
chapter two. i heard the rumor
—Oí el rumor... de que nos dirás quién eres.–Mi cuerpo se estremeció ante sus palabras, de inmediato sabiendo que ella no era solo una persona normal como las que estaba acostumbrada, no, ellos eran diferentes.
—Cindy Kline. Ese es mi nombre.–Respondí sin poder evitarlo.
—¿Qué haces aquí?–Trate de retener las palabras, de cerrar mi boca, pero de inmediato sentí dolor en la garganta, como si fuera a explotar si no soltaba el sonido.
—Estoy aquí por Cinco.–Se miraron entre todos.
—¿Por Cinco?–Preguntó Viktor, no respondí.
—¿quien eres realmente? Y no, me digas tu nombre, dime quien eres en realidad.
—...Soy una viajera en el tiempo y dimensiones. Siempre que llego a un lugar es porque debo de ayudar a una persona. Si no me creen vean mi guardapelo, me indica a quien debo proteger.–Diego se acercó y abrió mi guardapelo, viendo la fotografía de su hermano dentro de el.
—O dice la verdad, o miente y es una fan loca de Cinco.
—Diego, en esta realidad nadie nos conoce. Veo más probable que sea una viajera que llegó aquí por el destino, a que alguien se llegue a enamorar de alguien como Cinco.–Le dijo Alison.
—Oigan, una preguntita, ¿A alguno de ustedes bastardos desalmados, les importan nuestras madres asesinadas?–Escuche la voz de Klaus.
—La única que conocemos en un robot.–Alcé una ceja, no sabía si eso era posible, pero como ellos no me habían juzgado, yo no los juzgaría a ellos.
—Bueno, esta es mi mamá biológica Diego, se llamaba Rachel. Y tengo sus ojos, ¿ven? Vamos, tenemos que averiguar quién hizo esto. Esa es nuestra misión, probablemente ella esté aquí por eso, ¿cómo se llamaba...?
—Cindy.–Le respondieron sus hermanos.
—Cindy, me encanta ese nombre.
—¿Por qué te importa eso? Obvio fue papá Klaus. Él sabía donde nacimos. Nos odiaba en el 63. ¡Bum! Las mato.
—¿Crees que papá sea capaz de matar gente inocente?–Allison se rio.
—Obvio que si.–Respondió Viktor.
—Oh si, eso creo...–Murmuro Klaus decepcionado.
—Llegas tarde viejo.–Le reclamó Diego al hombre grande, su hermano también, supongo.–Conocimos a Cindy, es viajera en el tiempo y espacio.
—¿Cómo Cinco?
—Yo creo que mejor que Cinco, pero... alto, ¿tú dónde estabas?
—Los Sparrow me tenían secuestrado.
—¿Qué?–Cuestiono Allison.
—¿Qué? ¿No lo notaron?–Todos empezaron a poner excusas.–Oh si, claro, bien.
—¿Te hirieron?
—¿Quien? ¿Los Sparrow? No, para nada.–Dejó una bolsa de papel con souvenirs sobre la mesa de Pool.–Me trataron como un rey. Son muy encantadores. Ah, y deberían ver su gimnasio, es impresionante. ¿Saben? Yo creo que los juzgamos muy mal.
—Lo dice el secuestrado.–Allison sacó una revista y la puso contra su pecho para mostrarla. Diego silbó.
—¿Qué querían?
—Ah, a Marcus. Lo buscan. Y quieren que vuelva, sin un rasguño.
—No está aquí.–Le dijo Viktor.
—Oh. Rayos. Esperaba que lo resolviéramos rápido y que continuáramos con el problema que sigue. Gente que desaparece.–El hijo de Diego volteó y rompió un jarrón. Me sorprendió tanto el ruido que termine teletransportándome al lado de Viktor y el enorme chico que acababa de llegar.
—Wow, si que eres parecida a Cinco...–Murmuro el grandote.
—Gracias... creo. Aunque realmente no me gusta ser comparada con alguien tan grosero y agresivo como el.
—Al menos eres agradable. Soy Luther.–Puso su mano frente a mi para que la estrechara, así lo hice.
—Cindy Kline.
[...]
Viktor me sirvió un trago de tequila y le sonreí, el me devolvió la sonrisa. Luther trataba de explicarnos lo que había visto.
—¿Y toda la gente de la calle desapareció?–Interrogó Allison sin creerle.
—Bueno no, no toda. Más bien, la mitad.
—Cinco dijo que desaparecían animales.–Mencionó Viktor, un par de cables se cruzaron en mi mente y recordé.
—Okay, pero ahora son personas también.
—Cuando yo llegue al hotel.–Levanté mi voz para que me escucharan.–El recepcionista tenía un perro, uno en un cojín.
—Si, lo vimos.–Dijo Allison.
—Yo intente acariciarlo, pero el señor no me dejó.–Admitió algo cabizbajo Luther.
—Si, ese. Bueno, el punto es que hubo cierto momento, un par de segundos donde se sintió algo extraño.
—¿Algo como que?–Me preguntó Viktor.
—Como energía. Una fuerza extraña que se propagaba. Voltee de nuevo y el perro no estaba.
—¡Algo parecido paso ahí con la gente! Menos lo de la fuerza extraña, tal vez yo no la sentí...
—¿Y por qué Cindy si?–Allison se cruzó de brazos.
—No se.–Admití.
—Yo hablé con Marcus, pero no lo vi después de eso.–Aseguró Viktor.
—¿Creen que esa cosa del abuelo se comió a Marcus?–Cuestiono Luther.
—Bueno, no debe ser coincidencia. ¿No?
—Bien. Ahora estos psicopatas creen que tenemos a su número uno. Nunca nos darán el maletín.–Se quejó Allison. Yo tomé de golpe mi bebida.
—Okay, y si... ¿y si les decimos la verdad? Marcus no está, y quizás sea en parte nuestra culpa.
—Si, seguro nos harán una fiesta.
—Saben organizar fiestas geniales.–Luther tomó un sorbo de su bebida energética.
—Oigan. Marcus estaba listo para devolvernos el maletín. Si el resto de su familia es la mitad de tolerante, quizás podemos llegar a un tipo de acuerdo y recuperarlo.
—Si, si, okay... Quizás, si ustedes van para allá, quizás yo también deba ir. Ya saben, para protegerlos–Entrecerré mis ojos.
—¿Por qué quieres ir? ¿Te gustó alguien de ahí o...?
—¡¿Que?! No, yo no... ¿quién la invitó?
—Nadie, ella no vendrá con nosotros.–Aseguró Allison.
—¿Qué?–Preguntamos Viktor y yo al escuchar a su hermana.
—Lo dijiste, viajera. Estás aquí por Cinco, no por nosotros. Ve tras el.
—Pero el me odia.
—No es mi problema, pero no te metas en nuestros asuntos familiares.
Ella se levantó y empezó a irse lejos, los demás la siguieron, excepto por Luther, a quien Allison le dijo que se quedara también.
Vaya, es algo... difícil.
—Bien grandulón, somos tú y yo.
—¿Iras con Cinco?–Me cuestiono.
—No, el me odia.
—No creo que... probablemente si te odie. Esta bien, quédate conmigo.–Me senté junto a él.
—Entonces... ¿por qué quieres regresar? ¿Alguien llamó tu atención?–El suspiro y me miró con cara de enamorado.
—Se llama Sloane. Ella no es como sus hermanos, es increíblemente linda, tiene unos poderes impresionantes y es amable, inteligente... tal vez sea un poco lo del síndrome de Estocolmo, pero esa chica lo es todo.
—Parece que realmente estás enamorado.
—Bueno, nos hemos visto un par de veces... pero creo que realmente lo estoy...–Me puse a pensar en mi vida, en todos los mundos en los que había vivido. Nunca había hablado así de nadie.
—Yo nunca me he enamorado.
—¿Ni una sola vez?–Me preguntó sorprendido.
—Es difícil enamorarse cuando sabes que no estarás para siempre con esa persona.–Acaricie mi guardapelo.
—¿Por qué no lo estarías? ¿No puedes viajar con otras personas?–Negué. Luego recordé a un chico que me había interesado antes.
—Solo una vez creí estar enamorada, pero no era correspondido, nunca fuimos nada realmente.
—¿Puedo saber su nombre?
—Peter. Era un amigo. Pero no creo haberme enamorado de él realmente, era más como un capricho... pero igual, después de que me fui de esa realidad, me prometí no enamorarme de nadie más, sabía que solo terminaría doliéndome.
—Suena como una vida solitaria.–Murmuró desanimado.
—Llega un momento donde casi te acostumbras a perder todo lo que amas y ahora simplemente lo dejas ir.
—Mira, yo te ayudaré a encontrar a alguien.–Aseguró animado.
—No es necesario...
—Claro que lo es. Seré tu cupido.
Sabía que no tenía sentido pelearme con el, así que solo asentí, aceptando mi destino, aunque sabía que sin importar quien me consiguiera, nunca tendría nada con esa persona, no me lo permitiría.
Pero así era la vida. Al menos así era la mía.
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