
── 𝟑𝟒. 𝐓𝐫𝐨𝐮𝐛𝐥𝐞𝐬
𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎 ── 𝐏𝐑𝐎𝐁𝐋𝐄𝐌𝐀𝐒
| Mientras tanto, en alguna parte de Impel Down |
—¡Ya nos habíamos librado de esa cosa! ¿Para qué la traen de vuelta? —gritó aterrorizado Bon Clay con Luffy a su lado, quien sonreía ampliamente, observando cómo un Minotaurus, una criatura híbrida de gran estatura portando un garrote gigante de acero con púas se acercaba—. ¡¿Qué hacen aquí?! ¡Creí que iban a escaparse!
—¿Tú otra vez? —gritó Buggy, sorprendido por la presencia de Luffy
—¡Sabía que cambiarían de planes! —gritó Luffy, manteniendo su sonrisa confiada.
—¡Lárgate! ¡Lo último que quiero es verte! —gritó Buggy molesto
—¡Hola de nuevo, Mar! —saludó Luffy con entusiasmo.
—¡Hola Luffy! —gritó Mar, visiblemente aliviada pero aún atemorizada, siguiendo el paso de los demás—. Me alegra ver que sigues con vida. Y veo que ya encontraste a Bon Clay. ¡Perfecto, porque necesitamos toda la ayuda posible!
—¿¡Ayuda!? —interrumpió Bon Clay indignado—. ¡Están locos!
—¡Estábamos intentando escapar cuando de pronto salió esa cosa! ¡Ahora no nos deja perseguir!
—Entonces aquí fue donde cayó —respondió Luffy con su rostro serio.
—Entonces ¿es tu culpa? ¡Tenía que ser! —comentó Buggy molesto.
—¡Te voy a matar Luffy si no salimos de esta! —gritó Mar, mirando al joven con furia.
—¡Ya no quiero correr! —jadeó el señor 3, desesperado y con la respiración entrecortada—. Solo debí dejarme atrapar para poder sentarme a gusto.
—Toro mugroso —replicó Buggy más irritado—. Me voy a aventar a la caldera si no nos deshacemos de esa cosa.
—¡Ni se te ocurra decir eso! —gritó Mar con enojo, dándole un pequeño golpe en la cabeza a Buggy con la palma de su mano—. ¿Tienes idea de todo lo que hemos pasado para llegar hasta aquí? ¡¿Y ahora quieres rendirte?! ¡Deja de decir tonterías y piensa en algo!
—¡Por supuesto! —respondió Buggy con una sonrisa confiada—. ¡Sombrero de Paja! ¿Recuerdas la bala Buggy? ¿Esa poderosa e increíble arma? La usé cuando nos conocimos, ¡y casi destruimos la mitad de un pueblo! ¡Tus amigos casi mueren del susto!
—No —respondió Luffy, cortante, mientras la bestia se acercaba peligrosamente.
—¿Estás bromeando? —preguntó Buggy, sorprendido—. ¡Ay, vamos! ¡Estoy seguro de que recuerdas la bala Buggy! ¡Me viste usarla para causar una destrucción masiva! ¡Hizo Boom!
—Yo sí recuerdo esa bala —respondió Mar con una sonrisa divertida, mirando a Buggy mientras levantaba una ceja—. Hasta la he usado una vez.
—¡Ves, ella sí lo recuerda perfectamente y tú no puedes recordar esa Boom! —comentó Buggy, manteniendo una expresión irritada hacia Luffy—. ¡Seguro te quedaste tan en estado de shock que ni siquiera pudiste procesar el trauma!
—No creo —comentó Luffy, desconcertado, sin inmutarse por el comentario de Buggy.
—Mejor te explico, la bala Buggy es una bala de cañón poderosísima —explicó Buggy con tono serio, casi académico—. Puedo decir que es mi arma secreta. ¿Sabes que la nombraron así en mi honor? Hasta Mar sabe esa historia.
—Sí, claro, ninguno de nosotros sabe de lo que hablas —respondió el señor 3, mirando a Buggy con una mezcla de aburrimiento y escepticismo—. El punto es que debes confiar mucho en ti mismo para ponerle tu nombre a eso.
—¡Sí! Y es tan poderosa que nunca... —respondió Buggy, ahora con más determinación—. Solo que esta vez es la versión de bolsillo. Es más, aquí la traigo. ¡La bala Mar!
—¡Cambiaste el nombre! —respondió el señor 3 sorprendido, mirando el extraño proyectil que Buggy había sacado de su zapato.
—Como sea, ¡Toma esto, animal! —anunció Buggy, levantando su pierna para mostrar la planta de su zapato de prisionero apuntando hacia la criatura—. ¡Mi arma secreta, la bala Mar!
De la planta de su zapato, salió una diminuta bala roja que voló en el aire en dirección a la cara del Minotaurus. En el mismo instante, una explosión resonó, tan fuerte que hizo que saliera volando por los aires, impactando contra el suelo. A pesar de su tamaño y resistencia, la bestia parecía completamente derrotada.
—¡Increíble! —respondió Luffy, asombrado.
—¡Qué buen tiro! —comentó Bon Clay, también impresionado.
Mar quedó inmóvil durante unos segundos, mirando la devastación causada por el pequeño proyectil de Buggy. Sus ojos se enfocaron en él, y una mezcla de sorpresa y emoción apareció en su rostro. Luego, comenzó a caminar hacia él con pasos decididos, sus ojos fijos en su pareja, mientras los demás observaban en silencio.
—¿La bala Mar? —preguntó, deteniéndose justo frente a Buggy, pero también con una chispa de orgullo en los ojos.
Buggy, inflado de confianza y con una pizca de nerviosismo, se cruzó de brazos y ladeó la cabeza con una sonrisa presuntuosa, aunque sus mejillas se tiñeron de rojo por la atención.
—¡Por supuesto! Es pequeña, pero poderosa. Justo como tú, amor —respondió, intentando sonar casual mientras su pecho se hinchaba de orgullo.
Mar no pudo evitar reír entre dientes, la risa salió suave, como un suspiro, pero pronto se tornó en una sonrisa profunda y cálida. Sin previo aviso, dio un paso adelante y lo abrazó con fuerza, sus brazos rodeando su torso y escondía su rostro en su pecho. Buggy, sorprendido, finalmente correspondió al abrazo de manera torpe, mirando de reojo al resto del grupo con una expresión algo confundida.
—Eso fue... increíble, Buggy —susurró Mar contra su pecho, su voz suave pero cargada de sinceridad.
Buggy se aclaró la garganta, intentando recuperar su habitual arrogancia, pero su voz salió algo afectada por el momento.
—Tú eres mi musa, Mar. Era lo mínimo que podía hacer —dijo, buscando no dejar que sus palabras se sintieran demasiado suaves, como siempre, tratando de mantener su fachada.
Mar levantó la vista hacia él, sus ojos brillando con una mezcla de admiración y afecto. No le dio tiempo a decir nada más antes de tomarlo de la camisa de prisionero y besarlo profundamente. El beso fue intenso, cargado de emociones, y por un momento, el caos y la tensión del mundo exterior desaparecieron por completo para ambos, mientras el resto del grupo observaba atónito.
—¿Qué están haciendo? —preguntó Luffy en voz alta, inclinando la cabeza con la misma sonrisa tonta de siempre—. ¿Por qué se están comiendo la cara?
El señor 3 rodó los ojos con un suspiro, mirando a Luffy con cansancio.
—Es un beso, Sombrero de Paja. No creo que entiendas esas cosas.
Mar rompió el beso, pero no se separó mucho de Buggy, su rostro iluminado por una sonrisa cálida y sincera.
—Eso fue inesperado, pero... me encantó —dijo con una sonrisa que desarmó por completo a Buggy, quien ahora parecía completamente desbordado por las emociones que no esperaba.
—La bala Mar es definitivamente mi mejor creación —respondió Buggy, con una sonrisa algo más tímida que usualmente, pero orgulloso de haberla impresionado tanto.
El momento entre Mar y Buggy se rompió bruscamente cuando una sombra se alzó entre las llamas provocadas por la explosión de la bala Mar. El Minotaurus se levantó de nuevo, furioso y más peligroso que antes. Sus pasos pesados resonaron en el suelo mientras se acercaba a ellos, y su garrote de acero brillaba con un tono macabro.
Bon Clay saltó al aire en un giro acrobático, sus piernas se extendieron como dos látigos, impactó con su pierna la enorme criatura, enterrándola parcialmente en el suelo. Mientras la bestia temblaba por el golpe, Luffy estiró su brazo hacia atrás, usando la cera del Señor 3, y disparó un potente puñetazo que, acompañado de una explosión de energía, hizo que la criatura volara por los aires. El grupo observó con ojos brillantes cómo el Minotaurus, finalmente derrotado, caía al suelo inerte.
—¡Lo logramos! ¡Por fin, vencimos a esa vaca del demonio! —gritaron, con los corazones palpitando de alivio, mirando la figura caída del monstruo.
—¡Eso es! ¡Ahora vamos a bajar al nivel cuatro! —exclamó Luffy, con una sonrisa que reflejaba su inquebrantable determinación.
Sin embargo, el Señor 3, aún jadeando por el calor y el esfuerzo, miró a Luffy con incredulidad y preocupación.
—¡¿Aún están seguros de bajar al nivel 4?! —preguntó, con la piel tan roja como la lava que los rodeaba—. Apenas logramos vencer esa vaca del demonio, y no puede ser que quieras continuar.
—¡Jamás! —gritó Luffy, casi desafiante—. Ya estamos cerca del nivel 5. ¡Logramos liberar a Ace!
El grupo estaba decidido, pero Buggy no compartía el mismo entusiasmo. Miró a Luffy y Mar, sin poder ocultar su frustración.
—Bueno, te lo voy a preguntar una vez más. Después de eso, ¿De verdad tienes ganas de bajar al nivel cuatro? —preguntó Buggy, su tono más serio ahora mientras se giraba hacia Mar—. ¿Y tú, Mar? ¿Todavía quieres seguir ayudando a este loco?
Mar no dudó, su respuesta fue firme, una expresión decidida cruzó su rostro.
—Sí —respondió Mar y Luffy al unísono.
Buggy no podía creerlo. Frunció el ceño, claramente molesto.
—¡Esto es una locura! —exclamó frustrado por la actitud de ambos.
—Ya lo sabías cuando me conociste, Buggy —respondió Mar con una mezcla de ironía y firmeza mientras ajustaba uno de sus guantes—. Tengo un favor que devolver.
—¡Como te hago entender que está demasiado caliente! —gritó Buggy, desesperado, mientras caminaba hacia Luffy—. ¡Saltarnos a un caldero de sangre hirviendo, ¿te parece una buena idea?! ¡¿No hay algo en el Infierno Ardiente que te haga entender?! ¡No vamos a bajar, y menos tú, Mar! ¡Nos iremos de aquí!
—No vine aquí a darme la vuelta, Buggy. Mi plan siempre fue llegar al final —respondió Mar, su tono dejando claro que su decisión estaba tomada.
Buggy gruñó, con los puños apretados, su frustración evidente. Se cruzó de brazos con una mueca molesta.
—¡Pero eso es diferente! ¡Esto no es tu pelea, Mar! ¡Tú no tienes por qué estar con el mocoso! ¡No irás! —gritó, casi implorando, pero la decisión de Mar parecía inquebrantable.
Luffy, con su dedo meñique en la nariz, observó la escena, ajeno a la tensión que se estaba acumulando.
—¿Por qué? —preguntó con una inocente curiosidad.
—¡Porque es obvio! —gritaron Buggy y el Señor 3 al unísono, sin poder contener más su frustración. Ambos intentaban, sin éxito, hacer entrar en razón a Luffy y Mar, rogando que escaparan antes de que fuera demasiado tarde.
Bon Clay se cruzó de brazos con una sonrisa burlona, observando el intercambio entre todos con calma.
—Déjalos que se vayan, Sombrerito y Violinista. —comentó Bon Clay, su tono ligero y algo burlón—. No tienen el carácter para bajar con nosotros. Especialmente tu novio, Violinista. Es un payaso con una nariz tan grande que apenas puede seguir el ritmo.
Buggy se detuvo en seco, sus mejillas se sonrojaron de furia, y su mirada se fijó en Bon Clay con una intensidad peligrosa. Sin pensarlo, dio un paso hacia él, señalando con el dedo acusador.
—¡¿Nariz?! ¡Insolente travesti, te estás burlando de mi nariz! —gritó, su voz llena de rabia y su cuerpo tenso por la ira, mientras sus zapatos rechinaban sobre el suelo de piedra.
—¡Véalo como quieras! —respondió Bon Clay con una sonrisa de suficiencia, cruzándose de brazos con un aire despectivo—. ¡Al menos yo tengo el carácter para enfrentar lo que venga, narizota!
Mientras tanto, Mar observaba la escena en silencio, con una expresión de calma calculada, aunque sus dedos tamborileaban suavemente en el mango de su espada. Sus ojos seguían el intercambio entre Buggy y Bon Clay, apesar de su postura tranquila, su cuerpo estaba en alerta, lista para intervenir si las cosas escalaban más de lo necesario.
Antes de que las cosas se salieran de control, Luffy aprovechó la distracción, tomó a Mar del brazo, su agarre firme pero no brusco.
—Ven conmigo un momento, Mar —Ella frunció el ceño, sorprendida por su tono serio, pero no puso resistencia. Mientras él la guiaba lejos del bullicio, Luffy se detuvo, girándose hacia ella, tomó aire, mientras sus ojos oscuros reflejaban algo que Mar no había visto antes: preocupación mezclada con un dejo de vulnerabilidad—. Necesito pedirte un favor.
Mar arqueó una ceja, cruzando los brazos con desconfianza. Su voz mantuvo un tono firme, aunque una pizca de curiosidad brillaba en su expresión.
—¿Qué pasa, Luffy?
Luffy apretó los puños a los costados, como si intentara reunir toda la determinación necesaria para continuar. Su mandíbula se tensó mientras buscaba las palabras correctas, y su cuerpo entero transmitía una mezcla de tensión y resolución.
—Estoy comenzando a tener un presentimiento de que las cosas en este nivel se pondrán más difíciles... si ves que la situación se vuelve peligrosa y no hay forma de salir... quiero que te escondas con Buggy. No arriesgues tu vida innecesariamente.
Mar parpadeó, completamente sorprendida, su mirada se endureció mientras procesaba lo que acababa de escuchar.
—¿Esconderme? Luffy, ¿qué estás diciendo? No vine aquí para quedarme de brazos cruzados —preguntó, incrédula, su tono cargado de incredulidad y molestia. Luffy negó con fuerza, sus ojos nunca dejaron los de Mar, transmitiendo una sinceridad inquebrantable.
—No es eso. —Su voz era baja, pero cargada de intensidad. Apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos—. Mar, este lugar no es como el resto del mundo. Es un infierno... Si algo me pasa... si ya no puedo seguir... quiero que encuentres una manera de salir de aquí con Buggy.
Mar se quedó inmóvil, nunca había considerado la posibilidad de abandonar a alguien en una misión, y mucho menos a alguien como Luffy, pero el peso de sus palabras estaba claro.
—¿Por qué dices eso? Estaremos juntos, ¿no? —preguntó con firmeza, su tono casi desafiante.
—Sí, pero Ace es mi hermano. —su voz temblaba ligeramente, pero su determinación seguía intacta—. No puedo rendirme hasta llegar a él. Si no puedo seguir, necesito saber que tú tienes una oportunidad de rescatarlo. Sé que puedes hacerlo y eres lo bastante inteligente para lograrlo.
Las palabras de Luffy golpearon a Mar con una mezcla de impacto y responsabilidad. Ella apretó los labios, sus dedos volviendo a tamborilear en el mango de su espada. Por un instante, apartó la mirada, reflexionando profundamente.
—Luffy... —comenzó, pero él la interrumpió.
—Prométemelo. Prométeme que harás lo que sea necesario para llegar a Ace, incluso si eso significa huir por un momento.
Ella cerró los ojos un momento, dejando escapar un suspiro pesado. La tensión en sus hombros se suavizó apenas, pero su voz, cuando finalmente habló, estaba cargada de resolución.
—Lo prometo.
—Gracias, Mar —Luffy esbozó una sonrisa pequeña, casi de alivio. Asintió con gratitud, y por un instante, la determinación que ambos compartían pareció solidificar un vínculo silencioso entre ellos.
—¡Voy a arrancarte esas pestañas falsas, travesti de circo! —La voz de Buggy resonó, cargada de frustración, mientras se lanzaba hacia Bon Clay con una furia apenas contenida.
Bon Clay esquivó con gracia, dando una pirueta que parecía desafiar la gravedad.
—¡Hazme reír, narizota! —respondió con su característica teatralidad, alzando una ceja con burla.
Mar observó la escena desde la distancia, dejando escapar un profundo suspiro. Sus hombros cayeron ligeramente, y por un momento, permitió que una pequeña sonrisa divertida cruzara sus labios. Luffy, por su parte, se giró hacia el alboroto, sus ojos brillando con curiosidad mientras se rascaba la cabeza.
—Será mejor que volvamos antes de que se maten —dijo Mar, ajustando el mango de su espada con una mano, de repente, sus ojos se alzaron hacia el techo, percibiendo algo extraño—. ¿Es mi imaginación o es que se está haciendo más alto? —comentó, con el ceño ligeramente fruncido mientras la distancia entre ellos y la pared superior aumentaba con rapidez.
—No, creo que tienes razón —acordó el señor 3, levantando la mirada hacia arriba, justo cuando Buggy, Luffy y Bon Clay lo hicieron también al mismo tiempo—. De pronto tengo una sensación de adrenalina y velocidad.
La vibración en el aire se intensificó, un retumbo profundo que resonaba como un eco lejano, presagiando algo aún más grande. El sonido creció con cada segundo que pasaba. Fue el señor 3 quien, con los ojos bien abiertos, fue el primero en percatarse de lo que realmente sucedía.
—¡Estamos cayendo! —exclamó con los ojos desorbitados, mirando a su alrededor mientras la oscuridad del pozo se tragaba todo a su paso.
Luffy, Buggy, el señor 3 y Bon Clay comenzaron a gritar aterrorizados, sus voces llenas de pánico mientras el abismo los devoraba rápidamente, a diferencia de los otros, Mar permaneció completamente serena, con los brazos cruzados y la mirada fija en el abismo que los tragaba, su expresión era firme y calculadora, los otros cuatro, desesperados, comenzaron a rodearla, aferrándose a ella como última esperanza.
—¡Mar, haz algo! —gritó Buggy, su rostro contorsionado por la desesperación.
—¡Oh, salvadora celestial! ¡Ilumínanos con tu sabiduría! —clamó Bon Clay, girando su cuerpo en el aire como si estuviera realizando un número acrobático.
—¡Por favor, dime que tienes un plan para salir de esta! —suplicó el señor 3, su cuerpo tenso por el miedo.
—¡Mar! ¡¿No tienes un truco genial para detener esto?! —gritó Luffy, aunque se sentía un tanto impotente ante la magnitud de la situación.
Mar los observó con calma, su mirada analítica se posó sobre cada uno de ellos, antes de soltar un suspiro pesado. Su tono de voz era tranquilo, pero también un poco exasperado por la histeria que la rodeaba.
—¿De verdad creen que abrazándome se resolverá algo? —preguntó, levantando una ceja, algo sorprendida por la absurda escena frente a ella.
Buggy la miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de nerviosismo y determinación.
—¡Claro que sí, amor mío! ¡Siempre tienes una salida para todo! —dijo, como si tuviera total confianza en que Mar encontraría una solución—. ¡Escucha, Mar! Si salimos de esta vivos... y yo me convierto en el Rey de los Piratas, ¡te haré mi reina! —declaró, su tono serio y lleno de una emoción que Mar no había anticipado.
Los otros tres se quedaron en silencio, procesando las palabras de Buggy. El aire se llenó de una extraña quietud mientras todos digerían lo que acababa de decir. Mar, por su parte, no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa al ver la reacción de los demás.
—¡¿Qué clase de propuesta es esa?! —exclamó el Señor 3, su rostro una mezcla de confusión y desconcierto. A pesar del caos, la sorpresa era tal que ni siquiera el miedo parecía alcanzarlo.
—¡Es hermoso y absurdo a la vez! ¡Estoy conmovido! —añadió Bon Clay, poniendo una mano dramáticamente sobre su pecho, como si estuviera tomando un golpe emocional.
—¡Eso suena increíble! ¡Pero seguimos cayendo! —intervino Luffy, señalando hacia abajo con los ojos bien abiertos.
Mar suspiró profundamente, dejando escapar un pequeño rodar de ojos mientras observaba la confusión en sus compañeros.
—Buggy, si quieres ser Rey de los Piratas, primero asegúrate de no perder la cabeza —dijo con tono serio, pero en sus ojos había una pizca de diversión.
—¡Eso no es justo! ¡Mis emociones son parte de mi encanto! —protestó Buggy, sus ojos brillando con una mezcla de indignación y picardía.
Mar esbozó una ligera sonrisa, casi imperceptible, mientras su mirada se mantenía fija en él.
—Si logramos sobrevivir a esto... hablamos de tu "propuesta". —respondió, no sin una ligera diversión en su tono y Buggy se quedó en silencio por un segundo.
—¡¿Eso es un sí?! —preguntó, casi saltando de la emoción, como si ya hubiera conseguido lo que quería.
Mar lo miró con una expresión tranquila y serena.
—No te emociones tanto. —respondió con tono suave, aunque en el fondo parecía disfrutar de su reacción.
La caída continuaba y el aire a su alrededor se volvía cada vez más caliente. Mar pudo sentir cómo la temperatura aumentaba drásticamente, como una advertencia de lo que estaba por venir. Observando las estructuras ardientes que se alzaban bajo ellos, sus ojos se entrecerraron con determinación: sabían que estaban acercándose al Nivel 4, el Infierno Ardiente y el calor se volvía más sofocante.
El sonido de sus gritos se apagaba por la intensidad del aire caliente que les golpeaba la piel, y Mar notó cómo la oscuridad del pozo iba dejando paso a una luz cálida y cegadora, un indicio claro de que el impacto era inminente.
Sin perder la compostura, Mar decidió tomar el control de la situación de inmediato, envolvió a los cuatro hombres en un abrazo firme. Sus ojos se alzaron hacia ellos, con una mirada autoritaria, y su voz resonó fuerte y clara sobre el bullicio.
—¡Sujétense de mí si quieren salir enteros! —ordenó, su tono firme, sin lugar a dudas.
Sin previo aviso, Mar ejecutó un salto ágil y preciso. Como si fuera una extensión de su propia voluntad, impulsó a los cuatro hacia adelante, llevándolos directamente hacia un puente que cruzaba el nivel. El aire caliente les golpeó como un muro al aterrizar, pero Mar no vaciló ni un segundo. El impacto fue fuerte, pero inmediato, todos estuvieron en pie, rodeados por el calor abrasador del Infierno Ardiente.
Tan pronto como sus pies tocaron el suelo, la sensación de calor extremo ascendió rápidamente por sus cuerpos. El calor era tan intenso que parecía quemar incluso las suelas de sus botas. Uno tras otro, los hombres comenzaron a brincar descontrolados, moviéndose con agilidad a pesar de la pesadez de la situación, evitando la abrasadora superficie con rapidez. El sudor comenzó a empaparlos y a rodar por sus frentes, reflejando la tensión de cada movimiento.
Pero lo inesperado ocurrió. Sin pensarlo dos veces, Luffy, con su energía característica, comenzó a correr hacia un corredor, buscando una salida. Bon Clay, con la misma imprudencia, comenzó a correr detrás de Luffy, no dudando ni un instante de su liderazgo. Mar los observó por un momento, una sensación extraña comenzó a hervir en su interior. Su corazón latió más rápido mientras los veía alejarse. Un mal presentimiento se apoderó de ella, algo que no podía ignorar.
—¿Qué ocurre? —preguntó el Señor 3 con seriedad, observando cómo Mar bajaba la mirada en silencio. La preocupación se reflejaba en su rostro al ver que Mar no reaccionaba de inmediato.
Mar permaneció en silencio por un momento, su mente luchando con las palabras de Luffy que resonaban en su cabeza: "Si no puedo seguir, necesito saber que tú tienes una oportunidad de rescatarlo." La frase de Luffy se repetía como un eco en su mente, y su decisión se formaba lentamente. Si lo hacía, tenía la oportunidad de salvar a Ace, evitar una guerra con la Marina y Barbablanca, y eso significaba no estar atrapada en la prisión. Sin embargo, una parte de ella también pensó en Mihawk, en su respeto hacia él y cómo podría verlo que se infiltró en Impel Down y su relación con un Guerrero de Mar
Mar cerró los ojos por un breve instante, tratando de calmar el torbellino de pensamientos que la invadía. Finalmente, con una respiración profunda, dejó de dudar. Miró al Señor 3 y con decisión, respondió en voz baja pero firme:
—Lo haré, Luffy... voy a hacerlo.
—¿Qué harás qué? —preguntó el Señor 3, confundido y preocupado, al ver que Mar no se detenía, su rostro lleno de una preocupación palpable.
—Vámonos de aquí. —Comentó Mar con total seguridad y seriedad, sin girarse a mirarlo.
El Señor 3 no pudo ocultar su sorpresa ante la declaración de Mar. Su rostro se deformó en una mueca de incredulidad.
—¡¿Hablas en serio?! —preguntó, sus ojos reflejando una mezcla de asombro y preocupación. Parecía que no podía comprender la decisión de Mar.
Pero antes de que Mar pudiera hacer otro movimiento, su voz resonó una vez más, esta vez con una firmeza aún mayor.
—¡Buggy, vámonos de aquí! —gritó Mar, su tono ya no dejando lugar a dudas, exigiendo que Buggy la escuchara.
Buggy, que estaba a punto de seguir a Luffy, se detuvo de golpe, girando hacia Mar con una expresión incrédula. El cambio en su actitud lo sorprendió.
—¡¿Qué?! —gritó Buggy, su voz llena de confusión y asombro mientras miraba a Mar, intentando comprender lo que estaba sucediendo—. ¿Hablas en serio? ¿Dejaremos atrás Sombrero de Paja? —preguntó Buggy, su voz entrecortada por la sorpresa. No podía creer que Mar estuviera sugiriendo abandonar a Luffy, su compañero de aventuras.
Mar lo miró fijamente, sin dudar ni un segundo. Su decisión estaba tomada, no había marcha atrás. Las palabras que había repetido en su mente eran claras y definitivas.
—Ya me escuchaste. —Repitió Mar con tono firme y sereno—. ¡Vamos, salgamos de aquí, Luffy puede hacerlo por sí mismo! —respondió, dirigiéndose nuevamente al frente.
Buggy y el Señor 3 se quedaron en silencio por un instante, desconcertados por el cambio drástico en Mar, una decisión tan inesperada que ni ellos podían procesarla de inmediato. Sin embargo, sin pensarlo dos veces, Buggy y el Señor 3 comenzaron a seguirla, sin comprender por completo la decisión de Mar de abandonar a Luffy.
Finalmente, después de varios minutos de correr bajo el abrasador calor del Nivel 4, la piel de Mar estaba empapada de sudor y el aire se volvía cada vez más sofocante. Se detuvieron al llegar a un enorme pilar de piedra.
—¡Por qué tanto drama ahora! —gritó Buggy con seriedad, mirando a Mar con una mezcla de confusión y frustración. Luego, en un tono más bajo, agregó—: ¡¿Porque decidiste dejar atrás a Sombrero de Paja, qué te hizo cambiar de opinión?!
Mar extendió su brazo y señaló hacia donde se encontraba Luffy, enfrentándose con valentía a un grupo de guardias, sus puños llenos de determinación.
—¡Es por eso! —comento Mar, su voz firme mientras observaba la escena con atención. —Luffy me obligó a hacer una promesa de esconderme para no arriesgar mi vida si la situación se volvía más peligrosa. Parece que Luffy estaba en lo cierto.
—Y pensar que este nivel es para torturar prisioneros, pero nadie les está prestando atención ahora —comentó el señor 3, sus ojos llenos de pavor mientras sus dedos temblaban ligeramente. —Con todos estos guardias, seguro nos tienen acorralados.
—¡Pero si han estado esperando en el nivel cuatro tanto tiempo, significa que solo quieren a Sombrero de Paja! —gritó Buggy, el pánico haciendo eco en su voz mientras se tomaba la cabeza con ambas manos. —¡No solo a él, sino a Mar por igual!
Mar apretó los dientes, la situación comenzaba a volverse más complicada. Sabía que no podían quedarse mucho más tiempo allí.
—Aún así, ustedes son fugitivos —comentó Mar, su voz baja, pero llena de una seguridad fría—. Saben sus nombres y sus rostros, sobre todo que ahora saben que estoy dentro de Impel Down. Tantos guardias en este nivel... también están apareciendo Bestias Carceleras y lo peor de todo, Magellan.
El nombre de Magellan causó que el señor 3 se quedara en silencio por un instante, como si un escalofrío le recorriera la espalda.
—Escuché que Magellan comió algún tipo de Fruta de Diablo —comentó el señor 3, mirando a Mar, esperando una respuesta. Ella asintió lentamente, pero su rostro permaneció impasible.
—La Fruta Veneno Veneno... fue algo que escuché de Mihawk hace años —narra Mar con seriedad, su tono grave reflejaba la importancia del tema. —El veneno de Magellan puede acabar lentamente con tu vida... si es que recuerdo correctamente, existen doctores que crean antídotos ante el veneno del Alcaide...
—¡Por favor! ¡El antídoto! ¡Me muero! —un grito desgarrador interrumpió la conversación, y Mar, Buggy y el señor 3 se acercaron rápidamente, sus pasos resonando en el silencio que los rodeaba.
Vieron a varios guardias conversando sobre la presencia de Luffy y una posible batalla contra Magellan. Mar observó atentamente, una sensación de incomodidad la invadió al darse cuenta de que Luffy había predicho exactamente lo que iba a ocurrir.
—Parece que Luffy estaba en lo cierto —Mar murmuró estas palabras para sí misma, sus ojos reflejando un conflicto interno mientras su mente evaluaba las opciones.
—De todas las cosas más horribles de Impel Down, el alcaide Magellan es sin duda la más aterradora —respondió el señor 3, con una sonrisa temblorosa en su rostro, como si intentara ocultar su pavor. —En este momento, está distraído con Sombrero de Paja, mientras tanto, debe tener a la mayoría de los guardias custodiando las escaleras del nivel 3. Por lo menos podemos estar tranquilos, que no tenemos que enfrentarlo.
Mar lo miró fijamente, un brillo de cautela brillando en sus ojos. Sabía que la situación estaba lejos de ser segura.
—¿A qué te refieres exactamente? —preguntó Mar con seriedad, levantando una ceja, su cuerpo ya tensado, preparado para cualquier respuesta que no fuera la adecuada.
—Me refiero a que esta es nuestra oportunidad —respondió el señor 3 con una sonrisa llena de nerviosismo. Pero su sonrisa desapareció en cuanto Mar le dio un golpe en la cabeza con fuerza.
—¡¿Ahora qué te pasa?! —preguntó Buggy hacia Mar, visiblemente sorprendido por su reacción.
Mar giró hacia ellos, su mirada tan firme como su voz.
—¡No vine con ustedes para escapar, aunque Luffy me pidió que lo hiciera... no significa que lo abandonaré!
El silencio que siguió fue denso. Buggy la miró, una mezcla de frustración y miedo cruzando sus ojos. Era consciente de la decisión que estaba tomando, y sabía que no podría detenerla, sin importar cuánto lo deseara.
—¿Y qué harás entonces, Mar? —preguntó Buggy, su tono frustrado, pero también lleno de preocupación—. ¡¿Vas a enfrentarte a Magellan con Luffy?!
—Luffy confía en mí —comentó Mar con seriedad, su voz plena de determinación. —Me pidió que encontrara la manera de salvar a Ace si las cosas salían mal, pero no puedo hacerlo dejando a Luffy. No puedo enfrentarme a Magellan, pero tengo la oportunidad de salvar a Ace.
—¿Salvar a Puño de Fuego tú misma? —preguntó el señor 3 incrédulo, levantando las cejas, casi riendo por lo absurdo de la idea—. ¡¿Estás loca si crees que puedes hacerlo sola?!
—Debo hacerlo y voy a encontrar la manera de hacerlo —dijo Mar de nuevo, con la voz llena de firmeza y seguridad. —Por ahora, los ayudaré a escapar de Impel Down, mientras me encargo de sacar a Ace.
La decisión de Mar dejó a ambos hombres paralizados, sin saber cómo reaccionar. Buggy, con el corazón en un torbellino de emociones, no podía comprender completamente lo que Mar quería hacer. Su mirada se suavizó por un momento, y caminó hacia ella.
—¡¿Estás loca, amor?! —exclamó Buggy, su voz llena de angustia, mientras tomaba el rostro de Mar entre sus manos. —¡Si crees que te quedarás aquí, estás equivocada! ¡Nos iremos de aquí!
Mar, mirando directamente a sus ojos, mantuvo su postura inquebrantable.
—¡Ustedes lo harán, de aquí no me muevo! —repitió Mar, su tono ahora lleno de determinación y resolución. —¡No lo repetiré, voy a sacar a Ace cueste lo que cueste!
Buggy la miró, su mente luchando con la decisión que sabía que no podía cambiar. Recordó cómo ella se había infiltrado en la prisión para salvarlo, y entendió, más que nunca, lo que significaba para ella. Se acercó lentamente, tomando a Mar entre sus brazos, abrazándola con fuerza, su rostro lleno de amor y preocupación.
—Si es lo que deseas, no voy a interferir —dijo Buggy con suavidad, acariciando su cabello, tratando de transmitirle algo de calma en medio del caos. —Te arriesgaste por mí para sacarme de esta prisión, y mi amor por ti es más fuerte que nunca. Promete que estarás bien. No quiero que te ocurra nada malo.
Mar lo miró profundamente, y en ese instante, la comunicación entre ellos fue más fuerte que las palabras. No necesitaban decir más, sus corazones lo decían todo. Sin previo aviso, Buggy la besó, un beso lleno de pasión, amor y la promesa silenciosa de que, pase lo que pase, siempre estarían juntos. Cuando sus labios se separaron, ambos respiraban agitadamente, sus corazones latiendo al unísono.
—Lo prometo —dijo Mar, tocando suavemente la mano de Buggy, su voz llena de convicción. —Recuerda aquella noche en Sabaody. No me vas a perder, ¿entendido?
Buggy la miró, sus ojos reflejando la misma certeza. Asintió, sin dudar ni un segundo.
—Tampoco te perderé —respondió, acariciando con ternura la mejilla de su pareja. Su mirada era más protectora que nunca, llena de una determinación inquebrantable.
El momento entre ambos fue breve, pero suficiente para reafirmar su vínculo. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que una voz interrumpiera el tenso silencio.
—Oigan —interrumpió el señor 3, su tono de impaciencia palpable mientras se cruzaba de brazos—. ¿Nos quedaremos aquí perdiendo el tiempo o comenzamos a movernos para salir de aquí?
Mar dio un paso atrás, con la resolución de seguir adelante. Buggy, siempre alerta, asintió, mirando a Mar con el mismo amor y preocupación.
—Tienes razón —respondió Buggy, volviendo a poner la mirada en Mar—. Nos vamos, pero recuerda lo que dijimos.
Mar asintió, sus ojos reflejando valentía y amor. Aunque el destino de Ace aún estaba en juego, sabía que juntos enfrentarían todo lo que viniera.
𝐀𝐮𝐭𝐡𝐨𝐫'𝐬 𝐍𝐨𝐭𝐞𝐬
Me disculpo por el retraso, tengo el tiempo medido debido a la universidad y por un examen general de mi carrera para egresar
Nos vemos!
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