𝓬𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸
𝚍𝚎𝚜𝚙𝚎𝚍𝚒𝚍𝚊

— Yuri, después de esto ¿a dónde quieres ir?

— ¿Yo?. — Cuestionó incrédulo. — Es tu cumpleaños Kento.

— Yo iré a donde tu vayas. — Lo miro decidido, buscando el calor de aquella mano fría.

— Ese tipo de respuesta siempre trae problemas. — Soltó una risita mirando directamente a sus ojos.

— Entonces llévame contigo. — Las palabras desenfrenadas no hacían más que asfixiarlo. — Visitemos Malasia, querías ir ahí ¿verdad?.

— Aún no es tiempo de que vengas conmigo.

— ¡No quiero dejarte! ¡Quiero ser egoista y compartir mi existencia conmigo! No me dejes, por favor. — Lloro aferrándose a su cuerpo en un acto desesperado, sus manos temblaban al igual que sus labios.

— Prométeme que cuidaras de los más jóvenes. — Pidió abrazando al rubio con fuerza. — No permitas que esto suceda otra vez.

— Si tu no estas-

— También que comerás y dormirás apropiadamente. — Cada palabra sonaba más las lejana que la otra.

— No te despidas por favor.

— Tampoco te enojes con Toru, nunca a sabido manejar sus emociones y posiblemente diga cosas terribles.

— Para, Yuri.

— No es tu culpa, cariño. — Sus manos tomaron las suyas dejando un suave beso en ellas. — Te amo.

El cuerpo frío del albino se vio envuelto en pétalos dejándolo completamente solo y destrozado.

Solamente el limbo fue testigo de un llanto completamente desgarrador.

El sonido de una máquina lo hizo entreabrir sus ojos, estaba de regreso en la escuela con varias vendas rodeando su cuerpo.

— ¿Cómo te sientes?. — Pregunto Ieiri acercándose a él para hacerle un chequeo.

No pudo responder, las lágrimas brotaron en pequeñas lagunas silenciosas sintiendo escuchando el pequeño tintineo de su campanita.

— Yuri