
-𝐟𝐨𝐮𝐫.
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El día estaba completamente nublado, como si el dolor de la reina se esparciera por todo King's Landing. Habían pasado una luna o dos desde que el anuncio de compromiso de el príncipe Daemon y Lady Leah, y aún con todos los malos augurios, la reina Alysanne y la madre de la joven, se encargaban de los preparativos con mucho esfuerzo.
—Hablaré con el consejero de la moneda para saber con cuánto contamos— la reina consorte bebía el té junto con Lady Hightower y su joven hija
—Mi esposo ya a hablado con él para informarle con cuánto apoyará nuestra casa. Le aseguro que lo tendremos problemas con el oro— dijo Lynesse y, ella y la reina bebieron y sonrieron a la par —Mañana llegarán algunas telas de Oldtown, podremos elegir las mejores para hacer tu vestido, cariño—
—Si, madre— respondió la menor, dándole una leve sonrisa para después volver a ver hacia el balcón de la habitación
—Bueno, tengo que retirarme, su majestad— dijo Lady Lynesse levantándose de su asiento
—La espero mañana, Lady Lynesse— se despidió la mayor. Ambas Hightower se levantaron y bajaron su rostro frente la reina —Quédate un poco más, Lea. Quiero hablar contigo—
—Claro, su majestad— asintió Leah. Abrazo a su madre y volvió a tomar asiento, mientras que su madre salía de los aposentos —¿Sucede algo, majestad?—
Alysanne suspiró de inmediato, con su semblante cansado que desde la muerte de su hija, la Septa Maegelle, no mostraba.
—¿No has recibido más cartas de Gael?— preguntó con angustia la mayor
—No, su majestad— respondió Lea, al instante vio como la reina se entristeció con la respuesta —Pero los caballeros ya están en su búsqueda, no deben tardar en encontrarla—
—Claro, hay que tener fe..—
—Rezo todos los días por su regreso, su majestad— dijo Leyla. Su postura no era muy diferente a la reina, aveces no comía, no salía de sus aposentos o pasaba todo el día en el Septon rezando por la salud de la princesa
—Leyla..— pronunció la mayor. La mencionada volteó su vista y fue tomada de la mano por la reina, que parecía más nostálgica —Me alegro que vallas a ser parte de nuestra familia— dijo Alysanne, dedicándole una sonrisa sincera a su contraria —Y sé que harás muy feliz a mi nieto. Aveces hasta los hombros más orgullos necesitan de una mujer que los guíe en su camino, y sé que tú podrás con ello—
La Hightower le regaló una dulce sonrisa. El momento fue interrumpido por la llegada de un guardia real que parecía tener un mensaje.
—Mi reina, Lady Leyla— dijo al saludar el caballero —El príncipe Baelon pidió que la escoltara al salón de la Mano—
—¿Puedo saber el por qué?— cuestionó la mujer, levantándose junto con la joven mientras seguía tomando su mano
—Un asunto familiar, fue lo que me dijo— contestó el caballero
Alysanne dio vuelta a ver a la joven que parecía intrigada con la situación.
—Volveré en un segundo y comeremos juntas con mi nieto— indicó la reina con una sonrisa en su rostro —Ve a tu habitación, pediré a una criada que te llame cuando todo esté listo—
—Claro, su majestad— respondió la menor. La reina soltó el agarre y se despidió para luego salir de la habitación de la mayor
—Dígame que no se trata de mi nieto, ser— dijo la vieja reina colocando su vista preocupada en el caballero. El se quedó inmóvil sin declarar algo cierto o incierto para la reina
Leyla, que seguía afuera de los aposentos dio un brinco del susto al escuchar hablar de su prometido. Antes de que fuera descubierta, salió a paso rápido del pasillo en dirección a su habitación.
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—¿De nuevo?— preguntó la reina Alysanne al llegar a la habitación de la Mano, donde era esperada por su vástago mayor y los dos hijos de este
Daemon estaba acostado en el sofá enfrente de los mayores, durmiendo como un bebé pero irradian un olor a alcohol que la reina tanto detestaba. Baelon, en cambio, se mantenía al lado de su madre, realmente furioso, aún conteniéndose delante de ella. Viserys era quien sostenía su mirada en eso pequeño en hermano, sentado a lo lejos.
—Es la quinta vez desde el compromiso— pronunció enojado el príncipe heredero, observando a su vástago
—Es un problema para todos que se ahogue en vino— dijo el príncipe Viserys. Tanto su abuela y su padre voltearon a verlo disgustado por las palabras que utilizó —Si el rey se entera, lo va a obligar a casarse mañana mismo—
—Por mí lo hubiera casado desde hace semanas, pero los Hightower tienen muchas costumbres que no podemos ignorar— comentó Baelon, volvieron su mirada al joven ebrio que seguía durmiendo tranquilamente —Padre ya está demasiado estresado con lo de Gael como para aumentar su trabajo con esto—
—¿Y crees que es el único?— cuestionó con molestia la reina. Siendo prácticamente ignorada por su hijo y nieto, Viserys tomó la jarra de agua a su lado y sirvió las copas para su padre y abuela —Tendría que estar buscando a mi hija día y noche, en cambio organizo una boda que él ni siquiera valora..— sin nadie percatarse, Viserys levantó lentamente la jarra de agua y, sin una expresión de culpa, lo vertió sobre su hermano, empapándolo por completo
—¡¿Qué te pasa?!— pronunció entre gritos Daemon, levantándose rápidamente
—Por los dioses..— dijo Alysanne sorprendida de la situación de sus nietos
—Listo. Está despierto— anunció Viserys, después de dejar la jarra de nuevo en su lugar
Alysanne fue directo por unas sábanas para cubrir a Daemon, pero Baelon se las quitó enseguida, arrojándolas a un lado.
—No es necesario, madre— Baelon se acercó directamente a su hijo, y goleó su cabeza con fuerza, sacudiéndolo por el impacto —¿Puedes explicarme que te sucede a ti?—
—Solo bebí un trago con unos amigos..— contestó Daemon, llevando sus manos a su rostro mojado, por el cansancio
—¿Uno?— dijo el mayor de los hermanos, con un tono de burla, el más joven solo volteó a verlo molesto —Parece que bebiste toda una botella—
—Viserys, por favor—
—Perdón, abuela..— la mayor asintió suavemente y tomó asiento junto a su nieto menor
—¿Qué es lo que está pasado, Daemon?— dijo la vieja reina, colocando su mano sobre la de su nieto —Tu no bebías tanto y menos durante semanas— no recibió una respuesta del menor, más que su rostro demacrado hundido en miseria —Tal vez te haga mejor pasar un tiempo con tu prometida y..—
—¡No!— contradijo el príncipe. Se separó de su abuela y se levantó furioso, desatando un escándalo que nadie comprendía —No pienso contraer nupcias con esa... ¡esa caza fortunas!— volvió a decir aún más molesto por delante de su padre —No sé lo que les dijo o lo que escucharon. Pero no me atrae y mucho menos quiero algo con ella—
—¿De qué estás hablando?— cuestionó indignado el príncipe Baelon —No creas que le estamos haciendo un favor a ella. Si no a ti, que eres un completo desastre incontrolable—
—Ni siquiera lo pedí— respondió con el mismo tono de enojo el príncipe más joven, ignorando el hecho de que su padre estaba aún más enojado —¿Qué les dijo? Acaso les lavó la cabeza diciendo que ella será una increíble esposa, que es un gran amiga de mi tía, y que es perfecta haciendo lo que sea, y bla bla bla— continuó burlándose Daemon, siendo observado con desagrado por su padre y abuela, mientras que Viserys prefería no ver
—Vete. Debes seguir ebrio y no discutiré contigo en ese estado— indicó el príncipe heredero, dando por hecho que su hijo lo escucharía y se iría antes de que él mismo lo sacara a patadas
—Estamos hablando de mi vida. La cual quieren manejar solo porque una estúpida niña vino a endulzarles el oído cuando es una trepa..— antes de que pudiera seguir insultado a su prometida. Daemon recibió un golpe en su brazo por la reina, que parecía todo menos calmada
La habitación se quedó en silencio, mientras los tres hombres analizaban la acción que había tomado la mayor. Alysanne era la última persona en el mundo en la que Daemon podía pensar en que le diera un estate quieto. Siendo ella su abuela y el su nieto.
—No me quedaré sentada mientras escuchó como te expresas de una señorita y menos de una como Leyla Hightower— dijo la reina. Sus ojos dulces ahora parecían como si se clavaran en el rostro de Daemon, asustando levemente —Esa mujer viene de una de las mejores casas ancestrales, de un buen linaje. Es hermosa de pies a cabeza, ama a su familia por sobre todo y sus modales son inexplicablemente perfectos. A diferencia de lo que puedo decir de ti..—
—Pues debiste comprometerla con algún idiota que si cumpliera tus estándares y no conmigo solo por un capricho de ella para arruinar, ¡mi vida!— respondió de igual manera Daemon, dejándose llevar por la situación acalorada —¡Y tú de igual forma le concediste este estúpido matrimonio!—
—¿De qué estás hablando?— dijo Baelon, incluyéndose en la discusión por la conmoción
—Que ella se los pidió, bueno, tal vez les rogó por este matrimonio— dijo convencido de su afirmación que el mismo había deducido
—Leyla no me pidió nada, ni mucho menos un compromiso— contradijo Alysanne, dejando a Daemon confundido e inmóvil —Y si lo hubiera hecho, tal vez no tendríamos esta discusión— la reina tomó asiento dejando perplejo a Daemon en sus pensamientos —Ni tú madre ni yo te criamos para que fueras así. Menos para que pensaras así de una mujer solo por tu enojo, que puedo llegar a entender, pero no son las maneras, Daemon—
—Creo que le debes una disculpa a tu prometida— asintió Viserys tratando de corregir a su hermano, pero solo provocó más furia en el —Yo solo digo..—
—Tu no digas nada, idiota—
—Daemon, basta— dijo Baelon, deteniendo de nuevo la discusión entre sus hijos —Viserys..— volteó a ver a su primogénito que rodeó los ojos a su lado —Ahora. Ve a darte un baño, luego irás a donde tu abuela te indique—
—Y rápido, es descortés hacer esperar a una dama— dijo la reina, señalando con la mirada a su nieto que salió de prisa de la habitación —Te lo dije, esto sería pasajero—
—No lo dudo, madre— aclaró el príncipe yendo a tomar se su copa sentándose a la par de su primogénito —Pero no será tan manso por mucho tiempo—
—Quien sabe, siempre hay que esperar lo inesperado con ese niño— dijo Viserys, llevándose una risa cómplice de su abuela
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—¿Qué haces aquí?— cuestionó Leyla al llegar a su habitación y ver una presencia masculina que reconocía bien —Te imaginaba sumergido en un libro o estando con padre—
—Ya estoy harto de todo eso— respondió el mayor, después escuchó la risitas de su hermana menor que lo alarmaron —Pero no se lo digas—
—Tranquilo, no soy Ormund— contestó Lea, sentándose sobre su cama, a un lado de Robert. Ambos rieron en voz baja
Un silencio se inició en la habitación, ninguno se miraba, de hecho, recorrían todo el lugar con la vista en espera de que alguno hablara. Robert llegó hasta Lea, su hermanita, que parecía ya no ser su niña.
—Debes estar emocionada. Te casarás con un príncipe, como tú siempre soñaste—
—Si, debería estarlo..— pronunció en voz baja
Robb alzó una ceja por el tono en el que habla Leyla, parecía estar todo menos feliz.
—¿Te sucede algo?— preguntó desconcertado, colocando su mano encima de la de Leyla
—Para nada, hermano— contradijo rápidamente, hechando su cuerpo para atrás —Todo está bien—
Robert no parecía convencido y lo hizo notar con su rostro serie, mientras que Lea le daba una tenue sonrisa. El mayor seguí sin tragarse el cuento que intentaba venderle su hermana, pero lo dejó de lado, al ver que ella no iba a colaborar. Se sentó recto y tiró su cuerpo, cayendo sobre el colchón y con las manos extendidas.
Leyla reconoció lo que trataba de hacer su hermano, y le siguió la corriente haciendo la misma acción, quedando a su lado pero con sus manos en su abdomen. Se quedaron por unos minutos viendo al techo.
Antes de que Leyla se fuera de Oldtown, prácticamente estaba todo el tiempo siguiendo a su hermano a donde fuera, como a la biblioteca o a la Ciudadela, donde pasaban horas entre las calles comprando o observando a las personas. También, cuando Lea tenía deberes con su madre y Robb con su padre, se dedicaban unos minutos para ir a la biblioteca o al jardín, se tiraban al suelo y veían el cielo, en su caso, el techo. Podrían hablar o no, o uno escuchaba al otro mientras el otro no interrumpía. Aveces Ormund se integraba, pero le aburría de cierta manera estar sin hacer nada por un rato.
Era un momento tranquilo que les gustaba apreciar, Leyla era una niña solitaria y tenía muy pocos amigos, solo se rodeaba de libros e iba al Septon a rezar con su madre, y Robert no era muy diferente, solo que él tenía que aprender todo lo que pudiera, siendo el heredero de Antigua no tenía tiempo para cosas innecesarias. En cambio, Ormund se dedicó a ser un gran guerrero desde muy joven, a diferencia de su hermano mayor, a él ni siquiera lo tomaron en cuenta en el momento de enseñanzas por ser el segundo, así que podía dedicarse a sus más grandes sueños.
—¿Tú estás bien?— preguntó la menor, dejando el cálido silencio de un lado —Madre me dijo que Ormund y tú están con las tropas que buscan a Gael..— sabía que se estaba metiendo en terreno peligroso, aún más si se traba de la princesa que tanto quería su hermano. Lo conocía y su palidez no era de lo más normal en el —Pido por ella todos los días. Que esté en un lugar seguro donde le provengan alimento..—
—Tu la conocías mejor que yo..— dijo Robert, sin despegar la mirada del techo —Prácticamente era un extraño para ella—
—No digas eso, ella te apreciaba—
—Si, me apreciaba, pero como un amigo— aclaró el mayor, dejando a su hermana algo irritada —Mientras que yo la amaba en las sombras..—
—Mmm..— pronunció en un suspiro, tomando la atención de su hermano, que parecía algo indignado —Sabes, yo una vez le dije a padre que quería unirme al Septon Estrellado como una servidora más, pero, rápido se lo contó a madre, y me envió a aquí al día siguiente. Y desde ahora este se volvió mi hogar— explicó Lea,
Era una historia graciosa que pocos sabían y le agradaba contar a los niños de los orfanatos. Cambiando algunas cosas para ayudarlos con sus miedos o a aterrarlos en algunas ocasiones.
—Y la conocí a ella, era más grande y mucho más alta que yo, era muy linda y atenta. Luego me hice su compañera y nos volvimos una misma, y te puedo decir que no solo eras un amigo más..— eso sorprendió a su hermano, haciéndolo levantarse del abdomen para arriba de un salto —Pero, la princesa no quería casarse, o eso me decía— al oír eso, Robb pareció desanimarse aún más —Una vez me dijo que cuando tuviera la edad suficiente, montaría a Nyrax e iría a Volantis a buscar a su hermana, también que yo la acompañaría pero me da mucho miedo las alturas—
—Siempre has sido muy miedosa— dijo el mayor, riendo a la par que su hermana
—También me dijo quería ir al Norte— volvió a decir con más entusiasmo —Como le decían la hija del invierno, creía que tendría que honrar su sobrenombre y conocer el verdadero invierno—
Pasaron unos cuantos minutos más donde Lea contaba con cariño todo lo que había hecho con su mejor amiga. Ambas se consideraban como hermanas y por más diferencias pudieran tener, nunca habían estado alejadas o peleadas. Pero antes de que pudiera seguir hablando sobre la princesa, unos golpes a su puerta detuvieron la linda conversación.
—Pase— indicó la joven, levantándose de la cama y arreglándose su vestido
—Mi lady, la reina me pidió que la lleve a sus aposentos— dijo la criada, abriendo solo una parte de la puerta
—Claro— contestó la menor y se aceró hasta la puerta —Te veo luego, hermano— dijo como último, sin recibir una respuesta de su hermano
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La reina convocó a su nieto para su tan ansiosa comida entre él y su prometida, para limpiar las asperezas en su supuesta relación.
Llevaba unos cuantos minutos esperando sola, mientras sus criados colocaban todo en la pequeña mesa.
Quería darles su espacio, pero a la vez no podía dejar de estar en medio. Quería hacerlo bien, redimirse de sus anteriores actos, en los que casi todos habían terminado en desgracia, pero no hacerlos a un lado con su presencia. Prácticamente ella había criado a Daemon, al igual que Baelon; y no podía dejarlo desamparado como alguna vez lo hizo con alguno de sus hijos.
Tanto para Viserys como para Daemon quería un amor puro, como el de su hijo Aemon o como el de sus hijos Baelor y Alyssa. Por la memoria de su dulce hija y tener su consciencia limpia. Sabía que ya no era joven y en algún momento tendría que ver a los ojos a la muerta inminente. Y dejaría todo resuelto antes de ese suceso que podría ser devastador.
Se encontraba sumergida en sus pensamientos, que no se dio cuenta cuando ambos jóvenes tomaron lugar uno delante del otro, esperando que ella interviniera.
—Perdónenme, no los escuché entrar— dijo la reina, esfumando sus malos pensamientos —¿Te hice esperar mucho, querida?—
—Para nada, majestad— respondió la menor con una sonrisa en su rostro —Estuve acompañada de mi hermano y el tiempo pasó volando—
—Me alegra escucharlo— contestó la reina dando un asentimiento a su contraria —Me han dicho que es muy apuesto y es muy bueno con la espada—
—Si, mi hermano.. bueno mis dos hermanos son muy buenos con ella— dijo Leyla, levantando la mirada de su contrario al oír su tartamudeo —Al igual que el príncipe, por lo que he visto—
—Claro que sí, Daemon es excelente en ello— dijo Alysanne, volteando la mirada a su nieto que pareció no darle importancia. Después volvió a voltear para sonreír junto a la Hightower —Pero comencemos o se enfriara—
Con el anuncio de la reina, los dos jóvenes a sus lados tomaron los cubiertos y comenzaron a comer a su par. Alysanne también los seguía pero los veía a ellos por sobre la comida, esperando a que dijeran algo. Hasta que unos dedos tocaron el hombre de la mayor, haciendo voltear descuidadamente, alarmando a los jóvenes.
—¿Sucede algo?— cuestionó al ver a una de sus criadas. Esta le susurró algo al oído que ni Daemon ni Leyla pudieron escuchar —Esta bien—
La reina se levantó de prisa dejando los cubiertos caer fuertemente sobre la mesa. Al ver esto, Leyla y Daemon se levantaron, y se quedaron junto a su silla.
—No se levanten, queridos— declaró Alysanne sacudiendo sus manos en dirección de los jóvenes —Ustedes continúen, yo tengo que retirarme—
—¿Sucedió algo?— preguntó Daemon
—Solo un asunto que tengo que atender yo misma, otro día comeremos los tres. Ahora disfruten ustedes— indicó la mayor —No quiero oír que hubo problemas, de nuevo— dijo en voz baja, al lado de su nieto. Haciéndolo rodear los ojos —No te preocupes, cariño. Nos veremos mañana para seguir con los preparativos— dijo ahora a un lado de Leyla, que asintió con una sonrisa
Alysanne salió junto a sus criadas, dejando a Daemon y Leyla solos en la habitación. Ambos volvieron a tomar asiento y continuaron comiendo como la reina había ordenado.
Aún si nadie los estaba presionando o tan siquiera viendo, siguieron como normalmente lo harían con la presencia de la reina. De vez en cuando, Daemon volteaba su mirada a la mujer, pero su misma indiferencia lo hizo retroceder. Por su parte, Leyla estaba realmente nerviosa por lo que estaba haciendo o lo que no, creyendo que en cualquier momento podría insultar al príncipe, que no tenía un muy buen temperamento.
—Es un espléndido día, ¿no lo cree?— pronunció la menor, dejando los cubiertos y teniendo la atención de su contrario —Parece que la primavera está terminado y el verano no tarde en llegar. Por lo que dicen, será uno largo..—
—¿Qué haces?— cuestionó el mayor, interrumpiendo a Lea en ese preciso momento
—¿Disculpe?—
—¿Qué estás tratando de hacer?— volvió a preguntar sin darse a entender
—Una conversación, es lo que se suele hacer con otra persona..—
—Eso ya lo sé, no soy un idiota— contradijo Daemon, desconcertando a Leyla por completo
—Yo nunca dije que lo fuera—
—Bueno eso fue lo que entendí—
—Pero yo no lo dije—
—Pero si lo pensaste— pronunció Daemon, provocando una verdadera molestia en Leyla, que por alguna razón lo divertía
Del otro lado pudo escuchar como Lea apretaba sus puños contra la mesa y apretaba los ojos, algo que pocas veces había visto. Le era divertido hacer enojar a las personas, pero hacer si quiera rodear los ojos a la luz de Oldtown lo entretenía aún más.
—Lamento si mis palabras lo molestaron, príncipe— dijo Leyla ya más calmada —Solo intentaba sacar un tema de conversación que no fuera nuestro compromiso—
—Es verdad, porque no hablamos de eso— volvió a decir el mayor, tomando su copa en su mano, moviéndola de un lado a otro —Después de todo, es lo único que parece unirnos—
Leyla se quedó en silencio, su mirada fila en copa que Daemon sostenía mientras su mente procesaba sus palabras. No sabía si responder con la misma frialdad que siempre mostraba el príncipe, o intentar llevarlo con calma.
—Nuestro compromiso..— tratado de buscar las mejores palabras —No es algo que hayamos pedido, pero no significa que debamos tratarlo como una carga—
Daemon soltó una risa seca, sacudiendo la cabeza ligeramente.
—Eres muy ingenua si piensas que esto es algo más que una carga— contradijo, después de beber de su copa —Estamos atrapado en este juego de poder llamado "matrimonio", sin más opción que seguir adelante—
—Tal vez lo vea de diferente manera— replicó Leyla, con más firmeza en su voz, algo que tomó por sorpresa a Daemon —Creo que podemos llevar esto con dignidad. No tiene que ser solo un juego—
Daemon la miró fijamente, como si estuviera evaluando cada una de sus palabras. Finalmente, dejó su copa en la mesa, y se inclinó hacia ella.
—Veremos cuanto dura tu optimismo— dijo en un tono más bajo, casi como una advertencia —Pero no esperes nada de mí—
Leyla intentó sostener su mirada, decidida a no dejarse intimidar por la presencia amenazantemente de Daemon.
—No espero que lo haga— respondió con calma —Solo espero que al menos podamos aprender a convivir—
El príncipe se recostó en su silla, con una expresión indiferente ante Lea.
—Eso ya es pedir mucho— murmuró, con su mirada puesta en la ventana —Pero veremos—
El silencio volvió a cubrir la habitación, mientras que Daemon prácticamente la ignoraba y ella parecía estar más inquieta de lo normal. Así que Leyla decidió romperlo con otra pregunta.
—¿Por qué está tan decidió en ver todo de manera tan negativa?— preguntó con un tono de voz más suave
El mayor volvió a mirarla, esta vez con una chispa de irritación en sus ojos.
—¿Negativa?— repitió, con su voz subiendo ligeramente —¿Realmente crees que tengo alguna razón para estar agradecido por esto?— dijo, volviendo a tomar una mejor postura, asustando un poco a Lea —Yo no quiero casarme, y menos contigo, que pareces ser una ilusa de la fe—
Leyla sintió como un nudo de formaba en su estómago, afectándole directamente las palabras de su contrario, aunque ella sabía que nada de eso estaba bajo su control, le molestaba cuando hablaban de sus creencias con tan poca delicadeza.
—¿Y tú.. usted cree que yo si?— replicó, su voz temblando de indignación. Se levantó de su silla hasta quedar casi a un lado de Daemon —¿Cree que estoy emocionada por casarme con alguien que parece despreciarme e insultarme cada vez que me habla?—
Daemon hizo lo mismo y se puso de pie, derramando un poco de su vino en el proceso.
—Esto no es algo que yo pedí— dijo tratando de contenerse —No tengo ningún deseo de compartir mi vida con alguien tan..— se detuvo, mirando de pies a cabeza hasta volver a su rostro —Infantil, como tú—
Leyla sintió como su rostro se enrojeció de la rabia y eso no hizo detener su nerviosismo.
—Y sin embargo, aquí estamos— dijo con su voz temblorosa —Atrapado en un compromiso que ninguno quiso— repitió, queriendo alzar su voz al ver la presencia intimidante del príncipe Targaryen —Pe..pero no significa que deba convertirlo en los siete infiernos—
—¿Y qué sugieres que haga?— preguntó Daemon, con un tono sarcástico —¿Qué finja? ¿Qué haga como si esto fuera lo mejor que me allá pasado en la vida?—
—Bueno, tal vez podría tener un poco más de tacto en sus palabras— respondió Leyla, con su voz casi quebrándose
Daemon la observó, con sus ojos llenos de rabia y resentimiento.
—Eres más patética de lo que pensaba— dijo con frialdad, golpeando con sus palabras a su contraria como si fuera una bofetada —Siempre tratando de ver lo mejor en todo, incluso cuando no hay nada bueno—
Leyla sintió como las lágrimas se le escapaban de los ojos, pero, aún con el dolor en su pecho, no quiso darle la satisfacción de verla en ese estado. Alejándose un poco, hizo una reverencia y sin decir más, se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a Daemon solo con su propia amargura y el eco de sus míseras palabras.
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Ni siquiera yo puedo con Daemon y sus cagadas. Diría Viserys, que rara manera de pedir perdón.
Bueno, los que hayan leído el libro sabrán qué pasa ahora con Gael, y para los que no, tendrán que esperar a más capítulos. Me gustaría leer sus teorías.
Perdón si es algo tarde, pero quise tomar un buen tiempo para escribir esto bien, ya que habrá mucho saltos en el tiempo.
Si les gustó pueden dejarme su voto o algún comentario para que más gente conozca el fanfic <3
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