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Aquella mañana había un aire diferente en el ambiente. Como si de pronto la atmósfera oscura hubiese desaparecido del cielo de Inglaterra. Fue como si las sombras decidieran irse a otro lado y dejaran lugar a los rayos de sol penetrar e invadir la Tierra. 

El aire también estaba diferente, estaba liviano; hacía frío pero no se sentía la sensación de encerrarse dentro de una casa y sentirse resguardado. Los pájaros se oían cantar como hace tiempo no se hacía, habían florecido algunas flores y eso que no eran de la estación. Tal vez aquella región de Escocia tuviera una especie de magia que no tenía el otro territorio del Reino Unido.

—Esta casa era de mi madre cuando era soltera —, nadie la ha usado en años se ha mantenido en excelentes condiciones— Daphne me observó como nunca antes lo había hecho, había ilusión, alegría y un dejo de melancolía— jamás pensé que la usaríamos para esto.

La contemplé con nerviosismo, no me había imaginado nunca en esta situación; no creí que llegaría a vivirlo y mucho menos en la clandestinidad. Mi corazón había comenzado a latir a mil por hora, mis ojos se centraron en los doxys que bailoteaban en la lámpara en forma de araña que yacía en el techo de la habitación principal; mientras tanto mi mejor amiga arreglaba mi cabello con el fin de que se viera rizado, como una cascada. 

La luz del sol entraba por el ventanal, afuera había una gran planicie verdosa con arbustos y flores silvestres; muy parecida a la que había visto en la granja de los Krum en Bulgaria. Ahora había un escenario similar ante mis ojos y sería el que guardaría uno de los momentos más cruciales de mi vida, uno de los más importantes, el que recordaría hasta que fuera una anciana antipática y canosa. Mi mirada conectó con las personas que venían caminando desde el horizonte, eran dos hombres vestidos de manera formal que se dirigían hacia la casona.

Me impacienté, tenía miles de mariposas revoloteando en el estómago amenazando con salir; los pensamientos los tenía revueltos y mis manos amasaban el lápiz labial que sostenía.

—Nunca te había visto nerviosa, eso me hace pensar que estás feliz.

—¿Qué, cómo es eso? No tiene ningún sentido—sonreí.

—Pues sí tiene sentido— rebatió—,han sido tan pocas veces las que has estado feliz realmente que no sabes cómo reaccionar, no sabes cómo actuar y eso provoca que te coloques nerviosa— declaró— es muy tierno de tu parte, algo que sólo ha logrado ese tal Viktor.

Daphne Greengrass tenía absoluta razón de lo que decía, reí por aquella revelación y cerré los ojos cuando repasó un pincel por mis párpados. Intenté relajarme imaginando la verde planicie de la granja de Viktor, en ver nuevamente a las Abraxam y poder pasear en ellos y sobretodo en volver a estar entre los brazos del hombre en quien pensaba.

—Ponte de pie— susurró mi amiga y analizó la tela blanca y el bordado rojizo que tenía el vestido que llevaba—El faldón de gasa es maravilloso— dijo al fin tomando de mis manos, depositando un beso amistoso en ellas, demostrando que mi felicidad era la de ella, mis ojos comenzaron a aguarse y de inmediato frunció el ceño— No puedes arruinar el maquillaje precioso que hice antes de que coloque el encantamiento que lo haga a prueba de lágrimas.

—Siento que estoy dentro de una de esas ridículas historias muggles, donde el malo se convierte por amor y salva al mundo— susurré—, en una de esas novelas donde el amor lo puede todo, donde hace caer muros y derrite los más fríos corazones— concluí.

—¿Y eso sería mentira? Creo que en tu caso es algo totalmente posible y nada alejado de la realidad. 

—Daphne— farfullé mientras tragaba saliva—¿Crees que estoy haciendo lo correcto?¿Crees que él está haciendo lo correcto? ¿No consideras que soy una egoísta que quiere salvar su alma oscura después de haber pensado mejor todo acerca de ella? No dudo sobre lo que siento, sobre lo que mi corazón siente ni nada de eso, sólo que me da pavor el pensar que esto puede ser una equivocación.

—¿Y por qué sería una equivocación, Sefi?

—Pues porque jamás he sido una buena persona y él se merece lo mejor en este mundo; sé que no lo soy— acoté— lo sabes y él también lo sabe y eso me da escalofríos.

—Y si él lo sabe y aún así está abajo aguardando a por tí ¿qué te hace pensar en estas tonterías?

—No quiero hacerle sufrir jamás.

—Entonces tendrás que vivir para siempre y dar lo mejor que puedas dar, sé que eres capaz, eres capaz de muchas cosas y entre esas está el amar, Sefi. Eres una mujer increíble y poco ortodoxa; pero que tiene la capacidad de amar con profundidad y pasión, nunca te cuestiones eso, pues eres tú quien hace aparecer fantasmas que no existen. 

—No sé cómo haces todo lo posible para que no me vea tan mal ante el universo, Daphne.

—Es un ardua labor que llevo haciendo desde que tengo memoria— Ambas soltamos una sonora carcajada, no obstante se dirigió hacia la mesita de centro de la habitación y me pasó un ramo precioso con rosas rojas, que hacían juego con mi cabello obviamente y los detalles del vestido.—Ahora algo viejo —mencionó mientras colocó un broche que tenía desde niña—algo prestado— señaló al colocar la pulsera que le había regalado hace algunos años —algo azul—repasó al ver la pedrería del broche en mi cabello —y seis knuts de plata.

Contemplé mi reflejo en un espejo que Daphne hizo aparecer mediante la magia de su varita y me quedé en silencio y muy quieta durante varios segundos. No me veía como una de esas mujeres pomposas y deslumbrantes como cuando estuve hace un tiempo atrás, más parecía una ninfa. una druida de esas que veneraban en las tierras altas de Escocia porque tenían la capacidad de vivir eternamente y curar viajeros. No tenía palabras para describir la felicidad que mi corazón sentía porque mi mejor amiga tenía razón; eran escasas las ocasiones en las que había estado así de alegre en mi existencia, por ende no sabía cómo actuar o cómo manifestarlo de forma verbal. 

—Eres la novia más bella que he visto, serás tan feliz con Viktor.

Sonreí nerviosamente y la tomé de la mano.

—Eres una de las personas más importantes en mi vida Daph, sin tí no sé que habría sido de mi vida— expresé—; mereces todo lo que el universo quiera concederte, toda la magia que sea necesaria para tu vida, verás que vivirás miles de experiencias felices y divertidas—aseguré— Eres de aquellas personas que valen más que todo el oro de Gringotts, más que el poder de Merlín y más que una piedra filosofal. Ahora puedo decir que tengo a Viktor como parte de mi felicidad, pero durante muchos años fuiste todo lo que tenía, la única persona que me confortó y que se preocupó de mí, si es que estaba viva o había caído ante la ira de Ethan; tú eres parte de mi felicidad y lo serás siempre, te agradezco, no sabes cómo agradezco que un ser como tú estuviese a mi lado durante todo este tiempo.

—Sefi, tú siempre serás mi felicidad; siempre serás parte de ella y mi vida nunca estaría completa si no existieras en mi vida.

Su abrazo me reconfortó y luego de unos segundos se alejó para acomodar algunos cabellos que habían escapado del broche que con tanto esmero había colocado. 

—Es hora de que inicie el resto de tu vida, amiga mía— musitó con la voz cortada por la emoción—abajo hay un hombre que está a la espera de ser parte de ella y de construir una nueva junto a tí— me besó en la cien— yo bajaré, hazlo cuando estés lista. 

— ¿Vas a quedarte siempre, Daph?

—Eres parte de mi felicidad, dalo por hecho— sonrió antes de salir y cerrar la puerta detrás de ella.

El día de mi boda había llegado. 

El día en que me casaría con el mago que había nacido para estar a mi lado.

El día en que uniría mi destino definitivamente al hombre del que podía estar segura que amaba.

No tenía ninguna duda de lo que sentía y no poseía ninguna certeza de lo que sucedería de aquí en adelante, pero quería vivirlo.

Caminé en dirección a la puerta y al girar el pomo sentí la adrenalina corriendo por mis venas. Sólo unos pocos metros me separaban de aquellos ojos oscuros que estarían esperando por mí y que me contemplarían con amor y un sentimiento profundo.

No dejaba de pensar que al salir de la habitación quería convertirme en alguien más, en alguien que fuera capaz de darlo todo y de sacrificarse de ser necesario –después de todo, ya lo había hecho– pero este sentimiento era diferente, no era como lo que había intentado precariamente hacer por Félix, ahora quería que resultara, que todos mis intentos por ser mejor se tradujeran en iniciar una vida hermosa junto al hombre que amaba.

Pero no todo podía ser tan fácil, aún tenía demasiada carga de la que liberarme, no obstante sabía que sería capaz de hacerlo; era capaz de eso y mucho más. Estaba dispuesta a darlo todo con tal de perseguir esa felicidad que era tan desconocida para mí.

Me observé una vez más y suspiré.

Salí y mis zapatos resonaron en la vieja alfombra que tapizaba el suelo de la casona. Caminé con tranquilidad, quería llegar cuánto antes, sin embargo me estaba esperando el resto de mi vida al terminar de bajar los escalones, estaba ansiosa de que eso sucediera.

—Veo que la novia ha llegado, podemos comenzar.

Allí habían tres personas, un hombre vestido de etiqueta y con un sombrero negro de forma cuadrada, quien debía de ser el ministro. Daphne; que estaba de pie ansiosa y sonriente junto a Pietro y junto al ventanal, de aspecto divino y varonil, Viktor –quien en poco tiempo se convertiría en mi esposo –. Este se acercó y fue inevitable comenzar a temblar por el nerviosismo que estaba sintiendo, nuestras miradas conectaron inmediatamente y una sonrisa perfecta surcó nuestros rostros, sus manos acariciaron las mías y las sostuvieron fuerte, infundiendome tranquilidad.

—Te ves perfecta, más que en cualquier otra ocasión— declaró notando de forma intensa mi mirada —, no sabes cómo he esperado esto, Perséfone.

—Desde ahora ya no esperarás nada más.

El hombre nos observó con los ojos entrecerrados, no era normal realizar una boda, menos tomando en cuenta los episodios que estaban teniendo lugar.

¿Quién en su sano juicio festejaba un matrimonio?

El mundo mágico estaba al borde de la extinción, probablemente esa era la mejor razón para hacerlo. No quería morir y pensar en que no había vivido los anhelos reales de mi interior. No quería dejar este mundo sin poder decir que había amado a alguien profundamente, tanto como para llegar a casarme de forma clandestina y lejos de todos quienes quisieran impedirlo.

—Ahora pueden decir sus votos.

Viktor vió directo a mí y llevó su mano a la sortija que llevaba en mi dedo anular.

—Desde aquí, hasta siempre iremos atados por algo más que el destino, iremos unidos por la magia, como parte de un todo, porque ahora eres sangre de mi sangre y corazón de mi corazón—declaró mientras con su varita, mediante un hechizo cortante dejaba correr un hilo de sangre en mi muñeca.

Esa era la tradición de las bodas en las tierras altas de Escocia.

—Y de aquí a las estrellas podrá verse nuestro amor —hablé mientras no paraba de mirar sus ojos —Ahora somos una sola magia, tanto como duren nuestras vidas —culminé imitando el gesto.

El ministro unió nuestras muñecas de forma simbólica y luego de eso anotó nuestros nombres en el documento, sellado en confirmación de nuestra unión.

—La unión de esta pareja ha sido sellada mediante la magia que corre por sus venas y nada, ni nadie podrá poner fin a esta.

Nuestros labios se fundieron en un beso apasionado, el resto de las personas dejaron de existir y el mundo se redujo a nuestros brazos sosteniendonos.

—Te amo, Viktor Krum— susurré acariciando su nuca.

—Y yo a tí, señora Krum.

Ya no era Perséfone Rosier, era Perséfone Krum y era el inicio de mi nueva vida, ese era el nuevo punto de partida.

—Sabes que ahora nada podrá con nosotros, somos uno solo, tú eres mi hogar— siseó antes de que nuestros labios se volvieran a juntar, sin ser conscientes de nada más a nuestro alrededor.

Si todos tuvieran en la vida a alguien la mitad de leal, con la mitad de la capacidad de amar que poseía mi ahora esposo, probablemente un montón de cosas podrían evitarse, si todos crecieran con ese amor, con esa contención, con aquella poderosa magia.

Miles de cosas horribles no tendrían lugar.

Muchas podrían evitarse.

Ahora sólo tenía una cosa en mente, debía concentrar todas mis energías en que el universo permitiera que Potter ganara, debía canalizar mi pensamiento en aquello, pues solamente de esa manera el mundo tendría lugar a como lo conocimos en algún momento.

Sólo así podría reducirse sólo a una charla entre libros con un desconocido y una mirada mágica.

Sólo así tendrían lugar las cosas sublimes.

Sólo así tendría lugar el amor.

El amor que perdura y que sana.

El amor que sobrevive a la carga de la oscuridad y del tiempo.

Así perduraría el amor real.

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Quiero decirles que amo cómo quedaron estos capítulos y de verdad me emociona mucho hasta donde ha llegado esta historia. Agradezco a todos los lectores que llevan a Sefi en su corazón y han brindado todo el amor hacia este fanfic.
No quería pasar de largo sin dejar mis agradecimientos para con ustedes, ya son varios años de que el Fic está en emisión y adoro que hayan llegado hasta este punto donde ya está a punto de terminar.

Les envío todo mi amor y reitero las gracias a ustedes.

Con amor, Merlina.

EditorialVersalles

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