Ⅶ
𝓬𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸
𝚖𝚊𝚕𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘́𝚗
— Que lugar tan deprimente. — Comenta Yuri observando con asco el polvo y las manchas de la pared. — ¿Había ocurrido asesinatos aquí?
— Si, un hombre mató a su amante por encontrar a otro. — Explica Kento.
— ¡¿Que?!. — Grito exaltado el albino, la misión estaba dándole escalofríos..
— Es más común de lo crees.
— Eso no me alivia ni un poco.
— No quería que te aliviaras.
Gojo soltó un bufido molesto, cruzándose de brazos para poder analizar la situación e idear una estrategia apropiada.
— Yo iré por la maldición de mayor rango. — Decreto Nanami. — Todavía estás recuperándote de tu última misión.
— ¿No será mejor si lo atacamos los dos juntos?. — Inquiere el albino.
— Es más viable separarnos para abarcar la mayor cantidad de área posible.
— Como ordene, capitán. — Una pose militar fue suficiente para separarse en todo el gran edificio, los pasos de ambos resonaron al mismo tiempo que lo único que pudo diferenciarlos fue la pequeña campana que Yuri traía en su teléfono.
Para suerte de Kento él se había encontrado con la maldición primero, sus preocupaciones se aliviaron al saber que su Yuri estaría bien.
— ¿Cuales son los motivos por los que estás aquí?. — Preguntó apuntándole con su arma.
— ¿Que consideras que es la verdadera belleza?. — Inquiere la maldición. — Solo cuando las personas se ven acorraladas muestras a su verdadero yo, son tan feos.
El rostro del rubio se transformó en uno de disgusto, el hombre de cabellos largos rió sin gracia.
— No tengo tiempo para esto. — En un movimiento rapida Nanami levantó su arma para darle fin a la situación pero antes de que pudiera hacerlo la maldición hablo.
— Me pregunto quien es mas rapido tu o Yuri.
Los ojos sombríos de Kento no se hicieron esperar, el incremento de la energía maldita fue alarmante. Lo que había sido clasificado como categoría dos escaló al grado especial.
— ¿Qué crees que es inevitable para los humanos? ¿La muerte? No.
La sangre manchó los pisos de esa habitación lúgubre y el aspecto de aquella maldición se malogro junto con su incremento de energía. Los dedos de Kento se aferraron a su arma, temiendo lo peor para si mismo.
Al menos le daría tiempo a Yuri para irse.
— Es decidir. Incluso correr es una decisión, por lo tanto es inevitable para el ser humano. - Con una altura alarmante la maldición se levantó sonriendo desquiciadamente mirando directamente a los ojos del hechicero. — Te preguntare de nuevo, ¿Que es la verdadera belleza?
Como hechicero de Jujutsu.
Como ser Humano y,
Como Kento Nanami.
— ¡YURI!
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