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‎ ݁ ❒ ִֶ ﹫004 ࣪ ⊹ 🐍 ֶָ ◞ ❙ 𝐅𝐨𝐫𝐞𝐰𝐨𝐫𝐝

𓂅 𓄹  𝑻𝒉𝒆 𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓 𝒔𝒊𝒅𝒆 𓄹 ✦
000 ┊  🐍     𝗣𝗥Ó𝗟𝗢𝗚𝗢
❛ 𝙻𝚊 𝚝𝚛𝚊𝚗𝚏𝚘𝚛𝚖𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗. ❜

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El vacío de sentirse en soledad era un sentimiento desgarrador qué Elizabeth sentía, por más que su tía u otra persona estuviera con ella, Elizabeth no sentía lo mismo.

La noche era nostálgica, los truenos retumbaban por la mansión de los North, y de cualquier lugar. La tormenta se avecinaba, una tormenta que Elizabeth no logrará parar.

Era luna llena, ella se sentía extraña al respecto, como si algo de su interior luchará por salir de la superficie en la que se encontraba prisionera. Era un sentimiento totalmente extraño, algo a lo que Arabella no estaba  acostumbrada.

Decidida, Arabella camino hacia su puerta con intención de salirse de su alcoba, necesitaba caminar bajo los truenos y bajo la luna llena, quería permitirse que él aire le golpeara su cuerpo. Al salir de la habitación observó los pasillos en busca de un movimiento que obstruyera su paso. Nada sucedió, por lo cual en pasos sigilosos bajó los escalones de las escaleras que daban al primer piso.

Al llegar al piso de la primera planta de su casa, buscó las llaves de la casa con la intención de abrir la puerta y cerrarla con llave una vez que estuviera fuera de la mansión.

Elizabeth miró al cielo sin un rastro de estrellas, solo estaba la luna llena, que era tapada por las nubes, nubes en las que se podían visualizar los rayos. Elizabeth empezó a caminar por su jardín, en busca de valeriana o espino blanco, plantas que ayudan con el insomnio, ansiedad y el estrés mental.

Tenía días sin dormir, y su rostro se notaba mucho más demacrado. Elizabeth tomó las plantas y las guardó en dos pequeños frascos que en el herbolario tenía; una vez terminada, salió del lugar con intención de sumergirse al bosque, en busca de paz y de distracción. Algo que Elizabeth adoraba ver en el bosque, era la cantidad de mariposas y de luciérnagas iluminando su paso. El lugar era magico, y era el sitio seguro de Elizabeth.

Cuando las nubes se despejaron atrayendo más visibilidad de la luna llena, Elizabeth se sentía aún más inquieta esa noche. La luna llena brillaba en lo alto del cielo, iluminando el paisaje del bosque de la mansión con su resplandor plateado. A pesar de estar rodeada por sus amigos en llvermory, una sensación de desconcierto la invadía, como si algo estuviera fuera de lugar en su interior.

Caminando por los senderos entre los árboles centenarios, Elizabeth se detuvo abruptamente al divisar un objeto oscuro entre las sombras. Se agachó para recogerlo y descubrió que era un antiguo libro encuadernado en cuero, adornado con extraños símbolos y runas. Una ráfaga de escalofríos recorrió su espalda cuando sus dedos rozaron la cubierta fría y polvorienta.

Con curiosidad, Elizabeth abrió el libro y sus ojos se encontraron con páginas llenas de palabras en una escritura antigua y misteriosa, cosa que llamó la atención de Arabella. A medida que sus ojos recorrían las líneas, una sensación de malestar se apoderó de ella. Palabras de magia oscura saltaron desde las páginas, parecían susurrarle tentaciones y promesas de poder más allá de su comprensión.

A pesar del peligro evidente, Elizabeth no pudo apartar la vista del libro. Una atracción inexplicable la impulsaba a seguir leyendo, como si una fuerza invisible la guiara hacia lo desconocido. Cada palabra resonaba en su mente, provocando una sensación de vértigo y excitación.

De repente, un aullido lastimero rompió el silencio de la noche. Elizabeth levantó la vista del libro y se encontró con la mirada penetrante de una figura oscura entre los árboles. Una sensación de reconocimiento la invadió cuando los ojos amarillos la miraron fijamente, reflejando la luz de la luna llena.

Entonces, en un destello de comprensión, Elizabeth se dio cuenta de la verdad que había estado oculta dentro de ella todo este tiempo. Ella no era simplemente una bruja ordinaria; era una licántropa de nacimiento, una criatura de la noche cuyo destino estaba entrelazado con la magia oscura que la rodeaba.

Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Elizabeth cerró el libro y lo guardó en su bolsa donde había guardado anteriormente sus frascos. Sabía que debía mantenerlo oculto, lejos de las manos codiciosas que buscarían aprovechar su poder. Con determinación en su mirada, se adentró en la oscuridad del bosque, lista para enfrentar los secretos que aguardaban en la noche y abrazar el destino que le esperaba como una criatura de la luna.

Mentiría si Elizabeth dijera que no tenía miedo, todo de ella era un torrente de emociones y temores. Claro que sentía miedo, pero quería saber más de su familia. La pelinegra estaba al tanto de sus padres ya que su tía Danna le contaba historias de ellos, no obstante ella anhelaba conocer más allá que aquello.

Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Elizabeth caminó más hacia el Bosque, en busca del licántropo que la observaba minuto atrás. La soledad la rodeaban mientras se adentraba en su interior, la tensión palpable en el aire mientras la luna llena alcanzaba su punto más alto en el cielo.

Al dar tan solo un paso más, Elizabeth sintió un dolor punzante recorrer su cuerpo, cada músculo y hueso retorciéndose y estirándose en formas desconocidas. Gritó en agonía mientras su forma humana se desvanecía, reemplazada por la bestia que yacía dentro de ella.

Todo lo que le estaba sucediendo era nuevo, algo en ella sabía que todo lo que le estaba pasando era obra de los susurros que escuchaba cuando abrió el libro que se encontró mientras caminaba por el bosque antes rodeada de luciérnagas.

En medio de la confusión y el dolor, unas figuras una conocida y otra desconocida emergieron de entre los árboles. Era su tía Danna, y un hombre desconocido para Elizabeth.

—Es un brujo licántropo experimentado, que ha enfrentado la misma lucha que tu corazón —susurró compasiva, Danna.

Con ojos compasivos pero firmes, el hombre misterioso se acercó a Elizabeth, extendiendo una mano amiga hacia ella.

—Estás seguro —susurró Elizabeth, la voz apenas un gruñido gutural en su garganta recién transformada.

El hombre asintió con solemnidad. —Sé lo que estás sintiendo. He pasado por esto antes. Pero no estás sola. Estamos aquí para ayudarte. —

Con las palabras reconfortantes del hombre resonando en su mente, Elizabeth se aferró a su humanidad en medio del caos de la transformación. A medida que la luna llena brillaba sobre ellos, juntos enfrentaron la noche, cada uno luchando con sus propias batallas internas mientras la bestia rugía en sus interiores.

Mientras tanto, Danna murmuraba hechizos que ayudaban a los licántropos, a mantenerlos tranquilos, sin que armarán una masacre no deseada. Pero había algo en particular que logró llamar la atención de Danna; Elizabeth se transformó completamente en una loba de pelaje blanco y fino de ojos dorados, mientras que su amigo tenía un aspecto totalmente diferente a la de ella.

[• • • ]

Con el amanecer, la transformación llegó a su fin. Elizabeth yacía en el suelo del bosque, agotada pero liberada de la prisión de su forma licántropa. Danna se arrodilló a su lado y cubrió su cuerpo con una manta, una sonrisa de alivio en su rostro mientras la ayudaba a levantarse.

—Lo has hecho —dijo el hombre con orgullo. —Has superado tu primera transformación. Ahora, debes aprender a controlar tu poder, a aceptar quién eres—.

Con las palabras del hombre resonando en su corazón, Elizabeth se sintió fortalecida. Aunque su camino como licántropa sería difícil, sabía que no estaba sola. Con la ayuda de su tía, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que el destino le deparará.

El hombre con una cicatriz en su rostro estaba por irse, cuando fue interrumpido por la débil voz de Elizabeth. —Muchas gracias por tu apoyo, ¿Puedes decirme tu nombre?

—Remus, Remus Lupin, y tu Elizabeth, tienes que ingresar en Hogwarts, en un mes es la siguiente transformación, y necesitarás ayuda.

—Puedo hacerlo sola.

—No, Elizabeth, si te vieras en el espejo aún podrás ver tus ojos dorados. Necesitas ayuda para controlarlo. Si llegas a perder el control, podrías asesinar a tu tía en un arrebato de furia, y nadie desea eso en su conciencia.

—Entonces tengo que ir a ¿Hogwarts?

—Así es, en el colegio podemos ayudarte, y he escuchado de una alumna que sabe mucho sobre licántropos, tal vez ella puede ayudarnos a deducir que tipo de licántropa eres.

—¿Cómo se llama?

—Hermione Granger.

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