Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13

Maratón - 5/5

La mañana en Hogwarts había comenzado con un caos inesperado. El aire estaba cargado de tensión, y no era solo por las nubes oscuras que se cernían sobre el castillo. Desde las primeras horas, el colegio entero había sido sacudido por una noticia que se extendía como el fuego entre los estudiantes y profesores: había habido un ataque de mortífagos durante la madrugada. Los pasillos estaban llenos de estudiantes hablando entre susurros, rostros llenos de temor y confusión. Nadie tenía todos los detalles, pero la mención de Bellatrix Lestrange era suficiente para helar la sangre.

Las paredes aún mostraban los rastros de la incursión. Fragmentos de piedra y escombros habían sido dejados por el ataque, pero los mortífagos no se habían detenido en causar solo daños materiales. Había algo más, algo mucho más aterrador: un estudiante había sido secuestrado.

En los pasillos, un grupo de estudiantes se detuvo en seco cuando un Profeta Diario cayó de las manos de un compañero, el titular en grandes letras negras causaba un silencio repentino en la multitud:

"ATAQUE EN HOGWARTS: SEBASTIEN NOTT SECUESTRADO POR LOS MORTÍFAGOS"

La noticia cayó como un rayo entre los estudiantes, quienes se arremolinaron alrededor del periódico caído en el suelo, susurros ansiosos llenando el aire.

—¿Nott? —murmuró una chica de Hufflepuff—. ¡Se llevaron a Sebastien Nott!

El nombre rebotaba de boca en boca, extendiéndose por el castillo como una plaga. Todos se miraban, algunos con horror, otros con una curiosidad morbosa. Nadie sabía exactamente qué había pasado, pero el hecho de que los mortífagos hubieran logrado secuestrar a un estudiante dentro de las paredes de Hogwarts era escalofriante.

La noticia del secuestro de Sebastien Nott fue como un terremoto en los pasillos de Hogwarts. Desde el momento en que se supo que los mortífagos habían atacado el colegio y, lo que era peor, se habían llevado a un estudiante, la atmósfera cambió drásticamente. Pero cuando se reveló que el alumno secuestrado era Sebastien, el impacto fue aún más devastador.

Sebastien no era cualquier estudiante. Para muchos, era el estándar de lo que un joven mago debía ser: amable, noble y siempre dispuesto a ayudar. A pesar de su linaje, que lo conectaba con una de las familias más influyentes y sombrías del mundo mágico, Sebastien se había destacado por ser diferente. Era un caballero en todos los sentidos, alguien que no seguía ciegamente las tradiciones oscuras de su familia y trataba a todos con respeto, independientemente de su casa o su linaje. Para muchas chicas, Sebastien era el ideal, el chico que parecía tenerlo todo: inteligencia, elegancia y un corazón noble.

Los rumores se extendieron rápidamente entre las casas, y las reacciones fueron variadas, pero todas compartían una constante: la incredulidad. Nadie podía imaginar que algo así le hubiera sucedido a Sebastien, y menos en Hogwarts, un lugar que hasta ese momento todos consideraban seguro.

En el comedor, durante el desayuno, el ambiente era tenso. Los estudiantes hablaban en susurros, mirando nerviosamente hacia la mesa de Hufflupuff, donde normalmente Sebastien se sentaba tranquilo y su sonrisa característica. Pero hoy su lugar estaba vacío, y ese vacío era más evidente que nunca. Un grupo de chicas de Ravenclaw, conocidas por admirar a Sebastien desde lejos, no pudieron contener su angustia.

—No puedo creerlo... —murmuró una de ellas, con los ojos vidriosos—. ¿Cómo pudieron llevárselo?

—Es tan... —otra chica de Hufflepuff intentó completar la frase, pero su voz se quebró—. Siempre es tan amable. No entiendo cómo pudo pasarle esto a él.

En cada rincón del colegio, el nombre de Sebastien estaba en boca de todos. En la sala común de Gryffindor, Harry, Hermione, Ron e Izabella discutían el suceso, aunque Izabella solo se mantenia al margen, estaba en silencio y mirando un punto fijo.

—No tiene sentido —dijo Harry, frunciendo el ceño mientras Ron y Hermione lo miraban—. Sebastien no es como los demás. ¡Ni siquiera como su hermano!, siempre ha sido...diferente ¿Por qué querrían llevárselo?

Ron asintió, su rostro lleno de confusión.

—Sí, quiero decir, nunca ha hecho nada que lo ponga en problemas. Es extraño.

Hermione, por su parte, se veía igual de desconcertada. Sabía que los mortífagos no atacaban sin un propósito, y la idea de que Sebastien pudiera estar vinculado a algo más oscuro la asustaba.

—Tal vez lo secuestraron porque saben que su padre está involucrado con los mortífagos —dijo ella en voz baja—. Pero eso no significa que Sebastien esté de acuerdo con todo lo que su familia hace, tal vez se negó a participar y se lo están cobrando.

—El no se negó...—susurró Izabella, solo para ella. Ahora todo cuadraba.

Las especulaciones continuaron en todos los rincones de Hogwarts. En la mesa de Hufflepuff, varios estudiantes intercambiaban historias sobre interacciones pasadas con Sebastien. Una chica de sexto año, que solía coincidir con él en la biblioteca, recordó cómo siempre la saludaba con una sonrisa y le ofrecía ayuda con sus estudios.

—Era el tipo de persona que nunca te hacía sentir inferior —dijo, su voz temblorosa—. No entiendo cómo algo así pudo pasarle a él.

Incluso en Slytherin, aunque algunos de sus compañeros intentaban mantener una fachada fría y distante, la ausencia de Sebastien había dejado una huella notable. Muchos sabían que, aunque compartía el apellido Nott, Sebastien no era como su padre ni como su medio hermano, Theodore. Mientras que algunos en la casa lo veían con envidia por su posición privilegiada, otros lo respetaban por su integridad. En el fondo, aunque nadie lo admitiera en voz alta, había un vacío tangible en su ausencia.

Pero quizás el impacto más fuerte se sentía en las alumnas de todas las casas, quienes admiraban a Sebastien no solo por su aspecto apuesto, sino por su carácter. Para muchas de ellas, Sebastien era el chico ideal, el que nunca miraba con desdén ni hacía comentarios hirientes como otros chicos de su edad. Era alguien que escuchaba y ofrecía palabras de consuelo o ánimo cuando se necesitaba.

—Era el estándar —dijo una chica de Gryffindor con lágrimas en los ojos—. Ningún chico en el colegio es como él. Y ahora… está en manos de esos monstruos.

El miedo se mezclaba con la tristeza, pero sobre todo, el desconcierto reinaba entre los estudiantes. Nadie sabía qué harían los mortífagos con Sebastien ni por qué lo habían elegido a él. Las teorías sobre su secuestro eran muchas, pero ninguna lograba disipar la sensación de injusticia que pesaba sobre todos. ¿Cómo podían haberse llevado a alguien que parecía tan lejos del mundo oscuro que los mortífagos representaban?

En un rincón apartado de los jardines, una chica de Hufflepuff sollozaba en silencio, su amiga tratando de consolarla.

—Siempre pensé que él estaría bien —murmuró entre lágrimas—. Es Sebastien. Él siempre está bien.

Pero ahora, ni siquiera los estudiantes podían creer que alguien como él, alguien que siempre había sido visto como un pilar de nobleza y bondad, pudiera estar enfrentando algo tan oscuro y aterrador.






[ • • • ]





En la Sala Común de Slytherin, sin embargo, la atmósfera era extraña. A pesar de la gravedad de la situación, no había la misma histeria que en el resto del castillo. Los alumnos de la casa de las serpientes eran conocidos por su frialdad y discreción, pero incluso entre ellos se podía sentir la inquietud flotando en el aire.

Theodore estaba sentado en uno de los sillones junto a la chimenea, leyendo el mismo titular que ya había conmocionado al resto del colegio. Sostenía el periódico con una mano, su expresión inmutable. No había ni rastro de preocupación en su rostro, solo una leve mueca de desdén.

—¿Qué te parece eso? —preguntó uno de sus compañeros, acercándose con cautela—. Se llevaron a tu hermano, ¿no?

Theodore dobló el periódico con calma, como si le estuviera leyendo una noticia trivial.

—Sí —respondió, casi sin emoción—. Al parecer, sí.

El otro chico lo miró con desconcierto.

—¿Y no te preocupa? Quiero decir… es tu hermano.

—Medio hermano —corrigió Theodore, con un tono gélido que dejó claro que no deseaba continuar la conversación.

El silencio que siguió fue incómodo. Los demás estudiantes intercambiaron miradas, sin saber qué decir. Algunos pensaron que Theodore estaba en shock, incapaz de procesar lo que había sucedido. Pero aquellos que lo conocían bien sabían que no era así. Theodore no estaba preocupado; más bien, parecía… satisfecho.

Después de todo, Sebastien siempre había sido el hijo favorito de Alessandro Nott. El niño prodigio, el orgullo de la familia, mientras Theodore había vivido a su sombra durante años. Ahora, con Sebastien secuestrado, Theodore sentía que, por primera vez, no tendría que soportar la constante comparación. En lugar de preocuparse, una parte de él disfrutaba del silencio y de la atención que ahora recaía en él.








[ • • • ]









En la biblioteca, mientras tanto, Izabella estaba luchando por mantener la calma. Había oído el rumor antes de ver el periódico, pero al leer las palabras en tinta fresca, la realidad la golpeó como una bofetada. El corazón le dolía en el pecho, y sus manos temblaban ligeramente mientras sostenía la edición del Profeta Diario.

—Sebastien... —murmuró para sí, sus ojos recorriendo la noticia una y otra vez, esperando que de alguna manera las palabras cambiaran, que dijeran algo diferente, algo menos terrible.

Los mortífagos se lo habían llevado. Podía haberlo odiado en ese momento, podía haberlo insultado y haber dicho cosas crueles en medio de sus peleas, pero nada de eso había sido real. Sebastien era su mejor amigo, la persona que había estado a su lado durante años, y ahora él estaba en manos de Bellatrix Lestrange y el resto de los mortífagos. No importaba lo que le hubiera dicho antes; lo único que quería era que volviera sano y salvo.

Aunque comenzaba a sospechar que algunas partes no eran reales.

Los pasillos estaban llenos de gente. Algunos se apartaban al verla pasar, susurrando sobre el secuestro de Sebastien. Sabían que ella era su amiga, y muchos parecían compadecerla. Izabella apretó los labios, tratando de ignorar los murmullos y las miradas.

Pero en el fondo, algo oscuro y profundo la asustaba más que cualquier rumor. Sabía que Theodore no se llevaría bien con su medio hermano, pero también sabía que él debía sentir algo. Sin embargo, cuando lo vio en los pasillos, caminando como si nada hubiera pasado, una fría sensación recorrió su cuerpo.

—Theodore —lo llamó, acelerando el paso para alcanzarlo.

Él se detuvo, girando lentamente la cabeza hacia ella, sus ojos impenetrables.

—¿Qué quieres? —preguntó con un tono neutral, como si acabara de preguntarle sobre la hora del día.

—¿Qué demonios te pasa? —soltó ella, su voz temblando de frustración—. ¡Se llevaron a Sebastien! ¿Cómo puedes actuar como si no te importara en absoluto?

Theodore arqueó una ceja, claramente aburrido de la conversación.

—No tengo nada que decir sobre él —dijo, encogiéndose de hombros—. Si se lo llevaron, es porque así debía ser. No voy a perder el sueño por eso.

Izabella lo miró con incredulidad.

—¿De verdad? —susurró, sin poder creer lo que estaba escuchando—. ¡Es tu hermano!

—Es mi medio hermano —corrigió Theodore, pronunciando cada palabra con precisión—. Y siempre ha sido el favorito de mi padre. No veo por qué esto debería sorprenderte. Lo que sea que esté pasando, te aseguro que Sebastien saldrá de esto mejor de lo que crees. Probablemente Alessandro ya esté moviendo todos los hilos necesarios para asegurarse de que nada malo le pase.

Izabella estaba atónita. Theodore siempre había sido frío, pero esto era diferente. Esto era crueldad.

—¿Cómo puedes ser tan insensible? —le espetó, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos—. Sabes perfectamente que esto no es un juego. ¡Se lo llevaron, y quién sabe lo que le están haciendo ahora!

Theodore la miró, su expresión finalmente mostrando un atisbo de emoción, aunque no era la que Izabella esperaba. Era desprecio.

—¿Sabes lo que es realmente divertido, Izabella? —dijo él, su voz baja y peligrosa—. Que tú pienses que Sebastien está sufriendo. Él siempre ha sido el preferido, el niño dorado de mi padre. Si lo secuestraron, te garantizo que no es porque esté en peligro, sino porque mi padre quiere asegurarse de que esté a salvo. A diferencia de mí, él siempre ha tenido lo que quería.

Izabella retrocedió un paso, incapaz de procesar lo que acababa de oír.

—Eres... eres un monstruo —murmuró, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

Pero Theodore simplemente se encogió de hombros y la dejó ahí, sintiéndose más solo que nunca, pero incapaz de mostrar otra cosa que no fuera su frialdad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro