CAPÍTULO 1: VISIÓN
—— VISIÓN ——
—¡No les encuentro!— Alexander cerró el grimorio mientras se cruzaba de brazos enfurruñado.
—¿Acaso tienes ocho años?— Preguntó Elara mirándole. —Ah, espera. Que nunca saliste de esa edad.— Ironizó haciendo reír a Logan, el cual se había mudado a Beacon Hills con su madre.
—A veces desearía que no llevarás el llavero de Jackson a todas partes, Lara.— Sonrió él haciendo que Elara le mirase mientras abrazaba un libro con la cubierta de cuero negro y una gran "m" en dorado.
—Que pena, ¿verdad?— Respondió ella con inocencia.
—¿Qué haces con el libro de tu familia?— Preguntó Logan al ver la cubierta.
—Lara investiga una cosa sobre la que su madre escribió.— Alexander la miró confundido. —Y no me has dicho lo que es.— Puntualizó mirándola inquisitivamente.
—Investigo sobre las puertas. Uno de sus cuadernos solo con tiene esa palabra, y me parece curioso e importante.— Puntualizó ella.
—¿Cuantos diarios de tu madre has traducido?— Logan la miró con curiosidad.
—Contando el que parece que se volvió loca, siete.— Respondió ella con tranquilidad.
—¿Y cuántos escribió?— Preguntó Alexander.
—No lo se. No les he contado, tenía una estantería llena de ellos y solo cogí los que llevaban su marca, la triple luna.— Explicó. —¿Ya habéis terminado el interrogatorio? Allison viene mañana y tengo cosas que hacer con Lydia para su llegada.— Los dos chicos se quedaron en silencio mientras la castaña se marchaba a su habitación y dejaba el libro sobre la pila de libros que estaban a un lado de su escritorio. Tras cambiarse de ropa por unos shorts y una camiseta de tirantes se marchó a casa de la rubio-fresa.
Al llegar a casa de Lydia, Elara subió a la habitación de su mejor amiga y se sentó sobre la cama, mientras Lydia miraba su armario.
—Necesito salir de compras.— Al escucharla Elara soltó un pequeño gruñido. —Ah no. Has sustituido toda tu ropa por vaqueros, camisetas y camisas, y por no hablar de tus zapatos, que ahora son botas. Como las que llevas. Esta claro que pasar el verano rodeada de hombres solo podía suponer que terminaras siendo uno.— Elara miró a Lydia con cada de pocos amigos.
—Porque eres mi mejor amiga, pero, me lo llega a decir alguien que no eres tú y hago la versión 2.0 de la matanza de Texas.— Las dos rieron. —Pero está bien, iré de compras contigo. Prometí pasar el día contigo y es lo que voy a hacer. He apagado mi teléfono y no le he dicho a nadie a donde vamos a ir.— Lydia sonrió.
—¡Al fin puedo pasar un día con mi mejor amiga sin que nos interrumpan o tus amigos o tu hermano o tu novio! Qué por cierto, intento matarme.— Elara rodó los ojos divertida.
—Y salí en tu defensa.— Puntualizó Elara mientras se ponía de pies.
—Cierto. Bueno, estoy lista. ¿Nos vamos?— La castaña sonrió asintiendo.
—Algún día terminaras con mi paciencia.— La recordó Elara mientras reía.
—No lo han hecho ellos en todo el verano, dudo que yo lo haga.— Elara sonrió de lado mientras se subía en el coche con su amiga.
***
Las dos chicas caminaban por el centro comercial mientras reían y hablaban de distintas cosas. Mientras Lydia hablaba, Elara se mantenía atenta a todo, desde la desaparición de Isaac no podía dejar de estar atenta a todo, sentía la necesidad de estar en alerta, como si fueran a atacarla. Al mirar a un escaparate, vio a una mujer que la observaba, instantes después sus ojos se volvieron rojos, pero cuando Elara quiso detenerse a mirar mejor, ella había desaparecido.
Negó.
En las últimas semanas su imaginación la había hecho pasar momentos muy incómodos, sobretodo los que tenían relación con las visiones. Ya que las últimas que había tenido se habían vuelto mucho más reales y peligrosas. Tanto Alexander cómo ella habían mantenido en secreto todas las visiones y problemas que estás causaban. Pero sus padres habían comenzado a sospechar que algo ocurría.
—¿Lara estás bien?— Lydia la miró al ver como su amiga comenzaba a toser.
—Hay que ir a los baños. Y debes de llamar a Alex. Solo dile verde.— Lydia la miró confundida mientras la ayudaba a ir a uno de los baños y llamaba al rubio, al no contestar le mando un mensaje, pero tampoco respondió.
—No responde. ¿En qué puedo ayudarte?— Dijo Lydia desde el otro lado de la puerta. —Puedo llamar a alguien, a Scott tal vez o a tus padres.— Propuso la castaña.
—No.— Se apresuró a decir asustada. —No llames a mis padres ni a Scott. Alex vendrá.— Aseguró con confianza.
—¿Qué está pasando?— Lydia miró a todas partes asegurándose de que no había nadie. —No hay nadie, Lara.— La aseguró mientras la escuchaba vomitar. —No estarás...
—¿¡Qué!? ¡No! Por dios, Lydia. No. Hay métodos también para los hombres lobo.— Rió nerviosa. —Son visiones. Las últimas que he tenido me hacen vomitar sangre, para luego seguir con las heridas.— Explicó la Beta con algo de tranquilidad.
—¿No le has dicho a nadie lo de las visiones?— Preguntó Lydia abriendo la puerta un poco.
—No. No es algo de lo que me guste hablar. En verdad odio hablar de lo que veo o de lo que escribo y dibujo. Realmente creo que me estoy volviendo loca, Lydia.— La rubio-fresa la miró entristecida, justamente cuando Alexander aparecía.
—Gracias por avisar, Lydia.— El rubio la sonrió mientras Elara se ponía de pies y le daba las llaves a su mejor amiga.
—Mañana paso a verte.— Sonrió Lydia justamente antes de que Alexander y Elara desaparecieran.
—¿Estás bien?— Alexander ayudó a su hermana a sentarse en su cama.
—Está volviendo a pasar...— Murmuró ella justamente cuando sus ojos se volvían completamente verdes. Alexander observó cómo las piernas de su hermana eran invadidas por heridas. Rápidamente bajó las persianas y bloqueó la puerta y las ventanas para que nadie entrará.
—¿Qué ves, Lara?— Alexander agarró a su hermana de las manos mientras la miraba.
—Es un bosque, cubierto de nieve. Hay sangre. Un rastro de sangre. Parece fresca. Voy encadenada, alguien me obliga a caminar, pero me impide girarme. Llevó un vestido estilo romano. Apenas puedo caminar. Caigo al suelo.— Elara cerró los ojos asustada, mientras contenía un gritó de dolor. —Veo cuerpos. Son wendigos y hombres lobo. Están muertos y otros agonizan mientras intentan arrastrarse, están cortados a la mitad.— Elara se aferró a las manos de su hermano con fuerza. —No dejes que lo hagan.— Sollozó Elara.
—¿Qué van a hacerte?— Pero Elara no respondió, solo se aferraba con mayor fuerza a las manos de su hermano. —¡Lara!— La llamó con preocupación.
—Van a matarme, van a cortarme a la mitad. No dejes que lo hagan.— Volvió a sollozar. —¡Alex!— Gritó mientras sus ojos volvían a abrirse mostrando aquel color verde, que tanto asustaba al brujo, para, minutos después, volver a su color normal.
—¿Estás bien?— Alexander la miró preocupado.
—Fue la más real hasta el momento, Alex.— Respondió ella mostrando la herida que sanaba en torno a su cintura. —Tienes que encontrar una forma para evitar que las visiones sigan así, o sino, acabaré volviéndome loca o peor, perderé el control y mataré a alguien.— Aseguró ella con una expresión de completo terror.
—Investigo, Lara. Creeme que lo hago. Pero sabes quién y cómo, puede ayudarte.— La castaña bajó la cabeza al escucharle.
—¿Puedes hacerlo?— Alexander asintió.
—Puedo hacerlo.— La aseguró. —El problema que como alguien se entere de ello. Nos mataran.— Elara rió. —Lo prepararé para hacerlo mañana, es mejor que descanses, tu acabarás más cansada que yo.— La aseguró. Elara asintió mientras se tumbaba sobre la cama y su hermano la tapaba. —Todo va a salir bien, Lara. Te lo aseguro.— Aseguró él mientras deshacía el hechizo y salía de la habitación.
★★★
Bueno empezamos fuerte con un momento Lydia y Lara, y otro con Alex y Lara.
El capítulo de mañana me encanta, es mi capítulo favorito porque tendremos a un personaje MUY importante. Y creo que es alguien a quien queremos todos.
Bien, ya hasta aquí, en esta parte se vienen cosas intensas y pido disculpas por lo que va a ocurrir. Aseguro que era necesario.
¿Qué os pareció el capítulo?
Os leo ♥
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