⇁ 07 ↼
「 ᴍɪ ɢᴇɴᴛᴇ 」
El ruido se reparte por mi cabeza, y quiero que se detenga. La cabeza me palpita y no es solo por el golpe que me han dado. De solo recordar la forma en la que se me superpuso el Vigilante, sintiéndose grande y poderoso, me van ganas de vomitar. La bilis sube por mi garganta y solo quiero cerrar los ojos, darme un poco de paz, pero es imposible. La situación va de mal en peor cuando mi mentor pretende golpear a uno de los Vigilantes que se encuentra detrás de Thomas y de mí. Mi cuerpo se mueve solo y me interpongo entre ambos, ya que no quiero ver a otra de las personas que me importan ser herida como ha sucedido con el chico del 3.
Sostengo sus brazos con fuerza y lo estrecho contra mi cuerpo, pero este se revuelve mientras mira con odio a los guardias y trato de que se centre en mí, y solo en mí.
—Haymitch, vamos, tranquilo. No hay que hacer más dramas, por favor... —le pido, mirándolo directamente a los ojos. Hacía mucho tiempo que no estábamos de esta forma, quizás desde el distrito número 11. Si, me había alejado de su lado desde entonces.
Este frunce sus cejas y sin evitarlo, acaricia la herida de mi frente y sus ojos están llenos de lástima y de tristeza, quizás atisbo también un rastro de rabia, pero pronto se esfuma. Finalmente, coloca una de sus manos en mi hombro, más que nada para darse fuerzas y simplemente suelta: —Oh, chico, ¿pero qué os han hecho?
Momentos después nos reunimos con los demás, y mientras Heather y Ethan tratan de contenerse al observar de la forma en la que estamos, pronto ingresamos al Edificio de Justicia en el que cierran las puertas tras de nosotros. La estancia es grande, y está repleta de guardias con armas en sus hombros. Se nota que este distrito está más fortificado que los que hemos visitado hasta ahora. Aquello consigue ponerme incómodo, y trato de recomponerme y abandonar la imagen del rostro sangrante de Thomas. No lo consigo hasta que veo que mi equipo de preparación se acerca hasta mí, y sacan sus maletines especiales. Me hacen sentar en una silla improvisada y tras colocarse los guantes, aparta unos mechones de mi frente y me acaricia la herida. No veo a Thomas porque mi equipo me tapa la vista, pero estoy seguro de que le están tratando igual que a mí. Supongo que disponemos de varios segundos para esto, antes de que la alcaldesa nos presente ante el público.
—Cabrones... —Insulta en bajo a los del Capitolio, y una sonrisa se me escapa si poder evitarlo. Este me la devuelve, aunque algo débil y mientras Raven me inyecta algo en el hombro que casi ni siento, Bell comienza con la suturas.
—¿Es grave? —pregunto con humor, y la primera vez que nos conocimos me viene a la memoria y lo siento muy lejano. Tanto que consigue formarme un agujero en el pecho y un vacío en el corazón.
Este corta el hilo con sus labios con brillantina azul, y niega guiándome un ojo.
—Agradece que tienes al mejor doctor de tu lado, Newt. —Es mi turno de no hacerle caso a sus bromas, y me sorprende no haber sentido la aguja en la piel. Supongo que fue gracias a la inyección de antes.
Me revuelve el cabello y mientras da una vista a su alrededor, me estrecha entre sus brazos. Como me coge por sorpresa, solo soy capaz de centrarme en las cosquillas que me hacen sus labios en mi oreja y la forma en la que sus brazos tiemblan en mi espalda. Haymitch está hablando con Effie en bajo, y en la distancia veo a Brenda hablando con Thomas, quien está mordiendo algo de textura plática. ¿Sería para detener el sangrado o curarle las heridas de la boca?
—Ten cuidado, Newt. Los primeros distritos son más agresivos que los anteriores, y no siempre voy a estar ahí para curarte. —Sin más, se separa de mi lado y me dedica, quizás, la mirada más regia que le he visto hacer desde que le conozco.
No tengo tiempo para responder cuando Heather corre hacia mí, y Bellamy se ve obligado a apartarse. Ella salta a mis brazos y me aprieta el cuello hasta que casi me ahorca. La sostengo de la cintura con cuidado, y después Ethan aparece de no sé dónde y nos agarra a los dos en un abrazo. Me siento apretujado entre ellos, pero me siento cómodo y feliz. Es el chico de ojos claros quién, por estar detrás de mi, habla en mi oído.
—Pensamos que hay que tener los pies en polvorosa, amigo. Las cosas son muy diferentes de cuándo nos fuimos, y no quiero que nadie salga más herido, Newt, por favor. —Aquella verdad me desconcierta, pero no hay tiempo para nada más.
La alcaldesa anuncia nuestros nombres, y aparecen guardias que nos empujan hacia las grandes puertas que se abren con un estruendoso ruido. Veo que Thomas ya no está mordiendo el aparato de antes, y que Haymitch, Effie y los equipos de preparación y Janson, esta vez, no nos acompañan a las afueras. Una fuerte luz nos ciega, y cuando puedo aclarar la vista, no me gusta lo que veo. La gente se encuentra recentada por cintas del Capitolio que los apretujan y no muestran esa libertad que se han mostrado en los anteriores distritos. Hay un gran número de guardias rodeándonos, y me siento asfixiado. Como puedo, logro apartar a Teresa para acercarme a Thomas, y este me sostiene del brazo con fuerza. Pensé que no podía hablar, más que nada por el golpe, pero se ve que la cosa de antes ha funcionado a la perfección.
—¿Estás bien, Newt? —Algo en mi interior siente la calidez de su preocupación, y me sorprende que sea lo primero que me pregunte nada más poder vernos. Asiento sin dudarlo.
—¿Y tú estas bien? —No me responde, sin embargo.
Una de sus manos intenta acariciarme la frente, pero se ve empujado hacia adelante con una de las armas de un agente, y otro me sostiene del brazo y me obliga a retomar posición con mis demás compañeros. Nada más sentir cómo su agarre tiene la intención de apretar más, me suelto bruscamente. No estoy para juegos, y cuando miro al guardia de mis espaldas, asiente para alejarse. Intento que la situación deje de parecerme bizarra, y me obligo a morderme el interior de la boca y de recibir de buen gusto a mi amiga Brenda, que se presta de mi brazo, nerviosa. Sus ojos achocolatados me demuestran lo mucho que quiere largarse del lugar, y sin que nadie lo note, le acaricio suavemente el torso. Aquello parece funcionar, y tenemos que poner atención a las palabras de Teresa, quién está al lado de Thomas. Este me mira de soslayo, y no logro comprender la razón de que hayan obligado al chico del 3 ha salir a hablar. Se supone que los que debían destacar eran Heather y Ethan, entonces, ¿por qué?
—Estamos agradecidos con la victoria de Heather y Ethan, y de que vuestro hermoso distrito haya podido mantener a sus dos vencedores intactos. Aun cuando muchas vidas se han tomado de por medio, no hay palabras que puedan expresar la gratitud que tengo con ellos. Porque sin su ayuda, muchos de nosotros no estaríamos aquí hoy. —Luego comparte una mirada con Thomas, y este se hunde de hombros, sin saber qué hacer. La mirada intensa de la chica me pone de los nervios y odio que esté obligando a mi amigo a tomar escenario con ella.
Agradezco de corazón cuando Ethan y Heather se ven obligados a intercambiarse con los otros, y estos toman fila unos pasos más adelantes de nosotros. Compartimos una sonrisa, Thomas aliviado de no haber tenido que hablar al final, y yo de qué mis amigos tengan la oportunidad de hablar con su pueblo. Cuando los guardias se apartan, ambos dedican una ojeada a toda su pueblo, y es la chica de cabellos oliva quién habla primero. Es obvia la manera en la que Ethan contiene su sonrisa, me alegro tanto por ellos.
—Primeramente, quiero daros las gracias por vuestro apoyo, por poner las esperanzas de nosotros. Nuestro deseo desde que ingresamos a los juegos era traer honor a nuestro hogar, y me alegro de haberlo conseguido. Gracias por recibirnos, y manteros siempre a nuestro lado. —Es lo único que dice, para darle la palabra al chico y a este se le nota desde leguas la alegría que le invade de pronto.
—¡Es un gusto volver a casa, gracias! —Heather se ríe ante su poca expresividad, aunque no tarda en disfrutar del regocijo de la victoria. El público comienza a aplaudir descontrolada, y comparto su efusividad. Ethan aprovecha para unir una de sus manos con las de la chica y levantarlas como los vencedores que son. El ruido ensordece, y sin darnos cuenta, estoy aplaudiéndoles de la misma forma.
Todos me miran y aunque el mismo guardia de antes trata de acercarse a mí, cuando los demás tributos me copian, se detiene. Vuelve a su posición, y me veo obligado a dejar de tensar mis hombros. Trato entonces de centrarme en las grandes y felices sonrisas de los del 4, en su alevosía de volver a casa, y después cuando parece que la gente comienza a aplaudir con más fuerza y Ethan grita emocionado, un disparo suena en el aire. Todo se calla de pronto, y Brenda salta ante el sonido.
Proviene ante nuestras espaldas, y al girarnos nos damos cuenta de que es la alcaldesa quién lo ha hecho. A nuestro alrededor el silencio acomete, y ella se acerca al micrófono, del cual han sido apartados mis amigos. Están ahora con nosotros, y ella se acomoda la chaqueta negra y comienza a hablar.
—Me alegra saber que mi pueblo se une en común para tal acontecimiento. Pero debemos continuar con los reglamentos, así que... —Da una pequeña señal con sus manos, y entonces nos dan a todos en las manos unas medallas metálicas, y de pequeño tamaño. Después sigue con su discurso, y es obvia la decepción en los rostros de Heathy y de Eth.
Tras eso, sucede lo mismo que en todos los anteriores Distritos. Nos llevan hasta las puertas de nuevo, atravesando la veranda rápidamente, con el fin de dar por finalizada nuestro recibimiento. Lo único que cambia es la forma en la que se llevan a los tributos del 4, y a pesar de que un miedo se instala en mi corazón, recuerdo que tienen que reunirse con sus familias, ya que serán los primeros que lo hagan.
Todo se queda en silencio al cerrarse las puertas, y no tardan en reunirse con nosotros Haymitch, Effie y los demás. Estos estaban sentados en un lateral del salón en la que encima tenían una pantalla morada, probablemente en la que podían observar los sucesos tras el palco. Sus expresiones son molestas, y lo primero que nos dice Effie tras reunirse con nosotros, es que ya quiere volver al tren. Comparto su deseo, pero me mantengo callado.
—Tenemos que dejar que Bellamy y vuestros respectivos equipos de preparación os alisten para la fiesta. Al menos, disponemos de mas tiempo debido a que Heather y Ethan están reuniéndose con sus familiares —nos dice Haymitch, y cuando Bellamy se va acercando hasta mí para llevarnos a nuestros respectivos cuartos, alguien se le adelanta.
De pronto distingo un borrón anaranjado, y alguien me agarra de las mejillas. Por suerte, esta vez los guardias no nos atosigan, simplemente esperan. Están enguantadas, y aun así, noto el calor que nacen de ellas. Nuestros irises se conectan, cuando escucho la voz de Thomas, nerviosa: —¡Caleb, no le molestes!
¿Caleb? Entonces trato de recordar su nombre, y pronto resuelvo mentalmente que se trata del estilista de Tommy. Es diferente a cómo me lo imaginaba, porque aparte de su cabello naranja, destacan sus ojos heterocromáticos. Uno posee un color azulado turquesa, y el otro es dorado, probablemente a causa de alguna operación carísima. No lleva una ropa tan estrafalaria, y tiene una expresión curiosa en su rostro. Alzo una de mis cejas, sin entender qué trata de conseguir con unir nuestros mirares y observarme de aquella manera.
—¿Te gusto acaso? —Brenda se carcajea ante mis palabras, y aunque esperaba que Bellamy la compartiera, solo se cruza de brazos y hace un mohín con los labios. Quizás es porque no le gusta que le quiten protagonismo.
El estilista sonríe y no tarda en responderme con el mismo tono jocoso: —Podrías hacerlo, sí, pero no es el caso, lastimosamente. Verás, me gustaría ver con quién trata Thomas, y tenía muchas ganas de conocerte.
Me suelta las mejillas para sostenerme la mano derecha, y trato de no hacer una mueca ante su agarre extraño. Miro por encima de su hombro a Thomas, que está todo hecho un manojo de nervios y que me mira con una clara disculpa. Sonrío tranquilizándome, y me asusto ante la manera en la que grita emocionado, casi parece que le va a dar algo. Me suelta y sin decir nada más, agarra de un hombro a Thomas y desaparece por el pasillo largo y derecho. Teresa y su estilista, que lleva el color rosa, no tardan en seguirles. Trato de no reírme ante aquello, y negando con la cabeza, acepto la mano extendida de Bellamy, que ha recuperado su rostro vivaz. Dejamos atrás a los demás, y no puedo dejar de pensar en el rostro avergonzado de Tommy. Últimamente, estar cerca suyo me resulta más fácil que antes. Lo considera ahora un buen amigo, alguien que estará ahí para mí cuando sea, y me recuerda un poco a Minho.
Subimos unas escaleras de caracol, y en el camino, trato de pensar en qué estará haciendo mi mejor amigo. Echo de menos la forma en la que siempre me entiende con solo mirarme, la forma en la que frunce sus cejas cuándo piensa soltar palabrotas, y la forma en qué llega a mí cuando más lo necesito. ¿Dónde está ahora que anhelo sus abrazos? Necesito toda la fuerza del mundo para no rebelarme contra los estúpidos del Capitolio, y sé que si estuviese a mi lado, bueno, las cosas serían muy diferentes. Minho suele ser muy impotente, indeciso y se deja llevar mucho por su corazón. Ahí nos diferenciamos, yo siempre uso la cabeza y por ese motivo, somos un buen dúo.
«Yo te seguiré hasta el final de mis días», las palabras mencionadas por Thomas me remueven la cabeza, y pienso en lo extraño que es el chico y lo extraño que me siento a su lado. Porque desde que nos conocimos, he tratado de evitarle, de alejarle de mi lado porque ahora entiendo que la comodidad que siento a su lado, me aterra. Me revuelve el estómago y me da miedo pensar en qué alguien es capaz de calarme tan deprisa. Siento que siempre que nos vemos hay miles de cosas que decirnos, y de las cuales muchas de ellas no somos capaces de admitir. Recuerdo sus ojos achocolatados, su rostro repleto de pecas de las que si no prestas atención, eres incapaz de ver, y de la forma en la que se sonroja cuándo suelto alguno de los comentarios mordaces míos. Todas sus acciones me ponen nervioso, y nunca sé que esperarme de él, por eso... he llegado a la conclusión de que el chico es un dolor de cabeza.
Bellamy me da un golpecito en la frente para devolverme a la realidad, y consigue despertarme de mi ensoñación. Esta preparando un baño caliente con Raven y Terence, y me dejo guiar por ellos. Me arañan el cuerpo desnudo con jabones duros, y a pesar de que me escuece, siento que me quitan los pesares de encima y me llena de alivio. Dejan un rastro de vainilla por todo mi cuerpo, y entretanto escucho a Raven alagar mi piel blanquecina y me pregunto cómo no puedo avergonzarme de tener tantos pares de ojos encima. Después me colocan una bata, y tras mostrarme dos trajes diferentes, comienza la acción.
—De verdad que nos quitas trabajo con la escasez de pelo que hay en tu cuerpo, Newt. —Sonreí ante sus palabas, recordando que me dijeron algo parecido antes de los Juegos.
Aquello solo me llena de una enorme y aplastante nostalgia. Continúan secándome el cabello y tratando de no enredarlo más todavía. Queda suave y brilloso, en verdad saben cómo ponerlo exactamente para que se vea decente. Tras colocarme la ropa, que se trata de un esmoquin de un tono verde oscuro encima de una camisa blanca, me tienden unos zapatos embolados negros. Bellamy me recomienda que me levante, y al mirarme en el largo espero del cuarto, siento que estoy apunto de ir a unas entrevistas, no a una cena, ni a una fiesta del distrito 4. Después comienzan con el maquillaje, y esta vez no siento pesado mi rostro.
—Me parece que esta vez convendría algo sencillo, que lo muestre natural, ¿no os parece? —Da la idea Bell, quién me observa atento golpeando sus labios con una brocha de sombras.
Raven y Terence asienten emocionados, y empiezan por los ojos. Bellamy mantiene una de sus manos bajo mi barbilla, mientas me ordena que me quede quieto. Trato de acatar su petición lo mejor posible, a pesar de que su mirada grisácea me ponga un poco nervioso. Raven y Terence se ocupan mientras de colocarme en las uñas un esmalte negro y unos cuantos anillos plateados. Les dejo hacer mientras se me pasa por la cabeza que soy una marioneta cuándo estoy con ellos. La idea me hace sonreír, ya que comprendo que no me desagrada tanto le hecho cómo antes. Ahora me parece conocer a estas personas y me siento muy cómodas con ellas. Bellamy se da cuenta de mi sonrisa, y me suelta que necesita que mi rostro esté serio. Lo hago obedientemente, y descubro al instante cómo una pequeña sonrisa se asoma en él.
El hombre de cabello azulado continua con mis ojos, y es la primera vez que me coloca sombras encima. Siempre ha utilizado un delineado bajo de ellos, y por eso me extraña que me coloqué eso ahora. Distingo con algo de dificultad que ocupa varios colores, y aunque tengo curiosidad por saber qué me está echando encima, tendré que esperar al final.
Luego me coloca iluminador en los pómulos y brillo en los labios, y da por terminado el trabajo cuándo se me secan las uñas de las manos. Me inspecciona una última vez, muy de cerca, y me veo reflejado en sus ojos, los cuáles solo me observan con orgullo y admiración. No puedo controlar el rubor que me nace, y me culpo por siempre reaccionar de esa forma con él. Uno de sus dedos acaricia la cicatriz de mi mejilla, no es más que un roce, pero se nota algo triste. Trato de no pensar en ello, cuando me tiende una mano, asintiendo ante su proyecto final, y dándome una vuelta me obliga a observar mi imagen impoluta, y de nuevo, me sorprende la facilidad que tiene esta gente para hacerme parecer uno de ellos.
Me veo increíble, natural y lo que me sorprende es que se pueden ver resquicios de mi personalidad a pesar de todo. El rostro me brilla, y puedo ver cómo mis ojos dan la sensación de ser más claros de lo normal. Tengo de nuevo, un pendiente en la oreja derecha, pero esta vez es un circulo pequeño y negro. Entonces, de pronto toda mi atención se la lleva la raja en mi frente, aunque ahora suturada, la toco con los dedos y les pregunto porqué han decidido dejármela, y no ocultarla con el maquillaje. Es Bell quien responde, mientras los demás se dan prisa en recoger sus utensilios con movimientos ligeros.
—Pensamos qué es el toque perfecto para demostrar que a pesar de lo que puedas aparentar con la ropa, sigues siendo el mismo chico que jugó en la arena. Nos parece que tu esencia se mantiene con ella, Newt. —Me siento acobijado por la sensación de que me quieran mantener como soy, y después siento al hombre joven de cabello azulado tras mi espalda, y cómo sus manos se dirigen a mi hombro derecho.
Ambos observamos nuestros reflejos en el espejo, y distingo cómo ágilmente me coloca la insignia de las alas en el. Este nos dedica un destello brillante y siento que los problemas pasados ahora son montoncitos de arena. Bellamy termina por abrazarme, y recuesto mi cabeza en su hombro. Su compañía me reconforta, y es cómo cuando estoy con Minho, Thomas o Haymitch. Me siento en casa; después, por sorpresa, se terminan uniendo Ray y Tere. Permanecemos un rato más así, cuando tocan la puerta de mi habitación. El golpe es suave, pero consistente. Al final nos separamos, y al abrirla Raven, descubrimos que es Haymitch que me avisa de qué ya es hora de asistir a la cena.
Me sorprende entonces lo rápido y escueta que ha sido la reunión familiar para Heather y Ethan, y aunque un rastro de lástima se instala en mi corazón, mantengo una sonrisa seca y despidiéndome de los demás, acompaño a mi mentor. Mi equipo de preparación me dice que tras arreglarse un poquito, se reunirán conmigo en unos minutos. Entonces el camino con el hombre rubio se hace silencioso, y algo tedioso, ya que realmente no hemos hablado desde el distrito 11, y nuestro primer encuentro fue esa mañana, cuando intentó defenderme. Aprieto mis manos, sintiendo culpa de pronto, y dejando escapar un suspiro, me preparo para disculparme. Sin embargo, sus palabras me dejan helado.
—Aun sigo molesto contigo, así que no intentes arreglarlo, chico. A pesar de lo de esta mañana, pienso que es mejor que nos demos un poco más de tiempo. —Aquello hace que me avergüence por pensar que las cosas ya habían vuelto a a normalidad, y meto mis manos en los bolsillos de los pantalones, bufando ante lo dicho.
—Lo que tu digas, larcho. —Me dirige esa típica mirada de amargura que parece llevar siempre encima, y continuamos el recorrido en silencio.
Cuando por fin nos reunimos con los demás, abandono a mi mentor en la sala principal y corro hacia Brenda, que está nerviosa y sola en el centro. No le regaló ni una sola mirada a Haymitch, pero sé que se encuentra con Effie al momento, quién lleva un agraciado vestido morado, con un cabello de tonos purpuras. Su maquillaje es ligero, y se destaca solo por unos pequeños sombreados del mismo tono. Se ve preciosa, pero cuando oigo que mi mentor habla con ella cabreado, me desconecto y dejó de brindarles atención. Brenda me mira agradecida ante mi llegada, y observo su cabello que le llega hasta debajo de las orejas por poco, y el maquillaje verdoso en su mirada. Entonces, me doy cuenta de la manera en la que me observa su estilista, Alita, que está a pasos de nosotros recibiendo una copa de champán. Estoy seguro de que se ha compinchado con Bellamy ,y que por eso ahora estamos conjuntados como sucedió en el día de las entrevistas. Regalándole una pequeña sonrisa, distingo el resto de la vestimenta que lleva mi amiga y me sorprende lo estupenda que se ve, aunque eso sea un hecho ya a estas alturas.
Utiliza un vestido de corte de sirena de color verde claro y con degradados en el final de un verde más oscuro. Unos tacones altos y de punta negros y una diadema en la cabeza de un verde claro. También lleva unos pendientes negros y un colgante en forma de diamante. El escote del vestido es de corazón, y en sus hombros descansa un chal de seda suave, y de un negro finísimo. Parece una princesa, sin duda alguna.
—Está noche te ves... muy diferente, en serio —le digo, y entonces consigo ruborizarla. Motivo por el que me golpeé el hombro y me diga que son imaginaciones mías. Ambos sabemos, por el contrario, de que solo digo la verdad.
Ahora es su turno de adularme. Coloca una de sus manos en su cadera pronunciada, y mientras me dedica una mirada lasciva y de arriba a abajo, me suelta: —Tu estás muy caliente, Newt. Y esas sombras en tus ojos te dan el toque sexy que te faltaba.
Aquello hace que frunza los labios, y momentos después nos carcajeemos tan fuerte, que hasta me tengo que sostener del vientre porque no lo soporto. Ella se enjuaga lágrimas falsas, y no podemos darnos cuenta de la nueva pareja que se nos une. Es solo cuándo carraspean, que prestamos atención a nuestro alrededor. Son Heather y Ethan, y nada más verles, mis brazos atrapan a Ethan, alegre de verle con aquella sonrisa de oreja a oreja y con un traje negro al completo. Todavía, aun así, se puede notar su tatuaje en el cuello. Este me recibe con gusto y cuando nos separamos, solo escucho los chillidos alegres de Heather y Brenda. Dejo que tengan un momento en privado y no puedo aguantar, le pregunto aquello que me carcome la curiosidad al completo.
—¿Qué tal ha ido? —Este mantiene la sonrisa en su rostro, y exclama con una alegría infundada que de lujo.
—La verdad es que al principio no supe cómo reaccionar al verles, pero después de unos momentos se hizo más fácil. La conversación fluyó con la misma familiaridad de siempre, y de verdad, aunque fuese corto, me alegro de haberles visto de nuevo. A Heather le ha pasado algo parecido, solo que lo único que la diferencia es que en su reunión hubieron más gritos alegres. —Mi corazón late feliz ante la noticia, y expreso una sonrisa sincera.
Me alegra saber qué no hay envidia en mi corazón. Realmente me alegro por ellos.
—¡Newt! —Al darme la vuelta, veo que Thomas me llama mientras baja las escaleras con rapidez hacia nosotros. Tira de Teresa, que intenta no tropezar con sus altos tacones de plataforma.
Mientras veo cómo ambos se acercan, descubro el esmoquin que lleva encima Tommy, y este se ajusta a la perfección a su cuerpo. Es negro, pero sobresale la camisa blanca que lleva debajo. Su cabello está alborotado, que es algo que no me sorprende ahora, y un pequeño colgante de luna en el cuello. Por lo demás, su rostro brilla con destellos de iluminador, y veo que bajo sus ojos —y por primera vez—, posee un delineado negro. Se ve un poco raro, pero no le queda mal. Aparto mi vista de él, cuando siento que me estoy pasando un poco. Y cómo quién no quiere la cosa, me fijo en su compañera, quién lleva un vestido corto por delante y largo por detrás, del mismo negro que su compañero. Su cabello cae en tirabuzones, y parece llevar en cada pelo pequeños brillantitos que destilan a su paso. Lleva unos pendientes largos y el un lado que le aprieta su cintura de avispa. Tampoco lleva un exagerado maquillaje, más que nada rímel y un delineado oscuro. Pero es suficiente para ver con claridad desde lejos la belleza que posee la chica. Hacen una pareja perfecta, no entiendo porqué el pensamiento de pronto me amarga un poco, y decido sacudir la cabeza para recibirles con una gran sonrisa.
—Sentimos llegar los últimos —suelta sin perder el buen humor, aunque en su rostro baile un rubor bastante notorio. ¿Sería el calor?, me pregunto curioso.
Desecho importancia al tema, moviendo una de mis manos de un lado a otro.
—Siempre esperaremos a toda la pandilla, Tommy. De eso no te preocupes, además, jamás me iría sin ti. —Tras soltar aquellas sencillas y últimas cinco palabras, es mi turno de abochornarme. ¿Por qué había dicho una cosa así, y tan a la ligera?
Este trata de quitarle hierro, y no entiendo porqué parece más bien que nos estamos poniendo en ridículo. Los demás se ríen ante nuestras payasadas, menos Teresa, quién parece estar asesinándome con la mirada. Por eso, cuando siento un golpe en mi espalda, sé que es hora de ir a la cena finalmente. Y esta vez, no es Brenda quién se ha ofrecido a ser mi compañera, si no Heather. Me sonríe ampliamente, y gracias a ella olvido lo de antes, y me comparte su alegría.
Lleva un vestido largo y rojo, y sin duda, es de un estilo menos ancho y voluminoso en la parte de las caderas. También es estrecho hasta la cintura, salvo que a partir de ahí se abre una línea de triángulo hasta llegar a los pies. Sin duda realza toda su figura, y aunque es pequeña, con este vestido en particular no lo parece. No lleva ningún accesorio encima y tampoco le hace falta. Su cabello también cae en tirabuzones. De pronto, me da la sensación de estar al frente de alguien mucho mayor, más madura, y sin darme cuenta, un orgullo me nace al verla. Se merece esa alegría, y es su noche (junto a Ethan, claro).
—¿Me concederíais el honor de ser mi acompañante? —Asiento sin dudarlo, mientras suelta esa risa dulce que queda tan bien con ella. Le tiendo mi brazo, tras darle una pequeña reverencia.
—Andando, princesa. —Y sin más, junto a los demás, nos integramos en la celebración que se realiza en su honor, sobre todo.
El resto de la noche se pasa deprisa, entre risas y bebidas alcohólicas, y cuando me doy cuenta, todos volvemos tambaleantes, felices y risueños a los vagones del tren. El único que parece estar en sus cabales es Janson, quién nos guía en el camino. Tampoco he podido ver a Gally en todo el transcurso de la fiesta, y pienso qué solo aparecerá en su distrito, ya que parece lo más obvio. Ethan pasa uno de sus brazos por mis hombros y siento su peso encima. Su aliento huele a vodka, aunque me alivia pensar que no ha pasado los limites establecidos por Heather. Se lo dejó bien claro antes de empezar a beber. No quería cargar con un borracho, y por eso, aun cuándo no estaba tan ido, me lo habían dejado a mí. Yo solo había bebido unas cuantas, pero tampoco para estar como Haymitch. Por supuesto, este hacía rato había sido llevado a sus aposentos por la misma Effie; cuando mi mentor se emborrachaba, siempre se le pegaba como una lapa. Aun me preguntaba porque la mujer no le apartaba nunca.
Los equipos de preparaciones fueron los siguientes en irse, antes de despedirse de Bellamy, este le dijo que no soportaba el ambiente. Debía de darle algo de razón.
Mientras regresan, Brenda está siendo acompañada por Heather, quién no deja de sonreír como una lela. Me pregunto que tenía de especial ligotear con un joven repleto de maquillaje y que parecía un pájaro sin plumas. Vale, quizás no se veía tan mal, pero cuándo intentó apartar a Brenda de mi lado, fue una suerte que tropezase con uno de los manteles de la mesa y que se viera obligado a abandonar la sala, si no, quién sabe de lo que habría sido capaz. Por suerte, todo eso había quedado atrás. Ahora, dentro del vagón de entrada, observo que no había ningún guardia dentro del vehículo, y tras que mi estilista abandonase la sala, las puertas se cerraron y el tren comenzó a moverse. Nadie se quejó ante la rapidez que tomaba el aparato, y más bien, borrachos y sonrientes, se fueron hacia sus compartimientos.
Él permaneció en la sala central, asegurándose de que todos machaban tranquilos. Y, sin darse cuenta, sus ojos no se apartan de la chica de tirabuzones que carga a un inconsciente Tommy. Resulta que en la fiesta, este le retó a tomarse de golpe dos copas y, obviamente, yo tenía buen aguante, peor no podía decir lo mismo del otro. Parecía que era la primera vez que bebía. Y las risas no tardaron en aparecer cuando casi se cae para atrás en su ensimismamiento, por suerte, fui rápido en cogerle. Aunque eso no duró mucho, porque Teresa acudió en su ayuda a pesar de que no suponía una molestia para él. Pero ella le ignoró, y acabó por llevárselo consigo.
Al principio le molestó, porque eran amigos también, pero lo dejo estar y decidió seguir disfrutando de la fiesta. Ahora, veía la mirada mortal que le dirigía la chica, y se preguntaba qué demonios le había hecho. Hundiendo sus hombros, se dispuso a seguir el camino de sus amigos, pensando en que Luna y Alec le estarían echando de menos. Sin embargo, algo llamó su atención. En los vagones de enfrente, no los que llevaban a los cuartos de los tributos, si no los del otro lado que dirigían a los principales, vio cómo un Vigilante corría con rapidez hacia aquella dirección. Se maldijo internamente cuando notó que sus piernas comenzaban a seguirle. Esperó a que traspasará la siguiente puerta mecánica, para de manera agazapada, seguirle por detrás. Estuvieron así durante un rato, hasta que comprendí que no quedaba mucho para llegar a la zona prohibida.
El sudor se me escurre por la parte trasera del cuello, y el poco alcohol que llevaba en las venas desaparece con cada paso que doy, y más ante el peligro de ser descubierto.
Finalmente, el guardia no llegó más lejos de lo que pensé. Se detuvo en una puerta de metal, y poniendo una rápida contraseña que fui incapaz de ver por tratar de distinguirla a través de las ventanillas de la puerta, se dio ingreso a dicha habitación. Aproveché que no hubiera moros en la costa, y me acerqué hasta que la puerta notó mi presencia y se abrió en silencio.
Con cuidado, me fui acercando a la supuesta puerta por la que había desaparecido el hombre, y no lograba entender a qué se debía mi curiosidad. No tengo miedo alguno en mi interior, y no sé si eso es bueno o malo. Al estar enfrente de esta, descubrí con aun más interés que antes, que la puerta no estaba cerrada, al menos no del todo. Por las prisas, era muy probable que se hubiera despistado el hombre. Hay una pequeña abertura, y aun sabiendo que me estaba arriesgando más de lo normal, ocultándome con la misma puerta, traté de vislumbrar lo de su interior. Al principio no pude ver nada, y quizás se debía a sentir el corazón en mi garganta y a los nervios, pero por fin la vista se me aclaró y noté cómo dos guardias estaban apostados enfrente de una pantalla digital. El volumen es bajo, probablemente para no darse a conocer, pero las imágenes producidas se me hacen familiares y descubro que se tratan de los distintos distritos, y muchos de los cuáles ya hemos visitado.
Decido prestar atención en orden a las distintas grabaciones, para no confundirme con ninguna y saber bien qué sucede a las espaldas de este maldito tren. En el Distrito 8 la gente se pelea a diario contra los agentes de la paz, y cada día su número se ve superado. En el Distrito 5, aparecen varias imágenes de gente siendo vapuleada por los guardias con látigos. Aquello hace que se me revuelvan las tripas, y si no es por el sorprendente autocontrol que llevo ahora mismo, ya me habría lanzado contra los guardias que tengo enfrente. En el Distrito 12 la imagen me desvive ya que me muestran a mi gente siendo golpeada brutalmente, y distingo en especial a Sae La Grasienta (esa buena mujer), que se interpone entre un niño pequeño y cómo uno de estos mierteros tipejos le regala una buena tunda de golpes. Me enfermiza verlo desde tan lejos, y me culpo por no estar allí con ellos. De pronto, me imagino a Minho siendo uno de ellos, y la rabia me hierve en las venas. Me obligo a apartar la vista para encontrarme que en el Distrito 11, aquel al que pertenecían Chuck y Keisha, las llamas lo invaden. Aquello me perturba, pero consigue sacarme una sonrisa llena de orgullo. Veo que los agentes de la paz son obligados a subyugarse ante el poder del pueblo y cómo estos gritan ante las cámaras con estandartes rojos y con un símbolo brillante en estos.
Cuando me doy cuenta de lo que es, la sangre se me congela de inmediato. «¡Es mi insignia de alas!», pienso mientras me echo hacia atrás, sin poder creerlo todavía. Todo se me atropella en la cabeza, y no logro entender cómo me mantengo en pie. Pero el cuerpo me tiembla descontroladamente al saber ahora qué la causa de todas esas revueltas soy yo.
Trato de dejar la puerta cómo estaba, y sintiendo cómo una bruma densa se apodera de mí, no soy capaz de notar a la persona que se me acerca por detrás. Para cuando lo hago, ya es tarde. Siento su mano en mi hombro, cómo me aprieta con fuerza, y me doy la vuelta con una velocidad inusitada pensando en lo jodido que estoy cuándo veo que se trata de la rata de Janson.
N/A → ¡Buenas, mis ángeles! ¡Aquí les traigo un nuevo capítulo!
Espero de corazón que les haya gustado, ya que se ve que la trama por fin se va desenredando, ¿no les parece? Amo a todos estos chicos, y os juro que no puedo superarlos. Me encanta esta historia y voy a poner todo mi empeño en esforzarme porque la lectura sea agradable y no les resulte para nada tediosa. ¡Los amo mucho, y nos veremos pronto!
¡AMO EL NEWTMAS X SIEMPRE! ;3
→ Se despide xElsyLight.
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