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Era la segunda luna del año presente. Las mañanas eran más cálidas de lo normal, pero de igual manera eran divertidas y acogedoras.

La reina pasaba el tiempo junto a Lady Hightower en el jardín privado, mientras sus hijas charlaban delante de ellas.

—¿Deberíamos de ir a cabalgar? No creo que vallan a terminar pronto— cuestionó la mayor

—Mi madre es un poco intensa, más si se trata de la reina— contestó la castaña

—Y mi madre no se queda atrás— ambas rieron. Sus brazos estaban entrelazados y jugaban con los nudillos de sus dedos —Pero de verdad, no quieres escuchar de lo que hablan—

Las jóvenes voltearon detrás de ellas, y ahí estaban sus madres, que cotilleaban felizmente entre susurros.

—Le dije que era bueno que se quedaran más tiempo en King's Landing. A Leyla le hace bien tenerlos cerca— dijo la reina, dejando ver su sonrisa ante su contraria

—Gracias, su majestad— agradeció la Hightower —Pero lastimosamente no podemos quedarnos aquí para siempre—

—Lo entiendo perfectamente, Lady Lynesse Además que, no extendería mi invitación si no fuera algo urgente el tema que quiero tratar con usted— contestó Alyssane, obteniendo toda la atención de la Hightower —Debo imaginar que conoce a mi nieto Daemon y su antigua situación con el intento de compromiso con Lady Rhea Royce—

—Supe hace poco que no se llegó a un compromiso formal, mi reina—

—Claro, pero ese no es el tema. Me gustaría conocer la disposición que tienen su esposo y usted en cuanto a comprometer a su hija—

Lynesse se detuvo en segundos, con nervios y emoción recorriendo su cuerpo. Su mirada fue directo a su hija, que seguía caminando alegremente con su amiga. Su dulce niña que quería convertirse en Septa, se había convertido en toda una señorita que era aclamada por su belleza, y era algo que a ella se le estaba escapando de las manos por completo.

—Su majestad..— dijo en voz baja Lady Hightower —No veo porque sea un problema, sería un honor que mi Lea sea prometida al príncipe—

—Antes de que sea oficial, podría organizar una cena donde estemos mi familia y la suya para debatirlo con los dos jóvenes, claro si no le molesta—

—Para nada, su majestad— respondió rápidamente Lynesse, dejando una gran sonrisa en la reina —Le agradezco el tomar en cuenta a mi dulce Lea—

—Lady Leyla es una gran señorita, sabe todo lo que una joven de su edad o mayor debe de conocer y saber hacer— aclamó la mayor, volviendo a tomar camino junto a la Lady —Es verdaderamente perfecta, algo que me hubiera gustado para mi hija..—

—La princesa es de carácter alegre y juguetón, también me hubiera gustado que mi Lea fuera así..— recalcó la Lady, utilizando un semblante más tranquilo al igual que la reina —Pero debo decir que ambas son perfectas a su modo—

—Si, claro que sí..—

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La familia Hightower se mantenía en los aposentos de los mayores, conversando sobre la plática de la reina con Lady Lynesse en el jardín, sin la presencia de la más joven de la familia.

—¿Un compromiso con el príncipe?— cuestionó el mayor de la sala, estando confundido al igual que sus vástagos mayores

—La misma reina me lo a dicho, y quiere que sea lo más pronto posible..— contestó la mayor, observando como las caras de su esposo e hijos se hacían más serias que nunca

—No lo creo— dijo el mayor de los hermanos, Robb se posó frente a sus padres —Conozco a Daemon y sé que lo último que Lea quiere es a un tipo como él—

—Tu viste lo emocionada que estaba cuando el príncipe le pidió su favor, su majestad dijo que él también tenía un interés en Leyla— contradijo nuevamente la mayor

—Estamos hablando de Daemon Targaryen, reconocido por ser un casanova que odia el compromiso— decía el segundo hijo del matrimonio, tomando la misma postura de su hermano

—Ormund, más respeto enfrente de tu madre— interrumpió el líder la familia, callando a su vástago —Tampoco es como si pudiéramos rechazar el compromiso solo por sus deducciones—

—Ella todavía es muy joven, no está lista para el matrimonio o si quiera comprometerse— dijo nuevamente Ormund, haciendo caso omiso a su padre

—Ustedes la ven con ojos de hermanos protectores, pero Lea ya tiene la edad y la preparación para comprometerse— replicó su madre, tratando de disuadir a sus hijos —Piensen en cómo mejoraría la vida de Leyla y la nuestra, tendrá una gran boda, con miles de invitados para verla convertirse en un miembro de la familia real— dijo emocionada, sus ojos brillaban mientras más pensaba en lo feliz que llegaría a ser su hija —Nuestros nietos serán príncipes..—

—Madre, tranquila— interrumpió Robert, tomando las manos de su madre —Nos estamos apresurando bastante—

—Si, querida— dijo Lord Hightower, levantándose y tomando los hombros de su esposa suavemente —Leyla siempre me a comentado que su deseo es casarse con alguien que respete nuestra fe y la amé por sobre todo— el semblante de la mayor cambio a unos más tranquilo y serio al oír a su marido —Pero de no encontrar algo así le encantaría unirse por completo a la fe de los Siete y ayudar en el Septon—

—Ella debe decidirlo— dijo Ormund, acercándose al círculo familiar que habían creado al rededor de Lynesse —Pero Daemon, puedo jurar que es todo lo contrario a lo que puede querer Lea—

La mirada de su madre, que antes irradiaba felicidad y ahora solo observaba callada, se posó en el y lo dejó en silencio vio por completo ante su negación.

—Lástima que la cena será mañana— continuó diciendo Lynesse, dejando caer la pesada noticia en los tres hombres a su alrededor —Y todos asistiremos en apoyo de Lea, pero ella no sabrá nada—

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—¿Ya lo consultaste con su majestad?— cuestionó el hijo mayor del rey en la conversación que compartía con su madre en sus aposentos

—No tengo porque preguntarle a tu padre— contestó la reina alegremente mientras bordaba —El tiene demasiados asuntos como para yo molestarlo con una boda que ya está más que aprobado—

—¿Hablaste con Daemon?—

—No, quiero que sea una sorpresa— volvió a decir la mayor, dejando desconcertado al príncipe —No pienses en decírselo—

—Me parece una pésima idea, pero si tú lo quieres hacer, adelante, madre— dijo Baelon, la mayor solo siguió con sus cosas, él se levantó y caminó hasta el ventanal que daba hasta el jardín privado —¿Quién es el nuevo bardo que acompaña a Gael?— cuestionó al observar lo embobada que parecía su hermana con el hombre que tocaba melodías frente suyo

—No es nuevo, es el hijo de una panadera o algo así me dijo tu hermana— respondió Alyssane, sin quitar la mirada de su bordado —Te darías cuenta si pasarás más tiempo con ella—

—Tengo mis propios asuntos y mi hermana igual— respondió Baelon mientras seguía mirando por la ventana —Pero no pareciera que fuera ella, casi siempre tiene un mal genio o insiste en tomar una espada—

—Pues prefiero que esté aprendiendo mientras escucha a que se lastime por intentar jugar a ser un caballero— dijo enojada la reina al haberse equivocado en su bordado —Y tú, en ves de estar chismeando como una señora. Trae a Aemma y a mi bisnieta, necesito alguna compañía que no esté criticándome cada que hablo—

—Si, madre— el príncipe observó por última vez a su hermana y caminó hasta el lugar de su madre —Solo.. no te estreses tanto por esto, tal vez ellos de verdad no lo desean—

—A ellos les encantará, y si no, igual no pienso retractarme— dijo la reina, provocando risas de su hijo —Ahora ve, hace mucho no veo a Rhaenyra—

Baelon tomó la mejilla de su madre y depositó un beso en su frente. Conocía a esa mujer y lo testaruda que podía llegar a ser. Se dispuso a salir de la habitación, dejando a la anciana sola con su bordado.

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Parecieran como si las horas no pasaran mientras los hombres entrenaban, o eso le parecía a Leyla. La joven señorita esperaba a su segundo hermano, mientras él entrenaba con otros caballeros que estuvieran en la cercanía.

Con su madre encima de ella con planes de buscar una pretendiente para su hermano mayor, o su padre, que solo la ignoraba mientras él hacía sus asuntos y ponía toda su atención en enseñarle cosas a Robert, y última opción fue quedarse con la persona que peor se llevaba de su familia, al no ser necesitada por la princesa.

—¿Te quedarás ahí viéndome todo el tiempo?— preguntó Ormund al ver el notable aburrimiento en el rostro de su hermana —¿No tienes que estar todo el tiempo con la princesa?—

—Ahora no me requiere, y estaría encantada de estar en mi recámara, pero madre debe de estar por ahí— contestó la menor dejando ver su angustia —¿Tú también los hiciste enojar?—

—Algo así— respondió el mayor, caminó hasta el asintió de su hermano y se paró a su lado mientras se apoyaba de su espada —¿Por qué no estás con Robb?—

—Está muy entretenido con padre y yo parecía un mueble a su lado— dijo Leyla posando su mirada en las personas que caminaban por el lugar

—Este no es un lugar donde debas estar— continuó diciendo al observar como los hombres en el lugar miraban a Leyla, como si fuera la única mujer en el planeta —Vamos, quiero probar de esos postres de los que tanto hablas— dijo para después tomar la espalda de su hermana y encaminarla a la entrada de la fortaleza

—¡Ormund!— dijo un hombre joven de cabellos plateados/dorados deteniendo a los hermanos —¿Huyes del combate?—

—Para nada, su alteza— respondió el caballero, volteando su cuerpo sin despegar su mano de la espalda de Lea

—Lady Leyla, un gusto volver a verla— saludó el joven príncipe. Tomó la mano de la señorita y posó sus labios en sus nudillos, plantando un cálido beso —Un gran gusto—

—Mi príncipe. Lamento la interrupción— dijo la menor, bajando su cabeza con vergüenza delante del príncipe

—No te preocupes— contestó Daemon —Puedes seguir observándonos, o solamente a mí, Ormund es muy malo con la flecha— dijo para después pasar su hombro sobre el mayor

—¿No estarás describiéndote?— respondió Ormund

—Ojalá fuera así, pero soy grandioso con cualquier arma y más si una señorita me acecha— dijo el Targaryen, dándole una mirada a Lea que la puso aún más nerviosa —Y más si es así de linda—

Daemon se intentaba acercar más a Leyla, dejándola inmóvil sin siquiera presionar a la pared. Ormund, molesto ante la acción, dio un golpe suave al príncipe alejándolo de su hermana llevándolo a la arena.

—Será mejor que comencemos ya— anunció él Hightower tratando de que su irritación no se notase frente a la multitud

—Claro, fue un placer verla Lady Leyla— dijo el joven, caminando al lugar de las armas seguido de unos de sus amigos de la caballería

—Pareces todo un conquistador frente al hermano de Ormund— dijo, golpeando su espalda con diversión —De verdad que la tienes enamorada—

—Por favor, ella debe de saber que solo lo hago para molestar a Ormund— contestó el platinado —Dudo que sea tan idiota como para no saber eso—

—Daemon, es una niña, ¿de verdad crees que lo entienda?—

—Sea una niña o un animal, una vez que abre las piernas es una mujer para mí— continuó diciendo Daemon, provocando risas en su amigo —Dale tiempo y quién sabe, tal vez tenga mi verga dentro de ella—

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Después de semanas, les traigo el capítulo dos.
No esperen que Daemon sea tan sutil como en la serie.

Si les gustó el capítulo pueden dejármelo saber con algún comentario y su voto para que más gente conozca mi historia <33