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𝐱𝐱𝐯𝐢𝐢. 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨𝐬

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- ¿Remus? - toqué a su puerta y dije en voz baja para que todos los que ya se encontraban dormidos, no me escucharan. - ¿sigues despierto?

- casi nunca duermo nada. - dice abriendo la puerta de inmediato y tomando de mi mano. Antes de que yo entré a su habitación, voltea a ver a todos lados en los pasillos para ver si nos encontrábamos a alguien y me introduce a su habitación. Yo cerré la puerta detrás nuestro. - pero tú si. Eso lo sé bien.

- pero quería verte. - me senté en la orilla de su cama y abracé de su almohada. - más porque en la cena ni un hola me nacía decirte. Bueno, para que no se viera obvio.

- claro porque saludar a tu profesor y buen amigo es extraño. - se sienta a un lado mío y me da un beso en la frente. - yo también quería verte. Estaba peleando contra este impulso de no querer estar a tu lado y... - acaricia mi cabello. - tomar de tu mano... - le da un beso a mi mano. - see yo quien te hiciera reír.

- lo hiciste, a veces dices comentarios medio tontos. - reímos y tomé con más fuerza de su mano. - ¿puedo dormir aquí?

- sabes que por mi no hay problema pero...

- vamos, nadie se va a dar cuenta. - brinqué en la cama y agité su brazo. - aparte solo quiero estar a tu lado, nada más. No voy a hablar... no voy a molestar...

- por favor, Mer. No me molestas. - se ríe. - a veces un poco, si. Pero inclusive así me encantas. - sonreí ante ello. - ¿todo el mundo tiene una primera cita así de mala o solo nosotros?

- no fue tan mala.

- mi labio sigue hinchado del golpe. - voltee a verlo y le di un beso suavemente en el labio inferior que en efecto, se veía morado. - y ni siquiera te dejé comer a gusto tú hamburguesa.

- lo que hiciste fue defenderme y eso es lo más lindo que alguien ha hecho por mi. - me mira con confusión. - perdóname pero mientras tú crees que me faltas el respeto con tan solo estar conmigo... estás muy equivocado. Eres la persona más dulce y linda con la que he convivido. - le di un beso en su mano. - así que gracias por hacer lo que hiciste.

- bueno, igualmente nunca pensé que una cita sería perfecta con dos niños con nosotros.

- muy cierto. - reí.

- mañana tengamos nuestra segunda cita. Te prometo que va a ser perfecta.

- ¿ah si? ¿Y como le vamos a hacer?

- bueno, um... - pasa su mano por su cabello. - diré que tengo una vuelta y que tengo que salirme todo el día. Tú di que vas a salir con Sarah. Vas con ella y que se encuentre con Chuck luego y ahora yo te llevaré a mi lugar favorito. Muggle, también claro.

- oh, estoy emocionada por conocer ese lugar. - aplaudí y le di un abrazo. - más porque me da curiosidad saber si también nos van a vetar de ahí.

- espero que no. - el ríe y se recuesta sobre la cama. Yo hago lo mismo a un lado suyo y me abraza para dormir abrazados del uno al otro. - se que tenemos gustos muy distintos pero...

- oye si a ti te hace feliz, entonces a mi igual. Aunque me pregunto si va a llegar a ser igual de emocionante que hamburguesas, peleas y alcohol como nuestra primera cita.

- descansa, Mer.

- igual tu. - le di un beso a su mano una última vez y la acomodé bajo mi rostro para descansar.

...

A la mañana siguiente solo escucho como la puerta empieza a sonar y a sonar. La golpeaban varias veces. Me levanté de golpe y le aventé su camisa para que se la pusiera.

- hola Remus, soy yo Sarah. Y bueno también te saludo a ti ya sabes quien pero no voy a gritar tu nombre por obvias razones. - reí ante eso y empecé a ponerme mis zapatos. - solo te aviso que el desayuno ya está listo y que muy probablemente en seguida alguien venga a buscar a alguno de los dos.

- buenos días. - Remus me dice y me toma de las mejillas para darme un beso mientras el se acomoda la pijama. - lo siento por el mal aliento.

- como si me importara realmente. - reí y le di otro beso.

- amaría desayunar con mi mejor amiga. - Sarah grita y entiendo por completo que esa es mi señal para salir de aquí de una vez.

- entonces ¿hoy nuestra segunda y mejorada cita? - Remus me pregunta y yo asiento con la cabeza. - te veo a las dos de la tarde en el centro de nuevo.

- cuentas conmigo. - le di un último beso y salí por fin de su habitación donde Sarah solo nos de mi mano y me lleva a su habitación. - hola.

- hola enamorada. - me lanza su almohada. - sabía perfectamente que estarías ahí y mira, acerté. Soy la mejor guardando tu secreto y sin mi, yo creo que ya te hubieran cachado.

- posiblemente.

- ¿qué vas a hacer hoy? Porque Chuck y yo planeábamos ir al boliche y...

- ¡eso es perfecto! Tengo planeado salir con Remus pero no quiero que nadie se de cuenta y me sirve esto como excusa para salir sin que nadie sospeche.

- me alegra poder ayudarte. - Ella ríe cínicamente pero corrí a darle un abrazo. - yo también te quiero.

- ¿desayunamos? - Ella asiente con la cabeza y abrí la puerta para de nuevo salir y me encuentro a mi mamá tocando la puerta de Remus. En estos momentos, agradezco ya haber salido de ahí. - oh, hola mamá.

- hola linda. - se abre la puerta y Remus se asoma ya cambiado. - oh hola Remmie oye, voy a la tienda por leche ¿vamos juntos? - Remus antes de contestar, me voltea a ver. - ¿qué? ¿Quieres que vayamos con Mer? Perfecto, vamos todos juntos. Como una familia y...

- mamá, no. - hice cara de asco y seguí caminando. Que ellos hablen de lo que quieran, yo prefiero no escuchar. - es suficientemente molesto ya tener que saber de esa amistad.

- pero si ahí está mi hermosa novia. - Chuck se muestra y le da un gran beso a Sarah justo enfrente mío. Cada lugar al que voy siento que incómodo o estorbo. Inclusive con mi propio novio. Esto es extraño. - oh, hola Meredith.

- los veo abajo. - reí incomoda y baje las escaleras rápido para dejarlos también a ellos dos por detrás y me tropecé con el ultimo escalón pero gracias a todos los cielos, Sirius me sostuvo. - oh. Hola. Y gracias también.

- vienés con prisa. - me toma de las manos y me ayuda a bajar el escalón. - por suerte, estaba aquí.

- Gracias por ello. - iba hacia la cocina y el me sigue. Por igual iban bajando los demás como quiera y mientras Sarah y Chuck se iban al sofá de la sala a seguir platicando. Mi mamá y Remus iban hacia a puerta, cuando Sirius se despide de ambos.

- adios par de tórtolos. - Sirius grita y se convierte en un momento algo incómodo. No solo para mi, ya que escuchar eso no deja nunca de ser extraño, sino que para Remus quien se bien que ahora que vio que estaba con Sirius, no iba a querer irse. Pero juro que nada de esto fue planeado.

- igual podemos ir al rato. - Remus se acerca a nosotros. - podemos comer lo que sea que no involucre leche.

- Harry quiere leche. - James viene bajando por igual y le da una palmada en el hombro a Remus. - todo es mejor con leche.

- igual si no quieres ir Moony, podemos ir nosotros. - dice Sirius y voltea a verme. - ¿vamos, Mer?

- voy con ustedes.

- creí que no querías ir por leche ahora. - mi mamá se cruza de brazos sin romper el contacto visual con el. - andas actuando muy extraño últimamente.

- vamos por la maldita leche. - Remus termina diciendo después de un suspiro y abre la puerta para salir. Mi mamá va detrás suyo. No estaba molesto, pero si se veía triste. Quería hablar con el pero era evidente que no podría.

- ¿qué acaba de pasar? - Sirius me pregunta.

- yo... no tengo idea.

...

Por fin era el momento de salir con "Sarah y con Chuck" pero fui a donde Remus me dijo que nos los encontráramos y estaba esperando a que llegara. Pasaron unos cinco o diez minutos en lo que lo vi acercarse y sonreí como una niña literalmente cuando ve algo con mucha emoción. Lo saludé a lo lejos y el a mi.

En cuanto se acerca, se muestra con una flor.

- que bonita es. - la extiende para que la tome y eso hice. - muchas gracias.

- no te conseguí un ramo enorme o muchas telas pero... tengo una flor. - sabía bien a qué se refería, así que le di un gran abrazo. - juro que intenté comprar más de una pero de hacerlo no te podía invitar a comer.

- no necesito flores. - le di un beso en la mejilla. - pero está es... esta es hermosa.

- tu eres hermosa. - ahora el me da un beso en la mejilla. - al diablo, aquí no hay nadie que pueda prohibirnos el amarnos. - me toma de la barbilla y me acerca a él para darme un beso. - al fin.

- al fin. - repetí riendo y abracé de su cuello. - ¿y bien? ¿A donde iremos?

- ¿te gusta leer?

- um... - la verdad es que no tanto. No que no me guste pero no tengo el hábito de hacerlo. - claro.

- descuida, se que no es así. - me sonríe.

- pero puedo intentarlo, con mucho gusto lo haré en serio. Creo que siempre hay una primera vez para todo y...

- vamos, al menos me gustaría que conocieras el lugar. - asentí con emoción y el toma de mi mano para que ambos camináramos por el lugar hasta llegar a la famosa librería. En el transcurso, juro que tres mujeres diferentes se le quedaban viendo a Remus y le sonreían.

- ¿estás acostumbrado a ser un hombre buscado por las mujeres?

- no se de que me hablas.

- me es curioso como no te das cuenta. - reí pero el ahora por lo mismo, se quedaba viendo a cada persona que pasaba. - tampoco tienes que ser tan obvio.

- ¿sabes de que si me doy cuenta? - negué con la cabeza. - de que le gustas a Sirius.

- es irreal que eso sea cierto.

- estoy seguro, créeme. Y me muero de los celos cada que interaccionan, se que no debería, y se que has de odiar el que me comporte como un idiota celoso, no es algo que quiera hacer pero no puedo evitarlo. Se lo guapo que es y...

- ¿sabes lo guapo que es? - me reí.

- si, todo el mundo ha estado enamorada de él. No me sorprendería si a ti te pasa.

- no suelo ir por la vida enamorándome de todo mundo quiero que sepas. Solo he estado enamorada una vez y es ahora en la actualidad. - el sonríe ante ello. - extraño ¿verdad?

- es aquí. - el aún tomando de mi mano me lleva corriendo dentro de la librería y me asombro con lo enorme que es. Literalmente tuve que ver hacia arriba. - ¿no es genial?

- a decir verdad, si.

- ¿quieres un café? También es fabuloso aquí. Podemos sentarnos a comer y te enseño el lugar si así lo quieres. - verlo emocionado me dio mucha ternura.

- quiero un libro. - junté mis manos. - no se si esta es la parte donde me llevas a la sección de niños o los libros de autoayuda.

- no te gusta leer, Mer.

- oye tú probaste la hamburguesas y no eres fan de ellas... puedo intentarlo, déjame ser parte de tu mundo ¿si?

- Meredith si yo pudiera, jamás pero jamás me alejaría de ti. - me derritió el corazón escuchar eso. - no te emociones, no te estoy pidiendo matrimonio.

- ¿lo harías?

- ¿pedirte matrimonio? - se queda pensando y empieza a caminar por los pasillos, yo lo sigo. - nunca en mi vida había pasado por mi mente esa idea. Pero creo que la respuesta es.. no.

- ¿no te ves casado conmigo?

- no me lo tomes a mal, no eres tú el problema. - toma de mi rostro con ambas manos. - lo soy yo.

- bueno, eres mi novio así que... eso significa que no te veo como el problema. De ser así, no estaría aquí mismo intentando leer un libro.

- hablo en serio, Meredith.

- yo también Remus. - me crucé de brazos. - ¿es por algo que hago o digo que no te gusta?

- ¿crees que quiero que pases el resto de tus días aguantando a un...? - suspira hondo. - sabes bien que soy.

- si, lo sé.

- y soy mayor que tú, y no tengo tanto dinero como se que te gustaría tenerlo y... honestamente no creo que quieras a esto como esposo.

- entonces supongo que salimos solo para rellenar nuestros espacios libres y como nos encanta la adrenalina, buscamos un amor prohibido, si señor.

- Meredith...

- voy a buscar un libro. - lo ignoré y caminé hacia la primera sección que me encontré y tomé un libro. Lo hojee y empezó a leerlo.

- Guerra y Paz. - Remus me sorprende colocándose a un lado mío y lo ignoro. -  de León Tolstoi.

- si, lo sé. - fingí saberlo y de nuevo lo ignoro.

- linda primera elección, 1.600 páginas. Y posiblemente uno de los libros más pesados para leer pero estoy segura de que lo vas a acabar en menos de tres días. - lo voltee a ver molesta. - Meredith.

- es muy interesante este libro.

- si, leer sobre 1805 a 1812 de las Guerras Napoleónicas desde el punto de vista de nobles rusos es increíble pero yo necesito que me escuches ahora. - me retira el libro de las manos y me voltea para que lo vea. - jamás, jamás en mi vida me hubiera arriesgado a salir con una estudiante y no solo eso sino que la hija de la que llamo todos los días mi mejor amiga. No es porque me guste la adrenalina como tú dices o que busque un amor prohibido. Estoy contigo porque te amo y me haces muy feliz y adoro que no hayas abierto un libro ni por equivocación desde hace años y...

- Gracias por ello.

- y lo testaruda que eres tanto que no puedes ni siquiera comprender el porque no puedo estar a tu lado para siempre pero es cierto, es cierto, no está bien decir que quiero estar contigo cuando ya estoy buscando el como terminarlo pero ¿adivina qué? No quiero que esto termine.

- de quererlo, yo lo entiendo pero prefiero saberlo antes de terminar muy pero muy herida. No podría soportar un corazón roto. Mucho menos cuando... - me calla con un beso y me siento más aliviada al tenerlo cerca. - estoy terriblemente enamorada de ti.

- el sentimiento es mutuo.

- no quiero casarme aún, créeme. No en un futuro cercano, pero si quisiera hacerlo... me veo usando un vestido blanco solo por ti.

- yo también quiero casarme, no en un futuro cercano, pero si quisiera hacerlo... me veo comprando un anillo solo por y para ti. - me da un beso en la mano. - lamentablemente, Meredith Allen, eres dueña de mi corazón. Tú y solamente tú.

- oh por Dios ¿de todas tus enamoradas yo soy la que gana? - dije con sarcasmo y el ríe. - me siento especial.

- solo cállate. - sonríe y se acerca de nuevo para besarme pero se detiene. - eso si mi amor, tu primer libro por decisión propia no va a ser "Guerra y paz".

- puedo leerlo si lo quiero y me lo propongo.

- si pero no lo harás.

- odio que me conozcas tan bien. - soy yo quien brinco a sus brazos y lo beso.

Nota: lamento los errores de ortografía, iba en el carro mientras escribía jeje.

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