
|34|
— Tienes que entender Dolores, que el campeonato de Quidditch es algo que se ha realizado durante décadas y no por el hecho de que no te agrade, no va a realizarse— habló la profesora McGonagall con tono autoritario.
— Minerva. . .
—Dolores, es mi última palabra y la del director, creo que somos dos contra una — concluyó con suficiencia.
Desde que había llegado Umbridge, ella y la profesora McGonagall lo único que hacían era discutir, esta vez había ganado la jefa de Gryffindor.
Dolores era un desagradable ser que quería arruinar las únicas cosas que nos hacían distraernos, no es que a mí me gustara el Quidditch; pero sentir la presencia del ministerio y sus reglas excesivas nos tenían de los nervios a todos.
Luego de aquel enfrentamiento en el Gran Comedor, todos nos dirigimos a nuestras respectivas salas comunes para prepararnos para después ir al Campo de Quidditch, este era el primer partido de la temporada y como era de esperarse abriría los juegos el clásico de siempre Gryffindor versus Slytherin.
— ¿Alguien va a unirse a la Brigada Inquisitorial? — preguntó Draco, mientras se pavoneaba con su uniforme para el partido por todo el lugar.
— Si tú lo haces, lo haré — murmuró Pansy, con toda la intención de hacer enojar a Astoria.
— No te metas Parkinson, no estaba hablando contigo — le cortó mi primo, pues ya había tenido muchas discusiones con Astoria por culpa de ella.
No pude evitar reírme por aquella situación, eran tan infantiles en algunas ocasiones que realmente llegaba a disfrutar de aquellas tonterías.
Parkinson me echó una mirada envenenada.
— ¿De qué te ríes, Rosier?
Yo estaba sentada en un mesón de madera negra de la sala común, escuchando lo que estaban discutiendo antes de irnos al partido, claramente a ella le molestaba mi presencia tanto como a mi la suya.
— ¿Acaso crees que puedes decirme cuando reírme? — le rebatí, poniéndome de pie y yendo en su dirección para enfrentarle.
— Oh, no chicas —interfirió Montague — No se vayan a poner a pelear ahora —comentó cansado—Es el partido, por favor no lo vayan a arruinar.
— Sólo quiero que esta no se meta en mis asuntos— chilló Pansy.
— ¡Por favor! Era una plática general, todos estamos conversando ¿Enserio crees que eres la reina de este sitio? ¡Pues no Parkinson! —reí —Otra cosa, debieses dejar a Draco en paz ¿No te das cuenta de que no te quiere? ¡Abre los ojos! Jamás le interesaste, quiérete un poco y deja de perseguirlo como una babosa.
En ese momento trató de lanzarse en mi contra para golpearme y Graham la sujetó.
— ¡Ya verás, perra!
— ¡Crees que me ofendes! Pues no lo haces y de verdad que te unas a la Brigada Inquisitorial sólo va a reflejar lo que eres, una entrometida perra faldera; que necesita de andas acusando a todos para que alguien la note, ser malvada es un don querida, no puedes simularlo y la verdad, no te sale natural.
Me volví y me reuní con Daphne a un costado, que comía palomitas de maíz mientras toda la sala común era un caos.
— ¿Enserio tienes que estar peleando constantemente? — me preguntó con una sonrisa en la cara.
— Llámame buscapleitos, pero todos lo piensan y nadie se lo dice—concluí.
— Me he sacrificado por el bien de Slytherin.
Después de quedarme hablando unos momentos con algunos de mis compañeros, fuí a mi habitación para vestirme con una ropa deportiva que me permitiera estar cómoda durante el encuentro.
Cuando la hora del juego llegó, todos salimos en conjunto para hacer presencia en la cancha. Nos ubicamos en las gradas que estaban decoradas con banderines de color verde y plata y no tardaron en sentirse los cánticos y los vítores. No era novedad que nosotros no fuéramos apoyados por las otras casas, todo el resto de la escuela apoyaba a los leones.
— ¿Hablaste con Weasley antes del partido? — me interrogó Daphne con una sonrisita en la cara.
—No, luego voy a ir a verle; a lo que termine el juego, ya sea para burlarme o para felicitarlo — respondí.
En ese momento la voz chillona de Lee Jordan nos sacó de la breve conversación que estábamos sosteniendo previo al juego.
—¡Bienvenidos todos al primer partido de Quidditch de la temporada! En este día tenemos a los eternos rivales ¡Leones contra serpientes! ¿Quién ganará? ¡Yo espero que sea Gryffindor! — gritó con entusiasmo —¡Recibamos en el campo a los dos equipos!
En ese momento se sintieron los aplausos, vítores y todos los chiflidos de los estudiantes apoyando a las casas, entraron ambos equipos, observé a la escuadra de mi casa y Draco entró con la cara tensa, claramente tendría uno que otro enfrentamiento con Potter. Mi vista voló al equipo de Gryffindor y pude notar como George entró volando en su escoba y su bate en la mano, siendo ovacionado por su casa; no lo decía por preferencias, pero George era mucho mejor golpeador que su hermano, sin lugar a dudas.
Observé cómo se paseaba antes de que el partido comenzara, tenía que reconocerlo; era guapísimo y se regodeaba en su encanto. Voló cerca de la grada de Slytherin y dirigió su vista directamente a mí, pude notar la forma en que esbozó una sonrisa pícara para después irse al centro donde los dos equipos se estaban reuniendo.
—Creo que tú y él sobretodo —mencionó Daphne en mi oído —Tendrán que aprender a disimular, a veces son demasiado evidentes las miradas que se echan.
— No me molestes, quiero ver el juego tranquila— refunfuñé.
— Siendo más precisa, quieres ver a Weasley tranquila — puntualizó.
Le volví y le observé con el ceño fruncido.
—¿Qué ? ¿Por qué me estás molestando así? ¿Esto a qué se debe?
—Me gusta hacerlo cuando se trata de Weasley, siento que es algo que puedo usar para fastidiarte cuando estoy aburrida y créeme que los partidos de Quidditch lo hacen demasiado — se encogió de hombros.
En eso el juego comenzó y todos estallaron en una ovación que no nos permitió seguir hablando.
— Y aquí vemos cómo todos los jugadores se dispersan por el campo, Gryffindor se hace con la Quaffle y se van danzando entre las serpientes, Angelina Johnson y Alicia Spinnet se lanzan contra el aro de Slytherin — vocalizó Jordan — Alicia lanza y ¡Mira cómo se la comió Higgs!¡GRYFFINDOR DIEZ ARRIBA!
Observé con los binoculares de Daphne con más atención, mientras seguía escuchando los disparates que Lee escupía contra nosotros; luego de unos diez minutos de juego, habíamos logrado dar vuelta el juego y Slytherin iba sesenta arriba contra treinta de Gryffindor.
— Potter se ha lanzado en picada ¡Al parecer ha visto la snitch dorada! Y eso nos haría ganar y provocaría que este fuera el partido más corto en varios años ¡Parece que sólo estaba bromeando con Malfoy, pues ahora vemos al hurón bastante molesto!¡Será para la otra, oxigenado!
Me dediqué a observar cómo George iba paseándose por el lugar lanzando las bludgers a todos los miembros del equipo de Slytherin, mi mirada se enfocó solamente en él y mis pensamientos se tornaron algo abrumadores, me fijé en su perfil y en la manera en que fruncía los labios cuando notaba que una jugada o falta no eran de su agrado, tenía la cara algo perlada por el sudor y el esfuerzo que el partido le demandaba, observé detalladamente su cuerpo que ahora no era el del chiquillo delgaducho que solía molestar años atrás; ahora mantenía un cuerpo fuerte y bastante tonificado que no pude evitar contemplar cada parte mientras volaba de un lado a otro. Me gustaban los gestos que hacía y las carcajadas que emitía de vex en cuanto.
Volando se veía sexy.
Muy sexy.
George tenía un encanto único y lo que más me irritaba era que él lo sabía.
— Veo que Weasley no es el unico que no disimula—murmuró mi amiga— Estás siendo sumamente acosadora y eso da miedo, te lo comes con los ojos, impura.
Sonreí y no pude ensanchar más mi sonrisa al ver que la bludger que lanzó le llegó de lleno a Montague.
— ¡Fletchey lanza y anota, colocándose diez arriba de Gryffindor!¡Pero eso no importa, porque Harry Potter ha atrapado la snitch y le da ciento cincuenta puntos a los leones!¡Nuevamente Gryffindor, gana!¡Lo lamento Slytherin, tendrán que seguirse arrastrando ante nosotros hasta que tengan un mejor buscador en sus líneas!
Hubo un estallido enorme en las graderías, claramente todos en mi casa estaban enfadadísimos por haber perdido el primer partido, pero había que ser honestos y admitir que el huerfanito era mejor que Draco en ese aspecto. Honestamente el Quidditch no era algo que me hiciera enojar tanto; observé cómo los leones se reunieron en el centro, celebrando la primera victoria del torneo. En ese momento mis ojos conectaron con los de George y este me guiñó un ojo,mientras me colocaba una mirada de suficiencia y burla.
Sabía lo que estaba pensando, me molestaría al menos por una semana por el hecho de haber perdido.
Hice una mueca de molestia que él sabía que significaba.
—¿Irás a saludarle?—insinuó mi amiga— Deberías ir ahora, he oído que las celebraciones de Gryffindor duran demasiado y lo más probable es que ustedes no tengan tiempo de celebrar.
—¿Debería hacerlo?
—Pues han ganado de manera limpia— declaró— Te esperaré en la sala común, procura no tardar,pues lo más probable es que Snape vaya a darse una vuelta para evitar que se maten entre ellos por haber perdido; pero reconozco que ese zanahoria se merece una felicitación, sin mencionar que te lo estabas devorando con los ojos durante el juego.
— Eres increíble.
— Lo sé .
— Era sarcasmo, me has molestado durante todo el día.
— Debo aprovechar ahora que Weasley te tiene de buen humor — se rió mientras bajábamos las gradas— ¡Hey, no te olvides de usar protección!
Rodé los ojos y negué con la cabeza ante sus disparates, me dí cuenta que todos se habían comenzado a ir hacia sus salas comunes y a dispersarse, los equipos se fueron a los camerinos para luego irse ea sus respectivas salas comunes a celebrar el triunfo o a discutir en el caso de las serpientes.
No entendí lo que hice hasta que me percaté de que si entraba al camerino todos me verían y sería muy extraño, pues no podían verme con George, sin mencionar que no se vería nada bien que entrara a las duchas del equipo contrario y peor si eran los de los chicos; en Hogwarts siempre había alguien que podía verte y podía armar un rumor. Escuché desde afuera las risas que provenían desde los camerinos y me quedé escondida detrás de un árbol viendo cómo iban saliendo algunos de los chicos.
Me acerqué teniendo cuidado de que nadie fuera a verme en una actitud sospechosa que me delatara, cuando tuve que correr tras de un muro cuando sentí que Frederick , Harry y Lee salieron.
— Te esperamos en la sala común — gritó Potter desde afuera y les sentí alejarse hacia el camino que llevaba hacia el castillo. Salí nuevamente de mi escondite y me apresuré a entrar, sentí el calor de las calderas y el ambiente vaporoso del lugar debido a todo el aire contenido.
Escuché que alguien estaba dentro y sabía que sería George, pues era el único que no salía todavía de allí.
—Sabía que vendrías, pero no pensé que tardarías tanto.
Su voz me sobresaltó, pues claramente no debía estar en el sitio.
— Tranquila, señorita Rosier, no hay nadie más aquí; nadie aparte de nosotros— jugó, acercándose a mí con pasos seguros y directos. No llevaba aún ninguna sudadera y fue imposible no llevar mis ojos directamente hacia su abdomen. Tal como lo había imaginado hacía unos minutos atrás.—¿A qué debo tu distinguida presencia en un sitio tan asqueroso como las duchas masculinas?
No pude evitar reírme y carcajear.
— Pues he venido a felicitarte, debo admitir que el día de hoy estuviste muy bien, en el juego.
— Eso siempre es así.—comentó son soltura —Sólo que no te gusta admitirlo, eso meda poder y a ti te encanta ganar siempre.
Se acercó de una manera y con una actitud que no había tenido antes, se veía seguro y sin titubear; por lo general él no actuaba así, pues siempre intentaba descifrar cómo podría reaccionar ante sus acciones. Me cogió por la cintura y me juntó a su cuerpo para que no hubiera espacio entre nosotros.
— No sabes cómo aprecio este gesto, es algo que no se ve todos los días — susurró a escasos centímetros de mi cara y sin pensarlo más, atrapó sus labios con los míos. Ese beso fue intenso, fuerte, pasional, sin descanso, acalorado, sin derecho a una pausa, con frenesí; pues ninguno de los dos quería cortar el broche de nuestros labios, nuestras manos comenzaron a acariciar el cuerpo del otro con soltura y ninguno se dió cuenta de las acciones que empezaron a suceder a partir de allí.
Él me cogió con fuerza para que con mis piernas rodeara su cintura y caminó para entrar en uno de los cubículos individuales para evitar que alguien nos viera si llegasen a entrar. Casi con violencia me sostuvo y apegó a la pared para ayudarse y echarle pestillo a la puerta de metal. Volvió a la tarea de besarme luego de ese segundo, antes de que volviera a juntar sus labios conmigo me observó durante una milésima más, ambos teníamos la respiración agitada pero no le dimos más vueltas a aquello y continuamos en lo que estábamos.
— Mírate, me reprendo cuando dije hace unos meses atrás que calentabas menos de un fantasma.
— Eso era porque no admitías que te gustaba.
— Ya lo sabía, por eso te decía todas esas tonterías, no podía admitir que tú me removieras tanto los pensamientos.
Besó mi cuello, dejando una hilera húmeda en mi piel, que me provocó una sensación tan grata que tuve que cerrar los ojos para hacer que se quedara en mi mente. Paseé mis manos por su espalda , para deleitarme besando el pliegue de su clavícula con el que emitió un suspiro ahogado.
— ¿Qué piensas ahora?—murmuré, jugando con mis labios en la piel de su pecho, que estaba ardiendo.
—Me retracto, pues en este momento siento que toda la sangre me está hirviendo— declaró sin ningún pudor.
Volvimos a besarnos, esta vez fue mucho más intensa que la anterior, no sabía cómo podía ser posible aquello, pues lo fue; ya que en ningún momento nos percatamos que el grifo se había abierto hasta que el agua comenzó a mojarnos, cosa que tampoco nos molestó. Me sujeté de sus brazos y sentí sus manos acariciar mi trasero para luego darle un suave apretón.
— Merlín, eres una diosa— se sonrió— Ni te imaginas todo lo que me estoy imaginando en este momento.
Nuestros alientos se encontraron, en ese instante tomó el borde de mi polerón para quitarlo sin inconvenientes, abajo tenía una polera de tirantes tan delgada que se divisaba mi ropa interior escarlata. George se regocijó con la vista ante sus ojos.
— ¿Te gusta lo que ves?
— Si te dijera lo que de verdad me pasa en este momento con verte, me darías un puñetazo por indecente, Sefi.
Volví a besarlo, sonriendo sobre sus labios, cuando mi cuerpo se tensó completamente.
—Mierda George ¡Te estamos esperando hace una hora!¿Aún te estás bañando, qué demonios te pasa?
Pude ver cómo su cara se transformó en una mueca de desagrado por la interrupción de su hermano, no emití ningún sonido pero no podía negar que la situación sí que me causaba gracia.
Era tragicómico.
Era nuestro primer encuentro de este estilo y había sido frustrado por Frederick Weasley.
— Fred, estoy ocupado; ya voy, sólo me quedé platicando unas cosas con Madame Hooch— mintió y casi me infarto por la carcajada que casi se me sale.
— ¿Quieres que te espere?
—¡No! ya voy, estoy terminando.
— Bien, date prisa, todos estamos listos.
— Comiencen sin mí— sostuvo y me hizo una mueca de rechazo cuando vió que me coloqué el polerón y acomodé las prendas mojadas.
Estaba hecha un lío.
Cuando sentimos que Fred salió el quiso atraparme.
— No puedes dejarme así, estábamos en algo— me suplicó con tono meloso.
— Lo siento Weasley, lo cortaste en el mejor momento— Me sonreí—Deberás hablar con tu hermano sobre las apariciones inoportunas.
—¿Lo dices enserio?
Asentí y salí del cubículo , él se quedó viéndome con una expresión divertida y frustrada.
— Vístete, no vayan a creer que estuviste haciendo cosas indebidas aquí.
— Pues casi las hice—replicó en tono coqueto.
—No tenemos siempre lo que queremos.
— Pues espero tenerlo pronto — me soltó— ¿Piensas irte así de mojada? Excitarás a la mitad de Hogwarts si te ven así, igual que a mí.
Nos miramos y le guiñé un ojo antes de pasar rauda a buscar ropa seca al vestidor de Slytherin.
Cogí un montón de ropa deportiva que había en unos armarios.
— ¿Qué haces aquí, Sefi?
Astoria estaba mirándome con sus ojos azules y estaba en las mismas condiciones que yo.
Talvez peores.
— Pues si no le dices a nadie, no le diré a ninguna persona que tienes sexo ilicito en los camerinos— le solté.
Ella sonrió y asintió sin replicar.
—Sólo espero que lo hayas pasado tan bien cómo yo— farfulló y regresó— No te he visto y no me has visto.
Agradecí tremenda mente que hubiera sido ella y no Draco, de lo contrario en este momento estaría respondiendo un montón de preguntas incómodas, me cambié rápido y salí a toda prisa hacia el Lago Negro, al parecer mi mini aventura había salido bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro