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𝒊. 𝗿𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗯𝗮𝗰𝗸 𝘄𝗵𝗲𝗿𝗲 𝘄𝗲 𝘀𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗱






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━━━ volver a empezar ━━━

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18 de febrero de 1962

Un destello azul brillante iluminó el oscuro callejón antes de que se abriera un portal en medio de la nada. De él, cayó Sam, aterrizando pesadamente sobre el pavimento empedrado. A pesar del dolor en sus rodillas, se apresuró a levantarse, escaneando el lugar con ojos llenos de urgencia.

━¡Cinco! ¡Diego! ¡Vanya! ━gritó, su voz cargada de desesperación mientras recorría con la mirada cada rincón━ ¡Klaus! ¡Ben! ¡Allison! ¡Luther!

La respuesta fue un silencio inquietante. Respiró hondo, intentando calmar el pánico que comenzaba a instalarse en su pecho. La tarde era tranquila, el sol comenzaba a ponerse, y el callejón estaba casi desierto, salvo por unos pocos transeúntes.

Sam salió del callejón y se adentró en la calle principal. La arquitectura y los autos que pasaban parecían sacados de un tiempo que no le pertenecía. Su mente intentaba procesar el desconcierto cuando vio a una familia caminando hacia ella.

━Hola ━dijo Sam, acercándose con cautela━. Disculpe, ¿puede decirme dónde estoy?

La mujer, de unos cuarenta años, sonrió cálidamente.

━Estás en Dallas, Texas, cariño ━respondió con un acento sureño, dulce y reconfortante.

Sam parpadeó, sintiendo que el mundo se desmoronaba a su alrededor. La confusión y el miedo la invadieron. No tenía dinero, ni conocía a nadie, y la idea de estar en un lugar desconocido la llenó de un terror silencioso.

El adolescente de la familia, notando su expresión, se acercó un poco más, sus ojos mostrando preocupación.

━¿Estás bien? ━preguntó suavemente, como si temiera que cualquier palabra fuerte pudiera hacerla quebrar.

━Sí, sí ━respondió Sam, aunque su voz tembló━. Solo... estoy perdida.

La mujer dio un paso hacia ella, extendiendo una mano con gentileza.

━Ven, cariño. Estás a salvo, tranquila. Podemos ayudarte.

Sam retrocedió instintivamente, pero la calidez en los ojos de la mujer la hizo reconsiderar. Sintió una punzada de nostalgia por la bondad maternal que hacía mucho no experimentaba.

━¿Cómo te llamas? ━intervino el hombre, cuya presencia robusta se había mantenido en silencio hasta ahora.

━Samantha ━dijo, su voz más firme esta vez.

━Soy Pazel, y él es Uriel ━la mujer se presentó con una sonrisa tranquilizadora━. Y este es mi hijo, Gael ━señaló al adolescente que aún la miraba con preocupación━. ¿Tienes dónde quedarte, cariño?

Sam negó lentamente con la cabeza, mordiéndose el labio inferior.

━No, estaba buscando a mis hermanos, pero... no sé dónde están.

Pazel asintió con comprensión, tomando suavemente el brazo de Sam.

━Es tarde. Quédate con nosotros esta noche. Mañana te ayudaremos a buscarlos, ¿okey?

Sam dudó solo un momento antes de aceptar la oferta. Había algo en Pazel y su familia que la hacía sentir un atisbo de seguridad en medio del caos. Aceptó el brazo de Pazel esta vez, dejando que la guiaran hacia un auto estacionado cerca.

Mientras caminaban hacia el auto de la familia Hope, algo en el suelo captó su atención. Un periódico, ligeramente arrugado, yacía olvidado en la acera. Sam lo recogió casi por instinto, y sus ojos se agrandaron cuando leyó la fecha impresa en la parte superior.

━1962... ━susurró, el shock apagando cualquier otro pensamiento.

Su mente giró frenéticamente, intentando comprender cómo había terminado en esa época. Pero, al mirar a la familia Hope, decidió dejar las preguntas para más tarde. Necesitaba un plan, y primero, necesitaba encontrar a sus hermanos.

[•••]

26 de agosto de 1963

Habían pasado un año y seis meses desde que Sam había aparecido en Dallas, perdida y asustada. En todo ese tiempo, la familia Hope se había convertido en su refugio, adoptándola como una hija más. Para ellos, Sam cumpliría 18 años el 20 de noviembre, y estaban decididos a celebrarlo en grande.

Sam, sin embargo, se encontraba en un estado de ensoñación melancólica mientras disfrutaba de los últimos días de sus vacaciones. Sabía que pronto tendría que volver a la escuela y terminar los pocos meses que le quedaban. La presión de los señores Hope para que organizara una fiesta de cumpleaños había dejado su habitación en un caos. Pósters con posibles temas, muestras de colores, y listas de invitados estaban esparcidos por todos lados.

Frente a su escritorio, Sam se detuvo. Allí, enmarcada en un sencillo portarretratos, estaba una foto de ella y Cinco, uno de los pocos recuerdos tangibles que conservaba de su antigua vida. La tomó entre sus manos y suspiró, cerrando los ojos mientras una punzada de nostalgia la atravesaba.

Desde que había llegado a Dallas, cada vez que salía a la calle, su mirada vagaba, esperando encontrar el rostro familiar de alguno de sus hermanos. Luther, Vanya, Klaus... incluso Ben. Pero hasta ahora, no había visto a ninguno de ellos, ni siquiera a Ben, a quien solía sentir cerca a pesar de todo.

La tristeza se asentó en su pecho mientras volvía a colocar la foto en su lugar. Se sentía atrapada entre dos mundos: el pasado que no podía olvidar y el presente que trataba de aceptar. La familia Hope le había dado un hogar, pero su corazón seguía ansiando reunirse con los Hargreeves.

Durante ese tiempo, Uriel había insistido en que Sam asistiera a sesiones de terapia. "Por lo que pasaste al llegar", había dicho, pero Sam sabía que esas sesiones eran mucho más que eso. Aprovechaba cada cita para procesar su pasado, deshacerse de las capas de dolor y culpa que había acumulado, sobre todo por Alfie. Aunque había avanzado y se sentía mejor, aún había heridas que no sanaban por completo.

Dejó escapar un largo suspiro, mirando de nuevo la foto en el escritorio.

━Estoy mejor ━pensó━. Pero aún no soy la misma. 

Las sesiones de terapia la ayudaban a reconectar con la Sam de antes, la que no llevaba consigo el peso de una relación tóxica, la que no se sentía rota por dentro. Sin embargo, a pesar de sus avances, las cicatrices emocionales seguían siendo parte de ella, un recordatorio constante de lo que había vivido.

Con otro suspiro, se acercó a la ventana y miró hacia afuera, imaginando por un momento cómo sería encontrarse con Cinco en medio de una calle cualquiera, o ver a Klaus haciendo de las suyas por ahí. Pero esa fantasía siempre terminaba en el mismo lugar: un vacío.

Uriel y Pazel querían que celebrara su cumpleaños, querían que fuera feliz. Y aunque Sam sentía gratitud por todo lo que habían hecho por ella, no podía evitar sentirse atrapada en una vida que no era del todo suya.

[•••]

15 de noviembre de 1963

Sam llegó a la cocina y dejó su mochila sobre la encimera, imitando a Gael, quien la había seguido de cerca. Sin detenerse, la pelirroja se dirigió directamente hacia la nevera mientras el castaño tomaba asiento en una de las sillas, observándola con una mirada fija y casi curiosa.

━¿Puedes dejar de verte como un acosador? ━le preguntó Sam, esbozando una sonrisa divertida mientras sacaba una naranja de la nevera.

Gael se rió, pero no apartó la mirada.

Desde que había llegado a la casa de los Hope, Sam había notado que Gael siempre la observaba. No importaba lo que hiciera, ni dónde estuviera, él siempre tenía esos ojos azules puestos en ella. Con el tiempo, Sam había llegado a sospechar que el chico albergaba sentimientos por ella. Era algo que le resultaba incómodo, aunque al mismo tiempo, no podía negar que lo encontraba adorable.

Sin embargo, cada vez que su mente vagaba hacia la posibilidad de una nueva relación, algo en su interior la detenía. Pensar en abrir su corazón de nuevo después de lo que había vivido con Alfie le resultaba aterrador. Y aunque Gael era dulce y atento, no podía evitar que sus pensamientos siempre volvieran a Cinco, a ese amor que, aunque no correspondido de la manera tradicional, seguía ocupando un espacio importante en su vida.

Sam comenzó a pelar la naranja, concentrándose en el aroma cítrico que llenaba la cocina. Mientras se llevaba un gajo a la boca, Gael seguía mirándola, con una mezcla de fascinación y algo más que ella prefería no descifrar.

━¿Quieres un poco? ━le ofreció, extendiendo la naranja hacia él, tratando de romper la tensión en el aire.

Gael sonrió y asintió, acercándose para tomar un gajo con cuidado. 

━Gracias ━dijo, y por un momento, ambos compartieron una mirada que decía mucho más de lo que las palabras podían expresar.

Sam volvió a concentrarse en su fruta, tratando de no pensar demasiado en lo que esa mirada podría significar. Mientras masticaba lentamente, sentía la tensión en el aire, una mezcla de incertidumbre y emociones no dichas que parecía llenar la cocina.

Gael se quedó en silencio, mordiendo el gajo que Sam le había ofrecido, pero sus ojos seguían fijos en ella. La manera en que la miraba era suave, casi protectora, y eso la incomodaba más de lo que estaba dispuesta a admitir.

━Entonces... ━dijo Gael finalmente, rompiendo el silencio━. ¿Ya decidiste qué vas a hacer para tu cumpleaños?

Sam se encogió de hombros, desviando la mirada hacia la ventana, donde el sol de la tarde se filtraba a través de las cortinas.

━No estoy segura ━respondió con honestidad━. Tus padres están muy emocionados, pero yo... no sé si quiero hacer algo grande.

Gael asintió, como si comprendiera su dilema.

━Es tu cumpleaños, Sam. Deberías hacer lo que te haga feliz, no lo que los demás esperan de ti.

Ella lo miró de reojo, sorprendida por la madurez en sus palabras. Gael siempre había sido una presencia constante y, aunque a veces sentía que él la observaba demasiado, había algo reconfortante en su compañía. Sabía que podía confiar en él, pero eso no hacía que sus sentimientos fueran menos complicados.

━Es solo que... ━empezó a decir, dudando un poco antes de continuar━ He pasado por muchas cosas en tan poco tiempo. Y aunque aprecio todo lo que ustedes han hecho por mí, a veces me siento como si estuviera viviendo una vida que no es la mía. Es difícil explicarlo.

Gael se acercó a ella, manteniendo una distancia respetuosa, pero lo suficientemente cerca como para que Sam sintiera su apoyo.

━No tienes que explicarlo ━dijo suavemente━. Pero si alguna vez necesitas hablar, o simplemente alguien con quien estar, sabes que estoy aquí, ¿verdad?

Sam asintió, agradecida por su comprensión.

━Gracias, Gael. En serio.

Gael sonrió, una sonrisa cálida y genuina que, por un momento, hizo que Sam se sintiera un poco más en paz.

━De nada, Sam. Solo quiero que estés bien ━respondió, con sinceridad en su voz.

Sam terminó su naranja en silencio, reflexionando sobre lo que Gael había dicho. Sabía que tenía razón; necesitaba encontrar una manera de reconciliar su pasado con su presente. Y aunque no estaba lista para abrir su corazón de nuevo, era reconfortante saber que no estaba sola en ese proceso.

Cuando terminó, Sam miró a Gael una vez más, notando cómo él seguía allí, con esa paciencia y esa bondad que tanto lo caracterizaban.

━Bueno, será mejor que termine de hacer mis tareas ━dijo ella, intentando aliviar la tensión que había crecido entre ellos.

━Claro ━dijo Gael, levantándose también━. Nos vemos luego.

Sam sonrió ligeramente y, con un último vistazo hacia él, salió de la cocina. Mientras caminaba por el pasillo hacia su habitación, no pudo evitar pensar en lo complicado que eran las relaciones humanas. Entre Gael, Cinco, y los recuerdos de Alfie, sentía que su corazón estaba enredado en un nudo que no sabía cómo desatar.

Pero, por ahora, al menos sabía que tenía personas en su vida que se preocupaban por ella. Y eso, por pequeño que fuera, era un consuelo.

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