Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⃝🕊 𝐋𝐚 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐩𝐚𝐥𝐨𝐦𝐨.



01.11.2022

Las fuertes gotas de lluvia caían con fuerza por las calles de Seoul, mientras las gente buscaba esconderse de tan fuerte llanto del cielo, Lee Jungkook manejaba su auto hacía su enorme casa a las afueras de la ciudad, un lugar donde las aves no vuelan y la soledad es la principal atracción; oscuridad y soledad, solo eso, el constante pensamiento de derrumbe recorría cada rincón en la enorme mansión donde habitaba su cuerpo, su alma dese hacia mucho estaba pérdida.

Su cabeza dolía a horrores, punzadas que taladraban desde el comienzo de su columna vertebral, sus dedos temblaban sobre el cuero negro del volante, sentía sus piernas temblar, sus rodillas habían perdido la estabilidad, Jungkook podía asegurar que si intentaba salir del vehículo en ese momento sus rodillas no resistirían y caería al suelo mojado.

Por la radio se reproducía una canción en español, joder, era noviembre y parecía que los medios de comunicación estaban sumamente emocionados por día de muertos. Ni siquiera era su cultura, pero una maldita película de Disney había provocado todo un caos, y ahora su cabeza debía soportar las falsas emociones de una tradición que no le interesaba.

Jungkook odiaba éso, ni siquiera era una tradición coreana, una moda que había llegado demasiado lejos.

Para nadie era sorpresa que Jungkook fuera un tipo amargado sin sentimientos de por medio; a Lee Jungkook no le temblaba la mano al dejar a familias enteras sin hogar.

Los pocos sentimientos habían sido heredados de su padre, al cuál hecho de aquella mansión en cuanto la empresa fue puesta a su mando.

- Maldito tráfico de mierda - oh, si, también era un tipo mal hablado - Cállate joder - gruño molesto mientras apagaba la radio, esa canción lo tenía harto.

El verde de los árboles, y el gris del cielo eran sus únicos acompañantes, incluso la lluvia evitaba tocar a Jungkook, incluso el sol se ocultaba de él.

"Pobrecito del palomo
cansado está de sufrir
y mirando para el cielo
a Dios le pide su muerte
que así no quiere vivir."

Un fuerte escalofrío recorrió su cuerpo cuando su cerebro entendió a la perfección ese pequeño verso, freno de golpe haciendo que las llantas lloraran por la repentina acción, su mirada se perdió en la lluvia que golpeaba su parabrisas, respirando profundamente logró calmarme.

- Me estoy volviendo loco, maldita sea - gruñendo volvió a conducir, apagado la radio de una vez por todas, manejando a máxima velocidad bajo una torrente de lluvia llegó a su casa, metiendo su auto a su moderna cochera.

Aunque no lo quisiera aceptar, su cuerpo dudo alrededor de 5 minutos el entrar a su casa, su caparazón se caía poco a poco, no quería pasar la noche en su cochera, así que finalmente entró, topandose con su mayor miedo.

La silenciosa casa era su única bienvenida, la pulcritud y el orden su peor enemigo, ver todos esos cuadros y adornos tan alineados y perfectos hacía que su interior se llenara de ansiedad, porque nadie hará desorden en su casa, porque nadie tendrá el televisor prendido, nadie tendrá la luz de la cocina encendida.

¿Jungkook realmente odiaba la soledad? Quizás solo odiaba las etiquetas que la sociedad da a las interacciones entre dos o más personas.

Subió las largas escaleras de su casa, caminando directo a su habitación, la habitación más pequeña de la mansión.

Sus pies tocaron la suave alfombra blanca que cubría todo el piso de su habitación, quitándose cada prenda mientras caminaba al baño, tanta monotonía empezaba a asfixiar su corazón. Aún cuando caminaba maldiciendo por todo el estúpido show que hacían afuera por una tonta película.

¿Jungkook era el Grinch del día de muertos?

- Malditas modas, solo buscan exprimir los bolsillos.

Quizás era Ebenezer Scrooge.

Mirándose fijamente en aquel espejo, admirando su perfecta piel, sus grandes ojos almendra, su cabello miel, y entonces, su mirada aterrizó en su boca, recordaba que hace décadas esos labios sonreían, recuerda a un niño jugando en el lodo con su hermoso perro blanco, recuerda a su padre llegando a casa atrapado en un pulcro traje azul empujando al suelo, gritándole el porqué no debería volver a jugar en el lodo, recibiendo amenazas y uno que otro golpe.

Lee Jungkook recuerda como su perro recibió una patada de su padre, después de éso, jamás volvió a ver a su amigo de cuatro patas, su madre le dijo que lo habían regalado, y Jungkook lloró, ese día, esa linda sonrisa desapareció.

Volviendo a su presente, sus manos comenzaron a temblar levemente, apretando la dura baldosa donde estaba el lavamanos, sus nudillos se tornaban blancos mientras una fina lagrimas descendía por su mejilla.

Las ventanas crujían más de lo normal, el aire azotaba con coraje en los vidrios y las ramas chocaban con desesperación.

La lluvia artificial de su baño le ponía los pelos de punta, nada de eso se sentía real, como un fallo en la realidad, como si algo estuviera mal, como si todo fuera un error.

La espuma del jabón recorría su cuerpo, dejando aún más pulcra su blanca piel, retirando cada rastro de jabón de su ser, terminó cerrando las llaves de su regadera.

La toalla acariciaba su piel con delicadeza, las perlas translúcidas se iban mitigando, el frío le provocaba espasmos, pero seguía sin sentirse real, su cabeza punzaba y su cuerpo temblaba.

Toda su atención fue al ruidoso estruendo en su cocina, en el piso de abajo.

- Malditos animales, mañana llamaré a un exterminador.

El error más grande de Jungkook era bajar la guardia cuando la lluvia se hacía presenté, aunque nadie lo supiera, Lee Jungkook temía de la lluvia, truenos y relámpagos.

Con las manos temblando, se acostó en su cama, listo para descansar.

Los sonidos eran tan lejanos, sentía su alma fragmentarse, miles de pitidos se ahogaban en su cerebro, su cuerpo se sentía tan pesado, sus ojos no podían abrirse.

Como si de luces se tratase, su estómago se sentía desaparecer y resplandecer, náuseas horribles azotaban su ser.

En ese momento nada era real.

Fue un golpe, un golpe duro que hizo que sus sentidos se despertaran, pero sus ojos seguían sin responder, otro golpe y sintió a su cuerpo desgarrarse en mil pedazos.

Una voz muy lejana diciendo algo indescriptible, un último golpe, uno que le hizo perder la razón.

La oscuridad azotaba su alrededor, y aunque el mundo no lo supiera, Lee Jungkook le temía a la oscuridad, quizás el mundo no estaba listo para destruir a Jungkook.

O quizás, había algún fallo en esa realidad.

Cuando aquellas largas pestañas se abrieron lentamente, su habitación había desaparecido, entre sus dedos había tierra un tanto húmeda sin llegar a ser lodo.

Se sentó lentamente, sobando su cabeza, su vista borrosa tardaba en establecerse.

Sus manos se sentían pesadas, y justo ahí, en su dedo índice una pequeña bola húmeda dio un toque suave, como una pequeña caricia.

Fregando sus ojos, su vista se terminó de aclarar, se encontró con un perro de raza que no conocía, un canino pardusco que siguió pegando su naricita en su mano.

Con los dedos temblando, lo acarició lentamente, sacando soniditos de gusto del bello animal.

Su vista se dirigió al frente, encontrándose con un gigantesco río, sus ojos seguían recorriendo el lugar hasta parar en una criatura extraña, una que hizo que su cuerpo se estremeciera, su mano se apretó en el can, usando un poco de fuerza para llevar al perrito tras de él mientras veía como esa bestia se comía a algunas personas que estaban ahí.

- Mierda... ¿Qué clase de monstruo es ese? - su cuerpo no reaccionaba, aún seguía sentado en la tierra húmeda -

- Ese es Xochitónal, y no es un monstruo, es un lagarto.

Jungkook giro su vista, encontrándose con algo que hizo que sus ojos se abrieran en demasía, un ser antinatural hablando de otro ser antinatural. Un esqueleto que parecía aún tener pedazos de piel en su anatomía, los colores rojos y negros predominaba con pedazos de ropa, y un rojo corazón latiendo en el centro de su pecho.

La respiración de Jungkook era tan irregular que su propio cuerpo empezaba a doler, su cabeza era taladrada por los recuerdos de su vida entera pero entre ellas habían escenas que el no reconocía, tal vez era alguien muy similar a el, pero definitivamente no eran sus vivencias, luces fuertes atravesaron sus memorias provocando un fuerte grito de dolor, retorciendose en el suelo tierroso de agonía, viendo diferentes escenarios, escuchando muchas voces, todas tan distorsionadas que parecían un ruido fuerte que dejaba un lastimero pitido en sus oídos.

"Un pequeño niño corría por un extenso jardín jugando con un pequeño perro de pelaje café, ambos divirtiéndose como si fuera el mejor día del mundo"

- No no no, basta por favor - las delgadas manos de Jungkook hicieron puños de tierra tratando de disminuir el dolor que sentía todo su cuerpo.

"No quiero un hijo marica, Jungkook, eres un hombre, y los hombres no juegan con inútiles perros"

Jungkook movió su cuello tratando de buscar comodidad, tratando de quitar esa sensación de asfixia.

"Vámonos Jungkookie el público espera al mejor mariachi de todo México"

- ¡Basta, por favor basta! - Las piernas de Jungkook se retorcian como simples tiras de estambre, teniendo la sensación de partirse por la mitad, era como si un rayo se transportara por sus huesos.

En su poca conciencia, sintió los - literal - esqueléticos huesos posarse en su frente, poniendo fin a su sufrimiento, logrando ver entré lágrimas a esa figura hecha de huesos y carne.

- Debo de haberme vuelto loco... - el perrito tras él, comenzó a ladrar, jalando de la extraña camisa que llevaba puesta, increíblemente ayudándolo a ponerse de pie -


- No estás loco... Pero ésto no debería estar pasando...

- Ésto no es un sueño ¿Cierto? - sus piernas temblaban al estar frente a tan alta figura, aquella que estaba seguro lo perseguiría en sus pesadillas -

- Tú no deberías estar aquí... Jungkook... Bienvenido al Mictlán.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro