05. Aster y la profecía.
Todo estaba destrozado, mesas tiradas, papeles en el piso. Alguien se había asegurado de hacer pedazos la casa del amigo de la menor de los Pevensie.
—¿Quien haría algo como esto?— susurro Lucy mirando a todos lados, su voz era muy baja dando a entender su señal de tristeza y preocupación.
—"El fauno Tumnus es acusado de Alta traición contra su majestad imperial Jadis, Reina de Narnia por ayudar a sus enemigos y fraternizar con humanos. Firmado, Maugrim, capitán de la policía secreta. Viva la reina"— leyó peter una carta que había sido dejada en una pared de la casa.
—Bueno. Ahora creo que deberíamos regresar— demandó Susan.
—¿Y qué hay de el sr. Tumnus?— se quejó la menor.
—Si fue arrestado por estar con humanos imagínate que nos harían a nosotros por serlo— explicó susan.
—Ustedes no lo entienden, ¿no?— susurro Lucy— Yo soy la humana, deben haberse enterado de que me ayudó.
—Quizás podemos llamar a la policía— pensó peter.
—Está es la policía— le recordó aster leyendo también el papel en sus manos.
—No te preocupes, Lu, pensaremos en algo— se acercó a su hermana el mayor, demostrando como siempre su sentido de ayuda.
—¿Por que?— habló Edmund por primera vez desde que habían entrado en aquella casa— Digo, es un criminal.
Aster abrió los ojos por aquel comentario, ¿que tan mal podía estar el chico para decir aquello? Era obvio que él había ayudado a Lucy y estaba siendo inculpado por algo que no merecía castigo pero antes de que alguno pudiera decir algo un pajarito los interrumpió.
—¿Ese pájaro nos acaba de "pssst"?— abril ahora los ojos Susan con mucha sorpresa, los pájaros no hablan y mucho menos hacían "pssst" a las personas.
—Creo que si— sonrió Aster saliendo de primera para ser seguida por los demás, solo que su sonrisa se borró al instante cuando ruidos alrededor de ellos comenzaron a hacerse presentes.
Peter de inmediato atrajo a sus hermanas hacia el de un lado, tomando la mano de aster de su lado vacío, algo se acercaba.
—es un...¿castor?
Peter se acerco al peludo animal mostrándole su mano y llamándolo.
—No voy a olerte si eso es lo que quieres, chico— respondió este sorprendiendo a todos pero luego causándole una pequeña risa a Aster y Lucy.
—Disculpe— se alejó avergonzado peter, causando que Aster riera aún más.
—¿Lucy Pevensie?— preguntó el hablante animal, cambiando totalmente la cara de la menor.
—¿Si?— se acercó esta cuando el castor mostró su conocido pañuelo— este es el pañuelo que le di al señor...
—Tumnus. Me lo dio antes de que se lo llevaran— explicó el animal.
—¿Está el bien?— en el fondo la niña sabía que no pero no perdía nada preguntando.
El castor miro a todos lados buscando algo, todo era muy sospechoso y Aster tenía un mal presentimiento pues si el fauno había sido arrestado por juntarse con humanos era obvio que no los querrían allí y no sabían que harían con ellos de encontrarlos pero no podían irse, al menos ya no, ahora debían salvar a la pobre criatura arrestada injustamente.
—Vamos a adentrarnos más— pidió el animal comenzando a caminar.
—¿Que haceis?— les grito susan a los tres que habían comenzado a seguir al animal, no era nada seguro seguir a un castor parlanchín en un mundo desconocido.
—Ella tiene razón, ¿como sabemos que podemos confiar en el?— argumento Edmund.
—¿Como sabemos que no podemos confiar en el?— contraataco Aster— dice que conoce al señor Tumnus, tenía el pañuelo de lucy.
—¡Es un castor, no debería decir nada!— respondió susan obviamente molesta por la situación.
—Bueno lógicamente Susy, tampoco deberíamos de cruzar a otro mundo a través de un armario. pero aquí estamos— tomo su brazo aster—vamos.
—Dejad las conversaciones para lugares más seguros—pidió el castor volviendo hacia ellos para una vez más comenzar su camino.
—Habla de los árboles— susurro Lucy.
—Vamos chicos, será una aventura—pidió aster siguiendo al animal tomando a su mejor amiga, quien rodó los ojos con una pequeña sonrisa, por el brazo.
(...)
Otro castor los esperaba cuando cruzaron los bosques camino a casa de el primero de ellos, parecía emocionada, muy emocionada.
—Nunca creí que fuera a ver este día — se acercó a ellos la que Aster asumió era la esposa del animal que los había guiado todo este tiempo—Mira mi pelaje, ¿no podías haberme avisado diez minutos antes?— se quejó esta hacia el otro, causándole una sonrisa a Aster.
—Ni una semana hubiera servido de algo— se burló esté causando la risa de cuatro de los cinco presentes, aster no pudo evitar mirar disimuladamente a Peter. Aquella era la divertida parte de el matrimonio, poder hacer bromas a la otra personas y solo reir junto a ella, ella quería eso para su futuro.
—Pasen. Vamos a darles algo de comer y un poco de compañía civilizada— se mofo ahora está de su esposo guiando el camino hacia su pequeña y hermosa casa, toda de leña.— Disculpen el desorden.
La casa era igual de pequeña pero acogedora que Aster imagino, tenían pequeñas velas que iluminaban ligeramente todo y una hermosa mesa donde estos se sentaron a tomar algo de té y un poco de comida que los castores fueron tan amables de ofrecerles.
—¿Existe algo que podamos hacer para ayudar al señor Tumnus?—pregunto con ilusión Callaghan, de verdad quería ayudar al pobre fauno y nadie podría evitarlo a este punto, estaba decidida.
—Se lo llevaron a casa de la bruja, Dicen que pocos entran por esas puertas y vuelven— desanimó a sus invitados el castor.
—Pescado y papas— interrumpió la castora—hay esperanzas, queridos, muchas esperanza. —contradijo esta pellizcando a su esposo por debajo de la mesa y así causando que escupiera su bebida.
—¡Esperanza, si, mucha esperanza!— dijo rápidamente este causando la risa de lucy—Aslan está en movimiento— susurro ahora está acercándose ligeramente a la mesa, como si quisiera que solo ellos escucharan, como si no confiara ni en las paredes de su propio hogar. Allí Aster entendió algo, los habitantes de Narnia estaban siendo aterrorizados, obligados a desconfiar hasta de sus propias sombras.
—¿Quien es Aslan?— interrumpió el silencio que se había creado, edmund.
—¿Quien es Aslan?— repite a carcajadas el castor, era imposible no saber quién era este— que divertido eres niño insolente— siguió riendo este hasta que su esposo lo golpeó en señal de que estos de verdad no sabían nada—No sabéis.
—Llevamos poco tiempo aquí — defendió Peter.
—Pues solo es el rey de todo el bosque. El gran jefe, el verdadero rey de narnia—explico con algo de ironía el castor, esperando que alguna de aquellas referencias sonará una campana en sus invitados pero al llevar apenas horas dentro de narnia era obvio que no sabían mucho de esta.
—Se fue hace mucho tiempo— explicó la castora.
—¡Pero ha vuelto!—se emocionó aún más, si era posible, el castor. —os está esperando en la mesa de piedra.
—¿a nosotros?— cuestiono una confundida lucy.
—No puedo creerlo, ¡ni siquiera sabéis de la profecía!— se sorprendió todavía más.
—Bueno, diles— respondió con obviedad su mujer.
—Miren, el regreso de Aslan, el arresto de Tumnus, la policía secreta...¡todo está pasando por ustedes!— gritó este.
—¿Nos está echando la culpa?— abrió los ojos susan, ellos pudieron haberse ido hace rato si no fuera por el castor.
—No, todo lo contrario— aclaró rápidamente la castora con preocupación de que estos malinterpretaran.
—Hay una profecía "Cuando la carne y los huesos de Adán se sienten en Cair Paravel a reinar, la era del mal llegará a su fin"— contó este.
—Eso ni siquiera rima— se quejo susan llevándose un golpe de aster, obviamente ese no era el punto y aun asi la chica debía tratar de corregir.
—¡Eso no es lo que importa!— le resto importancia el castor.
—Una antigua leyenda dice que dos hijos de Adán y tres hijas de Eva derrotarían a la bruja blanca y restablecerían la paz en Narnia— explico de mejor manera su esposa.
Los cuatro chicos en la mesa se miraron, ¿Ellos derrotar a una bruja? ¡No sabían ni pelear decentemente! Esto era una gran locura.
—¿Y creen que somos nosotros?— preguntó con incredulidad Peter, él no era ningún guerrer, ¡Su plan para aquel viaje era conquistar a Aster, no salvar un mundo!
—¡Mas vale, porque Aslan está preparando sus ejército!— advirtió el castor golpeando la mesa.
—¿Ejército dijo?— abrió los ojos aster, ella y las guerras no se llevaban bien por obvias razones.
—Nuestras madres no nos sacaron de una guerra para que nos metamos en otra— se negó a participar Susan.
—Cometen un error, no somos héroes.
—¡Somos de Finchley!
—Gracias por su hospitalidad, tenemos que irnos— tomó su abrigo susan levantándose de primera, seguida por su hermano. Aster y Lucy no se levantaron
Odiaba las guerras, una le había quitado a su persona favorita pero su padre murió defendiendo a su país, su padre había muerto tratando de salvar inglaterra y dio su vida por el bien mayor. Ahora aquí estaba ella siendo una de las posibles liberadoras de un mundo en sufrimiento, si no hacía algo ¿Quien lo haría?
—¡No se pueden ir asi sin mas!— pidió el castor, con obvia desesperación en su voz.
—Tiene razón. Tenemos que ayudarlos chicos— se refirió a narnia Aster.
—No apoyes esta locura, Aster, por favor— pidió irritado Peter— los cinco debemos irnos, ¿Ed?— se giró buscando a su hermano menor, no encontrandolo en ningún lado. —Voy a matarlo.
—Tal vez no sea necesario, ¿Edmund había visitado narnia anteriormente?— pregunto el castor dándoles una muy mala vibras a todos por la forma en la que esa frase había salido de su boca.
Aster solo pudo pensar una cosa, ¿que había hecho esta vez Edmund Pevensie?
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