horas de la mañana. Varios na'vi caminaban con apuro rumbo a algún lado y los guerreros tomaban sus armas y grandes maletas en sus caballos y banshees.
Neteyam cruzó una mirada inquisitiva con la rubia y descendieron al suelo, dejando los ikran atrás, ambos igual de confundidos, intentando interpretar lo que ocurría.
Me'rah intentaba en medio del alboroto buscar a alguno de sus muchos hermanos o a su padre, sin embargo antes de hacerlo, el chico la tomó por la muñeca y la empezó a llevar rápidamente entre toda la multitud hasta el centro del gran árbol.
Jake junto a Neytiri, sus hijos, Norm y varios de sus hermanos estaban en frente del clan dando un anuncio que por el revuelto formado no significaba nada bueno y ahora con el avistamiento de las estrellas Me'rah ya sabía lo que se venía.
Caminó entre los na'vi hasta llegar al frente de ellos, sin embargo no pasaron al frente, momentáneamente su padre se giró a verla, notando su presencia y a la vez dándole a entender su preocupación en una sola mirada.
—Hermanos y hermanas.—Continuó Jake mirando a su pueblo. —Estás palabras son para mí con piedras en mi corazón...pero ahora con la llegada de la nueva estrella, no podremos vivir aquí. No ahora. Esa estrella...todos saben lo que significa. La gente del cielo ha vuelto, y ahora con más fuerza que antes.—Sully soltó un suspiro, intentando lidiar con la carga en sus hombros.—¡Debemos pelear!, pero si nos encuentran aquí, podrán destruir nuestro hogar.
Los orbes dorados de Neteyam parecían vidrios rotos, delicados, pero a la vez peligrosos, filosos, y le confirmaban lo único que si entendía.
Huir no era una opción.
—¡Ese gran mal no debe volver jamás! ¡Pero hasta que no lo saquemos para siempre de nuestro planeta no podemos vivir aquí! ¡Está decidido!
Mo'at entonces dio un paso al frente, mirando primeramente al pueblo y luego al líder.
—¡Pero jakeSully, no podemos ir a la base humana! ¡Estamos más seguros aquí! ¡Todos nosotros, incluso nuestro hermanos humanos!
La tensión aumentaba en potencia tras la palabra de la tsahík.
—Te escucho, Mo'at. Es por eso que estaremos más seguros en las montañas sagradas! ¡Eywa nos protegerá allá así como hizo antes! ¡Ahora debemos irnos!
El bullicio empezó al instante, muchos estaban incrédulos, murmuraban, otros se negaban a dejar su hogar, se quejaban de ir tan lejos. Los gritos y quejas se mezclaban en sus oídos hasta marearlos.
Me'rah, asustada solo pudo poner su mano alrededor del brazo de su amigo, preocupada por el futuro de todos y todo lo que ahora significaba esa llegada.
—¡Cómo su Olo'eyktan tienen mi palabra!—Gritó fuerte y sonoramente Jake, alzando sus puños al aire.—¡Venceremos a los invasores, haremos de este gran árbol nuestro hogar!—Exclamó convirtiendo los gritos de quejas en gritos de guerra. Todos alzaban sus puños con ganas de luchar por lo de ellos.
El peso de la muerte es una carga de la que jamás descansarás...Jake sabía y en el fondo yo también…
Los gritos solo le alertaban y la concientizaban de la magnitud y la gran ola que venía directo a ellos, sabía que solo era cuestión de tiempo, y el tiempo no estaba a su favor en ese momento, estaban solos, luchando con armas de palo y en medio de los gritos se sentía perdida, no tenía a que aferrarse, ¿Acaso Eywa la escucharía?
Porque mientras todos alzaban sus puños como señal de lucha, inclusive Neteyam, Me'rah solo miraba a su alrededor preocupada, su rostro afligido solo era una prueba de ello.
(...)
Tras la reunión, el clan entero empezó a prepararse para dejar el lugar, los siguientes días fueron un poco caóticos, él dejar el árbol solo fue el comienzo, Me'rah ahora ya no estaba tanto con el clan, debido a que Norm junto a varios científicos estudiaban las naves, estructuras, posibilidades, estrategias y probabilidades junto a Jake. Me'rah había estado un poco aislada por el miedo constante y palpable de su padre, ahora con el riesgo más cerca que nunca no había chance de que ella estuviera por ahí sin protección.
Una cosa que Norm no entendía era que Me'rah era su propia protección y aunque estaba más que claro el hecho de que fuera una de las mejores guerreras en formación del clan, para el científico ella solo era una niña, su niña, porque mientras cada vez más sus hermanos iban creciendo y armando sus familias dentro del clan, los más pequeños iban siendo recibidos en familias hasta quedar más pocos que hace unos días.
Norm se había vuelto en lo había sido Grace en el pasado, y sin embargo seguía poniendo su atención en Me'rah, tal vez por el hecho de que era la única cosa que le recordaba a Ga'ia, aún así, Me'rah era su hija biológica, su único recuerdo de aquel amor.
Avani por otro lado con tanto tiempo dentro de los laboratorios, Max le enseñó un par de trucos, en especial con los comunicadores que usaba la familia sully, Norm y el mismo Max.
—Giras esta pequeña esferita y así cambias el canal.—Explicó el humano de tez morena con el comunicador de Me'rah en sus manos quien le miraba atenta.—Y lo giras al revés para crear un nuevo canal vacío.
—¿Y si funciona?—Espetó la rubia colocando de nuevo el pequeño objeto cerca a su oído.
—Sólo debes buscar el canal creado con otro comunicador y listo. ¡ciencia!—Explicó Max sonriente haciendo reír a la rubia.
Sin embargo, la voz de Jake en la habitación del lado le hizo prestar atención y callar repentinamente.
"—No interesa si son 10 naves, seguimos apegándonos al plan. Cuando chocarán con la orbita."
"—5 días." —Ese fue Spellman.
"—Aún tenemos tiempo para un último entrenamiento. Tengamos los equipos listos".
(...)
Desde que abandonaron el gran árbol desalojado, habían pasado exactamente 5 días, las prácticas que desde hace 7 años se llevaban a cabo con equipos cortesía de la basura RDA ahora estaban siendo más apresurados, los guerreros que asistían a los entrenamientos en el oscuro mundo hacían rituales frente a Eywa, purificaban sus cuerpos y espíritus en busca de fuerza para librar la batalla.
Y mientras eso pasaba, Kiri, Lo'ak, Spider y Tuk intentaban mantener su vida medianamente normal, pero definitivamente nada era como antes, Neteyam ahora sin la compañía de Me'rah en sus entrenamientos de caza o lucha, lo hacía solo y aunque Intentó convencer a Jake de luchar en el oscuro mundo, la respuesta era definitiva.
Me'rah había estado junto a Max y su padre, intentando ayudar en las estrategias y salidas de emergencia, planes B, C o D, también cómo se llevaría a cabo la gran batalla, sin embargo eso no era lo que quería.
Quería salir, luchar, dar todo de ella en el campo, morir si era necesario, pero cada vez más Eywa se sentía más lejos de ella. Salía por las noches al árbol de espíritus a escondidas de todos intentando conectarse con el árbol, seguía cada uno de los rituales, cantaba a Eywa, pedía señales, pero nunca hubo respuesta.
Aún seguía preguntándose porque lo seguía intentando.
Neteyam, por otro lado, a medida que avanzaban los días, cada vez más se sentía capaz, luego de conseguir estar en el último entrenamiento en el oscuro mundo la experiencia estaba llenándolo, no solo de fuerza, también de sabiduría, había descubierto como moverse en ese ambiente hostil, como atacar. Sabía adaptarse fácil, aunque no negaba que también había estado aislado de todos sus hermanos por la causa, cada noche de los últimos días llegaba directamente a dormir a altas horas de la noche, no sin antes visitar brevemente a Me'rah y contarle sus avances.
(...)
Con el pasar de un par de días, finalmente el último entrenamiento había llegado a su fin, la nave que llevaba los guerreros Na'vi y humanos descendía sobre el área de los laboratorios poniendo alerta a Me'rah, quien salió de inmediato a saludar los recién llegados y en especial a Neteyam.
Salió sin ninguna mascara sobre su rostro mostrando una sonrisa ladina saludando brevemente a varios compañeros, algunos soldados y algunos científicos, sin embargo siguió caminando hacia la nave mientras convertía su rosada piel en escamas azules, cambiando su aspecto pero sin dejar de caminar con esa confianza hasta notar primeramente a su progenitor.
—¡Papá!—Le Saludó al mayor que llegaba con su avatar y el equipo espacial puesto.
Norm se acercó a ella, envolviéndola en un gran abrazo rebosante de euforia. En cuanto se separaron, ambos asintieron hacia el otro con respeto.
—Espero no hayas hecho algún desastre mientras no estaba.—Le dijo el científico que era más alto revolviendo sus cabellos negros de su cabeza.
Avani solo sonrió y dirigió sus ojos azules hacia el resto de los na'vi, dejando a su padre charlando con un científico humano que les esperaba en el área de aterrizaje.
Parándose sobre sus puntas, Intentó buscar a su viejo amigo, encontrándolo justamente con Jake, charlando un poco tensos. Vio cómo Neteyam agachó la cabeza y asintió hacia su padre, quien solo lo miró una última vez, puso su mano en su hombro y se fue con el resto del equipo.
Curiosa, Me'rah se acercó intentando descifrar lo que ocurría.
—Que tal te fue.—Le dijo sonriente. —Ahora puedes contra la gravedad 0 o sigues revoloteando por ahí.—Bromeó haciendo algunas maromas con sus manos, pero el semblante del chico fue un alto, algo había sucedido con Jake.—...Que te dijo.
Neteyam, que a pesar de Avani estar en esa forma era aún más alto, le miró un poco molesto y su ceño era brevemente fruncido.
Esa era la señal, la señal de que no siempre el chico podía solo asentir y obedecer, estaba sobre la línea, que si la cruzaba podría estallar sin previo aviso.
—Dijo que no...como siempre.—Fue lo único que dijo empezando a caminar rumbo a su ikran que permanecía cerca al laboratorio seguido de Me'rah.
Pero incluso caminando no podía evitar ocultar su rabia, algo que no fue difícil de notar por el resto, incluida Me’rah, quien le seguía un poco confundida y analizando un poco los movimientos del más alto.
Sus orejas se movieron intuitivamente y entonces se adelantó, acortando cada vez más la distancia con el mayor, seguramente con un plan en mente.
—...Ven conmigo.
De repente la pelinegra empezó a caminar más rápido, rebasándolo y tomándolo de la muñeca, llevándolo con los Ikran, le hizo quitar el traje de entrenamiento y lo hizo subir en el lomo de Alaska detrás de ella.
Confundido, el mayor solo hacía caso, y justo cuando estaban por emprender vuelo, se aferró a los hombros de la chica, pero por el aleteo de la banshee la pelinegra apenas sintió el tambalear de su acompañante.
—¡Puedes al menos decirme en que piensas!—Exclamó el más alto mientras cada vez más se alejaban del suelo y el laboratorio, adentrándose en las montañas lejos de todo, rumbo al único lugar que solo ellos conocían.
Si, sabía que durante días no se habían siquiera visto, y que no decir ni una palabra durante todo el transcurso del camino definitivamente solo ponía más nervioso a Neteyam, pero en ese instante para ella las palabras sobraban.
Para Neteyam el silencio le estaba matando, y a lo único que podía aferrarse era a los hombros de la na’vi más baja, que sin importar en que forma física estuviera seguían sintiéndose familiares, tal vez eso le calmaba un poco y le recordaba que ella más que nadie podía quitar esa mascara suya, así como él con ella, pero era difícil cuando te enfrentas a ciegas contra lo que sea que pase por la mente de ella.
Un laberinto confuso que siempre estaba dispuesto a jugar.
(…)
Y sin que el pelinegro lo esperara terminaron de nuevo en aquella cueva escondida, mientras el silencio se extendía mas y lo único que podía escuchar era el sonido de las alas de Alaska batirse un poco bruscamente para descender en medio del suelo. Los ojos dorados del chico solo veían a aquella na’vi de ojos azules bajar en silencio y sin algún aviso lo tomó de la muñeca y lo obligó a bajar con rapidez, sin dejarlo terminar de procesar cada cosa que transcurría frente a él.
Me'rah de nuevo en ese silencio que volvía loco al mayor empezó a caminar entre la luminiscencia rosa de la cueva, adentrándose entre los árboles, la paz, el silencio, sintiendo entre sus pies el césped suave, viendo como caían lentamente las pequeñas partículas parecidas al polen de las flores; los pequeños insectos también revoloteaban cerca a ellos, pero la menor solo siguió adelante, con algo en mente y finalmente llegando a un acantilado que mostraba muy lejos, en el suelo un gran lago y su cascada se acercó hasta el borde junto a Neteyam, quien un poco confundido dirigió su mirada hacia abajo, notando el hermoso cuerpo de agua y lo lejos que se veía desde ahí.
La brisa que ingresaba por ese mediano hueco en la cueva golpeaba sus rostros con suavidad.
—Que es esto.—Preguntó él, pero no recibió respuesta hasta luego de unos segundos, segundos donde solo decidió hacía el orificio.
—...Mira a tu alrededor.—La voz tranquila de la pelinegra entonces hizo que sus orejas se giraran, recibiendo el sonido de su voz con claridad.
Entonces sus orbes dorados se pasearon alrededor del orificio que emanaba cierta luz a la cueva, luego miró al interior de la cueva, justo encima de hueco y la presencia finalmente de los pequeños Stringbats reposando en las paredes fue clara.
—Lanza una roca hacia ellos.
—Que
—Hazlo.
Sin peros, Neteyam solo levantó una piedra del suelo y luego de pensárselo un poco, arrojó la piedra hacia una de las paredes, provocando de inmediato que todos los stringbats empezaran a volar despavoridos hacia el hueco que tenían en frente dejando rastros de pequeñas luces rosadas gracias a sus marcas en sus alas brillosas.
Volaban a toda velocidad, cruzando muy cerca de ellos y provocando pequeñas ráfagas de viento con sus alas. Al principio el mayor parecía un poco asustado por la repentina estampida, pero las risas de la na'vi frente a él le hicieron entender que ese era el resultado que quería ella.
Entonces empezó a reírse con ella, dejando atrás el tenso momento con su padre, centrándose en la sonrisa de la pelinegra y también de los pequeños animales que salían a toda velocidad.
¿Así que eso quería ella? Siempre era ella el salvavidas, quien le hacía olvidar las discusiones con sus padres, o momentos en que simplemente no podía asentir y obedecer, no importaba el cómo, cualquier cosa que ella hiciera simplemente sacaba fácilmente sus preocupaciones de la cabeza.
Aún no entendía cómo, pero tampoco había mucho que entender, o eso creía.
Luego de caminar entre la luminiscencia rosa, siendo atrapados por su belleza, sus pasos era lo único que se escuchaba, y la leve risa de Neteyam, quien intentaba alcanzar entre los matorrales rosa a la mas baja na’vi que hace unos minutos había vuelto a ser la pequeña Humana de cabellos dorados.
Para Me'rah solo era un escape, una forma de ayuda, de salvavidas, porque las palabras no eran lo de él, sabía que preferiría pasar horas en silencio antes que expulsar lo que tuviera en su mente, cualquier tema, sus padres, hermanos, problemas con la caza o el resto de guerreros, en algún momento lo soltaba, tal vez luego de unas horas, pero sólo había una cosa que jamás él refutaría.
Ella, y lo tenía claro.
Jamás le refutó nada, y en su memoria no estaba un momento en que hayan peleado, jamás. Paciente, era la palabra, él era paciente con todos y cada uno, pero había algo diferente. Había visto discutir al mayor con sus padres, o hermanos, incluso regañaba a los aprendices cuando no lograban algo, sin embargo a Me'rah jamás alzó su voz ni siquiera una mala palabra.
Para Neteyam, Me'rah era ese respiro, ese pequeño instante para recobrar fuerzas y continuar, sabía que para ella era igual, sin embargo no conocía muchas veces lo que se cruzaba por la mente de la rubia, era inleible y eso era lo increíble e intrigante, porque a pesar de ello, estaba dispuesto a atravesar esos oscuros orbes con tal de llegar al fondo, no importaba si se perdía en ellos.
No importaba nada.
—Mira...—Susurró sonriente la rubia deteniéndose repentinamente y apuntando con su dedo índice arriba de uno de los árboles.
Curioso, Neteyam le alcanzó finalmente y se posicionó detrás de ella, con la cabeza mirando hacia arriba, viendo un pequeño nido de Stringbats alimentando sus crías.
Ambos observaron con detalle por unos segundos en silencio, hasta que luego sus miradas se cruzaron y entonces risas involuntarias llenaron el lugar. Discretas pero divertidas, llenas de euforia y alegría, justo lo que no había los últimos días llenos de tristeza, incertidumbre y soledad.
Eso era justo lo que necesitaban, lo que querían.
En la guerra, lo puedes perder todo, incluso lo que más amas, pero hay una sola cosa que se queda contigo: Los recuerdos. Hace mucho me hubiera gustado saberlo y ahora, cuando no queda nada a que aferrarse ni siquiera el amor puede salvarte, ni siquiera tu mismo.
(...)
Tras volver a tiempo para una importante reunión del consejo de guerra, el clan entero estaba reunido en el árbol de los espíritus, atentos con sus orejas puntiagudas sobre el veredicto que se daría ahora con la llegada más que predecible de los humanos a Pandora.
El banshee esmeralda descendió rápidamente y dejando de batir sus alas ambos bajaron hacia la multitud, intentando avanzar entre los demás para ver mejor y escuchar, sin embargo era inútil, también estaban en un silencio penumbral, luchando por qué nadie notara que de nuevo habían llegado tarde.
El consejo de guerra era conformado por varios jefes de clanes vecinos, también estaba Mo'at y Jake entre ellos, pero a pesar de estar un poco alejados, entre la multitud apareció Lo'ak, avanzando hasta ellos con dificultad.
—¡Lo'ak!—Susurró Me'rah sonriente, posando brevemente su mano sobre el brazo del chico.
El menor, que irónicamente en ese momento era más alto que ella, solo sonrió en respuesta y se posicionó justo en medio de Neteyam y la rubia.
—No veo nada desde aquí.—Aclaró un poco molesto, intentando apoyarse en los hombros de su hermano para poder ver. Me'rah bufó irónica. Ella veía aún más poco que él.
—Podrás ver cuando todos se sienten.—Alegó el mayor.
—Pero tu Dijiste que esto era sobre el campo de batalla.
—¡No ahora, skxawng!—Le susurró el chico mientras la chica le miraba curiosa sobre 'el campo de batalla' que hace segundos Lo'ak había nombrado.—Quédate aquí.
Los jefes continuaban charlando y mientras los dos hermanos discutían entre murmullos, Me'rah notó rápidamente a Neytiri haciéndoles señas cerca a los jefes para que Neteyam pasara al frente.
Por lo que con un poco de apuro la rubia sacudió salvajemente a Lo'ak para que se detuvieran y cuando obtuvo la atención de ambos, al fin pudo señalar a Neytiri, a unos metros adelante, con sus grandes orbes puestos sobre sus hijos.
—Apresúrate. —Espetó Lo'ak con un poco de desdén dejando pasar a su hermano rumbo al frente de todos.
Neteyam con prisa miró hacia los dos contrarios, asegurándose que no fueran a ningún lado y finalmente el clan hizo espacio para que cruzara con más facilidad, Me'rah le miraba orgullosa mientras que Lo'ak ya estaba dando media vuelta para irse.
Vio como Neteyam se paró junto a su madre y Jake que permanecía junto a los jefes, dirigía su mirada hacia su hijo, invitándolo a pasar al frente, con ellos.
Avani entonces se giró, rectificando la presencia del pequeño Lo'ak, pero ya no estaba allí. Rápidamente posicionó sus dedos en el comunicador cerca a su oído y discretamente susurró:
—¡Lo'ak, donde estás!
Un pequeño ruido se escuchó y luego de unos segundos la voz del chico diciendo "estaré con Kiri y spider" para luego apagar la comunicación.
Aunque Me'rah Intentó más de una vez hablar con él, simplemente fue inútil, por lo que decidió rendirse y centrar de nuevo su atención al consejo un poco preocupada por Lo'ak.
Neteyam ahora estaba frente a los jefes, cabizbajo mostrando respeto mientras Jake y Neytiri permanecían a un lado.
—Veo tus padres en tí, hijo de Toruk Makto.—Espetó Awkey, líder del clan Olangi. Puso su mano en el hombro del chico y junto al resto de jefes se tomaron de las manos empezando con uno de los rituales Na'vi.
Pero entonces los cánticos, voces y se detuvieron súbitamente, dejando al instante a la rubia un poco extrañada, ya que se suponía eso no estaba dentro del ritual.
—¡Me'rah Avani Spellman ga'ia'ite!—Gritó firmemente y con carácter Ikeyni, quien, sin romper el círculo que rodeaba Neteyam dirigió sus orbes amarillas hacia ella, así como el resto.
El palpito entre su pecho amenazaba con romper su piel y sacar su corazón, y aunque su interior era un desastre, solamente mantuvo sería su mirada y empezó a avanzar entre los na'vi que abrían pasó a ella y como siempre, algunos discutían sobre por qué había sido llamada y otros se les veía felices.
Tragó saliva y entonces Neytiri se acercó a ella, ofreciéndole su mano y ayudándola a subir con él resto de jefes.
La paz que ofrecía el silencio y aquel imponente árbol chocaba con el caso dentro de Me'rah, no solo se trataba de su corazón, también su mente abarrotada de pensamientos, tantos a la vez que solo eran bullicio dentro de ella.
Cada paso hacia el consejo de guerra parecía una eternidad, y mientras todos sus ojos estaban puestos en ella, la rubia solo decidió mirar por un momento hacia la copa del árbol en busca de ayuda, o un poco de paz.
Pero en vez de eso, un escalofrío recorrió su cuerpo, se sintió pesada e incluso tambaleó, cómo si Eywa le dijera que no es bienvenida allí, ¿Acaso era ese su lugar?
La paz empezaba a irse y todos desaparecían como polvo hasta dejarla sola, frente al árbol y justo cuando creyó que realmente podría ser ese el momento para encontrar por primera vez a Eywa, su mirada se tornó asustada y temerosa no sólo de estar allí, sino también por la presencia inmensa de ella ahí y no poder sentirla.
¿Acaso había algo mal con ella? ¿Ella era el problema?
Abrió su boca, lista para hablar, para reclamarle a ella del por qué, y sin encargo se contuvo en el instante en que una pequeña ventisca pasó su delicada mano sobre sus mejillas, rosadas y suaves.
Tomó un poco de aire y agachando su cabeza sintiéndose completamente indigna de su lugar, sus ojos solo miraron sus propios pies intentando ocultar su rostro.
—Me'rah...—Le susurró Mo'at acercándose a ella, sintiéndola, entendiendo cada centímetro de la rubia como si fuera suyo.—Esta bien, mi niña.
Entonces la tomó por la muñeca y calmándola un poco la acercó al círculo en donde le abrieron sus brazos y la recibieron, algunos serios y otros con una sonrisa ladina, sin embargo todos denotaban respeto y Mo'at orgullo.
La rubia tomó una bocanada de aire y entonces se paró frente al joven guerrero que conocía como la palma de su mano y sostuvo sus manos, más pequeñas en comparación a él.
Se giró entonces un poco asustada en busca de su padre, pero sus temblorosos ojos miel se toparon con la pequeña Hie'tya tomada de la mano con su padre, ambos mirándola a ella sonrientes y orgullosos.
Ella sonrió de vuelta y soltó un suspiro, un poco nerviosa y temblorosa agachó su mirada pero aunque Intentó convencerse de que los nervios podían irse en un parpadeo, Neteyam rápidamente sintió las pequeñas manos temblar.
Sus ojos dorados se dirigieron a ella con discreción, intentando averiguar que era lo que ocurría y por más esfuerzo que la menor le pusiera, era fácil adivinar los nervios a flor de piel, era fácil leerla.
—Respira...—Susurró volviendo a agachar su cabeza, y apretando con más firmeza las manos de la chica dándole seguridad, casi diciendo entre lo implícito y explícito que él estaba ahí, con ella.
Me'rah no se atrevía a mirar al frente o siquiera alrededor, estaba asustada, no podía negarlo, así que solo siguió las órdenes del mayor y llenó poco a poco sus pulmones con aire, para luego soltarlo con lentitud.
Entonces Mo'at puso sus grandes manos sobre los hombros de los chicos y cerrando sus ojos, los cánticos poco a poco volvían cada vez con más fuerza, poco a poco el clan se unía a ellos hasta formar un gran y armonioso coro, las raíces luminiscentes del árbol titilaban y mientras Me'rah intentaba concentrarse, una mano más se posó en su hombro.
Ikeyni la miraba con orgullo y una sonrisa confiada a pesar de que la menor no lo viese.
—¡Me'rah Avani, hija de un gran científico! ¡Tu espíritu guerrero es ferviente! —Exclamó la lideresa entonces con potencia y carácter escuchándose sobre el resto de voces.—¡Veo a tus padres en ti!
El clan entero danzaba al tiempo y con coordinación en tanto Ewkey posaba su mano sobre el hombro del chico, juntaba su mano libre con Ikeyni, ambos con los ojos cerrados empezaron a disfrutar de la presencia de Eywa en aire, palpable y casi visible, al menos para ellos.
Los cánticos continuaban cada vez con más fuerza, dejando retumbar los tambores de los na'vi como un fuerte latido, hasta que súbitamente Mo'at levantó su mano, formando un fuerte silencio en todo el lugar.
—...Eywa Habló.—Espetó la mujer dando un paso mas hacia los dos jóvenes y luego tomó sus manos.—¡Ahora pertenecen al consejo de guerra!
Los gritos y el ululeo del clan entero daban señal de la euforia a flor de piel y por un segundo parecía que la felicidad volvía a resplandecer poco a poco.
Me'rah entonces alzó por primera vez su mirada, encontrando un Neteyam sonriente que admiraba la multitud con esa carismática sonrisa.
Y sin saberlo, la rubia también sonreía contenta, contagiada por los gritos y la música que la rodeaba, pero jamás miró hacia el árbol.
No podía.
Tras un corto tiempo los cánticos se fueron desvaneciendo mientras ambos jóvenes bajaban de nuevo hacia la multitud, dejando que el consejo siguiera con lo realmente importante, hablar con toruk Makto.
Aunque Jake ya se encontraba caminando hacia el consejo, Neteyam y Me'rah eran recibidos por el pueblo con abrazos y un par de felicitaciones, sin contar a Norm, quien se mantuvo un poco ajeno, sonriente viendo a su hija recibiendo toda esa atención, y aunque La rubia acudía cálidamente a los saludos y abrazos, no pudo evitar girarse hacia su padre, sonriente y a la vez decepcionada de ella misma, pero eso ultimo nadie debía saberlo.
No podían ver su debilidad.
—...Papá...—Susurró entonces notándolo, allí, parado en silencio junto a la pequeña Hie'tya. Caminó hacia ambos y primero abrazó a la niña que en estatura le llegaba casi a los ojos y finalmente se acercó al científico siendo recibida repentinamente por un profundo abrazo, lleno no solo de felicidad, tenía sinceridad y orgullo, sus latidos eran fuertes y en ese momento el que fuera una humana dejaría de ser un impedimento para sentir el palpitar en el pecho de su padre, que se había agachado para recibirla en sus brazos.
Escuchó como su progenitor soltaba un suspiro de alivio y finalmente se separaron. El mayor volvió a mirar al frente atento al arribo de Jake, y a su lado se mantuvo Me'rah sosteniendo la mano de su hermana y justo al lado de Hie'tya estaba Neteyam, desbordando una sonrisa hacia ella.
La rubia solo giró sus ojos divertida y volvió su atención al consejo.
Consejo al que ahora pertenecía.
A pesar de todo, de cada gota de sudor, cada esfuerzo que había logrado, cada segundo de su vida no había sido en vano, e incluso los líderes eran más conscientes de ello que ella misma, habían visto su sacrificio, las veces que ganó, que perdió, que luchó y que derramó sangre, vieron el proceso que era para ella el tener que lidiar con su cuerpo y por encima de todo, vieron algo que ella aún no era capaz.
¿Tal vez su fuerza? ¿Tenacidad? O tal vez esa trataba de valentía que heredó de su madre, no había forma de saberlo.
Sonrió agradecida e intentando ocultar su sonrisa se giró hacía el suelo y luego el consejo.
—¡Jakesully hablará ahora!—Exclamó el portavoz.
El nombrado dio un paso al frente, junto a sus guerreros y esposa.
—Te veo, Yeyatley, portavoz de los Olo'eyktans.—Habló el líder de los Omaticaya haciendo ese pequeño gesto que venía acompañado de esa importante frase espiritual.—Ya no soy Toruk Makto, no tengo nada en especial, es por eso que vine aquí, para pedir su bendición y poder hacer el primer golpe contra la gente del cielo mañana, cuando vengan. Mis guerreros han pasado los entrenamientos en el mundo oscuro, estamos listos.
Uno de los líderes entonces se levantó y dio un paso al frente listo para opinar:
—Eso es una gran decisión, pero podría afectar a todo el pueblo Na'vi.
Jake entonces llenó sus pulmones de aire y reflejando su preocupación dijo:—Pedí hacer este consejo de guerra aquí, en el árbol de espíritus porque necesitamos recodar todo lo que casi perdemos.
Me'rah rascó su cabeza un poco exasperada.
—Las colinas que nos rodean están siendo tomadas por las máquinas de la gente del cielo, y ahora ellos han vuelto, con más fuerza.
—Muchos no les gusta el camino en el que estás, Jakesully. —Siguió aquel líder que para la rubia aún no estaba claro de qué clan provenía.—Dicen que rompes las reglas de Eywa usando armas de metal, dicen que nuestros guerreros se están volviendo como la gente del cielo. Que tu mente sigue pensando como Alien.
“Cómo alien”.
—Es verdad. NACÍ como un humano, pero ahora soy un na'vi, tengo este dedo extra como recordatorio cada día de mi vida...
Eso último de repente se sintió como un balde de agua fría sobre Me'rah, tal vez un poco apenada, o solo había probado de nuevo una cucharada de realidad pero eso hizo que volviera a aparecer ese muro que la dividía del clan entero, y aunque intentara, jamás podría ser del todo una na'vi, no importaba cuanto se esforzara, cuanto aportara al clan, siempre y al igual que Jake, Kiri y Lo'ak, tendría ese recordatorio en su ser.
Los na'vi jamás la verían como alguien del pueblo, o al menos no totalmente.
Me'rah solo pudo juguetear con sus manos, con su mirada fría y calculadora directo a la conversación que se llevaba a cabo, y por muchos simplemente pasó desapercibida, excepto para uno.
Una mano se reposó en su hombro, entonces recordándole en un segundo que no estaba sola.
Miró hacia Neteyam, quien había puesto su mano y le miraba con comprensión. No pudo evitar agachar su cabeza, ocultando su rostro que reflejaba preocupación, ¿estaba apunto de perder todo lo que amaba?
—¡Solía sentir pena por esto!—Exclamó entonces Jake, captando la atención de la rubia que miraba con un pequeño semblante de tristeza.—¡Pero ya no, porque conociendo los caminos de la gente del cielo es el único camino para acabarlos!
Un pequeño destello de esperanza se asomó en los ojos miel de ella, pero casi al instante fue apagado, cuando aquel portavoz entonces se acercó a una de las Tsahík.
—Que dicen las tsahíks y tu, pentíyaru.
La mujer, que era ciega de su ojo izquierdo entonces miró al pueblo, dirigió su mirada brevemente hacia la pequeña Humana rubia y luego soltó:
—No fue Jakesully quien alejó a la gente del cielo, fue Eywa, y si es necesario, Eywa proveerá.
Eywa, siempre se trataba de Eywa, toda su vida había escuchado una y otra vez que Eywa proveería y hasta ahora, jamás fue amparada por Eywa, y no quería rendirse, pero en las noches cuando se encontraba sola frente a ese árbol que ahora era incapaz de mirar, las cosas dolían más.
Estaba lista para irse, pero no podría, no luego de empezar a desempeñar su papel entre el pueblo, y aunque no quisiera, cargaba con esa responsabilidad de ser vista, de tener la vista de todos sobre ella, atentos a cada paso como un depredador para que al primer error fuera tragada viva.
Entonces solo pudo tomar un poco de aire y mantener su postura rígida, ocultando por completo cada pensamiento de su cabeza como si no estuviera perforándola por dentro.
—¿Acaso lo han olvidado?—Preguntó Neytiri pasando al frente, pero los ojos de Me'rah ya no estaban en ella, sino mirando al centro de todos los jefes, incapaz de moverse solo un poco porque si lo hacía, entonces esa pequeña lagrima que rebosaba temblorosa sobre su ojo resbalaría.—Jake sully es el elegido de Eywa, el fue Toruk Makto.
—Tú no tienes voz aquí, no eres una tsahík aún, Neytiri.—Le regañó entonces pentíyaru a la mujer que retrocedió molesta.
—Sabias hermanas, perdonen mi hija, tiene un corazón fuerte y...una escurridiza lengua....—Entonces apareció Mo'at. —Eywa Proveerá, pero ella no es quien maneja nuestra flecha hacia el animal cuando cazamos. Jakesully es la flecha que debemos manejar hasta llegar al corazón de nuestro enemigo.
La tsahík miró a Jake con un poco de desdén y pronunció:—¿Eywa te ha dado alguna señal?
—No...—Fue lo único que dijo el hombre.
—...¡Este es el camino oscuro!—Dijo pentíyaru hacia el pueblo y resto del consejo casi indignada.—Pero es un asunto de guerra, nosotras, las tsahíks, dejamos esto en manos del consejo de Olo'eyktans.
Entonces de nuevo aquel líder desconocido para Me'rah pasó al frente, listo para dar el veredicto de los jefes.
—Hemos escuchado muchas voces hoy, ahora el consejo hablará. Ambos caminos son oscuros y tienen muchas muertes de por medio. Jakesully NO ATACARÁ la gente del cielo, no empezaremos una guerra. Podremos ofrecer paz.
Avani con tales palabras al instante quiso objetar, decir lo que realmente quería esa gente, hacer que todos abrieran los ojos, pero simplemente fue tomada por el hombro y devuelta a su sitio por su amigo, quien llevaba vigilándola todo ese rato.
Neteyam asegurándose de que no fuera a ningún lado solo soltó su agarre y negó con la cabeza en silencio, pero la rubia estaba por expulsar todo cuando el grito de Jake los hizo girar un poco asustados a su dirección.
—¡Por favor, la gente del cielo no quiere paz!—Gritó exasperado.—¡Quieren nuestro mundo! ¡El mundo de nuestros hijos!
—Suficiente. Ya está decidido.
La indiferencia ante el clamor de Jake no solo lo había quebrado a él mismo, sino también a Me'rah y a Norm; su padre; todos conocían lo que querían los humanos y el olor a muerte estaba acercándose.
Me'rah, incapaz de aceptar la decisión solo pudo mirar con tristeza hacia el consejo, con pequeñas lágrimas rodando en su mejilla pero manteniéndose firme en su lugar.
Solo un susurro salió de su boca "no...".
—¡Paz!—Siguió jake cansado de esto, de toda la persecución y muerte sobre sus hombros.—¡Ya traté paz!
Y tenía razón, él tenía razón y empatizaba cocoél, orque conocía el riesgo, y tal vez no había vivido la guerra pero sabía que la sangre correría entre sus ríos algún día, un futuro no muy lejano.
Miró con tristeza a su padre, que permanecía en silencio, también conectando con su mirada y en el silencio entendiéndola mejor que nadie.
Pero no era él único allí prepotente de la situación, también estaba Neteyam, con la sangre hirviendo y sus puños apretados, su expresión dura era el reflejo de que definitivamente la decisión no solo le fastidiaba.
Vieron como Jake tomaba sus cosas y se acercaba molesto hacia su Ikran, por lo que el mayor de sus hijos rápidamente se acercó a él, dejando a la rubia en medio de todo, sin saber como tomar toda la oleada de emociones.
—Encuentra al resto de tus hermanos, nos vamos.—Escuchó al líder del clan decirle a su hijo que hacer.
—¿Que hay del consejo?
—Haré lo que tenga que hacer.
El chico solo asintió y de nuevo, se dirigió hacia la rubia con una expresión dura y los puños apretados, sereno pero a la vez capaz de matar a cualquiera.
Norm entonces se acercó a su hija, intentando averiguar que ocurría, pero antes de siquiera poder dar más de dos pasos, ella solo negó, limpió sus lágrimas y se adentró entre los na'vi, lista para seguir a Neteyam.
No podía permitir que su padre viera que es vulnerable, no podía dejar exteriorizar sus emociones así que se las trataba y lidiaba con ello, aunque poco a poco le enfermara, alguien allí debía demostrar ser fuerte.
Se adentró con velocidad entre la gente, intentando alcanzar a Neteyam que cada vez más estaba más lejos, dejándola atrás, pero el pequeño sentimiento de que alguien estaba viéndola, le hizo girar hacia atrás, viendo frente a todos, debajo del gran y majestuoso árbol a Ikeyni, con sus ojos sobre ella, bondadosa y fuerte.
Los ojos miel de Me'rah tambaleaban un poco, impotente y a la vez decidida, pero no fue difícil leer lo que aquella Líder quería decirle, el respeto, orgullo y aceptación se proyectaban hacia la rubia y al final la lideresa solo asintió en su dirección, hacia la pequeña Humana que le miraba en medio de todos los na'vi.
Pero Me'rah no tuvo que decir o hacer nada para aceptar el gesto, simplemente la miró y más que clara solamente se giró de nuevo y continuó su camino hacia Neteyam y el resto de chicos.
El respeto que le inspiraba aquella fuerte Líder, como lo era Ikeyni, una de las únicas líderes mujer al mando de un clan entero, era irreal, él como inspiraba con facilidad el orgullo que tenía hacia Me'rah apenas conociéndola esa noche. ¿Así que eso era el lograr ver? Le hubiera gustado saber, pero nadie te enseña a ver.
Si tan solo Eywa la escuchara....
—Ya no están.—De pronto dijo Neteyam detrás de toda la gente, en el espacio vacío que ocupaban los direhorse de sus hermanos que ahora habían desaparecido.—...Ellos ya no están.
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