𝟢𝟥│𝐓𝐡𝐞 𝐠𝐨𝐥𝐝𝐞𝐧 𝐛𝐨𝐲
( CAPÍTULO TRES ! ˚₊ ✧ )
❝ el chico dorado ❞
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Definitivamente la joven Gothel no era buena para escuchar a la gente, el chico de lentes llevaba ya unos minutos hablando a lo que Ginger no le dio importancia y dejó de escucharlo, ya que le parecía aburrido.
—Ah si, sus dormitorios están por allá—escuchó una voz lejana.
Ella salió de su ensoñación cuando dejó de escuchar voces,percatandose de que sus amigos ya no estaban con ella y el chico de lentes ya no se encontraba a la vista.
Se preguntaba como ninguno de los cuatro villanos noto que ella faltaba, inclusive si el chico Doug notó eso.
—No puede ser—se quejó para si misma buscando una opción para encontrar a sus amigos.
Optó por recorrer el lugar y esperar poder encontrarse con alguno de los villanos o incluso con Ben para auxiliarla.
Se dirigió a un lugar exterior cerca de los casilleros de la preparatoria, donde habían bancas y maquinas expendedoras, sin tener idea de como llegó ahí.
Agradecida de que su instinto no le fallara, escaneo el lugar con su mirada visualizando a unos metros a los dos amigos pelinegros de Ben antes presentados por el mismo.
Estos se encontraban junto a un chico castaño de rulos con su mirada fija en un libro, por un momento, la rizadanoto que despegósu vista de aquel libro y hablaba algo con sus amigos, pero como es costumbre no le dio importancia y siguió observando por el lugar.
Los tres adolescentes la miraban a lo lejos, intuyendo Eric y Finley que la azabache había captado la atención de su amigo, ignoraron eso ya que al ser nueva y una villana la chica llamaba la atención y ni hablar de sus peculiares rizos alborotados.
Ginger al no saber a donde iba, se resigno a volver a donde se encontraban aquellos muchachos, ya que se negaba a pedir ayuda pero no quería perderse aún mas.
Ccuando regresó a donde se encontraba antes, los dos adolescentes antes presentados por Ben ya no se encontraban en el lugar, simplemente solo aquel castaño.
Se regañó a si misma mentalmente volviendo directo hacía donde había comenzado su busqueda pasando a un lado del de rulos.
—¿Necesitas ayuda?—escuchó detras de ella y paró su caminar, dando media vuelta quedando frente al chico percatandose de sus ojos verdes, lo que raramente le hizo recordar a la rubia presentada por el futuro rey.
—¿Qué?—fue lo único que salió de su boca.
—Estas perdida, ¿no es así?—preguntó el muchacho, lo que sonó mas en tono de afirmación.
Ginger entonces entendió que el castaño preguntó eso solo por cortesía y no por que realmente le importara que estuviera perdida
—Si, soy nueva, ¿de casualidad, sabes donde estan los dormitorios?—le preguntó dandole una falsa sonrisa.
—Nueva ¿eh?—el ruloso ignoro completamente la pregunta de la rizada, lo que hizo que ella se frustrara y dejara de fingir su sonrisa, remplazandola por una mueca seria.
—Si, ¿me dirás o no?—resopló cansada.
La sonrisa del contrario se agrandó, logrando fastidiar a la rizada, el cual era la intención de aquel chico.
—Hija de Gothel, ¿no?, la que encerró a mi madre en una torre—la morena sonrió entendiendo.
—Ya veo—dijo en un suspiro—hijo de rapunzel ¿no? la del "flor que da fulgor" ¿verdad?—respondió en burla con el mismo tono que el usó—eres el mellizo de Raizel—afirmó ella. El asintió—debes ser el chico dorado, ¿cierto?.
—Soy Frey, veo que ya conociste a mi hermana—Ginger asintió estavez.
—Sin ofender, pero de mellizos solo tienen los ojos y el apellido—mencionó la femenina.
—Si..., cuando Raizel cumplió 16 su cabello se volvió como el de mamá—le explico a la chica—todos nos conocen de antes, por eso no muchos se confunden.
Ninguno dijo nada por unos segundos quedando en un silencio algo incomodo para la adolescente.
—Yo, debo ir con mis amigos—soltó rápidamente buscando escapar de la conversación, caminando unos pasos hacía la izquierda del castaño.
—Los dormitorios estan por allá, chica perdida—el le señaló el lado contrario al que se dirigia ella, con una pequeña sonrisa burlona en su cara.
Ella devolvió su mirada hacia el dandole una sonrisa fingida—gracias—dicho esto, caminó lo mas rápido que sus pies le permitieron hasta ingresar al edificio.
Una vez dentro se encontró con un camino ya facil hasta las habitaciones de las chicas, rogando internamente si alguna de las tantas puertas abiertas a la vista era alguna de sus dos amigas villanas.
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Tras unos minutos buscándo dio con la puerta correcta asomando un poco su cabeza por el marco de la puerta para divisar el interior del cuarto y verificar que estaban Evie y Mal.
—Al fin llegas, ¿donde estabas?—al entrar lo primero que escuchó fue el regaño de la pelimorada.
—Me perdí—acató sin más—¿por que solo hay dos camas?—preguntó la morena confundida hacía la pelimorada, esta aparto la mirada de ella y giro a ver a Evie—¿por que solo hay dos camas?—repitió.
Ninguna dijo nada hasta que la peliazul decidió hablar—Ben vino, nos dijo que las habitaciones estaban echas para dos camas cada una—comenzó calmada.
—Ajá—asintió la morena—¿donde está la mia?
—Con Raizel—respondió en un susurro.
De la boca de Ginger no salió nada pero su expresión lo decía todo, tenía una mueca de fastidio—okey, da igual no estaremos mucho tiempo aquí, ¿cierto?, no importa.
—Bien—su amiga asintió hacia ella con entendimieto—tus cosas ya estan allá, ¿quieres que te acompañe?
—Está bien Ev, volveré en la noche, irémos a donde los chicos—la peliazul le sonrió en respuesta—¿les dijo Ben dónde está el dormitorio de Raizel?
—Saliendo a tres puertas a la izquierda—la rizada le agradeció con la mirada y caminó hasta la puerta pero se detuvo en el marco de esta—nos vemos—se despidió con la mano.
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De pie frente a una puerta de madera fina con detalles de lirios y enrredaderas tallados, se encontraba Ginger pensando en si debía tocar o pasar simplemente.
Pensándolo unos segundos más optó por la primera opción, y así mismo decidida dió tres ligeros golpes a la madera.
Escuchó una voz diciendo algo y enseguida pasos dirigiéndose a su dirección a través de la puerta frente a ella que fue abierta.
Frente a la rizada apareció nuevamente la joven de ojos verdes y cabello brillante, con una pequeña sonrisa que emanaba tranquilidad.
—¡Oh, Ginger!—exclamó sorprendida pero feliz—Ben vino hace un rato, dijo que fue con tus amigas y le dijeron que no te habían visto hace yn rato, me dijo que tal ves estabas recorriendo el lugar, ¿que tal estuvo?
La Gothel se asombró de la manera tan rápida de la rubia al hablar. Hace un rato estaba tan tranquila pidiéndole disculpas y ahora estaba frente a ella hablandole como si se conocieran de años.
—Yo...—empezó buscando explicarle su perdida que resultó en un encuentro con su hermano—me perdí—resumió.
—Ay no, amento no haberte dicho antes que dormirias conmigo, tengo tantas cosas en la cabeza que olvidé decirlo—se disculpó.
—Está bien, no pasa nada—le sonrió comprendida.
—¡Ah si!, te mostraré la habitación—a este punto ambas seguian en la entrada—entra, ven.
Apenas entrar se visualizaba la habitación dividida en dos colores completamente distintos, a la izquierda un papel tapiz de dibujos con la historia de la madre de Raizel y cortinas rosadas con blanco.
Al otro extremo, simplemente pintura negra esparcida por toda una mitad de cuarto y cortinas rojas con negro.
La rizada notó dos amplias camas una en cada extremo de la enorme habitación.
Las sabanas de la cama a la izquierda se notaba a simple vista que eran de seda, con un color morado vibrante y un dosel de tela blanca cubriendo la cama desde arriba, totalmente como una cama de princesa.
A la derecha del dormitorio, se encontraba una cama de sabanas de seda rojo vino, adornandola con olanes negros al rededor de ella.
Cada mitad tenía una amplia ventana y en el centro yacía un enorme ventanal con cojines y espaciopara sentarse, este mismo con cortinas blancas.
—Si no te gusta podemos hacer cambios, sin problema—habló la rubia.
—No, está bien—aseguró la morena—es linda, gracias.
La de tes palida le sonrió contenta y la tomó del brazo diriendose a su lado de la habitación, exactamente a un lado de su cama donde encima de una cajonera se posaba una enorme terrario con pequeñas piedras, arbustos y flores.
—Te presento a mi pequeño amigo—Ginger la miró confundida, pero entonces Raizel volvió su vista a ella con un pequeño camaleon en sus manos—el es Pazcalito, es hijo del amigo de mamá.
La rizada sonrió con una mueca, no por el echo de que la rubia tuviera un camaleón amigo como su madre, si no por la intensa mirada que le daba el pequeño animal.
—Es lindo—respondió cortamente.
—Y espera a conocer a Maxim, es enorme pero es muy agradable estar con ella—contaba con ilusión.
—Adivinaré, hija de Maximus el caballo?—aseguró ella. La rubia asintió.
—Espero te sientas comoda, yo misma mandé arreglar tu lado, creí que esos colores te gustarían—le confesó timidamente.
—Te lo agradezco, es un lindo detalle—Ginger no lo confirmaría frente a sus amigos, pero realmente le gustó la manera en que Raizel remodeló el cuarto.
—Tengo que ir con Ben por unos preparativos de su coronación, nos vemos luego ¿okei?—mencionó aun con el camaleon en sus manos y caminando hasta la puerta.
—Claro—respondió la morena.
Raizel le regaló una sonrisa de boca cerrada saliendo finalmente cerrando la puerta detrás de ella.
Ginger dejó salir el aire acumulado rodando los ojos por la actitud tan alegre de la rubia y se encaminó hasta el lado de colores oscuros y se sentó en la cama observando la gran habitación.
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Hola hola, finalmente te traigo el tercer capitulo de esta historia, espero sea de tu agrado, gracias por comentar personita linda y de antemano gracias a la EditorialSalem, valpetrxva y a Maribi231 por la preciosa portada y el hermoso banner.
─𝓜.
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