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「 ᴅᴜʟᴄᴇs sᴜᴇɴ̃ᴏs 」
Escondidos en el interior de la primera edificación encontrada, todos temblamos ante el viento helado que proviene de la lluvia que cae a raudales. Nos intentamos acomodar lo mejor posible en aquella oscuridad en la que nada queda del todo claro, sin embargo, los lloriqueos de Teresa hacen imposible la tarea.
No la culpo, por supuesto, entiendo su preocupación y aunque todo mi ser quiere ir hacia Tommy para cerciorarme de que sigue vivo, primero necesito recuperar el aliento.
―Aquí esta bien, Newt ―murmura mi amigo, en un tono suave aunque algo rasposo.
Ethan me deja en el suelo arenoso y con molestias piedras, para marcharse al lado de la que supongo que es Heather. No puedo identificar correctamente las figuras, pero es muy probable que se trate de ella. Brenda decide no irse; permanece a mi lado y aunque no me dirige la palabra, sé que trata de recomponerse. Todos estamos de la misma forma.
Permanecemos en aquel interior en silencio, tratando de normalizar nuestras respiraciones y aunque siento el corazón latiendo a mil por hora, me siento mucho mejor que antes. Por ese motivo, sé que nos merecemos un largo descanso.
Puede que no sepa del todo donde se encuentran situados los demás, pero estoy seguro de que me pueden escuchar alto y claro.
―Sé que hay muchas preguntas y reservas ante el nuevo invitado que tenemos, ―haciendo una clara mención al encuentro con Gally― pero debemos descansar. Tenemos que retomar las energías porque estoy seguro de que esto no ha hecho más que empezar. ¿Está claro?
Los demás no tardan en corear mi decisión, algunos con más ímpetu que otros. Sin embargo, sin nada más que decir, me dedico a recostar mi cabeza en la dura piedra de mis espaldas y a cerrar los ojos. Siento cómo Brenda se posiciona encima de mi y aunque la conozco, consigue ponerme algo nervioso aunque decido mantener silencio.
Entonces, gracias a la oscuridad que hace aquí dentro, con sus manos desnudas trata de memorizar mis facciones dándome simples roces, y al encontrar lo que busca no tarda en limpiarme la sangre que me cae de la nariz. Ni me acordaba de ella, en verdad. Aun así, no se detiene hasta que mi mano sujeta su muñeca con suavidad. Salta ante aquello y aunque realmente no podemos ver nada, siento su mirada encima de mi y sé que ella también.
―Brenda... No tenías porque hacerlo. ―Ella deja caer sus manos en mi regazo, mientras aprieta con fuerza mi camisa bastante arrugada y un tanto desgastada.
―Fue lo primero en lo que me fije en cuanto te tuve cerca. Eres un tonto por arriesgarte de esta manera, Newt. ―Hablamos en susurros, y aunque me cuesta un poco escucharla porque todavía sigo algo aturdido de la tormenta eléctrica, finalmente la entiendo.
Con cuidado, y aún ella sobre mis rodillas, paso una de mis manos por su espalda y brindándole de caricias circulares, termina por recostarse en mi pecho. Nos acomodamos mejor para que no este todo su peso sobre mi y siento que poco a poco el temblor que recorre su cuerpo disminuye. Yo vuelvo a cerrar los ojos, ahora más tranquilo de poder haberla ayudado.
Permanecemos en aquella posición, sin escuchar nada sobre los demás, probablemente unas dos horas más. Ahora se puede reflejar algo de luz por la luna blanca que ilumina el cielo y que se deja entrever por las roturas y huecos del edificio en ruinas. Gracias a ella, me dedico a mirar el aspecto de mis compañeros y verlos de aquella manera, tan destruida y cansada, logra que mi corazón se estruje. Nunca quise esto para ellos.
Ethan abraza a una desconsolada Heather, que probablemente se martirice con la idea de poder haberle perdido de nuevo; Gally permanece apartado en una de las esquinas más alejadas, abrazando sus piernas. A un lado de el, se encuentra la mochila de Tommy y me sorprende que haya sido capaz de cogerla al último minuto. «Supongo que tendré que darle las gracias más tarde», pienso, bridando una rápida mirada a los últimos que quedan: Teresa y Thomas.
Thomas sigue en un estado inconsciente, aunque me ha parecido verle mover un poco —ligeramente— la cabeza. Su ropa está hecha jirones y me da miedo pensar en que le haya quedado algún tipo de secuela al sacrificarse por mi culpa. Teresa lo abraza del torso, dejando el resto de su cuerpo caer a un lado, casi hecha un ovillo. Sus largos y finos dedos aprietan la chaqueta de este, y no lo sueltan por nada del mundo. Hasta ese momento, no había comprendido realmente lo mucho que le importaba Thomas.
Aparto la mirada de ellos, suavemente, para dejarla caer en las afueras. Observo ese mismo lugar que horas antes amenazaba con quitarnos del mapa, y muerdo mi labio inferior, comprendiendo en lo cerca que he estado de perderlos a todos.
Probablemente no he pasado ni dos minutos analizando el antiguo desierto en blanco que habíamos estado habitando desde hace días, cuando escucho un sonido similar al de una campanita. Es suave pero lo suficiente notorio para dejarse oír entre la lluvia; dedicándoles una estrecha mirada a los demás, sé que o bien, no quieren hacerle caso, o no tienen las suficientes ganas para investigar. Pero obviamente yo no soy así y, si por algún caso es un tipo de ayuda, no pienso desaprovechar la oportunidad.
Aparto con lentitud a Brenda de mi regazo, quien parece haberse sumido en un intranquilo sueño. La acomodo lo mejor posible en mi mochila, repartiendo unas suaves caricias en su cabeza; momentos después y, sin importarme quien pueda darse cuenta de mi falta, salgo a las afueras por la misma puerta de antes. Cuesta un poco abrirla, porque es bastante pesada, pero haciendo esfuerzo con mis piernas no tarda en ceder.
Nada más salir me aseguro de que la puerta no se cierre con fuerza para no despertar a nadie del interior, y ya con eso asegurado, estiro mi cuerpo que está algo adormecido. Abriendo mis ojos cansados observo el paisaje ahora calmado y lluvioso en el que antes casi morimos; parece tan tranquilo ahora mismo que lo sucedido anteriormente parece casi haber sido una horrible pesadilla. Sin embargo, si no fuera por mi agitado corazón y las memorias que invaden mi mente, no podría creerlo.
No obstante, abrazo mi torso que es invadido por el viento frío que se ha elevado de pronto y aunque me estoy mojando por culpa de la lluvia, no me afecta demasiado porque resulta un poco reconfortante; aquella situación me recuerda mucho a mi distrito, en el que los temporales parecidos eran pan del día. Inevitablemente, aquello hace que recuerde a Minho, que recuerde que quizás está pasando lo mismo que yo y que está atapada de la misma forma en estos juegos mortales. Mordiendo mi mejilla interior, trato de ver más allá de lo que me rodea, buscando lo que escuché antes. Intento ver algo fuera de lugar, y no tardo en encontrarlo.
Una poco más adelante de la edificación en la que nos escondemos, en el suelo brilla una especie de paracaídas plateado. Me acerco a ella lentamente, para alzarla al vuelo. Ni siquiera sé como ha podido llegar hasta aquí en perfectas condiciones con esta naciente lluvia.
Regreso al interior de la edificación, para detenerme justo en la puerta. Curioso y sospechando claramente de quién nos ha dado esto, desato el cordón y abro el círculo de seda. En su interior hay dos cosas: una especie de aguja metálica que viene con el nombre envuelto de Thomas, además de una pequeña notita.
" No soporto ver a mi niño de esa manera,
esto le ayudará a recomponerse
como si nada hubiera pasado ".
—C.
Saber que su estilista, Caleb, cuida desde tan lejos de Thomas, solo me hace pensar en que lo aprecia de la misma forma en la que me aprecia Bellamy a mí. Como le echo de menos.
Obviamente, no pienso guardármelo para mi, así que metiéndolo en uno de los bolsillos de mi chaqueta, prometo enseñárselo después a Tommy. Ahora, observo el otro objeto de la cajita y descubro que es la insignia de las alas que me regaló Bellamy. También viene con un mensaje:
" Por muy duras que se vean las cosas, Newt, no te rindas.
Aquí te estamos esperando, pajarito. "
—B.
El papel se ve arrugado por la fuerza con la que lo estrecho contra mi pecho, mientras siento que algo oscuro y nostálgico se apodera de mi. ¿Cómo voy a ser capaz de sacarlos a todos de este miertero lugar? Pensar ya en que yo pueda tener una oportunidad de regresar a mi casa es como pedir un milagro. Guardo el papelito en uno de mis bolsillos sobrantes y dejo escapar un largo y cansado suspiro.
Observo aquella insignia tan importante para mi, le doy una última caricia y me la engancho justo sobre mi corazón, encima de la chaqueta que me cubre del frío y de la lluvia. Entonces, a pesar de que estoy empapado y helado, siento que el malestar y el agotamiento finalmente me han abandonado. Alzo la vista hacia el cielo oscuro y las gotas me mojan el rostro, me despejan y me despiertan. A continuación, mis tres dedos principales besan la comisura de mis labios y alzo estas hacia el cielo, haciendo la señal de mi distrito y con la esperanza de que todo el mundo la vea.
Sigo vivo, sigo de pie y dispuesto a seguir luchando.
Después, simplemente les dedico una reverencia burlona y con la jeringuilla en la mano, me devuelvo a las edificaciones anteriores. Al darme al interior, después de cerrar la puerta con suavidad, descubro que me alumbran varias linternas. Mierda, están todos despiertos.
Y así es: todos me observan, atentos y desconcertados.
―¿Estás loco? ¿Cómo se te ocurre salir con ese temporal? ―Brenda me cuestiona, cruzada de brazos y bastante molesta.
Aún así, no borro la sonrisa de mi rostro, porque me alegra ver a todo mi equipo en buenas condiciones; obviamente, exceptuando a Thomas. Teresa permanece a su lado, sin dedicarme ninguna mirada. Heather se me acerca con el propósito de secarme el cabello con la manta que momentos antes abrazaba sus hombros. Yo trato de apartarla, pero me amenaza con pegarme y la dejo hacer.
De todas maneras, la ropa por si sola comienza a secarse; es lo que tiene ser creación de un lugar tan moderno como el Capitolio. Los Creadores de los Juegos descubrieron además que no era nada divertido ver que los tributos se morían por algo tan banal como los irregulares temporales.
―No puedes hacer estas cosas, Newt. Ya no estás solo, ¿entiendes? Casi te perdemos hace tan solo unas horas. ―Me recuerda con una expresión lastimera, para de repente cambiarla de improvisto y colocar un rostro serio.
Aquello me confunde y aunque siento que sus movimientos para secarme el cabello se detienen, no aparta las manos de mi cabeza.
―Heather, ¿por qué dices eso? ―Su comportamiento consigue que mi momentánea alegría y confianza decaiga por unos segundos, y finalmente me suelta lo que se le pasa por la cabeza.
―Porque ahora tu estás al mando, y decides que es lo mejor. Dependemos de ti, ¿entiendes? ―Finalmente se aparta, dejándome la manta sobre la cabeza.
Yo me la bajo para posarla sobre mis hombros, mientras desvío la mirada de la suya. No hace falta que me lo diga, lo sé mejor que nadie.
―¿Qué tienes en la mano? ―Ethan como siempre es el mejor para cambiar de tema y hacer que pensemos otra cosa.
Solo les digo que esto ayudará a Thomas, y nada más soltarlo, Teresa me mira con esperanza ávida en sus ojos claros. Vuelvo a morder mi mejilla interior, sin saber cómo reaccionar ante aquello. Es quizás el golpe en el torso que me da Brenda lo que me hace despejarme, y sin más, me acerco con cuidado hasta los tributos del Distrito 3.
Paso por el lado de Galliard, quién se niega a levantar la vista pero que deja una buena imagen del lateral de su cuello; específicamente de la cicatriz bastante grande y deforma que recuerdo haberle hecho en los primeros juegos. Parece hace tanto ya...
Me arrodillo ante la intensa mirada de Teresa y sin esperar, clavo la jeringa en el brazo derecho de Thomas. No muestra ninguna reacción ante ella, así que supongo que llevará un poco de tiempo hasta que haga efecto.
―¿Quién lo ha mandado? ―La chica quiere saber quién ha sido nuestro benefactor, pero no le respondo. Solo me dedico a darle una caricia en el hombro y regreso con los demás.
Ella no pregunta de nuevo, así que me dedico a prestar totalmente mi atención en los demás.
―Muy bien, a pesar de esta interrupción, creo que lo mejor será descansar hasta el amanecer en donde todo se haga más visible. Volved a vuestros puestos y no os preocupéis, no me escaparé de nuevo. ―Lo último lo menciono en tono bromista, y me alegra ver cómo el resto de mi equipo se carcajea suavemente y la tensión parece disminuir.
Bajo la atenta mirada de Heather, vuelvo a mi antiguo lugar y de nuevo, reposando la cabeza caigo dormido. Esta vez Brenda no me acompaña.
Dos cosas me despiertan definitivamente: el resplandor del amanecer y una corriente repentina de silencio. La lluvia torrencial ha terminado y ahora el cielo brilla deslumbrante y ninguna nube la decora. Me doy cuenta de que realmente nadie hizo una guardia, y de que he arriesgado mucho a mi equipo al dormir junto a un integrante nuevo, y el cual en los juegos anteriores intentó matarnos múltiples veces. Pero me recuerdo que solo intentaba sobrevivir como todos los demás, así que se podía justificar su insistencia de llegar hasta el final invicto.
A pesar de ello, lo observo desde mi posición y descubro que no se ha movido realmente. Permanece todavía en la misma postura tiesa y rígida; cualquier podría pensar que estaba muerto si no fuese por el movimiento continuado de su pecho.
Mi tripa se remueve y sé que me llama la atención el repentino hambre. Recuerdo que de todos los de mi equipo he sido el que peor ha comido y sin pensarlo dos veces, metiendo las manos en mi mochila trato de buscar algún resto de cecina. Menuda sorpresa me llevo cuando mis dedos rozan una especie de bolsillo escondido en esta; miro dentro, y descubro que es algún tipo de bolsillo de fondo. No logro entender cómo no la había visto antes.
No obstante, guiado por la curiosidad, la abro y cuando palpo lo que esconde en su interior... se me revuelven las tripas. Pero no del hambre, si no de angustia y arrepentimiento. ¿Cómo la había olvidado por completo? Sin dudarlo ni pensarlo dos veces, la saco de inmediato.
Gracias a la luz que entra por las ventanas rotas y que ilumina el piso de la habitación, observo la daga de Minho con su mismo refulgir dorado. No esta envuelta como lo ha estado anteriormente, pero aun así su tacto me resulta tan familiar y cómodo, que no puedo evitar estrecharla contra mi pecho. Fue, básicamente, mi única arma de supervivencia en los primeros juegos... No era capaz de usar nada más ahora que la tenía conmigo.
Algo más seguro, me doy cuenta de que realmente ya no la necesito para sentir que Minho está conmigo, porque realmente está en el mismo lugar en el que estoy yo. Pero si me hace sentir a gusto tenerla en mis manos, porque sé como funciona y se acopla demasiado bien a mi.
La regreso a su bolsillo oculto, no queriendo sacarla todavía. En caso de estar realmente en peligro, será cuando la tenga en mano continuamente, pero todavía no es tiempo de mostrarla. Me siento seguro ahora que sé que tengo algo con lo que defenderme.
Regreso a mi plan inicial, y tras tomar un poco del resto de cecina que me quedaba en el interior de la mochila, observo hacia arriba y veo que todo lo que nos rodea realmente esta en ruinas.
Probablemente este edificio estaba compuesto por más de diez pisos y, en cada uno, hay enormes orificios que se repiten hasta el cielo. La estructura de acero es lo único que impide que la construcción se venga abajo. No puedo imaginarme qué habría causado tanta destrucción.
Regreso la vista hacia mi equipo y veo que aún siguen dormidos; quizás tratan de mantenerse en el mundo de los sueños todo lo posible mientras se ven abrazados en el cómodo calorcito que invade ahora el interior del edificio. Porque sí, ya no hay rastro del frío de anoche; sigue haciendo fresco, pero nada comparado a lo anteriormente vivido.
Me duele en el alma tener que ser quién rompa sus dulces sueños, pero ahora justamente debemos aprovechar a seguir avanzando porque el tiempo se nos viene encima. Dos semanas, eso es de lo que disponemos para llegar a la Cornucopia y acabar con toda esta pantomima.
Sin embargo, antes de hacer nada, veo a Gally quién ahora esta acostado con la espalda contra la pared, mirando tristemente a ningún lugar especifico. Tiene la mirada perdida.
Antes de poder reunir a mi equipo, necesito respuestas y creo que es el mejor momento para hablar con él. Y si no recuerdo mal, nuestra última conversación fue en una de las muchas fiestas de visitas de distritos. No creo que tengamos que seguir manteniendo apariencia de enemigos; todo lo de los primeros juegos, debe quedar atrás para seguir hacia adelante.
Ahora está aquí, me repito en la cabeza. Y debe de estar sufriendo al igual que nosotros. Ahora más que nunca debemos estar unidos; además, si por alguna razón seguimos vivos tras pasar una noche a su lado sin ningún tipo de vigilancia, algo me dice que debo confiar en su juicio.
Camino con cuidado a través de mi grupo hasta llegar a su lado. Con un suspiro grave me dejo caer, llamándole la atención. Recuesto la cabeza en la pared, mientras siento su mirada confusa analizarme de arriba a abajo. Tras unos momentos en los que trato de encontrar las palabras correctas para comenzar la conversación, trato de sacar de mi mente la forma en la que asesinó a Chuck delante de todos. Trato de dejar atrás la lanza que le clavé y mis ansias de querer matarle.
«Pertenecemos al Laberinto, Newt. Todos lo hacemos», recuerdos sus palabras en los primeros juegos y lo saco todo de mi mente. Si quiero formar una alianza con él, debo dejar el pasado atrás. Es lo mejor sin ninguna duda; porque si me quiero convertir en esa persona que los lleve al final de este camino, no puedo apartar a nadie porque muy duro que se me haga.
Galliard también necesita ayuda, aunque no se atreva a pedirla.
―Gally, ¿qué haces aquí? ¿Cómo has llegado hasta nosotros? ―Cierra los ojos momentáneamente, y veo como traga grueso toqueteando la cicatriz que yo le hice.
Casi imperceptiblemente, también me rasco la que él me hizo en la mejilla.
―Newt... Es difícil de explicar, pero acabe solo en este sitio. Me sentí perdido por unos días y hasta incluso pensé en rendirme si no hubiera sido por ella. ¿Te puedes creer que en mi mochila ni siquiera metieron una mísera botella de agua? Ella me salvó y le debo la vida.
Me muestro confundido ante la mención de alguien más, alguien aparentemente nuevo. Algo dentro de mi, se preguntó si podría haberse tratado de alguien que formaba grupo con Minho.
―¿De quién hablas? ―Para qué negarlo, me mata la curiosidad.
Además, si hay una posibilidad de tener a alguien más en el equipo, eso es mejor que nada.
―Su nombre es Sonya, así me dijo que se llamaba. Nunca la había visto, asó que pensé que era otra sorpresa de los del Capitolio y que habían cogido a una nueva tributo. ―Me dice que estaba muy bien equipada y que se hicieron un equipo de inmediato.
Duraron así varios días más, hasta que unos Penitentes los separaron.
―Por azares del destino, acabe justo en el ojo de la tormenta y cuando pensé que todo había terminado para mí, te vi allí con Thomas. ―Al último lo menciona tan bajo, como si no quisiera despertarle con solo mencionar su nombre.
―¿No sabes que tenemos tiempo limite para llegar a la Cornucopia? ―Me contesta que si, mientras abraza su torso haciendo parecer más pequeña su figura.
Sin embargo, lo siguiente no me lo espero por nada del mundo. ¿De verdad estaba hablando con el mismo chico sangriento del Distrito 1?
―Por supuesto que sí, pero desde que me crucé con ella... Eso me importa lo más mínimo. Solo quiero encontrarla y llevarla hasta allí, cueste lo que cueste. ¿No lo entiendes, Newt? Esta es mi forma de redimirme, y si la salvo a ella, sé que no todo estará perdido para mi.
¿Su redención? No digo que se merezca sufrir incontables cosas por haber matado a Chuck, pero me sorprende que ahora superponga la vida de otra persona por encima de la suya.
―La perdiste en el encuentro con los Penitentes, ¿verdad?
Me dice que tomaron caminos diferentes y que espera volver a verla.
―Estoy seguro de que lo harás, Gally. Y si como nosotros tiene que llegar hasta la Cornucopia, la verás allí. ―Sin más, dándole una palmada en el hombro, entiendo que su estadía con nosotros es más bien por necesidad.
O al menos, hasta encontrarla a ella.
Cuando me dispongo a levantar a los demás en disposición de emprender la marcha, me detengo en seco cuando escucho la voz de Teresa llamar entre lagrimas a un despierto Thomas que se incorpora entre jadeos y quejidos entre medias de sus movimientos. Algo salta en mi estomago y no lo pienso dos veces al acercarme en su dirección.
Sin embargo, de nuevo me veo sorprendido y no me espero que nada más crucemos mirada, una extasiada Teresa salte a sus brazos para juntar sus labios.
¿Por qué una molestia se apodera de mi al ver como Thomas le corresponde?
N/A → ¡Eso es todo por ahora, pero aaaa, ya estamos casi en la recta final de esta historia y no tienen ni idea de lo mucho que me emociona todo esto! ¡Gracias por seguir leyendo mi historia y no saben lo feliz que me pongo al ver sus votos y comentarios, nos vemos pronto!
→ Se despide xElsyLight.
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