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CAPÍTULO 47: VERDADES (PARTE III)

—— VERDADES ——

Elara se alejó del Nemeton y se perdió en el bosque, mientras intentaba dejar en blanco su mente, en aquellos momentos no quería pensar en nada, y en nadie. Únicamente quería un momento de calma, un momento para respirar aliviada al ser consciente de que nadie, de momento, iba a ir tras ella para matarla. Porque, aunque la gustase pensar que el peligro había pasado, para un sobrenatural el peligro jamás pasaba.

La mujer lobo caminó por horas por el bosque, hasta que llegó a la zona donde la ex manada de Brett enterraba a los miembros muertos de la manada. La morena miró los nombres mientras una parte de ella sentía remordimientos por no haber estado ahí para ayudarles, en espacial con Satomi y con Lori, porque ella al igual que Brett, se culpaba de no haberse llevado con ellos a la Beta, creyendo que allí estaría segura, pero verdaderamente Beacon Hills no parecía ser un sitio seguro.

Tras pasar por allí, Elara volvió a perderse en el bosque, caminar por él la ayudaba a mantener la calma y a pensar, aunque ella se negaba a hacerlo. En aquellos momentos solo quería relajarse y dejar que aquel lado oscuro, que había despertado para enfrentar a Søren, volviera a aquel estado de letargo en el que debería de estar.

—Lara, ¿podemos hablar?— Pero al escuchar la voz de Derek, aquel lado oscuro, que prácticamente había vuelto a su estado de letargo, se despierto y, de cierta manera, invadió a Elara. Aunque ella sabía que Derek no la iba a hacer nada, físicamente, sabía que verbalmente sí era capaz, y por eso esa oscuridad se había despertado, para protegerla de lo que fuera a pasar.

—Ya hablaste antes.— Respondió ignorando su presencia y volviendo a retomar su camino.

—Antes sabes que no quería decir eso.— Afirmó Derek con obviedad. —Me conoces lo suficiente como para saber que hablo antes de pensar.— Puntualizó.

—Corrección creía conocerte, ahora no. Y me da igual lo que quieras decirme.— Dijo Elara mientras seguía caminando.

—¿Enserio, Elara? ¿Vas a seguir comportándote así? Creía que siempre preferías hablar las cosas.— Comentó Derek indicando que aquello iba a volver a terminar en una discursión o en algo mucho peor.

—¿Soy yo la que no quiere hablarlo?— Preguntó sarcásticamente mientras reía, al mismo tiempo que se daba la vuelta. —Espere una explicación por tu parte, Derek. Deberás que lo hice. Ahora simplemente se que nada de lo que me digas me hará cambiar de opinión.— Dijo Elara con tanta seguridad que hizo que Derek se diera cuenta de que aquella relación estaba completamente muerta.

—Lo siento.— Admitió Derek con sinceridad sabiendo que aunque no pudiera solucionar nada, sabía que ella merecía unas disculpas por todo el daño que la había causado.

Antes de que Elara pudiera decir o hacer algo, una flecha se clavó en el tronco de un árbol, haciendo que ambos se pusieran en alerta. Rápidamente los dos se escondieron, pero a diferencia de Derek, Elara sí era capaz de detectar al cazador a pesar de que este estuviera ocultando su rastro. Sin decir nada, la mujer lobo salió corriendo, perdiéndose entre la maleza, mientras seguía el rastro del cazador, el cual no tardó mucho en encontrar.

—Realmente sigo sin entender porque intentáis cazar a un Beskyttende.— Comentó negando, mientras golpeaba al hombre con tanta fuerza que le dejó semi inconsciente, pero a pesar de que la Elara racional en aquel momento hubiera parado, el lado oscuro lo impidió, y aunque ella fuera presa de él, no era tonta. Así que con bastante facilidad le llevó al río y, como tiempo atrás Gerard hizo con Matt, le ahogó dejando que el cadáver fuera arrastrado por la corriente, mientras la mujer lobo sonreía con maldad, al mismo tiempo que sentía una punzada en el hombro a consecuencia de la conexión.

***

Mientras comenzaba a despertarse, Derek soltó un gruñido de frustración. ¿Como era posible que siempre terminará siendo alcanzado por lo cazadores? A veces, el pelinegro pensaba que llevaba una diana a la espalda, porque ya no comprendía con la facilidad con la que siempre le disparaban.

El hombre lobo miró a todas partes confundido, ya que no sabía cómo había llegado a aquella especie de cabaña. Sin pensar mucho en ello y siendo consciente de que debía de irse de inmediato, rápidamente cogió su cazadora y se la puso, pero al salir de allí se dió cuenta de que no estaba solo, ya que Elara seguía allí. Ella le había salvado, otra vez, y le había curado la herida, otra vez. ¿Pero por qué? Ella ya había tomado la decisión de que él debía de salir de su vida, ¿por qué, entonces, le había salvado?

—¿Por qué me has ayudado?— Preguntó Derek, creyendo que tras lo sucedido ella no iba a ayudarlo con los problemas en los que se había metido.

—No soy tan mezquina como para dejarte tirado.— Comentó haciendo que Derek supiera aquello iba con un doble mensaje.

—Sobre eso...— Empezó a decir Derek mientras se sentaba a su lado, acto al que Elara no reaccionó alejándose de él como anteriormente había hecho, simplemente la dió igual su cercanía. —No quise hacerlo. Sabes que no lo haría.— Afirmó haciendo que Elara se quedará en silencio mirando fijamente a la nada.

—Pero tampoco tuviste el valor de decirme la verdad. Simplemente huiste.— Dijo ella con una voz monótona.

—Lo se, Lara. Y no quise hacerlo. ¿Pero que hubieras hecho tú? Ambos sabemos de qué si te lo hubiera dicho me habrías intentado ayudar y bastante ha sido que no te hayan involucrado aún conmigo.— Explicó con cierto alivio ante el hecho de que ahora ambos pudieran hablar sin gritarse. —¿Y que hacemos ahora?— Preguntó Derek haciendo que Elara entendiera que se refería a su relación.

Pero en vez de responder la morena se quedó en completo silencio, ya que ni ella sabía que pasaría después de ello. Después de pensar en lo que Alexander la había hecho ver, en lo que Derek la había dicho y hecho, y en todo lo que había pasado desde que se conocieron, ella estaba confundida. Ante el silencio de Elara, Derek comprendió que todo estaba dicho y sin más se puso de pies dispuesto a marcharse, ya que en Beacon Hills, literalmente, no le quedaba nada a lo que aferrarse.

Al ver que Derek se marchaba, una parte de Elara se contrajo. Por supuesto seguía teniendo sentimientos hacia él, aunque costará creerlo le seguía queriendo, pero también tenía miedo. Miedo de que volver a intentarlo la volviera a herir, por qué nadie sabía cuándo había llorado y sufrido cuando él la abandonó. Pero también sabía que si de verdad quería arreglar las cosas debía de poner también de su parte. Casi sin ser consciente de sus propios actos, la mujer lobo se puso de pies y con bastante sigilo salió tras el pelinegro, aunque apenas la sacaba un par de metros, posiblemente fueron los más largos para ella.

—Derek.— Le llamó justamente cuando estaba a un metro de él. El aludido se giró confundido, pero antes de que pudiera preguntar qué era lo que ella quería, Elara acortó la distancia y le besó.

Aunque era cierto que aquello era un terreno que ambos conocían en profundidad, aquel acto pilló de improviso para el hombre lobo, de igual forma que ocurrió cuando ella le pidió que la marcará o cuando se enteró de que iba a ser padre, pero tan rápido como se dió cuenta de que aquello de verdad estaba ocurriendo, respondió a él, agarrándola de la cintura para atraerla, buscando, de alguna forma, profundizar un beso que ambos necesitaban con desesperación.

—Pensaba que me odiabas.— Comentó Derek justamente después de separarse debido a la ausencia de aire.

—Es un sentimiento de amor-odio.— Respondió Elara con su característica mirada de superioridad en ciertos sentidos, pero ante aquel comentario Derek supo que más que odio, sabía que ella le seguía queriendo, y en aquel sentido, para él fue un alivió, porque todavía tenía la esperanza de que todo volviera a ser como antes.

Pero en vez de responder a su comentario, refutándolo, Derek volvió a besarla, haciendo que Elara internamente sintiera como aquella oscuridad que despertó varias horas atrás empezaba a calmarse. Lo que hizo que sus hombros y todo su ser se relajara, no por el hecho de que ambos se estuvieran besando, sino por aquella sensación de libertad.

Elara atrajo a Derek más a ella, agarrando su nuca haciendo que él ahogara una especie de gruñido por su brusquedad, pero no por que le hubiera hecho daño, sino porque aquella brusquedad le escitaba.

Ambos comenzaron a retroceder en dirección hacia la cabaña, aunque no era de extrañar que de forma torpe, ya que ambos no había optado por separarse, hasta que finalmente Derek tomo la iniciativa y se detuvo, para segundos después subir a Elara sobre él, permitiéndole caminar con mayor facilidad, mientras ambos seguían besándose, ya que en ese momento en el que Derek se había detenido le habían aprovechado para tomar aire y poder continuar.

Al llegar al interior de la vieja cabaña, Elara se bajó, quedándose varios centímetros por debajo de donde se encontraba antes, pero aquello no la importó, ya que ambos se volvieran a besar, está vez Derek aprovechó la pared que se encontraba tras ella para poder obligarla a que se apoyará en ella, haciendo que este beso, a diferencia de los anteriores, fuera de una forma más calmada, de una forma en la que podía significar que tenían todo el tiempo del mundo aunque en realidad no fuera así, pero ninguno de los dos quería ser consciente de ello, ninguno quería regresar a la realidad donde todo era un completo caos, por qué incluso ellos eran un caos.

—Deberías irte.— Le aconsejó Elara justamente cuando se separaron, haciendo que Derek entendiera lo que quería decir. Pero en aquellos momentos no le importó si descubrían que estaba allí, ni tampoco si le encontraban.

—Puedo esperar.— Afirmó sonriendo, haciéndola entender que aquella noche su plan no era huir, posiblemente era hacer cualquier cosa menos huir.

Los dos volvieron a besarse, retomando ese beso con mayor desesperación, con mayor necesidad de más y, aunque ambos tenían la capacidad de parar, ninguno de los dos puso objeción alguna de hacerlo, y aquel hecho se confirmó cuando Elara se encargó de quitarle la cazadora a Derek, la cual cayó detrás de él para después ser la de ella la que desapareciera.

Ambos terminaron sobre el viejo sofá cama que había, Derek sentado sobre él y Elara en su regazo, mientras ambos se besaban con total desenfreno, mientras el pelinegro bajaba sus manos hasta el dobladillo de la camiseta de ella subiéndola y quitándosela, para después ser la de él la que desapareciera. El hombre lobo la acercó más a él, sintiendo, con aquel mismo contacto de sus cuerpos, el calor que ya irradiaban, lo que hizo que su desesperación aumentará.

Esta vez fue Elara quién llevo la iniciativa en el besó, siendo está vez uno con posesión y sin nada de delicadeza. Derek deslizó sus manos por detrás de la espalda de ella atrayéndola, mientras él empujaba su lengua contra la de ella.

Los dos se registraron sobre el viejo sofá, mientras seguían besándose aprovochendo la superficie por parte de Derek, para empezar a besar el cuello de ella, haciendo que Elara se mordiera el labio para evitar hacer cualquier ruido, no por temor a que les escucharán, sino por costumbre.

Finalmente, el hombre lobo consiguió su propósito, ubicar el cierre del sujetador de la morena, el cual desabrochó y quitó rompiéndole, pero a ninguno de los dos le importó. Elara estaba demasiado concentrada en otras cosas, como para pensar en ello, y Derek en cambio estaba ocupado con el pecho izquierdo de la chica, el cual era mordido por él, mientras que el otro le masajeaba.

El calor en la habitación había aumentado, y cada segundo que pasaba ambos eran conscientes de la necesidad de quitarse toda la ropa, Derek volvió a recorrer, con sus manos la espalda de la chica, al igual que las manos de ella también recorrían la espalda del hombre lobo y llegaban hasta los pantalones de él, haciéndola sonreír con maldad. El pelinegro entendió sus intenciones y la ayudó a deshacerse de su propio pantalón, para luego deshacerse del pantalón que ella llevaba.

Ambos ya estaban en ropa interior, mientras que Derek seguía besando el cuerpo y pecho de Elara, haciendo que ella soltara pequeños gemidos que le hacían reír con maldad al hombre lobo, al mismo tiempo que la impedía que ella llevará el control de la situación, porque aquella noche quería ser él, quién la hiciera disfrutar en compensación por lo ocurrido. Segundos después ambos estaban completamente desnudos, Derek penetro a Elara con lentitud, dándola su tiempo para que se acostumbrara mientras le besaba, cuando ella le hizo la señal empezó a embestirla, no con cuidado, sino con movimientos rápidos y salvajes, lo que hacía que la morena se mordiera su labio evitando soltar cualquier sonido y palabra por su boca.

Los movimientos de él cada vez eran más rápidos y violentos, haciendo a ambos, en algunas ocasiones, soltarán pequeños gemidos. Derek sintió como su miembro se ensanchaba, al mismo tiempo que ella sentía un pequeño ardor en su abdomen, la morena se agarró a la espalda de él mientras ambos aumentaban sus movimientos. Elara clavó sus uñas en la espalda del hombre lobo justamente cuando llegaban al orgasmo al mismo tiempo. El hombre lobo se bajó de encima de ella, mientras ambos se tapaban con una vieja manta. Ambos tenían la respiración acelerada y estaban completamente sudados, pero eso no le importó a él para acercar a Elara y abrazarla, mientras que ella se acomodaba en el pecho de él.

—Creo que deberíamos de discutir más a menudo.— Comentó Derek mientras recorría el brazo de la chica. —Siento lo que dije.— Añadió haciendo que Elara soltara un pequeño gruñido al escucharle.

—Te va a hacer falta más que una disculpa.— Murmuró ella mientras se daba la vuelta para acomodarse y poder dormir más cómoda, en busca de algo de frío, tener su cuerpo pegado al de él solo provocaba más calor y que el deseo de querer seguir haciendo lo que hacían aumentará y eso no era una buena señal, sobretodo porque tal vez algún cazador podía seguir con las órdenes de Monroe.

—¿Que hiciste con el cazador?— Preguntó Derek mirándola, haciendo que Elara abriera los ojos al escucharle.

—Le maté.— Respondió con frialdad, haciendo entender a Derek que aquella parte de ella que todos conocían lo odiara, mientras que ese lado oscuro adoraba hacerlo.

—Hiciste bien.— Afirmó el hombre lobo sorprendiendo con sus palabras a la mujer lobo, haciendo que está se girase y le mirase. —Tras todo lo que han hecho se lo merecen.— Explicó haciendo que la expresión de Elara se mantuviera oscura.

—¿Y esta bien que me guste matar?— Preguntó con un tono que más que una insinuación de que la gustaba era una especie de gritó de ayuda, en el que no entendía el porque la gustaba aquello.

—No, pero somos depredadores y es lo que hacemos por instinto, Lara. Que le hayas matado a él o a otros y te haya gustado es algo que se espera de alguien como tú, pero lo que nadie espera es que tengas humanidad para saber que es un error. Tal vez mates, pero todos quienes te conocemos sabemos que eso solo lo haces cuando realmente te hacen enfadar.— Afirmó Derek sabiendo que si él estaba vivo era por qué Elara no quería sentir el dolor de la desaparición de la marca, pero también sabía que si no lo había hecho era por los sentimientos que tenían el uno por el otro. —Además nadie va a verte como una asesina cuando en verdad no lo eres.— Añadió mientras la daba un beso en la cabeza haciendo que Elara esbozara una pequeña sonrisa mientras intentaba dormir.

—No vuelvas a irte.— Le pidió con un tono de voz soñoliento.

—Te prometo que está vez no lo haré. No os abandonaré a ninguna.— Afirmó Derek sabiendo que ahora sí había un motivo para solucionar sus problemas, uno de ellos le esperaba en Nueva Orleans y al otro, directamente, no podía perderla. Por qué aunque Derek no lo hubiera dicho la decisión que tomo abandonando a Elara, no solo había sido la más errónea que había tomado en su vida, sino también la más dolorosa, ya que verdaderamente había tenido suerte de que ella le hubiera perdonado.

Saber que ella le odiaba o simplemente que tal vez nada iba a volver a ser como antes, posiblemente era uno de los principales motivos por los que prefirió actuar como un fugitivo. Pero cuando Kiernan le encontró y le explicó que ella estaba podría morir, tal vez fue uno de los peores momentos en su vida. Por qué si realmente hubiera pasado así, no quería pensar que, posiblemente, el último recuerdo que tuviera de ella sería no solo cuando la vio por última vez, sino en el momento en el que ella volvió a ponerse el anillo, y en ambos momentos supo que todo había terminado. Pero la realidad había sido completamente distinta y, tal vez, ahora sí podría ser diferente que antes. Debía de serlo, ya no por ellos, sino por su hija.

★★★

Con reconociliaciones así....

No se qué manía tengo de que los momentos importantes de ellos sean siempre cuando Derek sale herido, pero es como una tradición.

Bueno, oficialmente este es el último capítulo de The Truth, creo que el más largo de esta parte de la historia, y verdaderamente me siento feliz de ello. Por qué aunque no soy capaz de hacer diálogos después del delicioso o lo que haya sido esto, creo que se necesitaba, al igual que se necesitaba que Derek la pidiera perdón.

Ahora bien, originalmente esto no iba a haber pasado en una cabaña, sino en el bosque..., pero recalcó que lo importante entre ellos casi siempre es después de que Derek salga herido, así que tenía que aprovechar que era el último capítulo de esta maravillosa historia, y verdaderamente me duele terminarla. Pero... Todavía falta el epílogo y digamos que no me podía ir sin hacer un guiño a una escena del tráiler ni menos aún no introducir a un personaje que realmente amo en exceso.

Ahora bien, sí que medite mucho que Alexander no interrumpiera, pero tuve un problema existencial y es que no podía hacer así el final. Pero también creo que ha sido mejor, ya le he hecho sufrir bastante a Alex.

Y para los que se preguntes que ha pasado con el resto, después de derrotar al Anuk-Ite supongo que lo celebrarían, o lo que fuera que hicieran. No se, yo sí derrotó a un villano fiesta, las cosas como son y cómo me ha enseñado Klaus Mikaelson.

¿Que os ha parecido el último capítulo?

Os leo ❤️

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