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(01)━━10 thing i hate about you

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𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐄𝐗𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍
˖ ࣪🛩 written by 𝐂𝐫𝐢𝐬𝐒𝐡𝐚𝐝𝐨𝐰 ‹ ᵎ ⊹
— 𝒄𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 ✨️❜ ﹙01﹚—10 cosas que odio sobre ti.

El bar estaba lleno esa noche, como de costumbre. La música de fondo competía con las risas estridentes y el murmullo de los pilotos hablando de maniobras, como si sus vidas no dependieran de ellas. El aire olía a cerveza y sudor, una mezcla que debería haberme hecho sentir cómoda después de tantas noches como esta. Pero no lo estaba. 

No por él. 

Jake "Hackman" Marshall estaba en su lugar habitual, rodeado de su séquito de pilotos que lo admiraban como si fuera alguna especie de dios del aire. El típico chico dorado de *Top Gun*. Aún desde el otro lado del bar, podía verlo sonreír, esa sonrisa arrogante que parecía decirle al mundo que lo tenía todo bajo control. Que el cielo, y cualquier cosa que quisiera en la tierra, le pertenecían. 

Respiré hondo, intentando no dejar que me afectara. No vine aquí para pensar en Jake. Solo quería tomarme una cerveza y disfrutar de una noche tranquila. Aunque, en este lugar, la tranquilidad era un lujo raro. Pedí una cerveza en la barra y observé a mi alrededor. Mi hermano Bradley aún no había llegado, sabía que no iba a durar mucho tiempo en paz. La tensión entre ellos era palpable, ambos luchaban por ser el mejor, y eso era un problema. 

"Relájate, Skylar" me recordé. Pero en cuanto lo pensé, escuché esa voz. Su voz. 

—¿Otra vez sola, Bradshaw?—Su tono era ligero, casi burlón. Como si le divirtiera la idea de que estuviera aquí sin compañía. 

Tomé un sorbo de mi cerveza y miré a Jake de reojo. Su sonrisa seguía ahí, esa maldita sonrisa que me sacaba de quicio.

Y entonces lo pensé:

Tenía una lista mental de Diez cosas que odio de Jake Marshall. Aunque, siendo sincera, esa lista podía crecer con cada segundo que pasaba a mi lado.

Número uno: su maldita arrogancia.

La llevaba puesta como un uniforme, como si estuviera hecha a su medida. No había un solo momento en el que no actuara como si el mundo entero—y el cielo también—le pertenecieran. Y lo peor de todo era que, de alguna forma, casi lograba que fuera cierto.

—¿Otra vez molestando, Marshall? —respondí sin mirarlo, llevándome la botella de cerveza a los labios. 

Jake se rió, esa risa baja y confiada que siempre lograba ponerme de los nervios. Se apoyó en la barra a mi lado, demasiado cerca para mi gusto. 

—No lo llames "molestar", Bradshaw. Solo intento entender por qué siempre pareces tan… amargada cuando estoy cerca. 

Segunda cosa que odio de Jake Marshall: la forma en que me mira.

Sabía que lo estaba haciendo en ese momento, con esa intensidad que me hacía sentir como si intentara descifrarme. Como si supiera que cada palabra suya me irritaba y estuviera esperando ver cuánto más podía empujarme. 

Giré la cabeza lentamente y le dediqué una mirada afilada. 

—Tal vez porque siempre estás cerca cuando no quiero que lo estés. 

Su sonrisa se ensanchó. 

—Eso suena como un problema personal. 

Rodé los ojos y me giré para ignorarlo, pero Jake no parecía tener intención de dejarme en paz. 

—Déjame adivinar —continuó—. Estás esperando a Rooster para asegurarte de que no haga alguna locura, como meterse en otra pelea conmigo. 

—Estoy esperando a mi hermano porque me da la gana, no porque tenga que vigilarlo. 

Jake arqueó una ceja con diversión. 

—Sí, claro. Porque él es el que empieza las peleas, ¿verdad? 

Suspiré, dándole un trago a mi cerveza. No iba a entrar en su juego. No esta vez. 

Tercera cosa que odio de Jake Marshall: su sonrisa.

Porque ahí estaba otra vez, como si todo esto le divirtiera. Como si él nunca perdiera. 

—No tienes nada mejor que hacer, Marshall —espeté—. Tu club de fans te está esperando. 

Se giró apenas, mirando de reojo a la mesa donde un par de pilotos observaban nuestra interacción con curiosidad. Luego volvió a mí, apoyando un brazo en la barra, acortando la distancia entre nosotros. 

Cuarta cosa que odio de Jake Marshall: cómo se acerca demasiado.

Era intencional, lo sabía. No tenía que estar tan cerca, pero lo hacía de todos modos, como si quisiera desafiarme a moverme primero. Como si quisiera demostrar que yo era la que reaccionaba a él. 

No iba a darle el gusto. 

—Ellos pueden esperar —murmuró, con esa confianza exasperante. 

Abrí la boca para responder, pero en ese momento sentí una presencia a mi lado. 

—¿Está todo bien aquí? 

Bradley. 

Mi hermano había llegado justo a tiempo para añadir más tensión al aire. Su mirada iba de mí a Jake con desconfianza. 

—Todo está perfectamente bien, Rooster —dije, intentando sonar despreocupada. 

Jake, por supuesto, no ayudó. 

—Solo teníamos una charla amistosa, ¿verdad, Skylar? 

Bradley resopló, cruzándose de brazos. 

—Lo dudo. 

Por un momento, los dos se miraron en silencio, como si estuvieran midiéndose el uno al otro. 

Quinta cosa que odio de Jake Marshall: que mi hermano lo odie tanto.

Y que, de alguna manera, eso hiciera todo esto aún más tentador. 

Suspiré y tomé otro trago de mi cerveza. La noche apenas estaba empezando, y ya sentía que iba a ser un problema.

—¿Que me perdi?

—¡Kate! —exclamé, girándome de inmediato y envolviendo a mi mejor amiga en un abrazo. Mi única amiga de verdad, si soy honesta. La vida en la base podía ser solitaria, y ella era la única con la que podía confiar.

Kate se estaba entrenando con Bradley, formaba parte del mismo escuadrón, y compartían esa conexión que solo los pilotos parecían entender. Esa camaradería, ese lenguaje que utilizaban al hablar de vuelos, maniobras y desafíos en el aire, era algo que yo nunca podría comprender del todo. Envidiaba esa cercanía a veces, aunque nunca lo admitiría.

Yo, en cambio, trabajaba como enfermera en la base, siempre al margen, cuidando de aquellos que enfrentaban el peligro en el aire. Nunca quise estar en su lugar. Volar me aterraba. Solo la idea de subirme a un avión y elevarme en el aire me ponía los nervios de punta. Y había una razón clara para ello: lo que le pasó a mi padre.

Desde que éramos niños, Bradley y yo habíamos crecido escuchando historias sobre él, sobre lo valiente y hábil que había sido como piloto. Pero su valentía no lo salvó. Un día, el cielo se lo llevó y nunca volvió. Ese recuerdo me perseguía, como una sombra, cada vez que veía a un avión despegar.

Por eso me mantenía en tierra firme. El aire, las alturas, las mismas nubes que mi padre amaba, se habían convertido en mi mayor temor. Mientras Bradley seguía sus pasos, yo me refugiaba en mi papel de cuidadora. Porque, aunque no pudiera volar, al menos podía asegurarme de que aquellos que lo hacían regresaran sanos y salvos.

—¿Me vas a explicar por qué Jake no para de mirarte? —preguntó Kate, con esa sonrisa traviesa que siempre sacaba cuando quería incomodarme.

Rodé los ojos, como si el tema no me afectara, aunque sentí una punzada de nervios en el estómago. Jake, otra vez Jake.

—Por favor, Kate, no empieces —repliqué, tratando de sonar indiferente mientras tomaba un sorbo de mi cerveza—. Jake mira a todas. Es su especialidad.

Pero Kate no me dejaba escapar tan fácil. Ella era de las pocas personas que veía más allá de mi fachada. Sabía cómo Jake me ponía los nervios de punta, aunque yo insistiera en que lo odiaba.

—Sí, pero no así —dijo, dándome un pequeño empujón en el brazo—. Con las demás, es solo... bueno, ya sabes cómo es. Pero contigo... es diferente. Lo noto. Y no me vengas con eso de que lo odias.

Suspiré, sabiendo que no me dejaría en paz. 

—Kate, por favor. 

—Oh, no. Ni se te ocurra hacerte la desentendida —dijo con una sonrisa burlona, apoyándose en la barra—. Hay *tensión*, Sky. De la buena. De la que hace que la gente termine haciendo cosas estúpidas en lugares oscuros. 

—Eres imposible —murmuré, llevándome la cerveza a los labios para evitar responder. 

Sexta cosa que odio de Jake Marshall: que incluso mis amigos noten la maldita tensión.

Como si fuera algo obvio. Como si yo no me esforzara lo suficiente en ignorarlo. 

Miré de reojo hacia donde estaba Jake. Seguía allí, todavía con esa sonrisa de autosuficiencia, todavía mirándome como si supiera exactamente de qué hablábamos. Como si supiera que mi piel ardía cuando se acercaba demasiado. 

—¿Ves? —susurró Kate con diversión—. ¡Te está mirando otra vez ! 

Rodé los ojos. 

—Seguro solo está esperando ver si Rooster intenta matarlo. 

—O si tú lo haces primero —replicó, riendo. 

Bradley, que había estado en silencio observando la interacción, se aclaró la garganta y nos miró con seriedad. 

—No quiero que te acerques a él, Skylar. 

—¿Perdón? —fruncí el ceño. 

—Lo digo en serio —insistió—. Es un idiota, es un problema, y lo último que necesito es que mi hermana termine envuelta en su desastre. 

—Relájate, Rooster, no estoy "envuelta" en nada —bufé—. Lo odio, ¿recuerdas? 

Kate soltó una carcajada. 

—Sí, claro, "lo odias". Y yo soy la reina de Inglaterra. 

Bradley me miró con sospecha, pero antes de que pudiera interrogarme más, Kate sonrió con picardía y le dio un trago a su cerveza. 

—De todas formas, si alguna vez te lo vas a besar, hazlo lejos de mí. No quiero verlo. 

Tosí, casi ahogándome con mi trago. 

—¡Kate! 

Pero ella solo rió más fuerte. 

Jake seguía mirándome desde el otro lado del bar, y por alguna razón, tuve la horrible sensación de que podía leer mis pensamientos. 

No me atreví a mirarlo directamente. En cambio, tomé otro sorbo de cerveza, con la esperanza de que la incomodidad pasara.

Poco después, él se levantó, dejando atrás su grupo de amigos. Se deslizó por el bar con una gracia arrogante, y me dio la sensación de que lo hacía a propósito, como si esperara que lo notara.

Séptima cosa que odio de Jake Marshall: que siempre sabe cuándo me va a incomodar.

Me giré hacia Kate, intentando distraerme.

—Me voy, ya es tarde el alcohol ya estoy algo borracha—dije,tratando de sonar indiferente, aunque mi tono traicionaba la mentira.

En realidad no estaba borracha solo llevaba una copa pero era una escusa barata que puse antes de que Kate me insistiera en quedarme.

—¿Te vas? Pero si la fiesta apenas empieza —dijo Kate, algo decepcionada.

Kate frunció el ceño al notar mi nerviosismo.

—¿Mañana trabajamos, o lo habías olvidado? —le dije, como una manera de poner fin a la conversación.

Pero no podía escapar tan fácilmente de su curiosidad.

—No estarás huyendo de alguien, ¿verdad? —me interrogó, con esa mirada perspicaz que siempre tenía.

Me mordí el labio inferior, sintiendo la tensión en el aire.

—No… —respondí, más para mí misma que para ella—. No estoy huyendo de nada.

Pero, en el fondo, sabía que estaba huyendo de algo. O, más bien, alguien. Y ese "alguien" estaba justo ahí, en ese maldito bar, viéndome con esa mirada que odiaba.

Esa mirada arrogante, como si siempre supiera más de lo que debería. Como si pudiera leer mis pensamientos con solo mirarme. Y, por alguna razón, esa idea me hizo sentir vulnerable, expuesta, como si no hubiera forma de escapar de él.

Kate lo notó.

—Ahí vamos otra vez —dijo, con una sonrisa maliciosa. Su tono de voz era suave, pero la ironía estaba clara—. ¿No lo odias? ¿De verdad?

No supe qué responder. No podía. Todo lo que sabía era que quería estar lejos de él, pero al mismo tiempo, me atrapaba de una manera que no lograba entender. Y no era solo su mirada. Era la forma en que todo a su alrededor parecía desaparecer cuando estaba cerca. La forma en que me hacía cuestionar por qué realmente lo odiaba.

—Mañana trabajamos, Kate —murmuré, tratando de cambiar de tema, sabiendo que no podía seguir pensando en Jake Marshall si quería seguir adelante con la noche.

Kate no dijo nada más. Sus ojos brillaban con algo que se parecía mucho a la diversión, pero al menos, me dejó en paz por un momento.

Me di la vuelta, dispuesta a escapar, pero la sensación de estar siendo observada no desapareció. Y, al salir del bar, supe que ese "alguien" no se iría tan fácilmente.

Notas de autor:

¡Hola, lectores! 😄

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