CAPÍTULO 14: KIERNAN
—— KIERNAN ——
Elara se bajó de su coche mientras volvía a mirar la dirección que su madre la había enviado, frunció el ceño confundida mientras se masajeaba la zona en la que Derek la había mordido la noche anterior, sonrió al acordarse, pero rápidamente aparto aquel pensamiento de su mente mientras comenzaba a jugar con el collar de Heather.
Miró hacia la pequeña casa que estaba frente a ella, mientras que el olor de su alrededor se la hacia familiar. Suspiró mientras se debatía en ir o no, antes de que pudiera decidir, su teléfono comenzó a sonar, viendo en él, el nombre de Derek. Al verle rodó los ojos, no la llamaba para decirla que estaba vivo, pero sí para saber porque se había marchado sin decirle nada.
—¿Qué pasa?— Preguntó mientras se apoyaba en el coche.
—¿Dónde estás?— Elara encarnó una ceja sorprendida. Una cosa era la marca, otra que empezará a comportarse como alguien controlador.
—Primero, no te tengo que dar explicaciones de lo que hago. Y segundo, he ido a una dirección que me ha mandado mi madre.— Respondió Elara llevándose un gruñido por parte de Derek.
—Y eso te preocupa.— Puntualizó él, Elara maldijo para si misma por haber decidido que la marcara.
—Deja de usar la conexión para saberlo.— Se quejó ella haciéndole reír.
—No haber dejado que lo de anoche pasará.— Le recriminó él haciendo que Elara bajará la cabeza avergonzada, justamente cuando reconocía el olor.
—Luego te llamó. Ah, y diles a Isaac y a Boyd que estás vivo, o sino harán un intento de matanza de Texas.— Elara finalizó la llamada, apagó su teléfono y se encaminó a la casa.
Subió las escaleras, mientras sentía como sus pulsaciones se aceleraban con cada paso que daba. Se quedó ante la puerta y, instantes después, llamó a ella. Sentía como su corazón latía con fuerza, como si fuera a terminar saliendo de su pecho. Escuchó pasos, alguien se acercaba a ella, y por estúpido que pareciera, se puso nerviosa. ¿Porqué iba a estarlo? Tras aquella puerta, lo más probable, es que estuviera su padre biológico. A escasos metros de ella se encontraba la única familia, de sangre, que la quedaba. Pero por mucho ADN que poseyeran en común, él jamás sería su padre. Él no era Tyler, él jamás pasó con ella una noche de tormenta, ni la enseñó a reparar un motor o a surfear, ni mucho menos la consoló cuando un chico rompió por primera vez su corazón. Ese hombre solo era alguien que la abandonó, y que jamás, a pesar de estar vivo, se molestó en buscarla o en interesarse por ella.
—Hola, Elara.— Dijo el hombre del cementerio al abrir la puerta.
Él la dejó entrar, pero por un segundo ella dudo. Pero, como siempre, la curiosidad pudo con ella. Lo que hacía que pensara en el dicho "la curiosidad mató al gato" y un día ella acabaría muerta por su curiosidad.
Los dos se sentaron en una mesa, mientras Elara analizaba lo que la rodeaba, estaban en una pequeña cocina, pero desde su posición podía ver el pequeño salón, donde vio fotos de su madre y de Kiernan, junto a ella siendo un bebé.
—Creo que debería de haberte dicho quién era el día del cementerio, ¿no?— Elara le miró con seriedad.
—Deberías, pero no lo hiciste.— Kiernan suspiró. Sabía que Elara era lista, sabía que no tardaría en darse cuenta de lo que pasaba.
—Se que debes de estar enfadada.— La morena bajó la cabeza haciendo que Kiernan viera la marca que estaba a un lado de su cuello.
—Enfadada, frustrada, llena de ira. Muchos sentimientos.— Se limitó a decir. —Sabes, por años espere que realmente estuvieras muerto, hasta que leí la carta. Jamás me atreví a leerla, pero lo hice, y fue cuando no sabía que hacer con mi vida. Mi novio había muerto, mi mejor amigo estaba desangrándose en un autobús, mientras que él y toda criatura sobrenatural de ese autobús era envenenada con wolfsbane para hacer que se suicidaran. Entre ellos mi hermano.— Kiernan la miró con seriedad. —Y ese día leí tu carta, fue un impulso. Y justamente cuando creía que nada podía empeorar, empeoró. Mi padre se alejó de mí y de mi madre para protegernos. ¿Protegernos? ¿Realmente nos has protegido? Mi madre fue asesinada por Gerard y Kate Argente después de ser torturada durante una noche entera.— Kiernan se tensó al escuchar aquellos dos nombres. —Vi, escondida, con cinco años, como insultaban, herían y mataban a mi madre.— Elara tomó una bocanada de aire para tranquilizarse. —Y luego fui llevada a un maldito orfanato dónde cada noche, desde hace trece años, he soñado con aquello. ¿Y por qué? Porque soy una maldita vidente. Pero, ¿sabes lo que más gracia me hace? Que dijeras que lo hacías para protegernos. Nadie protegió a mi madre.— Kiernan observó en la mirada de su hija todo el dolor y rabia que por años había contenido.
—Se que me culpas de lo ocurrido, se que te culpas de ello, pero lo hice por vuestro bien. Si hubieran sabido que eras mi hija ahora no serias una mujer lobo, ni tendrías esa marca en tu cuello. Serias una cazadora.— Elara se acomodó el cuello de su cazadora, tapando la marca, mientras le miraba sin ninguna expresión.
—Nunca he querido culpar a nadie de ello, pero es inevitable no hacerlo. Ni mi madre ni mis padres me han enseñado a odiar a otras personas, pero es difícil no hacerlo. Es realmente insoportable no pagar, con la misma moneda, a Gerard. Pero no lo hice, lo único que pude hacer era envenenarlo con wolfsbane, mientras el Kanima, que era controlado por él y era uno de mis mejores amigos, agarraba mi corazón para incentivar a mi hermano, a mis amigos y a mi novio a que le transformará en un hombre lobo y luego volverse un Alfa para matarnos. Pero tampoco pude vengarme de ello, de que casi me matará dos veces.— Kiernan la miró con seriedad, mientras observaba todo lo que su hija, desde que entró en aquel mundo, había pasado.
—Lara, realmente siento mucho lo que ha pasado. Lo que Gerard te hizo, no solo a ti, sino a Heather y a toda criatura sobrenatural que haya herido. Él no es una buena persona, puedo asegurartelo. Fue por él por lo que me separé de vosotras.— Kiernan se puso de pies. —Ven, sígueme.— Elara le miró confundida y obedeció, poniéndose de pies, y caminó hacia un despacho.
Kiernan cogió un libro y se le tendió, ella le miró confunda y le abrió, encontrándose con fotos de ella.
—¿Como tienes estas fotos?— Preguntó sorprendida.
—Jamás deje de preocuparme por ti, Elara. Todos los años, en todos tus cumpleaños y navidades, les enviaba un regalo a Tyler y Minerva para ti, jamás quise salir de tu vida, por eso les pedí que te adoptarán. Porque sabía que no solo serían buenos padres, sino que te darían la vida que merecías tener.— Elara siguió pasando las fotos, viendo que la mayoría eran de ella haciendo el tonto o en competiciones deportivas y algunas pocas con Alexander.
—¿Y por qué nunca fuiste a buscarme?— Kiernan suspiró.
—¿Y que le dices a una niña después de tantos años? Eras feliz, tenías tu vida. ¿Para que destrozarla?— Kiernan se acercó al escritorio y abrió un cajón, del que sacó una pequeña caja. —Se lo que ha ocurrido, se que esa marca en tu cuello es reciente y que el paso que has dado te asusta.— Elara le miró confundida mientras Kiernan la daba la caja. —Pensaba enviártelo en tu próximo cumpleaños, pero Tyler me dijo que no querías regalos. Lo guarde, y luego me contó lo de la conexión, así que supe que tal vez te sería de mayor ayuda de lo que creía.— Abrió la caja encontrándose con una anillo con piedras negras, al verle, instintivamente pensó en el emblema de su madre.
—¿Qué relación puede tener con la conexión?— Preguntó confundida.
—Anula la conexión que él tenga sobre ti para saber tus emociones. Además, era de Heather. Son las piedras las que hacen esa función.— Elara le miró sorprendida. —No eres alguien que quiere ser marcada, la decisión por la que la has tomado es por el mero hecho de sentir miedo a volver a perder a alguien, ¿verdad?— La morena apretó con fuerza su mandíbula mientras asentía.
—Se que la muerte es ley de vida, pero también se que no quiero perder a nadie por protegerme, pero también...— Elara se deslizó el anillo por su dedo corazón, mientras suspiraba y se sentaba en una silla. —Se lo que la conexión con lleva, también se que es algo peligroso, para ambos, y más teniendo en cuenta lo temeraria que puedo llegar a ser junto a Alex, pero cuando le vi caer... Cuando no escuché su latido, fue como revivir la noche en la que mi madre murió. Volvía ser una niña, volvía a ver a alguien morir y volvía a ser incapaz de impedirlo, cuando se supone que soy una mujer lobo con las habilidades desarrolladas. Me sentí imponente.— Explicó mientras comenzaba a jugar con el anillo.
—Lo entiendo, Elara. Y no me tienes que dar explicaciones, ni a mí ni a nadie.— Kiernan sonrió a su hija. —Puede que no haya estado directamente en tu vida, pero soy tu padre y espero que sea buena persona, porque entonces tendré que volver a retomar mis viejas costumbres de cazador.— Ambos rieron.
—¿Cuál es tu apellido?— Preguntó la castaña.
—No te va a gustar saberlo, pero debes de saberlo.— Elara le miró confundida. ¿Acaso ella conocía su apellido? Pero eso era imposible, ella solo conocía dos apellidos de cazadores, Argent y Rogers, y que supiera su padre (Tyler) no tenía familia, y Chris no tenía más hermanos. —Mi apellido es Argent.
★★★
Pum.
¿Alguien se lo esperaba?
Bueno, ame hacer este capítulo, creo que ya era necesario incluir a Kiernan en la historia.
Se que os puede caer mal, pero no os preocupéis, Kiernan no es malo, al contrario hace y hará, lo imposible, por su hija.
Pero sin duda creo que fue increíble este capítulo, amo a Kiernan, y os puedo garantizar que me costó, horrores, decidir quién haría él. Hubo muchos candidatos, pero le elegí a al actor al ver una de sus películas. En ese momento supe que encajaría perfecto para el papel de Kiernan Argent.
Ahora, que sea un Argent... En Escorpión no sucedía así, ya os lo explicaré, pero sin duda hacerla un Argent explica, en parte, porque Gerard buscaba a Heather, pero esto será explicado. No os preocupéis.
¿Qué os pareció el capítulo?
Os leo ♥
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